Los obispos suizos Joseph Maria Bonnemain, obispo de Chur, Markus Büchel, obispo de St. Gallen y Mons. Felix Gmür, obispo de Basilea, enviaron a sus sacerdotes el pasado 5 de enero una carta pidiendo orden y unidad a la hora de celebrar la Santa Misa.
El portal suizo Kath.ch ha publicado la carta enviada por los tres obispos. Sobre el motivo de esta carta, se esconde detrás el escándalo que causó el pasado mes de septiembre cuando una mujer «concelebró» una Misa leyendo la plegaria eucarística en una iglesia de la diócesis de Coira, de la que es obispo.
En la carta enviada a los sacerdotes de estas tres diócesis suizas, los obispos señalan que «el testimonio común necesita formas y reglas comunes». «Es por eso que los obispos seguimos recibiendo consultas y comentarios preocupados, especialmente sobre las celebraciones religiosas. Los creyentes tienen derecho a un culto que sigue las reglas y formas de la Iglesia. La liturgia inculturada, uniforme en sus formas básicas, es un tesoro de nuestra Iglesia, que da a los creyentes, especialmente a los migrantes, una casa en todo el mundo. Por lo tanto, recordamos enfáticamente que las formas y reglas litúrgicas también se aplican en nuestro país según las disposiciones de los obispos», se lee en la misiva.
«Todos sabéis que sólo el sacerdote preside válidamente la Eucaristía, administra la reconciliación sacramental y administra la Unción de los Enfermos. Precisamente por eso es consagrado. Esta regla de fe católica romana también debe ser plenamente respetada en nuestras diócesis», recuerdan los tres prelados.
Para quitar hierro al asunto, los obispos firmantes de la carta señalan que «no se trata de una obediencia ciega y ciertamente no de la promoción del clericalismo patriarcal, sino de la convicción de que los sacerdotes en el servicio y administración de los sacramentos hacen visible que Jesucristo mismo obra en ya través de los sacramentos».
Además, también recuerdan que «los textos litúrgicos tampoco son arbitrarios, porque no son nuestros textos, sino los de toda la comunidad de fe. La Iglesia conoce una variedad de textos, también en ecumenismo, pero todos siguen una estructura básica que debe ser respetada».
«Os exhortamos a no hacer del signo de la unidad, la liturgia, un campo de experimentación de proyectos personales. Precisamente en la celebración mundial de la misma liturgia somos católicos y solidarios unos con otros», piden los obispos a sus sacerdotes.
Esta carta ha levantado ampollas en los sectores eclesiales más progresistas de Suiza. Sin ir más lejos, Franziska Driessen-Reding, presidenta del Consejo Sinodal de Zúrich ha calificado la carta como «grotesca» y ha pedido a los sacerdotes de estas tres diócesis que se tomen la carta «con humor, porque es vergonzoso».
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¿Piden a sus sacerdotes? ¿Dónde tienen su autoridad estos obispos?
Estos son obispos negligentes, responsables de los abusos que cometen sus sacerdotes.
¡qué divertido! En lugar de exigir y ordenar, piden. Yo ya estoy asustadísimo de sus palabras.
¡Menuda mier da de obispo!
¡La foto da náuseas! Laica concelebrando (???), acólita, diácono con la bandera LGTB… Lo dicho… náuseas. Pero más nauseas da el obispo. Se empezó quitando el velo; el Sínodo de Roma, celebrado como preámbulo del Concilio y cuyas conclusiones fueron publicadas solemnemente por Juan XXIII, prohibía a las mujeres pisar el presbiterio (cosa que mantienen todas las Iglesias ortodoxas), pero vino el Concilio y, para allanar el camino al cachondeo actual, abolió las órdenes menores; tampoco faltan obispos, de los que decimos que son buenos, que enseñan, poco menos, que San Pablo era un machista; luego la ministras extraordinarias de la eucaristía, pasándose por el forro el orden establecido para el nombramiento de estos ministros extraordinarios. La fruta ya casi está madura, al final tendremos obispas lesbianas casadas con otras lesbianas, como esa ante la que agachó la testuz el ocupa del Vaticano.
