A los obispos alemanes: no, la Iglesia no cambiará

sínodo Alemania
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(Regis Martin en Crisis Magazine)-¿Qué impide a los obispos alemanes abandonar la Iglesia? La Iglesia, al fin y al cabo, nunca cambiará en esas «cuestiones pélvicas» que tanto les preocupan.

A los setenta y siete años es el momento de ir en serio.

Samuel Johnson

En ocasiones me he quedado perplejo ante esa frase -tan portentosamente pronunciada por el inglés más serio que conozco- y me he pregunto por qué alguien aconsejaría a otro que esperara tanto tiempo antes de ser serio. ¿No deberíamos ir siempre en serio? Además, ¿no es un poco extraño que si el Dr. Johnson hubiera seguido su propio consejo, nunca hubiera vivido lo suficiente para seguirlo? Se retiró, como se dice, a los 75 años, perdiendo sin llegar a la meta por dos años.

En cuanto a mí, no cumpliré 77 años hasta dentro de un año como mínimo. ¿Significa eso que estoy libre de seriedad hasta entonces? Si es así, estaré en muy buena compañía, ya que no pocos obispos menores de 77 años han acaparado ese particular mercado desde hace tiempo. El obispo Georg Bätzing, por ejemplo, actual presidente de la Conferencia Episcopal alemana, solo tiene 61 años y parece un espécimen sorprendentemente poco serio. De hecho, a juzgar por los comentarios que ha hecho recientemente durante su estancia en Roma con unos sesenta prelados para charlar con el papa, uno casi podría pensar que el pobre hombre no tiene ninguna fe.  

«Personalmente, me afecta mucho», admitió el otro día, al analizar el creciente éxodo de católicos en Alemania, «que tanta gente abandone la Iglesia». «Al hacerlo», continúa, «están emitiendo un voto y mostrando que ya no están de acuerdo con la forma en que se presenta la Iglesia». Las razones son ciertamente variadas y, en su mayoría, justificadas (la cursiva es nuestra). «Sin embargo», concluye, «hay razones para quedarse». «

¿De verdad? ¿Por qué habría de quedarse alguien a quien el obispo Bätzing le acaba de asegurar todas las razones para marcharse? Y, pensándolo bien, ¿cómo debería presentarse la Iglesia si, al no hacerlo hasta ahora, estaría totalmente justificado abandonarla? Obligada a hacerlo, de hecho, si creemos al obispo Bätzing. La gente no tiene otra alternativa que irse, está diciendo, dada su continua recalcitrancia en tantos frentes. Su Excelencia no ha tenido ningún reparo en decírnoslo. 

En todos los temas candentes, desde el sexo fuera del matrimonio hasta la ordenación de mujeres, pasando por la bendición de los matrimonios del mismo sexo o la ampliación de los privilegios eucarísticos a los cristianos no católicos, se sitúa en el campo de los disidentes. Sobre todo en lo que respecta a las mujeres sacerdotes ha sido muy crítico con la negativa de Roma a ordenarlas: «Los papas han intentado decir que la cuestión de las mujeres sacerdotes está cerrada, pero el hecho es que la cuestión existe. Muchas mujeres jóvenes dicen: ‘Una iglesia que rechaza todo esto no puede ser mi iglesia a largo plazo'». Y, metiéndose en este pequeño drama, él mismo dejaría la Iglesia si «tuviera la impresión de que nada va a cambiar».

¿Qué le retiene, me pregunto? Porque la Iglesia, que él y sus aliados están tan ansiosos por cambiar, simplemente no va a cambiar. Nunca cambiará. ¿Y de dónde se saca la idea de «mi Iglesia», como si uno fuera de alguna manera dueño de la institución de la que ha aceptado ser miembro? Uno pensaría que incluso los obispos alemanes sabrían que no es mi Iglesia, ni su Iglesia, sino la Iglesia de Cristo. ¿Acaso se han olvidado que la última vez que se produjeron cambios del tipo que acogen las personas de su creencia se le llamó luteranismo? ¿Es eso lo que quieren? Entonces, tal vez deberían decirlo y seguir adelante. 

