El Papa Francisco recibe hoy en audiencia privada al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.
Lo anunció ayer el Secretario de Estado de Comunicación y Relaciones Internacionales de Hungría, Zoltan Kovacs. Esta será la primera visita oficial al exterior del primer ministro Orbán desde las elecciones del 3 de abril cuando arrasó al conseguir más del 50% de los votos.
En las elecciones legislativas, celebradas el pasado mes de abril, Fidesz logró una amplia y contundente victoria en las elecciones generales de Hungría al lograr más del 53,85 por ciento de los votos, manteniendo así holgadamente la mayoría de dos tercios (135 escaños de 199). La victoria de Orbán permitió que Hungría siga teniendo un primer ministro que defiende la identidad y la seguridad de los húngaros, apuesta por la familia y la vida, y se opone al consenso socialdemócrata de las élites de Bruselas.
En cuanto al encuentro entre Francisco y Orbán, la última vez que se vieron las caras fue cuando el Papa viajó el pasado mes de septiembre a Hungría y Eslovaquia. El Pontífice viajó a territorio húngaro para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional ―motivo de la visita a Budapest―. El Papa Francisco tuvo un breve encuentro con las autoridades civiles húngaras en el Museo de Bellas Artes de la capital húngara.
En esa reunión que mantuvieron en septiembre, donde no hubo discursos oficiales y que transcurrió a puerta cerrada, estaban presentes, por parte de los anfitriones, el entonces presidente de la República de Hungría, János Áder, el primer ministro, Viktor Orbán y el viceprimer ministro de Hungría, Zsolt Semjén; por parte del Vaticano el Santo Padre, el secretario de Estado, Pietro Parolin y el secretario de Relaciones con los Estados, Paul Gallagher.
Según un escueto comunicado del vaticano, en el encuentro, que duró 40 minutos, se habló, entre otras cosas, sobre el papel de la Iglesia en el país, el compromiso con la salvaguarda del medio ambiente y la defensa y promoción de la familia.
Según recogió Korazym, durante la reunión, la delegación húngara ilustró al Pontífice sobre los efectos positivos que habían tenido las leyes del Gobierno respecto a la familia y la natalidad en los últimos años. Después mencionaron los ataques que están recibiendo por la ley que prohíbe la propaganda LGTB sobre los menores. Francisco, que escuchaba con interés, dijo con fuerza: “La familia son un padre, una madre y los hijos; punto”, leemos en el mismo medio.
Se espera que en este nuevo encuentro, uno de los temas principales de conversación sea también la guerra en Ucrania. Un conflicto en el que el mandatario húngaro se ha mostrado neutra. Hungría acoge refugiados pero no envía armas a Ucrania.
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Orbán da ejemplo a toda Europa. Es uno de los pocos líderes antiglobalistas que se opone al NOM. Es encomiable que está resistiendo frente al aborto, al lgtbi, a la invasión inmigratoria musulmana, etc; y es muy positivo que se mantiene neutral ante la operación militar rusa en Ucrania.
En cambio es lamentable la actitud del Papa, que se muestra frío y distante con Orbán, Trump, Bolsonaro, Duda, Salvini, etc., y que incluso lanza indirectas oponiéndose a sus políticas.
Tal vez Orbán le explique a Francisco como ser un buen católico.
Orban es luterano.
Víctor Orbán trabaja más y mejor, en la defensa de la moralidad pública y de la seguridad de Europa, que no Francisco, que está afectado por la ideología anticristiana del NOM.
En condiciones normales diriamos que el Papa confirme en la fe al presidente húngaro o de cualquier otro país. En las actuales circunstancias deseamos que sea el presidente de Hungría Viktor Orban quien evangelice e ilumine la conciencia del sr. Bergoglio por el bien de todos. El mundo, al revés.
No sé qué tendráque tratar un líder cristiano, que ha restaurado los valores bíblicos en su país, lo ha defendido de la islamización vía migratoria y evita el adoctrinamiento sodomita de los niños, con quien ha favorecido la islamización de Europa, aplaude a los líderes que nos tiranizan con la ideología de género y adora a la Madre Tierra. No les veo ningún punto en común y tampoco creo que sea necesario que diga quien es uno y quien es el otro.
Algún comentarista lo ha indicado ya: El mundo al revés. El gobierno húngaro es el único que mantiene un organismo de rango ministerial para ayuda de los cristianos perseguidos. Es Orban quien está en condiciones de dar lecciones al primer -aunque no único- responsable de la situación caótica de la Iglesia Católica. Pero lo que vamos a ver es todo lo contrario y como Francisco vive en un alejamiento completo de la realidad asumirá el papel de maestro y dará lecciones al que hoy es probablemente el mejor gobernante de Europa. De vergüenza ajena.