No tiene otra expresión: el presbiterio del Maestro lo están enmerdando los maricones
Como diácono me da vergüenza que ese diácono de la foto lleve la bandera gay en la estola.
Por otro lado, los obispos son custodios de la liturgia en sus diócesis. No tienen que convencer, sino han de formar y disponer. Y el resto del clero obedecer, como juraron en su ordenación.
Precisamente ayer me llegó un vídeo de una celebración vergonzosa. No se usan las palabras correctas. Dudo incluso que sea sacramentalmente válida.
Los obispos no están para pedir, sino para ordenar. No pueden comportarse como mi vecina conmigo, que me pide sal y si quiero se la doy. El hecho de que el Novus Ordo se haya convertido en un campo de experimentación sin fronteras es culpa de los obispos, porque existe un canon y no se respeta más que por aquellos que, voluntariamente, quieren respetarlo con el consiguiente totum revolutum que afecta directamente a los feligreses, condenados a la arbitrariedad del párroco que les toca.
Parece como un tutorial para hacer creer a la gente que se es católico tradicional siendo mentira.
El circo del Novus Ordo es lo que os merecéis. Me alegro que sea un circo, así se destapa la mentira neocon.
Pues anda que si visitasen mi parroquia, es el summum de los experimentos litúrgicos, tiene toda la parafernalia completa de abusos y desviaciones contra-litúrgicas: bailes, palmas, entregas de premios, teatrillo impertinente, todo por no haber formado a los parroquianos en el valor inmenso de lo que significa la Eucaristía, y el consiguiente empeño en «entretener y evitar lo triste», como si el calvario del Señor camino de su Crucifixión hubiese suscitado entre las mujeres de Jerusalén felicidad, palmas, bailes y demás salseo mundano.
Creo que en la santa misa puede haber tiempo para todo; al ser la celebración de la pasión, muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, hay en ella momentos para la expresión ordenada de la alegría en la proclamación de Jesús Resucitado. Alegría y gozo inmenso, que han de llenar nuestro quehacer cotidiano. He asistido a innumerables misas que adolecían de esa falta de gozo expresado y me temo que son más la regla que la excepción.
CAPITULO V: DEL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA
1º.- De la esencia, institución y fines del santo sacrificio de la Misa
652.- ¿Es la Eucaristía solamente sacramento? – La Eucaristía, además de sacramento, es también el sacrificio perenne de la nueva ley dejado por Jesucristo a su Iglesia para ser ofrecido a Dios por mano de los sacerdotes.
653.- ¿En qué consiste en general el sacrificio? – El sacrificio en general consiste en ofrecer una cosa sensible a Dios y destruirla de alguna manera en reconocimiento de su supremo dominio sobre nosotros y sobre todas las cosas.
654.- ¿Cómo se llama este sacrificio de la nueva ley? – Este sacrificio de la nueva ley se llama la santa Misa.
655.- ¿Qué es, pues, la santa Misa? – La santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y de vino en memoria del sacrificio de la Cruz.
656.- ¿Es el sacrificio de la Misa el mismo de la Cruz? – El sacrificio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por manos de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con que se ofrece, el sacrificio de la Misa difiere del sacrificio de la Cruz, si bien guarda con éste la más íntima relación.
657.- ¿Qué diferencia y relación hay, por consiguiente, entre el sacrificio de la Misa y el de la Cruz? – Entre el sacrificio de al Misa y el de la Cruz hay esta diferencia y relación: que en la Cruz, Jesucristo se ofreció derramando su sangre y mereciendo por nosotros, mientras en nuestros altares se sacrifica Él mismo sin derramamiento de sangre y nos aplica los frutos de su pasión y muerte.
658.- ¿Qué otra relación guarda el sacrificio de la Misa con el de la Cruz? – La otra relación que guarda el sacrificio de la Misa con…
…el de la Cruz es que el sacrificio de la Misa representa de un modo sensible el derramamiento de la sangre de Jesucristo en la Cruz; porque, en virtud de las palabras de la consagración, se hace presente bajo las especies del pan sólo el Cuerpo, y bajo las especies del vino sólo la Sangre de nuestro Redentor; si bien, por natural concomitancia y por la unión hipostática, está presente bajo cada una de las especies Jesucristo vivo y verdadero.
