(Leone Grotti en Tempi)-Pocos días después de la muerte del papa emérito, los periódicos compiten por explotar su figura para dividir a la Iglesia. Pero las últimas palabras de Ratzinger en vida eclipsan cualquier polémica.
La mayoría de los periódicos, italianos y extranjeros, nunca han amado a Benedicto XVI y, en consecuencia, rara vez lo han comprendido y muy a menudo lo han malinterpretado deliberadamente, esforzándose por medirse con él de igual a igual. Incluso en estos días de luto, en los que católicos de todo el mundo acuden en masa a Roma para expresarle su afecto en persona (65.000 personas solo el lunes en San Pedro), los periódicos intentan utilizar su magistral figura para dividir.
Progresistas contra tradicionalistas
Los principales periódicos, desde Il Corriere al Washington Post, del New York Times a Repubblica, aprovechan su muerte para atizar las divisiones en la Iglesia (que siempre las ha habido), para hacer resurgir las desavenencias, para enfrentar a «progresistas» contra «tradicionalistas» y para hacer temer cismas.
Los periódicos de derechas, de Verità al Giornale, exaltan los argumentos de Benedicto XVI sobre el islam en el discurso de Ratisbona, casi como si quisieran convertirle en el abanderado de un choque de civilizaciones a menudo fomentado arteramente para vender unos cuantos ejemplares más.
Periodistas que se creen Dios
Incluso ahora que la peregrinación del papa emérito en la tierra ha terminado, todo el mundo intenta tirarle de la casulla, malinterpretándole y tomándose la libertad de darle un golpe final. Es el caso de Repubblica que, en la cola entre los fieles de San Pedro, busca a quien está dispuesto a hacer cola durante horas y horas a pesar de «no saber nada de Ratzinger»; a quien admite que «nunca me ha gustado ese papa, prefiero a Bergoglio»; a quien lo ve como «una figura distante, un conservador» que, a diferencia de Juan Pablo II, no despierta «emoción» entre la gente; a quien está decepcionado porque la Basílica se ha vestido de luto, con las principales obras de arte tapadas, pero «yo estaba aquí para verlas, no para homenajear a Ratzinger».
Pero lo peor del artículo de Maria Novella De Luca es el titular, referido a la renuncia al trono pontificio el 11 de febrero de 2013: «Colas para despedir al papa que dijo no». El de Benedicto XVI no fue un «no» al pontificado, no fue una «dimisión», sino un dramático «sí», como explicó el pontífice en su penúltima audiencia: «Lo he hecho con plena libertad por el bien de la Iglesia, después de haber orado durante mucho tiempo y de haber examinado mi conciencia ante Dios, consciente de la gravedad de este acto, pero igualmente consciente de que ya no soy capaz de desempeñar el ministerio petrino con la fuerza que requiere».
En una entrevista de 2013 con Tempi, el filósofo francés Fabrice Hadjadj explicaba: «El Código de Derecho Canónico no habla de dimisión, sino de renuncia. La dimisión puede adquirir un sentido peyorativo, puede mostrar connotaciones de debilidad, cobardía e incluso de rechazo de la misión que Dios encomienda. La renuncia, por el contrario, tiene connotaciones varoniles. […] Es un acto que tiene su fundamento en la oración, en el encuentro cara a cara con el Misterio. Pretender juzgarla desde fuera equivale, pues, a desfigurarla y usurparla. Pero los periodistas no dudan en creerse ‘Dios'».
«¡Señor, te amo!»
En lugar de dedicarse a esta gran operación de distracción masiva, los medios de comunicación habrían hecho mejor en centrarse en las últimas palabras de Benedicto XVI, que resumen perfectamente su pontificado y explican la conducta de toda una vida: «¡Señor, te amo!».
Palabras en las que toda la Iglesia y todos los fieles pueden reconocerse, sean tradicionalistas o progresistas, amantes de Bergoglio o de Ratzinger.
Publicado por Leone Grotti en Tempi
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana
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Decir «Jesús te amo», más allá de significar que se cree en Cristo, no dice mucho de una persona, ya que en eso coincidimos todos los cristianos.
Lo que sí define la grandeza del Papa Benedicto XVI, es su defensa de la verdad, su valentía al hacer proselitismo, su celo pastoral, su rechazo de la inmoralidad, su cuidado de la liturgia, su ternura con el prójimo, su brillantez teológica, su humildad, su espíritu de obediencia, su devota espiritualidad, etc.
Bueno, si es Vd. sacerdote, supongo que asiste a moribundos en su última hora. Disiento en lo que afirma al principio del comentario.
Nuestras palabras manifiestan nuestro corazón, y el trance de la muerte no es fácil.La última palabra de Sta. Juana de Arco fue:IESUS. Hay que estar muy unido a Nuestro Señor para pronunciar esas hermosas palabras:manifestación de fe y de entrega.
Por otra parte, como bien dijo Nuestro Señor, no recuerdo la cita, pero creo todos la conoceis:si me amáis cumpliré is mis mandamientos. Dado el panorama actual de tantos y tantos y alguno que se pasa por el forro los mismos e incluso se atreve a cuestionar los, pues deducimos, sin temor a equivocarnos, que amar a Cristo, va a ser que no. No hablo de los pecadores, todos lo somos, y recomenzamos, una y otra vez. Hablo de quien cuestiona la Palabra de Dios. Hasta estamos en un proceso, el sínodo de la confusión, el lío y la desorientación. Todo muy evangélico.
