La Comunidad de Lanceros ha seguido de cerca lo ocurrido la semana pasada en la Conferencia Episcopal Española. Los obispos españoles se reunieron en Asamblea Plenaria para elegir al nuevo Secretario General, monseñor César García Magán. Habrá que hablar largo y tendido del nuevo Secretario. Habrá que preguntar a los sacerdotes de Toledo, ellos sí que pueden contar muchas cosas.
Según uno de los miembros destacados de la Comunidad de Lanceros, lo ocurrido la pasada semana se puede resumir, por un lado, en que a Omella los obispos le han puesto en su sitio y, por otro, que a Omella la Conferencia Episcopal le importa más bien poco. El todopoderoso cardenal Omella se habrá tenido que dar cuenta de que no tiene el aprecio de una parte importante de sus congéneres. Aunque le dé lo mismo, que para eso tiene a su guardia pretoriana que hablaba e intervenía a tiempo y a destiempo.
Lo más grave es que para el cardenal Omella la Conferencia Episcopal ha sido una mera plataforma para ejercer un poder que hasta ese momento no tenía. Lo que le importa no es la Conferencia Episcopal. Lo que le importa es la Comisión de nombramientos de obispos. Ahí es dónde reina y gobierna. Lo demás es puro trámite.
El cardenal Omella es especialista en echar balones fuera. Lo suyo es informar al Papa de lo que pasa en España, contarle su versión y después hacer lo que sea para nombrar el número suficiente de obispos que le den la vuelta a la Conferencia Episcopal. Por más que protesten, como han hecho, uno, dos, diez, veinte obispos, por más que se quejen, por más que digan, el presidente de la Conferencia Episcopal toma nota y calla. Habrá tiempo de recordar quiénes eran los que protestaban para meterlos en cintura.
Un miembro de la Comunidad de Lanceros apunta que lo que decimos no lo decimos solo nosotros. Lo dejaron claro hace unos días en el Boletín Oficial de Osoro, una página web especializada en ir contra la doctrina de la Iglesia.
Lean ustedes lo que les preocupa al Presidente y al Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española. Lean cómo le ponen los deberes a García Magán:
“Omella no dio esta batalla, y no lo hizo porque el plan, más bien la encomienda, es otra. Y viene de lo más alto. Y tiene fecha límite: 2024. Primavera, por más señas, cuando acaba el mandato de la actual cúpula episcopal (salvo el caso de Magán que, ya les adelanto, se centrará en lo esencial). ¿Y cuál es esta misión? Ni más ni menos, que ‘cambiar la cara’ del episcopado español. El proceso ya ha comenzado, con nombres como Satué, Prado, Valera, Brotons, García Cadiñanos…, y con decisiones, desde Roma, como la intervención de los seminarios. Que va más allá de cuestiones numéricas. Que va de fondo, de cuál es el modelo de sacerdote que queremos. Y, para ello, hay que ‘tocar’ los dos extremos del proceso: el seminario y el orden episcopal. Como hiciera Tarancón en tiempos de Pablo VI. O el cardenal Rouco por orden de Juan Pablo II”.
Satué, Prado, Valera, Brotons, García Cadiñanos… el futuro de la Iglesia española.
Diego Lanzas
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Este personaje siniestro, de Omella, para los verdaderos creyentes es un peligro, comparado, como meter un zorro en un gallinero. Gracias a que la mayoria de Obispos, ya le conocen.
La mayoría de católicos, también
Pues es una derrota temporal, debe estar lamiendo sus heridas, pero si siguen los nombramientos ad hoc. Solo Dios en su infinita providencia salvará a España. Nuestra Señora del Pilar, ruega por nosotros. Apóstol Santiago, ruega por nosotros.
El límite del 2024 es cierto ya que la sentencia penal canónica del asunto caso Ureña saldrá para esa fecha…
Hay que superar las omelladas y osoradas, que son calco de las b e r g o g l i a d a s.
CIERTO
Bien dicho pater!!! Ni una, ni dos ni tres…el problema vendrá cuando estos tres «hombres de Dios» tengan que dejar sus respectivas responsabilidades y entonces veremos qué queda en el Iglesia, en España y en el mundo, que van a dejar sendos eriales en sus distintos ámbitos. Omella es un bienqueda insulso, Osoro es un «bluff€ henchido de buenismo falsario y qué decir más de JMB que cada día no veamos acrecentado en lo absurdo, lo mundano y lo vacío de catolicidad. En fin , ni caso a nada de lo que diga ante los micrófonos ninguno de los tres.
Padre Dios, confiamos en tí. Amén
Si vamos a juzgar las decisiones de la Conferencia Episcopal segun criterios politicos, a mi que me borren.
Y ¿de verdad a Francisco le interesa o le conviene aclarar el caso Ureña? Porque si alguien quedará fatal en esa historia será el mismo Papa.