659.- ¿Es el sacrificio de la Cruz el único sacrificio de la nueva ley? – El sacrificio de la Cruz es el único sacrificio de la nueva ley, en cuanto por él aplacó el Señor la divina justicia, adquirió todos los merecimientos necesarios para salvarnos, y así consumó de su parte nuestra redención. Más estos merecimientos nos los aplica por los medios instituidos por Él en la Iglesia, entre los cuales está el santo sacrificio de la Misa.
660.- ¿Para qué fines se ofrece, pues, la Santa Misa? – El sacrificio de la Santa Misa se ofrece a Dios para cuatro fines: 1º., para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico; 2º., para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico; 3º., para aplacarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio; 4º., para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio.
661.- ¿Quién es el que ofrece a Dios el sacrificio de la santa Misa? – El primero y principal oferente de la santa Misa es Jesucristo, y el sacerdote es el ministro que en nombre de Jesucristo ofrece el mismo sacrificio al eterno Padre.
662.- ¿Quién instituyó el sacrificio de la santa Misa? – El sacrificio de la santa Misa lo instituyó el mismo Jesucristo cuando instituyó el sacramento de la Eucaristía y dijo que se hiciese en memoria de su pasión.
663.- ¿A quién se ofrece la santa Misa? – La santa Misa se ofrece a solo Dios.
664.- Si la santa Misa se ofrece a solo Dios, ¿por qué se celebran tantas Misas en honor de la Santísima Virgen y de los Santos? – La Misa que se celebra en honor de la Santísima Virgen y de los Santos es siempre un sacrificio ofrecido a solo Dios; se dice, empero, que se celebra en honor de la Santísima Virgen y de los Santos a fin de que Dios sea alabado en ellos por las mercedes que les hizo y nos dé más copiosamente por su intercesión las gracias que nos convienen.
665.- ¿Quien participa de los frutos de la Misa? – Toda la Iglesia participa de los frutos de la Misa, pero en particular: 1º., el sacerdote y los que asisten a la Misa, los cuales se consideran unidos al sacerdote; 2º., aquellos por quienes se aplica la Misa, así vivos como difuntos.
(Catecismo Mayor de San Pío X).
No sé, Enrique… como que lo que usted dice no se parece mucho a la definición católica del Santo Sacrificio, en el que yo no encuentro motivo de jarana por ninguna parte.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. SEGUNDA PARTE.
LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO
Nº. 1.391:
«Cuando en las fiestas [del Señor] los fieles reciben el Cuerpo del Hijo, proclaman unos a otros la Buena Nueva, se nos han dado las arras de la vida, como cuando el ángel dijo a María [de Magdala]: «¡Cristo ha resucitado!» He aquí que ahora también la vida y la resurrección son comunicadas a quien recibe a Cristo».
1392 Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, «vivificada por el Espíritu Santo y vivificante» (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.”
En la misa hay mucha alegría que celebrar, en suma.
¡Pero si lo que ha transcrito usted no tiene nada que ver con la definición de lo que es el Santo Sacrificio de la Misa! ¿Por qué no hace otro intento y nos transcribe un fragmento de la guía telefónica? O de un recetario de cocina, si quiere. Ya sé que no definen qué es la Misa, pero lo que usted ha copiado y pegado tampoco. Le recomendaría que no hiciera el ridículo. Ah, y se ha notado mucho que ha obviado del Catecismo de JPII la parte que sí define la Misa. ¿Y por qué? Pues porque, con otra redacción, dice exactamente lo mismo que el Catecismo de San Pío X. Está claro que a usted la verdad le importa un cuerno y, además de desconocer la fe católica, es tan soberbio que con tal de tener razón y por no aceptar que alguien corrija sus disparates, es capaz de cualquier cosa (para un católico el fin NO justifica los medios; grábeselo bien en la cabeza).