Me acuerdo de un comentario revelador que hizo Karl Rahner sobre su antiguo compañero y amigo Hans Küng, cuyos coqueteos con la heterodoxia le dejaron bastante desamparado al final. El padre Rahner afirmó que le resultaba mucho más fácil leer y comprender a Küng como protestante. Solo cuando intentaba presentarse como católico, sus escritos se volvían ininteligibles. ¿Será que los seguidores de Bätzing solo son coherentes en la medida en que se les considere como no católicos -secularistas, de hecho- desvinculados de una Iglesia cuyas enseñanzas ya no comparten? 

¿Por qué alguien no se lo dice claramente? Como el papa, por ejemplo. Es su trabajo, después de todo, explicárnoslo todo sobre la Iglesia, comenzando con, cómo uno pensaría, la verdad de que Jesús mismo la formó para ser la extensión de sí mismo y de su trabajo en el mundo. Y que quien la escucha, lo escucha a Él y al que lo envió. ¿Por qué es tan complicado? Felipe, uno de sus seguidores, ciertamente no lo pensó así cuando, al plantear la pregunta a Jesús sobre cuándo podrían ver todos al Padre, Jesús le dice: «Mira, Felipe, muchacho, el Padre y yo somos uno. Cuando me veas a mí, lo verás a Él». En otras palabras, si Cristo instituyó la Iglesia para prolongar su presencia salvadora en el mundo, ¿no se deduce que al verla y escucharla necesariamente se ve y se escucha a Cristo?

Entonces, ¿por qué se niegan a escuchar su voz? ¿Son sus propias voces tan convincentes que se espera que el resto de nosotros las escuchemos, atendiendo a un consejo que revierte dos mil años de cristianismo católico? ¿Acaso el testimonio de innumerables santos y eruditos, papas y mártires, no cuenta para nada? ¿O ni siquiera la autoridad de, nada menos, Cristo mismo, que no dispuso ninguno de los cambios que hoy se proponen?

Por desgracia, no saben nada de la Iglesia. Su misterio se les escapa por completo. Son realmente personas poco serias. Ni siquiera una frase de Henri de Lubac les conmueve. Pero la citaré de todos modos, porque hace que los que no solo amamos a la Iglesia, sino que también sentimos la necesidad, sobre todo ahora, de defenderla.

«La riqueza de la cosa es única»,, nos dice en un pasaje especialmente bello y luminoso de El esplendor de la Iglesia, su obra maestra, que se publicó por primera vez en 1953, pero que desde entonces ha tenido múltiples ediciones. Continúa: «Nada comparable ha sido jamás pensado por los hombres, y mucho menos realizado…. Y esta riqueza es maravillosamente multiforme. Si quisiéramos explorar todos los aspectos de la misma, la tarea no tendría fin. Pero veamos por un momento todo el gran panorama de los veinte siglos. Comienza en el costado herido de Cristo en el Calvario, pasa por el ‘temple’ del fuego de Pentecostés y sigue como un torrente ardiente para pasar a través de cada uno de nosotros a su vez, para que brote en nosotros agua fresca y viva y se enciendan nuevas llamas. En virtud del poder divino recibido de su Fundador, la Iglesia es una institución que perdura; pero más que una institución, es una vida que se transmite. Ella pone el sello de la unidad en todos los hijos que reúne».  

Sin duda, sobrevivirá a la locura que ahora la envuelve. Y también sus miembros, por muy asediados que estén.

