«Contra la guerra. La valentía de construir la paz», nuevo libro del Papa Francisco

Papa Francisco pandemia sacramentos (Vatican Media)
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Mañana sale a la venta en quioscos junto con el diario italiano “Corriere della Sera” y en las librerías, «Contra la guerra. La valentía de construir la paz»: un libro del Papa Francisco que presenta el diálogo como un arte de la política, la construcción artesanal de la paz y el desarme como una opción estratégica.

Libro Papa
Portada del libro escrito por el Papa Francisco (Vatican News)

Publicamos la introducción hecha por el Santo Padre:

Hace un año, en mi peregrinaje al martirizado Irak, pude ver de primera mano el desastre causado por la guerra, la violencia fratricida y el terrorismo, vi los escombros de las casas y las heridas de los corazones, pero también semillas de esperanza para renacer. Nunca hubiera imaginado entonces que un año después estallaría un conflicto en Europa. Desde el principio de mi servicio como obispo de Roma hablé de la Tercera Guerra Mundial, diciendo que ya la estamos viviendo, aunque todavía ‘por partes’. Estas partes se han hecho cada vez más grandes, soldándose entre ellas… En este momento, hay tantas guerras en acto en el mundo que causan un inmenso dolor, víctimas inocentes, especialmente niños. Guerras que provocan la huida de millones de personas forzadas a dejar su tierra, sus casas, sus ciudades destruidas para salvar sus vidas. Son las muchas guerras olvidadas que, de vez en cuando, reaparecen ante nuestros ojos desatentos.

Estas guerras nos parecían «lejanas». Hasta que, ahora, casi repentinamente, la guerra ha estallado cerca de nosotros. Ucrania ha sido atacada e invadida. Y en el conflicto, los más golpeados son, desgraciadamente, muchos civiles inocentes, muchas mujeres, muchos niños y muchos ancianos, obligados a vivir en refugios excavados en el vientre de la tierra para evadir las bombas, con familias que se separan porque los maridos, padres y abuelos se quedan para luchar, mientras las esposas, madres y abuelas, tras largos viajes de esperanza, cruzan la frontera para buscar refugio en otros países que las reciben con gran corazón.

Ante las desgarradoras imágenes que vemos cada día, ante los gritos de los niños y las mujeres, no podemos más que gritar: «¡Deténganse!». ¡La guerra no es la solución, la guerra es una locura, la guerra es un monstruo, la guerra es un cáncer que se autoalimenta devorándolo todo! Es más, la guerra es un sacrilegio, que causa estragos en lo más precioso sobre nuestra tierra, la vida humana, la inocencia de los más pequeños, la belleza de la creación.

¡Sí, la guerra es un sacrilegio! No puedo dejar de recordar la súplica con la que en 1962 San Juan XXIII pidió a los hombres y mujeres poderosos de su tiempo que detuvieran una escalada bélica que habría podido arrastrar al mundo en el abismo del conflicto nuclear. No puedo olvidar la fuerza con la que San Pablo VI, dirigiéndose a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1965, dijo: «¡Nunca jamás guerra! Nunca jamás guerra». O los numerosos llamamientos a la paz realizados por San Juan Pablo II, que en 1991 describió la guerra como «una aventura sin retorno».

Lo que estamos presenciando es la enésima barbarie y nosotros, por desgracia, tenemos poca memoria. Sí, porque si tuviéramos memoria, recordaríamos lo que nos dijeron nuestros abuelos y nuestros padres, y sentiríamos la necesidad de paz igual que nuestros pulmones necesitan oxígeno. La guerra lo deforma todo, es locura pura, su único objetivo es la destrucción y esta se desarrolla y crece precisamente a través de la destrucción, y si tuviéramos memoria, no gastaríamos decenas, cientos de miles de millones en el rearme, para equiparnos de armamentos cada vez más sofisticados, para aumentar el mercado y el tráfico de armas que acaban matando a niños, mujeres y ancianos: 1981 mil millones de dólares al año, según los cálculos de un importante centro de investigación de Estocolmo. Esto indica un dramático aumento del 2,6% justo en el segundo año de la pandemia, cuando todos nuestros esfuerzos deberían haberse concentrado en la salud global y en salvar vidas humanas del virus.

Si tuviéramos memoria, sabríamos que la guerra, antes de llegar al frente, debe ser detenida en los corazones. El odio, antes de que sea demasiado tarde, debe ser extirpado de los corazones. Y para hacerlo, es necesario el diálogo, la negociación, la escucha, la habilidad y creatividad diplomática, una política con visión de futuro capaz de construir un nuevo sistema de convivencia que ya no se base en las armas, en el poder de las armas, en la disuasión.

