Viktor Orbán: Nuestro interés es evitar ser un peón sacrificado en la guerra de otros. En esta guerra no tenemos nada que ganar y todo que perder. Debemos mantenernos al margen de esta guerra. Ni un solo húngaro debe quedar atrapado entre el yunque ucraniano y el mazo ruso.
Este es un extracto del discurso pronunciado por el primer ministro húngaro Viktor Orbán en Budapest el 15 de marzo.
Señoras y señores, celebrando a los húngaros de dentro y fuera de nuestras fronteras, y saludando especialmente a los de Transcarpatia que están hoy con nosotros. Buenas tardes a todos….
Una antigua costumbre húngara es que cuando el destino del país cambia, nos reunimos, compartimos nuestros pensamientos y juntos decidimos cómo evitar los problemas y qué dirección tomar. Esta es nuestra mayor fortaleza. Llevamos haciéndolo más de mil cien años. Así fue en Etelköz, en Pusztaszer, en Rákos-mező y en el hielo del Danubio; y así fue hace 174 años en Pozsony [Bratislava] y Budapest. Todos somos diferentes y estamos ocupados en mil cosas distintas. Pero cuando surge la necesidad, nos reunimos y nos unimos: jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, gente de la ciudad y del campo, ricos y pobres: todos los húngaros. En tiempos de peligro, el país decide su futuro colectivamente. Y sabemos que aquí con nosotros no solo están aquellos que podemos ver con nuestros ojos. Aquí están también aquellos que solo podemos ver con el corazón: los valientes ancestros, los famosos guerreros y los valerosos antepasados. Y aquí también están nuestros hijos, nietos y bisnietos aún no nacidos, que serán los valientes héroes, los famosos guerreros y nuestros valientes descendientes en las edades venideras. Este es el consejo de los antiguos, y el coro de los luchadores de hoy y de los que aún no han nacido. Así pues, hoy Hungría está reunida en la plaza principal de la nación.
Debemos hablar de asuntos serios. Sobre la guerra y la paz, sobre la salvación de la patria y los peligros que se avecinan. En primer lugar, queridos amigos, tengamos claro lo que queremos. Desde que tenemos memoria, desde que existe una memoria nacional húngara compartida, los húngaros siempre han querido lo mismo bajo la sombra de los Cárpatos. ¡Que haya paz! ¡Que haya libertad! ¡Que haya acuerdo! «¡Que haya paz, libertad y acuerdo!»… Pero esto no puede quedarse en un mero deseo, pues se desvanecerá como un suspiro. Para la paz, la libertad y el acuerdo, necesitamos lo mismo: fuerza.
Un pueblo débil no conseguirá la paz, sino que, en el mejor de los casos, recibirá misericordia…. Un pueblo débil no puede construir ningún acuerdo, sino que, en el mejor de los casos, puede resignarse a su destino. La paz, la libertad y el acuerdo son las recompensas de los pueblos fuertes. Suya es la prosperidad, la confianza en sí mismos, la seguridad y una vida pacífica…. Queremos un país fuerte que, por las leyes de la naturaleza, no pueda desprenderse del sistema solar de los pueblos, sino que gire siempre sobre su propio eje, no ceda a la atracción de otros planetas y no permita que los intereses de los pueblos extranjeros determinen su órbita. Esto requiere fuerza: una fuerza que dé autoridad. Estamos reuniendo esta fuerza, estamos construyendo esta Hungría fuerte año tras año, y lo estamos haciendo desde hace doce años. Por eso apoyamos a las familias y hemos creado un millón de nuevos puestos de trabajo. Por eso hemos gravado a las multinacionales, hemos recortado las facturas de los servicios públicos de los hogares y hemos enviado a casa al FMI. No nos han desviado ni las inundaciones, ni las migraciones, ni las pandemias; y tampoco pretendemos que nos desvíe la guerra….