Dice mucho esa profesión de fe en la hora de la muerte. Es el paso mas importante que vas a dar en la vida. En realidad no creo que sean muchos los cristianos o no que hagan profesión alguna de fe en Cristo, ni siquiera una jaculatoria, primero por que perdieron la fe hace tiempo, y se abandonan a su destino, muchos advierten de que no quieren curas ni misas, solo incineración, como a cualquier perro, segundo por que los sedan para que no sufran, y tercero por que los familiares cobardes ni se les ocurre llamar a un sacerdote, por que el moribundo se puede asustar. Para susto el que se va a llevar cuando llegue al averno. Eso ya no se lleva, y si lo haces las enfermeras te miran como un bicho raro. Son los frutos del concilio. La parte final de la vida un hombre o mujer cristiano, está ya en manos del maligno para que el proceso le lleve a su terreno, al fuego eterno. Si no es así, que nos lo aclaren los sacerdotes del foro.
¿De verdad que desde 2013 a 2022 se quedó mudo?
El último papa de la Iglesia, Benedicto, pues no renunció en el escrito de fecha 11/02/13 y tampoco hay un escrito en fecha 28/02/13 porque se dice que en esa fecha renunció, lo que presentó Benedicto fue una declaración inválida (por los errores en latín un error invalida un acto papal en latín de estas características) de compromiso de presentar a futuro una renuncia al ejercicio del gobierno pero no al papado y el resto simuló la renuncia.
El último papa y me gusta más la noticia «falsa» que había aparecido en un principio en la que Benedicto le decía al Señor: «gracias Señor por sacarme de entre los lobos».
El amor al Señor del Papa Benedicto XVI, lo supo encauzar por la senda del bien debido a que se mantuvo fiel a la verdad.
En cambio otros, como Francisco, aman al Señor, pero al ser víctimas de numerosos errores ideológicos, provocan un gran daño a la Iglesia y a sus almas.
«Obras son amores y no buenas razones.»
Casi diez años de «despropósitos».No les pongo otro nombre, porque carezco de autoridad, pero en mi interior se lo que son.
Esto me suena al maltratado y su víctima:siempre lo excusa.
Solo añadiré alguna cosa, que sea cierta o no, indica el grado de caridad y amor fraternal que anida en la Curia, de arriba a abajo, aunque no todos. No replicar on las campanas por la muerte de Benedicto, querían dejar su cuerpo solo, rebelan dose la Guardia Suiza, ni luto oficial, ni gaitas, salió de Mater Eclessia, que vamos, con mis padres soy mas»sensible»……
Lo triste es que me lo creo, incluso hay publicado, que el ex-president de la República Cheka quedó escandalizado de las honras fúnebres.
Por muchas razones, yo tengo claro que quien murió el día 31 de diciembre era el legítimo Papa de la Iglesia Católica. Durante 10 años sólo la censura y la «ceguera», han contribuido al desastre que tenemos encima.
Non nobis
“El cielo y la tierra, decía S. Agustín, y todas las cosas me están diciendo que te ame. Cuando este Santo miraba al sol, la luna, las montañas, los ríos, parecíale que todos estos objetos le hablaban y le decían: Agustín, ama a Dios, pues él nos ha criado por ti, para que tú le ames.
(…) Considerad también el amor especial de Dios en hacernos nacer en país cristiano, o en el seno de la verdadera Iglesia. ¡Cuántos hay que nacen entre idólatras, judíos, mahometanos o herejes, que se pierden todos! Muy corto es el número de los hombres que tiene la dicha de nacer en donde reina la verdadera fe. Y sin embargo el Señor os ha hecho de este pequeño número. ¡Oh! ¡cuan inmenso es el don de la fe!”
San Alfonso María de Ligorio, Preparación para la muerte, Consideración XXXIII.
Lo importante es enseñar que Bergoglio no es papa.
Bergoglio es un administrador infiel que rompe con la sucesión apostólica en la sede de Pedro y con la Iglesia verdadera pecado de apostasía en comunidad.
Benedicto no renunció en el acto de fecha 11/02/13 sino que se trata de una declaración inválida (por los cuarenta y ocho errores en latín con un error en latín hubiera sido inválida según el derecho canónico) de compromiso (porque es un compromiso o promesa de renunciar a futuro y ésto no sólo surge de las palabras «commissum renuntiare» según se puede escuchar claro en los videos falseados por «commisso renuntiere» en otros sitios) y no sólo porque se compromete a renunciar en el futuro al ejercicio del gobierno pero no al papado o Munus sino por el reconocimiento que hacen todos de la fecha de la inexistencia de una renuncia estableciendo la fecha el 28/02/13 y no el 11/02/13).
También hay que valorar que Benedicto XVI rectificó, porque al principio era más dado a las cosas «modernistas» del Concilio Vaticano II, pero cuando luego vio cómo se desviaba el tema, se dio cuenta de que había que reconducir hacia la tradición, que es la doctrina misma. Muchos dicen que era el katejon, puede ser, con esto del sínodo de la sinodalidad, la cosa ya está desatada y vamos hacia donde no se sabe… La Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, ya dibuja un panorama sombrío, con la Agenda 2030 como sustituta de la adoración a Dios… En fin…
Las jornadas mundiales de la juventud, solamente por los abusos eucarísticos que se producen en ellas, deberían estar prohibidas. Señoritas con camisetitas ajustadas marcando busto repartiendo la eucaristía por encima de las cabezas en vasos de plástico, para que se vayan auto sirviendo, o pasando las Sagradas Formas de mano en mano a los que están atrás. Como dicen en mi tierra: para romperles el culo a azotazos a los organizadores. Por no hablar de los bailecitos animados por famosos artistas gays y los obispos bailando, poco menos, que la lambada. En fin…
No tiene nada que ver con el tema tratado, pero sí, estoy totalmente de acuerdo con tales afirmaciones suyas, son un horror esos encuentros, han derivado en espectáculo grotesco e infame