Crecer, mantener y compartir la fe en una cultura poscristiana

Jared Staudt Jared Staudt
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(Jesse Russell en Catholic World Report)-«Evangelizar la cultura significa situar la fe en el centro de nuestra forma de vida», afirma R. Jared Staudt. «Veo la evangelización de la cultura empezando por dar forma a la propia vida mediante la oración, suturando nuestras vidas con la presencia de Dios».

  1. Jared Staudt, PhD, ha sido Superintendente Asociado para Misión y Formación de la Archidiócesis de Denver y Profesor Asociado Visitante del Instituto Augustine. Ahora trabaja para Exodus 90. Es autor de Restoring Humanity: Essays on the Evangelization of Culture y La opción cervecera (Homo Legens) y editor de Renewing Catholic Schools: How to Regain a Catholic Vision in a Secular Age. Tiene seis hijos y es oblato benedictino.

Recientemente ha hablado con CWR sobre evangelización, educación, cultura y el estado actual de la Iglesia.

¿Cómo describiría el trabajo que realizó durante muchos años promoviendo la evangelización y la renovación de las escuelas católicas en la archidiócesis de Denver?

Como teólogo, fue algo inesperado el aceptar un puesto en una diócesis. Por otra parte, había trabajado como DRE en dos parroquias y como profesor de evangelización y catequesis en el Instituto Augustine, así que tenía una base para el trabajo.

Tras seis años y medio en la archidiócesis, diría que fue una época increíblemente fructífera. Comencé mi trabajo reestructurando todo el camino conducente a la Confirmación, incluyendo un plan de estudios de dos años para los estudiantes de segundo y tercero, y luego establecí un nuevo programa para la formación de catequistas. Hace cuatro años me pidieron que me trasladara a la oficina de escuelas católicas y me centré en aportar una más sólida visión del catolicismo a la formación y al plan de estudios. Creé programas para la formación de profesores, especialmente un seminario de cuatro días sobre la visión católica del mundo, un programa de formación para futuros directores, un sistema para evaluar la eficacia de la misión y una iniciativa para formar discípulos en nuestras escuelas.

¿En qué consistirá su nuevo cargo en el programa Éxodo 90?

Comienzo un nuevo puesto como director de contenidos con ellos. Exodus ha tenido un gran impacto en miles de hombres. El núcleo de esta experiencia son noventa días de oración, ascetismo, como el ayuno (incluso de medios de comunicación) y duchas de agua fría, y compañerismo con otros hombres. El poderoso impacto proviene de la combinación de estos elementos, no de forma aislada, sino experimentados junto a otros hombres en comunidad. Mi papel se centrará en la construcción de un impacto de 90 días para proporcionar oportunidades más consistentes para el crecimiento en la construcción de buenos hábitos y la comunidad duradera.

Esperamos que Éxodo sea algo que pueda acompañar a los hombres de forma más consistente a vivir una vida cristiana fuerte, luchando a través de los muchos obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestra cultura.

Usted ha colaborado en la creación de varias escuelas en Denver. ¿En qué se centran estas escuelas?

Una de mis alumnas del Instituto Augustine, Rosemary VanderWeele, implementó un plan de estudios clásico en Nuestra Señora de Lourdes en Denver y supervisó una renovación general centrada en la fe católica. Nuestros hijos han estado asistiendo allí desde 2011 y sabíamos que queríamos continuar con el mismo tipo de experiencia en la escuela secundaria. Queríamos misa diaria, un plan de estudios totalmente clásico (en lugar de un recorrido o programa), y muchas oportunidades para vivir y experimentar la fe.

Trabajando con otras familias, cofundé la Academia Chesterton de Nuestra Señora de la Victoria, que ahora está en su cuarto año. Decidimos afiliarnos a la Red de Escuelas Chesterton porque su visión curricular coincidía con la nuestra y hacía hincapié en las bellas artes y la misa diaria. Añadimos un componente de Viernes de Formación, que ofrece una oportunidad semanal de servicio, oración, charlas, experiencia adicional de las artes, actividades al aire libre y otros elementos de formación humana. Me pidieron que ayudara a fundar otra escuela en la región de Ft. Collins, en el norte de Colorado, y la Escuela Secundaria San Juan Pablo II está ahora en su tercer año.

Existe un gran debate sobre cómo se debe evangelizar la cultura. ¿Cuál cree que es la mejor manera de evangelizar la cultura?

Defino la cultura simplemente como una forma de vida. Evangelizar la cultura significa situar la fe en el centro de nuestra forma de vida. De lo contrario, fracasaremos en un secularismo latente que mantiene la fe y el culto al margen como un aspecto de la vida, sobre todo privado, en lugar de como el principio organizador del conjunto.

Veo la evangelización de la cultura empezando por dar forma a la propia vida a través de la oración, suturando nuestras vidas con la presencia de Dios. Luego hay que hacer juicios, también sobre la vestimenta y la tecnología, sobre lo que verdaderamente glorifica a Dios en nuestras vidas y lo que lo eclipsa y nos distrae de su presencia. La cultura es una forma de vida compartida, y no puede seguir siendo individual. Podemos construir cultura en nuestra vida familiar, en las escuelas y también en la parroquia cuando formamos prácticas con otros para vivir la fe.

No existe un modelo claro para construir la cultura, pero fluirá de un compromiso compartido de vivir la fe en todo lo que hacemos con los demás. En mi libro Restoring Humanity exploro las distintas dimensiones de la construcción de la cultura: creación, arte y belleza, vida familiar, educación y sociedad.

Usted ha escrito un curioso libro sobre la cerveza. ¿Qué es La opción cervecera?