Toda guerra no sólo representa una derrota de la política, sino también una vergonzosa rendición ante las fuerzas del mal. En noviembre de 2019, en Hiroshima, ciudad símbolo de la Segunda Guerra Mundial cuyos habitantes fueron masacrados, junto con los de Nagasaki, por dos bombas nucleares, reafirmé que el uso de la energía atómica con fines bélicos es, hoy más que nunca, un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad, sino contra cualquier posibilidad de futuro en nuestra casa común. El uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, al igual que lo es la posesión de armas atómicas.

¿Quién podía imaginar que menos de tres años después el espectro de la guerra nuclear se cerniría sobre Europa? Así, paso a paso, avanzamos hacia la catástrofe. Poco a poco, el mundo corre el riesgo de convertirse en el escenario de una única Tercera Guerra Mundial. Avanzamos hacia ella como si fuera ineluctable. En cambio, debemos repetir con fuerza: ¡No, no es ineluctable! ¡No, la guerra no es ineluctable! Cuando nos dejamos devorar por ese monstruo que representa la guerra, cuando permitimos que ese monstruo levante la cabeza y guíe nuestras acciones, perdemos a todos, destruimos a las criaturas de Dios, cometemos un sacrilegio y preparamos un futuro de muerte para nuestros hijos y nietos. La codicia, la intolerancia, la ambición de poder, la violencia, son motivos que impulsan la decisión de ir a la guerra, y estos motivos suelen estar justificados por una ideología bélica que olvida la inconmensurable dignidad de la vida humana, de toda vida humana, y el respeto y cuidado que le debemos.

Frente a las imágenes de muerte que nos llegan desde Ucrania, es difícil tener esperanza. Sin embargo, hay signos de esperanza. Hay millones de personas que no desean la guerra, que no justifican la guerra, sino que piden la paz. Hay millones de jóvenes que nos piden que hagamos todo, lo posible y lo imposible, para detener la guerra, para detener las guerras. Ante todo, es pensando en ellos, en los jóvenes y en los niños, que debemos repetir juntos: Nunca jamás guerra. Y juntos debemos comprometernos a construir un mundo que sea más pacífico porque es más justo, donde la que triunfe sea la paz, no la locura de la guerra; la justicia y no la injusticia de la guerra; el perdón mutuo y no el odio que divide y nos hace ver al otro, al que es diferente a nosotros, como un enemigo.

Quisiera citar aquí a un pastor de almas italiano, el venerable don Tonino Bello, obispo de Molfetta-Ruvo-Giovinazzo-Terlizzi, en Apulia, incansable profeta de la paz, quien amaba repetir: los conflictos y todas las guerras «encuentran su raíz en el desvanecimiento de los rostros». Entonces, cuando borramos el rostro del otro, podemos hacer crujir el sonido de las armas. Entonces, cuando al otro, su rostro y su dolor, lo tenemos ante nuestros ojos, no se nos permite lacerar su dignidad con la violencia.

En la encíclica Fratelli tutti he propuesto usar el dinero que se gasta en armas y otros gastos militares para constituir un fondo mundial destinado a eliminar definitivamente el hambre y promover el desarrollo de los países más pobres, de modo que sus habitantes no recurran a soluciones violentas o engañosas y no se vean obligados a abandonar sus países en busca de una vida más digna. Renuevo esta propuesta hoy, especialmente hoy. Porque hay que detener la guerra, porque hay que detener las guerras y sólo se detendrán si dejamos de «alimentarlas».

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Comentarios
28 comentarios en “«Contra la guerra. La valentía de construir la paz», nuevo libro del Papa Francisco
    1. Francisco se equivoca al proponer el desarme como opción estratégica, porque como ya se decía en la Roma clásica «si vis pacem para bellum», si quieres la paz prepara la guerra.
      Sólo con armas podemos defendernos de los enemigos.

      1. La afirmación de Francisco de que «es inmoral la posesión de armas atómicas», es invención suya, pues la moral católica enseña que la tenencia de las mismas es «un riesgo» (Catecismo n° 2314), pero no es condenada si esa posesión es prudente.

      2. ayyyy. Pura doctrina cristiana. Menos mal que el errático es el Papa.

        Lo de amar a los enemigos, otro día ¿no? Mejor matarlos y usar crematorios móviles.