Publicado por Regis Martin en Crisis Magazine

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
22 comentarios en “A los obispos alemanes: no, la Iglesia no cambiará
  1. No se van porque dejarían de percibir el dinero que reciben como iglesia católica, si los alemanes se declaran abiertamente en cisma, pierden el dinero que los mantiene en sus puestos

    1. ¡Exactamente! Es una cuestión de kirchensteuer o impuesto eclesiástico que mantiene a la mayor empresa alemana: la Iglesia católica. El análisis de marketing empresiaril les lleva a la conclusión de que han de acomodarse al mercado potencial que aporta los activos que la empresa necesita para seguir su actividad. O se van o habría que pedirle al Señor que vuelva de nuevo a hacer una correa y expulse a esos mercaderes del templo. Una vergÜenza y su argumentación pseudoteológico pastoral indigna de la altura y tradición teológica de la Iglesia católica en Alemania. Empezando por el impresentable de Marx, siguiendo por el Bätzing y todos los que están haciendo esa infame campaña de acoso y derribo al cardenal Wölkie de Colonia, porque saben que sin el concurso de Colonia todo su infame «camino» no conducirá a ninguna parte. Porque los católicos de München tampoco les seguirán.

    2. Usted lo ha dicho, Ramòn! La ùnica razòn de la pasiòn por seguir perteneciendo a la Iglesia Catòlica de estos «santos» alemanes es poder seguir perteneciendo al mayor empleador de Alemania despuès del Estado alemàn: la Iglesia Catòlica. Son empleados a sueldo, y no los impulsa la fe sino el bolsillo. En realidad, da la impresiòn de que pertenecer a «esa» Iglesia Catòlica es signo seguro de pèrdida total de la fe catòlica…

  2. Ya lo creo que sobrevivirá. Pero, ¿cuántos permanecerán en Ella?
    Se sacará la locura que hoy la ciega.
    Un gran drama es que al grueso de la gente no le interesa vivir como católico ni ser católico y ésto es fruto del Vaticano II.

  3. Es ironico que de todas las grandes luminarias teologicas que ha tenido la Iglesia en sus 2000 años, el autor del articulo cita a 2 gestores de la debacle postconciliar: Rahner & Henri de Lubac.
    ¡La primavera eclesial!
    Con amigos asi quien necesita enemigos…

    1. En un primer momento es lo primero que a uno le viene a la mente. Pero creo que la intención no es destacar que los grandes teólogos y doctores de la Iglesia se opondrían a los actuales disparates eclesiales y deriva de una buena parte de la jerarquía (los sinodales alemanes no están solos en ésto), sino que hasta ésos que señala lo hacían, pese a haber sentado las bases del desastre conciliar y, sobre todo, posconciliar. No creo que se trate de elevar tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.

      1. Por favor, leer tus criticas al Sínodo Alemán o los concilios es tan absurdo como si un burro escribiera sobre álgebra. Mejor vete al bar, pide una copa y ponte a jugar dominó con los jubilados como tú.

        1. Quien parece que está ebrio, y no poco, es usted. ¿Qué relación guarda el comentario al que supuestamente contesta con su ridícula deposición? ¿Ya tiene preparada su sarta de exabruptos y disparates y los coloca al buen tuntún o qué? Voy a explicárselo de acuerdo con su ínfimo nivel comprensivo del idioma español: mi comentario no trata de ningún sínodo o concilio, sino que se trata de una explicación de por qué el autor cita a Rahner o a De Lubac, a quien evidentemente usted no ha leído jamás y probablemente ni sepa quiénes fueron ni qué dijeron, pese a haber vivido usted en su época, que obviamente pasó flotando, como flora ahora, en parte por ignorancia y en parte porque ya está gagá debido a su edad. Como es inútil recomendarle que se informe antes de soltar disparates y hacer el ridículo, sólo cabe recomendarle que se someta a un exorcismo y deje de escribir chorradas que no interesan a nadie, farsante.

          1. Este demente de EL PEDU no puede estar un solo día sin obsequiarnos con sus ventosidades, usted le llama deposiciones, pero no llegan ni a eso. Son flatulencias, como él mismo lo es, una ventosidad mal expelida EL PEDU. Esta página ganará y mucho cuando se decida a bloquear a este indeseable sujeto

  4. Está claro que la creencia mayoritaria y equivocada en la iglesia es que la doctrina moral es lo único que no se puede cambiar.
    Mientras no les toques la moralina no pasa nada, pueden estar décadas y décadas con herejías en todo lo demás sin inmutarse.
    Pues hagan hermenéutica de la continuidad con la doctrina moral y problema resuelto.