El libro utiliza la cerveza como medio para explorar la cultura católica. Aunque algunos se mofan de centrarse en un tema como la cerveza, en realidad existe una rica historia que se remonta a los comienzos de la civilización, llegando a aparecer incluso en la Biblia. La cerveza tal y como la conocemos fue perfeccionada por los monjes benedictinos, ya que proporcionaban una bebida sana y nutritiva para ellos mismos, los peregrinos y los enfermos. Hoy en día, los monjes siguen estando entre los mejores cerveceros del mundo y La opción cervecera examina cómo podemos aprender de ellos a integrar toda nuestra vida y nuestro trabajo para la gloria de Dios, utilizando la cerveza para fomentar la fiesta, el compañerismo y la evangelización. El tema de la cerveza aborda también cuestiones de artesanía, economía, consumismo, moderación (y exploro las distinciones entre alcohol y drogas) y construcción de la comunidad local.

¿Cuál es su cerveza favorita?

Generalmente, busco cervezas hechas por monjes o en colaboración con un monasterio. Me encanta conocer la historia y la cultura de las cervezas. Así es como empecé a interesarme por la cerveza, especialmente a través de la conexión benedictina. Las trapenses belgas son sin duda mis cervezas favoritas, sobre todo Orval y Chimay. También aprecio mucho la Birra Nursia (elaborada por monjes, muchos de ellos estadounidenses, en Nursia, Italia, ciudad natal de san Benito). He localizado algunas cervezas monásticas más difíciles de encontrar de la abadía de Mt. Angel, en Oregón, la trapense de Tynt Meadow, en Inglaterra, y de la abadía benedictina de San Wandrille, en Francia.

Como marido y padre de familia numerosa, ¿cómo concilia vida y trabajo? ¿Cómo relaciona su vida familiar con los temas de su investigación?

Veo tanto mi vida familiar como mi carrera profesional como una respuesta a la llamada del Señor a seguirle con toda mi vida. En nuestra cultura es innegablemente difícil dirigir y mantener adecuadamente a una familia numerosa. No puedo decir que haya encontrado un buen equilibrio entre trabajo y vida privada, pero mi espiritualidad de oblato benedictino me inspira constantemente a mantenerme en la oración (yo mismo y mi familia) y a considerar mi trabajo como parte de la alabanza que ofrezco a Dios.

Al escribir y enseñar sobre cultura católica, he llegado a la conclusión de que la familia debe ser el centro de nuestros esfuerzos de reconstrucción. Los padres son, en su inmensa mayoría, quienes más influyen en la vida de fe de sus hijos, y la superación del secularismo mediante la unión de la fe y la vida puede lograrse con mayor éxito en el hogar. Las familias necesitan ayuda y apoyo para mantener la fe ante los desafíos abrumadores de la tecnología y los medios de comunicación y, en mi opinión, la Iglesia no se está centrando lo suficiente en la pastoral familiar. Yo, desde luego, intento llevar una vida sólidamente católica con mi familia, con el apoyo de escuelas católicas fuertes, aunque es toda una aventura.

Muchos católicos se sienten hoy desmoralizados por el estado actual de la Iglesia. ¿Qué le diría a un católico que ha perdido la confianza en la dirección de la Iglesia?

No hay respuestas fáciles. Creo que sería difícil encontrar a un católico que tenga una confianza inquebrantable en el liderazgo de la Iglesia en estos momentos. La vida en la Iglesia requiere fe en su fundamento sobrenatural y en su identidad como Cuerpo de Cristo. Aunque es cierto que la Iglesia necesita reformas (como siempre ocurre), podemos obsesionarnos demasiado con los fallos de los obispos y del Vaticano de forma que eclipse nuestra propia vida espiritual y las necesidades de nuestra parroquia.

Ciertamente ayuda estar arraigado en la tradición de la Iglesia, y me consuela el gran legado de los santos, pues encuentro refugio en su vida y en sus escritos. Es motivo de escándalo cuando los líderes cuestionan abiertamente o se apartan de la verdad de la revelación de Dios, aunque esto no puede sacudir nuestra propia fe, que no depende de la santidad de nuestros líderes.

En mi opinión, la crisis de la liturgia eclipsa todos los demás problemas de la Iglesia, como corazón palpitante de la vida interior de la Iglesia. Hay un gran refugio en la tradición litúrgica de la Iglesia (Oriente y Occidente), aunque también podemos convertir tal legado en un campo de batalla. Rezo para que el Señor ponga orden y paz en su Iglesia.

Muchos católicos están ahora fatigados por las «guerras de internet» entre tradicionalistas, conservadores y católicos liberales en las redes sociales. ¿Utiliza usted las redes sociales? ¿Pueden ser una fuerza para el bien?

Hace poco más de dos años rompí mi smartphone y renuncié a Facebook. Ambas cosas me liberaron enormemente. Sigo en LinkedIn, aunque no tiene las mismas cualidades adictivas y divisivas de otras redes sociales. Sigo muy de cerca las noticias católicas, aunque no los blogs ni los podcasts.

Creo que muchos de estos medios pueden ser una fuente de bien, y estoy seguro de que todos podríamos pensar en ejemplos de cómo lo han sido, aunque también tenemos que ser conscientes de las formas en que nuestro tiempo en las redes sociales nos está influyendo. Demasiados estudios han señalado ya que somos adictos a la tecnología y cómo esto influye en nuestra salud mental y emocional (por no hablar de nuestra vida espiritual). Los católicos necesitamos más tiempo para la oración, el ocio genuino y la amistad real. Creo que estaríamos mejor fuera de la red, construyendo una comunidad real.

Publicado por Jesse Russell en Catholic World Report

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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