Durante esta semana, los líderes políticos mundiales y empresarios más importantes se dan cita en el oscuro y opaco congreso mundial conocido popularmente como el Foro de Davos.
El medio oficial de la Santa Sede, Vatican News, ha publicado una conversación con el párroco de esa pequeña localidad suiza, Kurt Susak. Después de la pandemia y, sobre todo, en una situación mundial completamente cambiada, el Foro Económico Mundial de Davos vuelve a reunirse. «En todas partes se oye hablar de la crisis. El mundo también está en una especie de crisis», afirma el párroco Kurt Susak en una entrevista concedida a Radio Vaticano – Vatican News.
El ingenuo párroco de Davos sostiene que ante desafíos como la crisis climática, las crisis financieras, las crisis energéticas o la reducción de los suministros, afirma que tiene la impresión de que los participantes se han propuesto «conscientemente» en la conferencia de este año «presentar soluciones», dice Susak. «La gente espera soluciones a los conflictos y crisis mundiales».
«Este Foro Económico Mundial perdería en cierto modo su credibilidad y legitimidad si en esta reunión no se presentaran soluciones tangibles que condujeran a una mejora de los numerosos conflictos y desafíos para la población», añade además el párroco de Davos. Esto es por lo que reza esta semana la comunidad católica del pueblo de Davos.
Cuenta Vatican News como el Padre Kurt recuerda cómo hace veinticinco años, un asistente pastoral de Davos creó un «formato maravilloso»: el llamado «Silencio y Oración», que reunía a «personas que rezaban precisamente con la intención de tomar buenas decisiones para un mundo más justo y pacífico». Este formato de «Silencio y Oración» se celebra hoy bajo los auspicios de la Asociación de Iglesias Cristianas de Davos. «Católicos, Iglesias reformadas y evangélicas invitan juntos a rezar por la tarde, juntos para buscar soluciones a partir del Evangelio. En el pasado, la Iglesia, en su diversidad, en su teología moral, en su ética social, siempre ha encontrado respuestas maravillosas a los desafíos de la época. Sólo hay que recordarlos una y otra vez», dice Susak.
Hasta ahora, el Vaticano ha enviado representantes de la Iglesia al Foro Económico Mundial todos los años. En los últimos años, asistió el Cardenal Peter Appiah Turkson, el Cardenal Michael Czerny, y en una ocasión el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin. Este año es la primera vez que el Vaticano no envía ningún representante oficial ni cardenal a Davos. «Esto, creo, está de alguna manera – dice el sacerdote – relacionado con el hecho de que el Papa Francisco dijo en uno de sus últimos mensajes al FEM: ‘Todo está dicho, ahora actúen, es este el sentido de todo».
Se critica el hecho de que muchos temas se discutan y debatan a puerta cerrada y al final se sepa muy poco. «Hay tesis, opiniones, teorías que alimentan la resistencia contra la élite que se reúne en el FEM», señala el párroco.
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Si al párroco de Davos le publica una entrevista Vatican News, no podía esperarse una respuesta crítica contra ese foro, porque la Santa Sede es partidaria del mismo.
El Foro de Davos es todo iniquidad, pues es expresión del NOM anticatólico que impone el aborto, eutanasia, ideología de género, difamación contra la Iglesia, invasión musulmana, gobernanza mundial, reinicio económico, ideología medioambientalista, etc. Es decir, todo lo malo y peor que se está implementando en la política mundial.
Si tuviéramos un pontífice en condiciones, no diría «Ya está todo dicho, ahora actúen», sino que estaría refutando los errores de Davos y exhortándoles a que paren, es decir, justo lo contrario de lo que dice y hace Francisco.
Rezo al Papa Benedicto XVI para que interceda ante Dios, a fin de que nos libre pronto del pontificado de Francisco.
Es un contradiós que un papa católico tenga esta connivencia con los canallas que pretenden un nuevo orden mundial, con una religión creada por ellos y siendo ellos los dioses. Lo último que he leído sobre esto es que quieren abolir la Navidad porque perjudica mucho al clima. La verdad es que hay que ser muy corto de luces para creerse todas sus patrañas. Yo antes pensaba que lo de Bergoglio era falta de información, incauta de mí. Ahora pienso que todo lo hace a conciencia.
Muy buena idea la de rezar a Benedicto XVI.
Seguramente, esos grandes poderosos están interesados por los problemas de la población mundial y no en que la población mundial no sea un problema para ellos.
Se sabe que la masonería es el principal enemigo de la Iglesia. Toda esa gente es masona como todas las instituciones internacionales. Más los masones del Vaticano, ya son un buen número que aspira a reducir la población y destrozar todo vestigio de valores cristianos.
Que le den bien al foro de Davos ese diabólico. Ellos mismos están cavando su propia tumba. Son un atajo de masones globalistas luciferinos.
Ya empiezan a cosecha lo que están sembrando. Se hundirán en su propia mierda. VIVA CRISTO REY.
El despiste de este párroco es difícil de comprender. Increíble, así está la humanidad, al borde del precipicio. Barbarie, crimen, envenenamiento, destrucción del ser humano hasta los cimientos, creación de zombies a los supervivientes, …y vaya por donde solo faltaba oír esto y encima por parte de un guardián del rebaño.
A ver. sr. Susak, que esta gentuza de foro Davos no se reúne para solucionar problemas inexistentes sino para crearlos con la complicidad del sr. Bergoglio.
Ciertamente, el foro de Davos es el aquelarre de todos los azotes que afligen al cristianismo. Lo tiene todo: exaltación de la sodomía, ideología de género, gealatría, promoción de la islamización de Europa, etc… . Es, además, según la prensa (https://www.semana.com/mundo/articulo/gran-demanda-por-servicios-de-prostitucion-durante-foro-economico-mundial-en-davos-suiza-hablan-las-escorts/202344/) un foco de enorme actividad y lucro para mujeres públicas que comercian con su cuerpo, y hasta se ha establecido una tarifa standard de unos 2300 USD por noche. Hace bien en faltar este año la Iglesia modernista y espero que entre sus motivos no se hallen tan abusivas tarifas, sino un deseo sincero de servir a Dios y no verse metida en semejante fangal.
Es lo menos que podía hacer