        1. nb-91
          ¡ Qué curioso se me hizo¡
          Veía YouTube sobre el crematorio ambulante y luego me pasé acá y vi tu comentario. Tiene fecha el video de hace ¡ 8 años.!
          Todo es causar impacto.
          También se vió cuando lo del covid, que transportaban miles de bolsas
          para cadáver, o los camilleros en ésa calle famosa de Málaga, en plena navidad y los de la camilla con un dizque enfermo,
          Todo es un burdo plan para que se vea todo peor de lo que ya está y cause miedo.
          Y el video del reportero que muestra la enorme cantidad de cadáveres en bolsas negras sobre el piso, y mientras el reportero ve la cámara, uno de una bolsa la abrió y preguntaría que si ya, otro corrió a darle un coscorrón por adelantado, éso fue durante el covid.
          😁,, hay cosas que serían muy simpáticas si no fueran verdaderas tragedias.

        2. ayyyy. Puro disparate de troll anticristiano. Menos mal que el errático es Sacerdote Mariano, porque cada vez que usted depone, se supera:

          ¿Cuánto hay que amar a los enemigos según su secta modernista? ¿Como usted ama a Sacerdote Mariano? Ya. Mejor matar bebés nonatos y tirarlos a la basura, como promocionan sus héroes Biden «El Católico» y Zelenski.

          ¿Cuanto le pagan cada comentario propagandístico, por cierto? Ha estado muy gracioso lo de los «crematorios móviles», por lo prácticos que deben de resultar: Putin es un genocida y mata a miles y miles de personas, y para deshacerse de ellas emplean nada menos que «crematorios móviles». Teniendo en cuenta que en un crematorio industrial un cuerpo humano tarda en quemarse de 2 a 3 horas y que éstos de los que habla son pequeños, imagínese para quemar todos esos miles y miles de víctimas: igual en 2050 ya han borrado todas las pruebas que nadie ha visto aún. En fin, usted a lo suyo, que es trollear.

    2. Francisco no debería decir «Ucrania ha sido atacada e invadida», ya que eso es una afirmación simplista que no tiene en cuenta la complejidad del conflicto, y alienta la idea de inocencia de Ucrania, cuando ella está amenazando la seguridad de Rusia por su intento de entrar en la OTAN, y el Gobierno de Zelensky (que tiene neo na zis entre sus colaboradores), lleva años masacrando la población del Donbass, y además EEUU y la UE llevan tiempo asfixiando económicamente a Rusia porque quieren hundirla.

      1. Más allá de las válidas e innumerables razones que menciona usted, es un hecho que Ucrania ha sido atacada e invadida, lo diga o no lo diga el Papa o quien sea. Las cosas por su nombre.

        1. Ha sido atacada como respuesta a ataques previos (las 14.000 víctimas desde 2014 no se murieron de aburrimiento o de un ataque de tos), lo diga o no lo diga el Papa o usted. Las cosas por su nombre.

  1. El porteño ha aprovechado la coyuntura de la «guerra de Putin» para inocular sus zarandajas ideo´lógicas con textos que, logicamente, se los habrán escrito otros. Con las siete guerras que montó Obama no se inspiró para escribir ningún libro, y con la guerra contra el no nacido que es la más miserable y abyecta ni se lo plantea no sea que se enfade sus amigos del Partido Demócrata y de la ONU.

  2. Comparto todo lo dicho por el Papa en esta introducción.

    Jn 18,36

    «36.Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»»

    Vivimos en el mundo pero no somos del mundo. Generar tanto dolor no entra en el Reino de Cristo. Si nosotros que somos malos no querríamos ver a nuestros hijos matándose entre ellos ,con más razón el Padre, que es bueno, no lo quiere tampoco.Si amáramos al Padre no haríamos la guerra. Es un atentado contra el amor al prójimo.

    Estoy de acuerdo con el Papa. La guerra viene del maligno como vino del maligno el primer asesinato de Abel a manos de Caín. La sangre de los inocentes clama al cielo.

    Que Dios tenga misericordia de ellos e ilumine los ojos ciegos de quienes promueven o justifican la guerra.🙏🙏🙏

    1. ACS, existe el concepto de guerra justa. Negarlo es lo que proviene del maligno.

      La paz, por desgracia, sólo se puede construir, en casos excepcionales, con la fuerza de las armas.

      Que Dios ilumine el corazón de quien justifica que, en peligro mortal, no se puedan salvar las vidas, que es lo más sagrado para Dios.