  5. «¡Proclamamos que iglesia no cambiará! »
    Claro, porque ya está cambiada.
    Siguen sin entender que si la doctrina y culto tradicional se pueden cambiar, entonces todo se puede cambiar.
    Que gente más alienada. Si en la práctica se cambia, ya está cambiado sin necesidad de la teoría.

    1. A mi lo que está pasando me resulta esquizofrénico. Me recuerda lo que se comenta que dijo en una ocasión Hegel: “si los hechos contradicen mis teorías, peor para los hechos”.

      Estamos en apostasía universal manifiesta y lo único que se hace desde la Iglesia es recordar que todas las religiones pueden ser maravillosas. Entonces yo me pregunto, Iglesia católica, ¿para qué?, si ya estaban los Diez Mandamientos en la ley Judía qué necesidad había de fundar una nueva religión. Si la pasión y muerte de Jesucristo trajo la salvación de todos los hombres, ¿qué necesidad había de que se predicara el Evangelio si ya somos salvos por Su muerte?

      1. Ah, el mandato evangélico: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará.” Pues entonces los sucesores de los Apóstoles parece que en algún momento han olvidado algo por el camino.

        El resultado práctico de la libertad religiosa y el (falso) ecumenismo es la apostasía (católica, porque los demás creo que siguen pensando que su religión es la verdadera, piénsese en judíos y musulmanes por ejemplo).

        Lo dicho, que los hechos contradicen la teoría, pues peor para los hechos.

        1. El modernismo progresista y el modernismo neocon son dos versiones de una misma enfermedad psiquiátrica esquizoide consistente en razonar lo mínimo posible, no vaya a ser que llegando con la razon a la verdad, la verdad no me guste:
          «No existe catolicismo no tradicional porque sólo lo tradicional es católico»

  6. La oración lutúrgica ha sido maltratada, profanada, mutilada, suprimida en tantos casos desde la estafa conciliar. La Tradición litúrgica de la iglesia que es una joya en si misma, debió haberse guardado como oro en paño y guardarse de desdeñar o suprimir hasta una coma por intereses bastardos, y acordarse de la Sabiduría del Creador que hace brillar en el firmamentos infinitas y diversas estrellas. Hay que amar el esplendor del culto como alabanza a Dios, para que nuestras oraciones asciendan al cielo en música triunfal. Mientras fuera se escucha el ruido tumultuoso del mundo, tu pueblo ha venido a implorarte a una pequeña capillita de arrabal y las monjas de clausura cantan como en familia al Santísimo Sacramento. No permitas Dios mío que sigan despreciando dentro de tu iglesia esa piedad que tu gracia inspira, y que es la única línea que todavía nos salva.

    1. Usted sí que está fuera de lugar: ¿qué hace alguien no católico como usted soltando idioteces en una web católica, fe de la que desconoce hasta sus más elementales rudimentos? Es una pregunta retórica, no responda. No el artículo o la fe católica lo que está desenfocado, sino su mente enferma la que lo desenfoca todo. Sométase a un exorcismo y cuando deje de estar endemoniado estudie un poco. Así evitará decir disparates y se le enfocarán las cosas, farsante.

      1. Oye y que no se cansa EL PEDU de torturarnos con sus ventosidades. PEDU, enfermo, que a nadie le interesan tus comentarios repelentes, piérdete de una vez, EL PEDU

  7. UNO tiene razón: no puede cambiar porque ya está cambiada. Simplemente la comunión en la mano se da de patadas con la catequesis al respecto de antes del Vaticano II. Y es sólo un ejemplo. Si hablamos de los actos de Asís, la canonización de Montini, el olvido de los mártires actuales…Es de locura.

  8. Si la iglesia no cambia desaparecerá, no ha habido en la Historia ninguna institución que sobreviva sin ir adaptándose a los cambios. tardará mas o menos pero cambiará dejando en el mas absoluto ridículo a los inmovilistas. Observen ustedes la propia historia de la iglesia. ¿De verdad creen ustedes que seguimos en Nicea o en Trento? No cifren sus frustaciones en el vaticano II, y prepárense para el Vaticano III

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