El cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha dedicado su carta pastoral de esta semana para alabar el polémico documento sinodal aprobado el pasado mes de octubre.
El presidente de la Conferencia Episcopal española escribe en su misiva que «en esta etapa revisaremos a fondo el camino que hemos hecho. Lo haremos a partir de un documento elaborado por un grupo de expertos de todo el mundo. Se trata del Documento de trabajo para la etapa continental , que ha sido aprobado por la Secretaría del Sínodo».
«Dios quiere que desplegamos los toldos de nuestra casa, que vayamos a buscar a todos aquellos que no tienen dónde refugiarse. Nos pide que nuestra Iglesia sea una familia donde todo el mundo se sienta escuchado y amado», agrega el purpurado español.
El arzobispo de Barcelona añade que «este texto nos anima a trabajar por una Iglesia que sea una comunidad viva, misionera, que acoja a todos y que avance llena de fe en el encuentro de Jesús y de nuestros hermanos». Omella concluye su carta semanal subrayando que «el Sínodo ha abierto una etapa de esperanza para nuestra Iglesia».
¿Qué se esconde detrás del documento del Sínodo?
El pasado 27 de octubre se presentó en Roma el Documento para la Fase Continental del Sínodo (DEC) como un «elemento orientativo, de trabajo, de referencia, para la nueva etapa del proceso sinodal» que comenzó el Santo Padre Francisco en octubre de 2021 y se extiende hasta el 2024.
Entre los temas centrales, destacan la acogida de las personas LGBT, el escándalo de los abusos, los desafíos del racismo y del tribalismo, la guerra y la violencia.
«Están los pobres y los indígenas, las familias, los divorciados vueltos a casar y los padres solteros, las personas LGBTQ y las mujeres que se sienten “excluidas”. Están las víctimas de abuso o tráfico o racismo. Sacerdotes, exsacerdotes y laicos, cristianos y ‘distantes’ de la Iglesia, aquellos que desean reformas sobre el sacerdocio y el papel de la mujer, y aquellos que «no se sienten cómodos siguiendo los desarrollos litúrgicos del Concilio Vaticano II». Están los que viven en países de martirio, los que tienen que lidiar a diario con la violencia y los conflictos, los que luchan contra la brujería y el tribalismo», se lee en el documento.
Este es el Documento que servirá de base a los trabajos de la segunda etapa del camino sinodal iniciado por el Papa Francisco en octubre de 2021. Este documento recoge las aportaciones de todas las diócesis del mundo, que fueron resumidas y enviadas a la Secretaría General del Sínodo, ahora todos reunidos en un único documento: el «Documento para la etapa continental».
El Documento sinodal señala «una serie de tensiones» que ha puesto de manifiesto este proceso: nada que temer, pero algo que articular para «explotarlas como fuente de energía sin volverse destructivas». El primero es “la escucha como apertura a la acogida a partir de un deseo de inclusión radical”. “Nadie excluido” es, de hecho, uno de los conceptos clave del texto.
Los diez puntos más polémicos del primer documento oficial sinodal
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El sínodo de la sinodalidad no es obra del Espíritu Santo, y de él se sirve el enemigo i n f e r n a l para perjudicar a los católicos propagando el error doctrinal.
Pero ni Francisco, ni Omella, ni su alabado sínodo, no podrán destruir la Iglesia, pues ya lo dijo el Señor (Cfr. Mt 16,18)
Amén. El mundo nos puede hoy en dia más que nunca… Hagamos el firme propósito de no negar al Señor, ni en peligro de muerte.
Una cosa comparte el cardenal Omella con la jerarquía del Opus Dei: Ambos tienen una cara durísima para decir con enorme aplomo cosas totalmente contrarias a la realidad sea lo referente al sínodo, sea lo referente a la decadencia de la Obra
Sin quererlo, ha dicho la verdad Omella. El Sínodo puede servir para que muchos se quiten la careta y podamos ver sus rostros de lobos debajo de sus hábitos de oveja. El problema actual de la Iglesia, en gran parte, deriva de que cuando fue gravemente herida por la herejía luterana no todos los que eran se salieron. La Iglesia quedó infiltrada de herejes, especialmente en Alemania, Países Bajos y parte de Francia. Algunos papas, especialmente pusilámines, como Pablo VI, lo sabían, pero en lugar de amputar los miembros cangrenados para evitar que se extendiera la infección, jugaron el peligroso juego de dialogar con el demonio. ¡Así nos vemos ahora!
Lo que el Sínodo ha abierto, es la caja de Pandora, y muchos males larvados o más o menos contenidos que había en la Iglesia están siendo reivindicados como si fueran bienes. A ver cómo se cierra ahora, si es que hay suficiente voluntad para hacerlo.
La caja de Pandora la abrió el CV2, este sínodo es otro desarrollo más de los tantos que ha habido desde los ultimos 70 años, hasta que definitivamente se cargue a la falsa iglesia conciliar y asi ya nunca más se vuelva a jugar con los idolos de Asis y la Pachamama y las misas protestantes, como después del destierro de Babilonia
Efectivamente, «El Rin desemboca en el Tiber», así tituló Ralph M. Wiltgen su libro sobre el Concilio Vaticano II. Allí empezaron a enseñar las orejas las ratas protestantes infiltradas.
En algunos temas, como la elaboración del Novus Ordo Missae, no se molestaron ni en disimular. Seis pastores protestantes asesoraron en su elaboración, dirigida por él masonazo de Bignini.
Quise decir Bugnini.
Mucho más las ratas de los masones, aunque jerarca protestante y masón van muy unidos, la masonería se acuno en el protestantismo, y en la cabeza la judeomasoneria, no te olvides de la debilidad judaica de los papas conciliares
Verbigracia: La paralización del proceso de beatificación de Isabel la Católica.
Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: —Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma.
San Lucas 2:34-35
Es obra del Espíritu Santo que queden al descubierto las intenciones del corazón, una señal de los que aceptan y los que rechazan a Cristo y ponen al hombre antes que a Dios, que unos caigan y otros se levanten. No ocurre sin dolor.
Los modernistas dejan asomar continuamente en sus escritos y discursos la idea esquizoide de que la iglesia de Cristo es el género humano, y no es la iglesia católica, que sólo subsiste como una parte.
Solo entendiendo las ideas masónica globalizantes se puede entender el discurso de cierto tipo de clero.
¿En qué consiste esa esperanza del sínodo? Pues lo dicen continuamente: globalizar y totalizar a la fraternidad humana universal sin necesidad de un Dios verdadero con su religión revelada.
A esto lo llaman rezar juntos por la paz.
Omella me parece un hombre mediocre, actúa como lo que parece según lo que emite o dice: es un quintacolumnista del NOM, si me apuran un poco creo que es un agente de s….N.
El sínodo es herejía. No hay más.
¿Pero cómo «nuestra Iglesia» va a ser «una familia donde todo el mundo se sienta escuchado y amado» si de los cardenales de las Dubia para abajo somos cientos de miles los que no hemos recibido contestación de Roma? A lo mejor, los que no nos vemos amados somos los de dentro, Omella, Bergoglio.
Según datos oficiales en España apenas participó un uno por ciento de feligreses en el sínodo ( recuerdo la foto del acto final frente a la catedral de la Almudena en Madrid). Por lo tanto, qué valor puede tener este sínodo? Ninguno. Nos quieren imponer un nuevo dogma disfrazado de voluntad popular. Esa voluntad popular no existe. A los hechos me remito.