    2. Sí, sí, sí.
      Don Pelayo es una persona pero que muy mala por haber comenzado la Reconquista en julio del año 718.
      Las Cruzadas fueron malas porque se defendió el Santo Sepulcro de los infieles.
      El rey David es mala persona porque combatió en la Palestina para engrandecer a su reino.
      Judas Macabeo también es malo porque defendió las tradiciones y la ley de Moisés.
      En conclusión: todos son malos… menos tú.

  3. Francisco se suma al lenguaje políticamente correcto, y mientras no reacciona frente a la peor guerra que es el aborto, en cambio se decide a escribir un libro con motivo de la de Ucrania, tomando partido por la narrativa de la mayoría de medios, y encima lo hace proyectando su ideología.

    1. De entre los diferentes errores que propala Francisco, cabe destacar su frase: «Es necesario…una política con visión de futuro capaz de construir un nuevo sistema.» ¡FRANCISCO PROPAGANDO EL NUEVO ORDEN MUNDIAL!

  4. Gracias,, pero a mí me basta oír sus palabras. Es ya más que suficiente. Y la frase:
    Obras son amores y no buenas razones.
    Ahí están los cuervos , las hienas los buitres, y todos los animales carroñeros comiéndose el cuerpo herido de la Iglesia, y el papa escribiendo libros contra la guerra.
    La que está en la Iglesia es la que hay que detener.

  5. Imagino que en ese libro, el Papa, propone como modelo de diálogo, su propia experiencia dialogando con los sacerdotes a quienes se les prohibió celebrar la misa de siempre., también puede contar su experiencia de diálogo con los franciscanos de la Inmaculada. Y no puede faltar en ese libro, el diálogo magistral de Francisco respondiendo a los dubia de los cardenales, ¡como para salir corriendo a comprar el libro!

  6. Yo no sé quien dice mas disparates o Francisco o el sacerdote católico, El primero no es capaz de escribir nada coherente y mucho menos un libro nefando. escrito por quién sabe que hereje de guardia. La idea de Francisco de acabar con las guerras a parte de ilusa, es una grave ofensa a Dios, Cristo ya advirtió que esa realidad seria hasta el final de los tiempos. Sacerdote debería de estar preparando los oficios y no estar por aquí diciendo sandeces sin fin, justificando una guerra atroz que no tiene perdón de Dios.

    Yo con el permiso de ustedes me marcho con mi hermandad, cuya estación pública de penitencia se hará hoy, si la lluvia no lo impide.
    Cofradía de los Gitanos de Graná y Maria Santísima del Sacromonte.

    1. ¿Usted primero escribe sus ataques a Sacerdote Católico y luego los pega sin haber leído sus comentarios? Porque, ¿dónde está la justificación de la guerra que usted le achaca? Pues en ninguna parte. Se lo ha inventado usted para injuriarle. Muy cristiano, sí señor. Mejor siga haciendo el paripé con las cofradías, porque cada vez que escribe sube el pan.

      1. Pero parece ser que Cara de Plata, tiene el privilegio de conversar cara a cara con Dios. ¿No dijo que esta guerra no tiene perdón de Dios? Tal vez se lo haya dicho.

  7. Cómo se llama el arte de decir palabras vacías y sin sentido real y religioso? Es el arte bergo gliano. En «argentinés» habría que decirle que decirle que deje de hablar pavadas. Si ése es el rango cultural, ni para eso da, sin hablar del punto teológico.
    Desde el título, algo insulso e inocuo «contra la guerra la valentía de construir la paz» (construir es la especialidad de albañiles (en francés mazon). Y no, no convence a nadie…
    «…no podemos más que gritar deténganse…», no soy idílico ni una novia despreciada para hacerlo; soy varón y sabré hincar la rodilla delante de Dios para suplicar y ante Su Santísima Madre para implorar, o proceder conforme la justa guerra lo indique.
    El autor de ese libreco ni menciona la oración ante Dios y Su Madre Santísima, parece que les ignora, cita apenas a «las criaturas de Dios», o sea es homo céntrico. Poco tiempo le queda para dejar la silla que ocupa, a alguien digno de ella…

  8. Es, sin duda, una durísima prueba de fe esto de tener a un Papa que, en varios temas, se opone frontalmente al Catecismo y a la Tradición magisterial de la Santa Iglesia. Hacía muchos siglos que no veíamos tal cosa. E incluso dentro de aquellos Papas de vida disoluta del Medievo y comienzos del Renacimiento, pudieron ser de vida desordenada, pero no enseñaron doctrinas contrarias a la Tradición.

    Es por ello que no nos ha de causar extrañeza que las palabras papales reciban la acogida entusiasta de los comentaristas que se caracterizan por su férrea oposición al Magisterio salvador.

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