Frente a la crisis e incertidumbre que viene atravesando el gobierno, los Obispos de Perú emitieron el jueves un comunicado dirigido al pueblo peruano: «El poder debe estar al servicio del pueblo y no al servicio de sus representantes o de aquellos que se arrogan esta condición».
En el documento, los Obispos recuerdan que desde el 2016 la crisis política que agobia a nuestro país se agravó por «la constante inestabilidad, que se genera desde los diversos actores políticos y los grupos de poder». A esta crisis política se sumó la crisis sanitaria causada por la Covid-19, «que mostró las graves falencias que tiene el país en materia de salud y educación».
Ante la crisis social y política que vive el país, los obispos de Perú insisten en que «las medidas económicas que se han tomado estos últimos días, con la finalidad de generar más empleo, resultan insuficientes, pues no están focalizadas a contrarrestar el duro impacto económico que estamos viviendo».
Por ello, desde la Conferencia Episcopal peruana hacen un llamado urgente a los líderes políticos del país para que «asuman con mayor responsabilidad la actual coyuntura, deponiendo egoísmos, consensuando reformas y estableciendo medidas radicales contra la corrupción». De igual modo, recuerdan al presidente que «nos representa a todos por igual y no a un grupo o intereses subalternos» al mismo tiempo que le hacen saber que «su misión es trabajar por el bienestar general del pueblo peruano».
«La ausencia de liderazgo y de un horizonte socio-político y económico resultan muy preocupantes y exigen una inmediata solución», afirman los obispos peruanos. Además, insisten los prelados en que «la grave crisis que vive el país nos obliga a exhortar a la clase política y a la sociedad civil a buscar y promover un diálogo democrático, transparente y honesto, con el objetivo de logar un auténtico consenso».
Por último, el comunicado de los obispos peruanos asegura que «la solución a la que se llegue, debe llevarnos a una auténtica esperanza, sin polarizaciones, para que Perú retome el camino del desarrollo integral y sostenible, del progreso, para lograr más empleo y servicios públicos de alimentación, salud y educación».
«La democracia debe llevarnos a buscar la gobernabilidad y el bien común, así como velar por la libertad de expresión, la independencia de poderes y el respeto a la dignidad humana», concluyen los obispos de Perú.
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En la Conferencia Episcopal peruana hay varios obispos teologos de la liberación, marxistas, que apoyaron al candidato marxista Pedro Castillo y el partido comunista Peru Libre. Cuando hubo fraude electoral, y con muchas pruebas de irregularidades, tanto en mesa de sufragio como en las mismas instituciones estatales encargadas del conteo de votos, esos obispos, se callaron. Solo para citar 2 nombres de esos obispos comunistas que defendieron y defienden al gobierno marxista: monseñores Carlos Castillo, arzobispo de Lima y Pedro Barreto, cardenal.
¿De cuando a acá los obispos son jueces de liderazgos políticos? Por eso es que pierden credibilidad. porque se dedican a la política y no a su misión como obispos.
Cuando lo que hacen o dicen los líderes políticos o cualquier autoridad es contrario a la fe católica, su moral o la bien común, los obispos no sólo pueden orientar a los fieles al respecto: es que es su obligación. El problema no es que lo hagan, sino que no lo hagan más o cuando debieran hacerlo. Eso es lo que les resta credibilidad y no lo que usted les achaca, que sería pura coherencia.
Así es I JOHN… Qué se puede esperar de un presidente(«el payaso del gorro» como lo definió un analista) comunista y ministros afines a SENDERO LUMINOSO… Y encima en la tierra del creador de la TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN (el tal Gustavo Gutiérrez) pues eso:que trabajen los del pueblo a cambio de percibir MISERIA PARA EL CUERPO Y EL ALMA, eso es el comunismo
Vaya sarta de tonterías masónicas q sueltan, q tropa, pobre peru
Si desastroso es Castillo para Perú también lo son esos obispos y quienes les nombraron para la Iglesia peruana. (Aunque supongo que habrá alguna excepción). Es decir, que lo mejor que podrían hacer era empezar por casa y después, si acaso, hablar. No es extraño que crezcan tanto los protestantes en Hispanoamérica.