La nuestra es… una tierra de gente de buen corazón: llena de grandes personas, desde santa Isabel hasta los miles de personas que hoy ayudan a los refugiados que huyen para salvar su vida. Todo esto está muy bien, pero no es suficiente. La belleza, el ingenio y la generosidad solo harán un país satisfecho si se combinan con la fuerza…. Vivimos en el horizonte de países más poderosos: alemanes, rusos, turcos y, más recientemente, estadounidenses. Pero esto no es motivo para ser débiles de corazón, ni para tener miedo. Y, ciertamente, no es motivo para rendirse. La fuerza no es simplemente una cuestión de músculo…. Un país debe ser primero fuerte en su espíritu…. Fijamos nuestros propios objetivos y nadie puede disuadirnos de ellos. No nos castigamos ni nos compadecemos de nosotros mismos porque somos húngaros; y no dejamos que los demás nos castiguen o se compadezcan de nosotros. No nos doblegamos, no nos acobardamos y no ocultamos nuestras opiniones, aunque a los demás no les gusten. No buscamos caerle bien a todo el mundo, porque eso es, en todo caso, imposible; y no todo el mundo es de nuestro agrado….
Cuando en 2010 Hungría se encontraba en su punto más débil y la tarea de gobernar volvía a quedar en nuestras manos, juramos ser inquebrantables, confiar en una voluntad común que volara por encima de todos los obstáculos, defender siempre a Hungría y no rendirnos nunca, ni un solo minuto. Esto es lo que nos ha pasado, esto es lo que nos ha llevado adelante y esto es lo que ha levantado a Hungría y nos ha llevado a dónde estamos hoy. En este tiempo han nacido 200.000 niños más de los que habrían nacido si la izquierda hubiera seguido en el gobierno. Los que quieren trabajar pueden encontrar trabajo. Tenemos una constitución nacional y un millón más de nuevos ciudadanos. Y 15 millones de húngaros tienen una patria. El país es uno, la patria es una, la nación es una. Y por fin tenemos una política exterior digna de ese nombre. Somos capaces de cerrar las fronteras a los inmigrantes y tendremos un ejército digno de combate…. Y es que el mundo solo respeta a quienes tienen el temple y la fuerza para defenderse. También debemos aclarar cuál es nuestra posición respecto a la guerra…. La guerra ha estallado en un país vecino, en un país donde viven cientos de miles de húngaros. Con sus armas, nuestros soldados y policías tienen ahora que garantizar la seguridad, no solo de nuestra frontera sur, sino también de nuestra frontera este. Les damos las gracias por ello. Estamos llevando a cabo el mayor programa de ayuda humanitaria de nuestra historia. La crisis energética que ya está asolando a Europa Occidental está martillando a nuestra puerta. Llevamos dos años superando por fin una pandemia como no se había visto en cien años. Y por si todo esto fuera poco, aquí tenemos también a la izquierda húngara. Hemos entrado en una época de peligro. Ahora no hay lugar para el error, ni para la precipitación, y no podemos permitirnos tomar ni una sola mala decisión. Hungría está en la frontera entre mundos: entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur.
En estos lugares las guerras no se libran por nosotros ni en nuestro interés. La regla ha sido que no importa quién gane: saldríamos perdiendo. Europa Central es simplemente un tablero de ajedrez para las grandes potencias del mundo, y Hungría es simplemente una pieza en su juego. A veces uno de ellos quiere empujarnos a la primera línea, y a veces es otro el que quiere hacerlo. Si sirve a sus propósitos y no somos lo suficientemente fuertes, incluso nos sacrificarán. Nuestra historia nos ha enseñado muy bien la naturaleza de las guerras. Hay países que quieren conseguir sus objetivos mediante la guerra; pero sabemos que la mejor guerra es la que se puede evitar. Rusia mira a los intereses rusos, Ucrania mira a los intereses ucranianos. Ni Estados Unidos ni Bruselas piensan con la cabeza húngara ni sienten con el corazón húngaro. Debemos representar nuestros propios intereses, con calma y valentía.
Nuestro interés es evitar ser un peón sacrificado en la guerra de otros. En esta guerra no tenemos nada que ganar y todo que perder. Debemos mantenernos al margen de esta guerra. Ni un solo húngaro debe quedar atrapado entre el yunque ucraniano y el mazo ruso. Por lo tanto, no enviaremos soldados ni armas a las zonas de combate.
