Pasadas las tiranteces, malentendidos y tensiones, el patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo, ha escrito al Papa para hablar de paz en un esperado mensaje navideño.
No es mucho, pero es bastante. En las últimas semanas, las relaciones entre el Vaticano y Moscú parecían irremediablemente heridas de muerte, con protestas diplomáticas incluidas ante el lenguaje del Santo Padre. Por eso es esperanzador que el líder de los ortodoxos rusos, el patriarca de Moscú Cirilo, es por ahora una señal de esperanza, quizá la única en el conflicto que enfrenta a Rusia con todo Occidente.
“Os felicito por la fiesta de la Natividad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Os deseo su ayuda en su ministerio y paz y prosperidad al rebaño que os ha sido confiado”, reza el mensaje publicado en la web del Patriarcado de Moscú y relanzado también por la agencia rusa RIA Novosti.
Francisco, desde el inicio de los combates, se ha ofrecido como mediador, y no ha dejado de condenar la guerra. Sin embargo, si al principio fue condenado por tibio frente a Moscú por los proucranianos, al negarse a citar expresamente a Putin e incluso achacar cierta responsabilidad a la OTAN, en un segundo tiempo se pasó al extremo opuesto con un comentario sobre la crueldad de las tropas atacantes, “especialmente chechenos y buriatos”, que levantaron ampollas en Rusia.
En el propio mensaje de Navidad, Su Santidad volvió a condenar la guerra, diciendo que “debemos constatar con dolor que, mientras se nos da el Príncipe de la Paz, vientos de guerra siguen soplando helados sobre la humanidad».
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