El catecismo (1323) habla del memorial de la pasión y de la resurrección citando al VII, SC 47; no hay otra referencia. Me ha recordado a los que ponen como ejemplo de los bailoteos, aplausos y cachondeo en las misas, que David bailó medio desnudo delante del arca. Claro que los católicos tenemos mucho de qué alegrarnos por cuanto nos trajo el sacrificio de la pasión y muerte de Nuestro Señor. Al que se le muere un allegado y le deja 500 millones tiene bastante de que alegrarse; ¿usted se imagina qué estando el muerto de cuerpo presente se pusiera a brindar con champán, a cantar y aplaudir y hacer el payaso para celebrarlo? Por otro lado, el Señor presentando al padre su sangre por el perdón de sus pecados y ustedes dando por hecho que el padre ya les perdona, en lugar de estar como estaban los israelitas en el yom kipur mientras el sumo sacerdote ofrecía la sangre del cordero (prefigura de la Misa), postrados totalmente en el suelo. ¡Así nos va!
El numeral del actual Catecismo donde se define qué es la Misa no es el que usted cita, sino: 1365-1366-1367. Pero es mucho más pedagógico el Catecismo de San Pío X; entre otras cosas porque deja bien claro, sin ambigüedad, que el aspecto «eucarístico» es sólo uno de los fines del Santo Sacrificio de la Misa, y ni siquiera el primero y principal. La Santa Misa es, ante todo, el Sacrificio del Calvario ofrecido por Cristo (el sacerdote actúa «in persona Christi») a Dios Padre y sólo a Él.
Comparto lo que dice sobre estar de fiesta y risas ante un reo al que se ejecuta, que no es otro que Nuestro Señor Jesucristo ofreciéndose como Víctima a Dios Padre. Ponerse a aporrear la guitarra y cantar ñoñerias desafinando es lo más propio de quien no tiene ni idea del sagrado Misterio al que está asistiendo (comenzando por innumerables curas).
Me refiero a la definición del «memorial de su muerte y resurrección» que hace en el 1323:
«1323 «Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura» (SC 47)». Sólo cita como precedente Sacrosanctum Concilium 47.
Mi comentario anterior resulta ambiguo al decir » no hay otra referencia». Quise decir que no he encontrado otra referencia al memorial de la resurrección fuera del catecismo, salvo VII, SC 47.
Tiene una explicación más detallada más abajo sobre el tema de la «Resurrección», pero sobre lo que ha transcrito aquí, ese texto adolece del mismo lenguaje y redacción ambigua y farragosa que los textos del CVII (del que los toma): «…instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz». Ahí termina lo que es la Misa, y encima explicado de forma incompleta, porque el Santo Sacrificio no es sólo eucarístico. Ese es sólo uno de sus fines y no el principal, que es el expiatorio: Cristo se entregó como Víctima para expiar nuestros pecados, Sacrificio sin el cual no se nos perdonarían, no podríamos salvarnos y, por tanto, no se cumpliría su fin eucarístico (darle gracias por perdonar nuestros pecados).
Dicen que el proverbio «hecha la ley, hecha la trampa» hace referencia a los monjes taoístas japoneses; como tenían prohibido comer carne, llamaron al jabalí ballena de monte y así ya podían ponerse como Obélix. Si la Santa Misa es sólo el memorial del sacrificio de Cristo en la cruz, nuestra actitud en ella debe ser, como decía el Santo Cura de Ars, la que tuvieron la Santísima Virgen y San Juan a los pies de la cruz. Ahora bien, llega el VII (SC 47) y añade » y resurrección». Al final se añade también (Plegaria eucarística III) «y ascensión al cielo»; esto justifica el carácter festivo, el churrín, churrin… alabaré, alabaré… y el aquelarre de los bailes y gritos de los pentecostales. Yo, reconozco humildemente que soy incapaz de encontrar tal definición de la Misa antes del Concilio. Como estoy seguro de que habrá sacerdotes, algún obispo, o teólogos que lean estas páginas, ruego que sean tan amables de dar luz al tema.
