La recuperación de la corrección fraternal entre los obispos

Jesús Silva sinodalidad Sínodo de los Obispos (Vatican News)
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En la edad de oro del episcopado católico -la época de los grandes Padres de la Iglesia, como Cipriano de Cartago y Agustín de Hipona, a principios y mediados del primer milenio-, los obispos estaban frecuentemente en contacto entre sí, animándose, consultándose y, cuando era necesario, corrigiéndose. La práctica de la corrección fraternal episcopal se ha marchitado con el tiempo, sobre todo en las décadas posteriores al Concilio Vaticano II. Y eso es extraño. Porque el Vaticano II enseñó que los obispos del mundo forman un cuerpo o «colegio» que, con y bajo el obispo de Roma, comparte la plena autoridad dentro de la Iglesia. De alguna manera, sin embargo, la práctica de la «colegialidad» episcopal llegó a parecerse a la etiqueta no escrita dentro del ficticio club londinense de Evelyn Waugh, Bellamy’s, en el que uno simplemente no criticaba a otro miembro, sin importar lo perturbador, incluso extraño, que fuera su comportamiento.

Independientemente de lo que haya logrado hasta ahora el «camino sinodal» del catolicismo alemán, que ha durado varios años, ha cambiado esa dinámica de forma drástica. 

Los obispos de Polonia y Escandinavia enviaron recientemente cartas de preocupación y corrección fraternal al episcopado alemán, cuestionando la deconstrucción del camino sinodal alemán de las verdades establecidas de la fe y la práctica católica. Luego, el martes de la Semana Santa, un grupo de más de setenta obispos de habla inglesa de Estados Unidos, Canadá y África hizo pública la «Carta abierta fraternal a nuestros hermanos obispos de Alemania». Subrayando que las siete cuestiones que señalaban no eran sus únicas preocupaciones acerca del trabajo del camino sinodal alemán hasta la fecha, la carta de los obispos anglófonos identificaba, no obstante, los puntos clave en los que la Iglesia alemana parecía encaminarse hacia lo que solo puede llamarse apostasía.

En primer lugar, al «no escuchar al Espíritu Santo y al Evangelio», el camino sinodal estaba socavando la credibilidad de las Escrituras, la autoridad docente de la Iglesia (incluida la del papa Francisco) y la comprensión católica de la persona humana.     

En segundo lugar, los documentos y los debates del camino sinodal parecen dominados por ideologías seculares, incluida la teoría de género, en lugar de estar enmarcados por la Escritura y la tradición que, según recordaron los obispos anglófonos a sus hermanos alemanes, el Vaticano II declaró «un único depósito sagrado de la Palabra de Dios» que es vinculante para la Iglesia a lo largo del tiempo, independientemente de la cultura pública imperante.

En tercer lugar, el camino sinodal reduce persistentemente la libertad a la autonomía personal -la libertad simplificada de «lo hice a mi manera»- y confunde la conciencia con la preferencia personal. Sin embargo, como dicen los obispos anglófonos, una conciencia verdaderamente cristiana «permanece sujeta a la verdad sobre la naturaleza humana y a las normas de vida recta reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia de Cristo». No hay libertad sin verdad, escribieron, «y Jesús es la verdad que nos hace libres».

En cuarto lugar, los documentos y debates del camino sinodal parecen carecer de esa alegría del Evangelio que el papa Francisco ha subrayado como «esencial para la vida cristiana.» ¿Cómo puede haber una renovación y reforma seria de la Iglesia, se preguntan los obispos de habla inglesa, si la alegría de la nueva vida en Cristo está ausente? ¿Es posible que una Iglesia agriada y autorreferencial, obsesionada por los fracasos reales e imaginarios, pueda evangelizar? 

En quinto lugar, los obispos anglófonos señalaron que el camino sinodal ha sido un ejercicio elitista dirigido por burócratas de la Iglesia atrincherados y decididamente woke. Pero ¿cómo puede la Iglesia proclamar la nueva vida en Cristo si la vasta burocracia católica alemana «muestra más sumisión y obediencia al mundo y a las ideologías que a Jesucristo como Señor y Salvador»?

En sexto lugar, los obispos anglófonos señalaron la fijación del camino sinodal en el «poder» eclesiástico, como si manejar un escritorio en una cancillería y decir a otros lo que deben hacer tuviera mayor valor evangélico que llevar a otros a Cristo, o volver a Cristo, a través de un testimonio personal del evangelio. 

Y, por último, la «Carta abierta fraternal» advierte que una «sinodalidad» católica que reduce el catolicismo a otra secta protestante liberal es una distracción de «la conversación necesaria de la Iglesia para cumplir [su] misión de convertir y santificar el mundo». Los obispos anglófonos saben que la misión cristiana actual necesita una profunda reforma católica. Sin embargo, reforma no significa deconstrucción. La Iglesia tiene una «forma» dada por Cristo, y toda verdadera reforma católica se refiere a esa forma.

Está por ver si la «Carta abierta fraternal» y las cartas paralelas de los episcopados polaco y escandinavo frenan lo que parece ser, en Alemania, una carrera precipitada hacia el precipicio de la apostasía. Pero los valientes obispos que firmaron esa carta han identificado unas cuestiones clave para la Iglesia del futuro inmediato y para el próximo cónclave papal. 

Y eso es un servicio al evangelio y la causa de Cristo.

Publicado por George Weigel en First Things

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
1 comentarios en “La recuperación de la corrección fraternal entre los obispos
  1. No sé si soy el primero en comentar, pero el artículo me parece muy interesante. Y alegra ver que hay obispos que están actuando como tales, y da pena que los obispos españoles estén tan calladitos.
    Muchos opinan que lo de las Conferencias Episcopales, en muchos aspectos, es un engaño, y coincido con ellos. A base de grupos y de no salir de ellos, se quita fuerza, no se evangeliza y, seguramente lo más importante, no se sigue la verdad, ni en minúscula ni con mayúscula. Y la libertad, para muchos asuntos, no existe sino se funda en la verdad, y más en Teología.
    ¿Soy libre para pensar, y menos decir actualmente, que la tierra es plana? Podría serlo hace siglos, hoy la verdad no es que coarte mi libertad, es que hace que mi libertad tenga ,cuando me adhiero a lo cierto. En la Iglesia se pierde el sentido común en muchos casos ¡y no digamos con jerarquías que no confirman en la fe, sino que la confunden , y con sinodalidades y conferencias como la alemana y adláteres.

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