La izquierda ha perdido el sentido de la realidad y quiere entrar como sonámbula en una guerra cruel, prolongada y sangrienta. La izquierda quiere enviar soldados húngaros y armas húngaras al frente. No lo permitiremos, no permitiremos que la izquierda arrastre a Hungría a esta guerra. No permitiremos que la izquierda haga de Hungría un objetivo militar, que haga de los húngaros de Hungría y de Transcarpacia un objetivo. Los húngaros sabemos muy bien quiénes son los que se benefician de esas guerras. Somos lo suficientemente fuertes como para resistir los planes de la izquierda y de los belicistas que están detrás de ellos.
Katalin Novák, la nueva presidenta de Hungría -Dios la bendiga- ha dicho lo siguiente: «Las mujeres quieren ganar la paz, no la guerra». Y parece que una vez más las mujeres tienen razón. La guerra destruye, la paz construye. Las madres saben que se necesitan veinte años para criar a un niño hasta la edad adulta, pero que veinte segundos son suficientes para destruirlo. Las mujeres no ven una batalla entre Oriente y Occidente, sino madres ucranianas y rusas, niños huérfanos, cabezas de familia, padres e hijos muertos en el tiroteo. En lugar del poder coercitivo de las sanciones, ven privaciones. Si queremos poner fin a la guerra, si queremos que Hungría se mantenga al margen, debemos escuchar a las mujeres. Por primera vez en nuestra historia, y en el momento oportuno, una mujer se ha convertido en presidenta de la República de Hungría.
Esta guerra nunca debería haber ocurrido. Hungría ha hecho todo lo que podía hacer -y todo lo que se podía esperar de ella- en interés de la paz. No podemos excluir la posibilidad de que el día de las elecciones parlamentarias y del referéndum sigan rugiendo los disparos en nuestro país vecino. Nunca hemos tenido unas elecciones así. Lo que está en juego en las elecciones no disminuye por la amenaza de guerra, sino que aumenta. De hecho, se eleva hasta el cielo: una derecha favorable a la paz o una izquierda favorable a la guerra; construcción o destrucción; avance o retroceso. Nosotros decimos que debemos preservar la paz y la seguridad de Hungría: quien vota por la paz y la seguridad vota por Fidesz. Debemos sentir con un corazón cristiano y pensar con una cabeza húngara. Ahora todo el mundo puede ver la diferencia entre las mujeres asustadas que huyen de los combates en nuestro país vecino con sus maletas y sus hijos, y los emigrantes de miles de kilómetros que asedian nuestras fronteras. Hungría ayuda a los refugiados, pero sigue rechazando la migración…. Estamos unidos y por eso también ganaremos el referéndum: para detener en las fronteras de Hungría la locura de género que recorre el mundo occidental. Protegeremos a nuestras familias y a nuestros hijos; un padre es un hombre, una madre es una mujer, ¡y dejemos a nuestros hijos en paz!
¡Vamos Hungría, vamos húngaros!
Publicado en The Imaginative Conservative
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana
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Víctor Orbán tiene razón. Es preferible la neutralidad, como hizo España durante la Segunda Guerra Mundial, y ahora el Gobierno de España debería aprender de ese ejemplo y no enviar armas a Ucrania.
Todo muy generoso, sí. Eso pensó el levita al pasar junto al samaritano abatido por los bandidos. Él se consideraba neutral únicamente…
Estaría bonito que el buen samaritano, en vez de cuidar del apaleado, le hubiera proporcionado armas para que las empleara contra quienes le habían atacado. Menudas ideas y menudo «buen samaritano» está usted hecho. Como todo el Evangelio lo entienda igual…
Si hubiera tenido tiempo, sí, armas para defensa. Se llama legítima defensa. Nada ajeno a la tradición católica.
No: eso no es legítima defensa. Lo ya recomendado: lea un manual de Teología Moral y no diga disparates.
Se dice que éste señor es muy religioso, yo creo que es verdad.
Y por lo que dice, también ama a su Patria aunque sea político.
