El Papa Francisco ha levantado la obligación de guardar el secreto pontificio en el juicio financiero que se sigue en el Vaticano para que el cardenal Angelo Becciu declare sobre su relación con Cecilia Marogna, la autodenominada consultora de seguridad que dice haber espiado para el cardenal.
El cardenal Angelo Becciu puede testificar contra la autodenominada “consultora de seguridad” Cecilia Marogna, dictaminó un juez el miércoles al anunciar que el papa Francisco ha dispensado al cardenal de la obligación del secreto pontificio, una regla de confidencialidad que protege información sensible sobre el gobierno de la Iglesia.
El decreto de Giuseppe Pignatone sobre el secreto pontificio se emitió durante una audiencia en el histórico juicio contra diez acusados de malversación financiera, en su mayoría en relación con una propiedad en Londres comprada como una inversión prevista por la Secretaría de Estado, informa el National Catholic Register..
El cardenal Becciu había invocado el secreto pontificio sobre sus tratos con Marogna, una sarda de 40 años acusada de malversación de más de 500.000 euros que recibió de la Secretaría de Estado a través de su empresa registrada en Eslovenia en 2018 y 2019. Marogna ha dicho que trabajó para la Secretaría de Estado como consultora y estratega de seguridad bajo la dirección del cardenal Becciu.
En su testimonio, Mons. Carlino hizo numerosas referencias a Dios y a su sacerdocio, contando incluso la historia de su vocación. Hizo hincapié en la promesa de obediencia que le había hecho a su obispo en su ordenación y dijo que siempre había seguido las órdenes de sus superiores a lo largo de su servicio en el Vaticano.
El edificio en la londinense 60 Sloane Avenue se compró en etapas desde 2014 hasta 2018. Pero Gianluigi Torzi, el hombre que negoció la última parte del trato, vendió a la secretaría las 30,000 acciones mayoritarias en la sociedad de cartera a través de la cual se vendió la propiedad de Londres, conservando las 1.000 acciones con derecho a voto.
Según Mons. Carlino, el Papa Francisco estaba ansioso por que la secretaría se hiciera con el control de la propiedad y cerrara la negociación con Torzi con el menor pago posible. El sacerdote dijo que el arzobispo Peña Parra pidió su ayuda, en obediencia y confidencialidad, para resolver el “grave error” de las 1.000 acciones con derecho a voto.
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Francisco alzó a Becciu hasta las estrellas. Él lo promocionó y lo puso ahí. La Primavera de Zanchetta es un piélago de turbidez.
Es lamentable que se produzcan malversaciones en el Vaticano. Esto me recuerda lo que cuenta la Biblia sobre Judas: «Era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella.» (Jn 12,6).
A ver si no pasa al rato que aparece alguien que diga que no, que el papa no ha levantado nada.
Y si dió el famoso permiso, porqué no lo dió desde el primer momento. No que este pobre Obispo ha estado sufriendo una culpa que tal vez no tenga.
Total que sigue de ‘lios’
Entiendo que el papa sea devoto de la Virgen que desata nudos.