No encuentra nada… porque no lo hay. Y no lo hay porque la Santa Misa no es ningún memorial de la Resurrección del Señor, aunque se aluda a ésta en algunos textos. Y es normal: ¿había resucitado Cristo cuando ofició la primera Misa en el Cenáculo (que por primera y única vez anticipó el Sacrificio del Calvario, a diferencia de las Misas posteriores a Su muerte, que lo actualizan en un tiempo posterior al mismo), que es donde instituyó la Eucaristía? No. ¿Hizo alguna alusión a la misma? No. En cambio, sí aludió a Su Pasión y Muerte, como vemos en las palabras de la consagración del Canon de la Misa (Canon Romano):
«El cual, la víspera de su Pasión, tomó un pan en Sus santas y venerables manos, y levantando los ojos al cielo en
dirección a Ti, oh Dios, Su Padre omnipotente, dándote las gracias, lo bendijo, lo partió y se lo dio a Sus discípulos, diciendo:
‘Tomad y comed todos de él:
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO’.
De igual modo, al terminar la cena tomó también este precioso Cáliz en Sus santas y venerables manos, y dándote de nuevo gracias, lo
bendijo, y se lo dio a Sus discípulos, diciendo:
‘Tomad y bebed todos de él:
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, DEL NUEVO Y ETERNO TESTAMENTO: MISTERIO DE FE: QUE SERÁ
DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS EN REMISIÓN DE LOS PECADOS.
Cuantas veces hiciereis ésto, hacedlo en memoria de Mí'».
Como se ve, Cristo no ofrece a Dios Padre Su Resurrección; ni siquiera Su Pasión y Muerte, sino a Él mismo como Víctima expiatoria del Santo Sacrificio para la remisión de los pecados de muchos, mediante Su entrega y la efusión de Su Sangre.
Si a éso se le quiere añadir una fiesta guitarrera para festejar la Resurrección, desde luego es algo ajeno a lo que es la Santa Misa y algo inédito en la historia de la Iglesia. También festejamos el Nacimiento de Nuestro Señor, motivo de gran alegría, con villancicos…
…y panderetas; pero eso no es ni forma parte del Santo Sacrificio de la Misa (espero no dar ideas y que a alguien le ocurra modificar el Catecismo para enseñar que la Misa es «la fiesta del Nacimiento, de la Circuncisión, de la Pasión, de la Muerte, de la Resurrección, de la Ascensión y de aquella vez que al Señor se le rompió una sandalia y le prestaron otra», porque ya puestos a inventar…).
En esto coincido plenamente con usted y así lo entiendo. Mi llamada a una explicación iba dirigida a quienes sostienen que es también el memorial de la resurrección y ascensión a los cielos. La cita del catecismo parece sustentarse en el VII (que, para mí, es como decir en el aire). Que expliquen ellos, que así lo creen, en que se basan.
Es bochornoso! Este invento sinodal está haciendo una iglesia que sigue los desvaríos de los apóstatas.
Yo propongo que los fieles escribamos una carta a esos obispos, en la que les recordemos enfáticamente, que tienen una gravisima responsabilidad de magisterio, de guia y de gobierno de la Iglesia, y que realizar una cartita como la que han hecho ante unos una situación tan grave, es un insulto a la inteligencia de los fieles y faltar gravisimamente a sus reponsabilidades, con las almas, la Iglesia y con Dios. Y que de Dios nadie se rie y menos los obispos. Mientras no se decidan a ser obispos y a coger el codigo de derecho canonico y a aplicarlo como procede y sobre todo a aplicarselo a ellos mismos, rezaremos, porque Dios se lo pague como merecen y nosotros lo veamos.
La columna vertebral de la liturgia y de la religiòn catòlica, la santa Misa, tomada como obra de entretenimiento para los fieles, y de campo de conquista de poder para los que no son sacerdotes ni pueden llegar a serlo… aùn. Pobre gente, no saben con què estàn jugando… Las distintas apariciones marianas advierten a los sacerdotes y obispos contra los sacrilegios cometidos en las santas Misas… Evidentemente ninguno de estos clèrigos consagrados conservan la fe… Son dignos de la mayor compasiòn…!
Tienen el concepto luterano de la misa, acción de gracias y alegría porque ya están todos salvados.
Pero si la Virgen sigue llamando a la conversión en sus mensajes, es que aunque las misas Novus Ordo est´´en en ocasiones desnortadas, o con excesos (palmas, guitarreos), sigue habiendo Consagraci´ón y presencia de Jesús en la Eucaristía.