Si Dios les concede ésa paz por la que ruegan, todos saldremos beneficiados.
Dios da una paz diferente a la del mundo, Él mismo lo dijo. Quiera Él dar esa añorada paz y con la ayuda de la Virgen María también Rusia y Ucrania la tengan muy pronto.
Con corazón cristiano. Con eso me basta. He leído su parlamente y es sensato.
Cristianamente sensato.
La izquierda ha perdido el norte. Su ideología los ciega. Exacto.
No basta el corazón cristiano si eso no se expresa en obras cristianas. En este caso, opino que omite el deber moral de la prestación de auxilio a la legítima defensa de una nación vecina e injustamente agredida.
Como ya le he dicho en otro comentario más abajo, no existe ningún deber moral de dar armas a un tercer país. La legítima defensa implica defenderse cuando a uno le atacan. Si se mete un tercero no es que no sea legítima: es que ya no es defensa, sino ataque (sólo puede defenderse el atacado). Usted no puede dar una pistola a alguien al que atacan en la calle, so pena de pecar usted.
Puedo y debo, socorrer al necesitado de esa manera, no pasar de largo cuando le maltratan, le pegan o la violan, por supuesto. ¿O sea que tú pasarías de largo para no «pecar»? Eso sí que no es cristiano.
Dar armas no es «socorrer». ¿Y cómo se le ocurre decir que se puede pecar para «ayudar» a alguien? Lo que no es cristiano es que el fin justifique los medios: no, no los justifica. Usted entiende muy mal la caridad, que es amar a Dios sobre todas las cosas (incompatible con pecar, ofendiéndole), y al prójimo sólo por Él (no por merecimientos propios del prójimo). Sostener o insinuar que es «cristiano» ofender a Dios pecando para «socorrer» a otro, no se le ocurre ni al que asar la manteca.
Bueno…pero irá al infierno por no ser católico. Que no se haga ilusiones. Jejejeje.
No sea tan simple…
Solo el 18% de la población mundial es católica y de esos el 90% comete algún pecado mortal que no ha confesado, me temo que casi todo el mundo se irá al infierno, de acuerdo con su forma de pensar, lo milagroso es no ir, afortunadamente, solo es eso, lo que usted piensa, nada más
Y vos te vas a ir al infierno por ser tan necio.
¡Dios te perdone!
No hagan ni caso al troll, que sólo quiere provocar. Es el que defiende la «salvación para todos» y a quien le contradiga le llama «¡Animal hijo de p…!».
Ser religioso no es huir de la injusticia de que tu vecino sufra un atropello. ¿Eso harías tu casa, despreocuparse aunque oyeras los gritos desesperados al otro lado de la pared?
Llamarías a la policía. Si usted, muy chulo, se presenta en la casa del vecino y mata al supuesto agresor que ha provocado esos gritos desesperados, pecaría. Usted no tiene derecho alguno a tomarse la justicia por su mano. Y el disparate sobre dar armas a un tercer país como «obligación moral» es un invento suyo, totalmente ajeno a la moral católica.
Eso que dices sí es un disparate moral. Por supuesto llamas a la policía, pero por más que se den prisa, tardan unos minutos en llegar, mientras los gritos, los golpes suben de volumen, pero no, tú te quedas tranquilo en casa porque ya has cumplido con esa llamada de teléfono. ¿Y a qué policía hay que llamar en el caso de Ucrania? No la ONU, porque el Consejo de Seguridad da la casualidad de que ahora lo preside el agresor. Te queda la OTAN y la UE, pero que estos se involucren es exactamente lo que critica Orban.
El disparate moral lo dice usted, que desconoce absolutamente la Teología Moral y la ha sustituido por su particular idea (mal entendida) de lo que es la caridad, como ya le he dicho en los varios comentarios disparatados que ha escrito entre ayer y hoy (y que no por repetir más veces van a dejar de ser disparates). La legítima defensa no tiene absolutamente nada que ver con lo que usted sostiene, ni en el caso del particular, ni en el caso de ningún país. Pero si usted ya desconoce el significado de «defensa», es imposible que entienda el concepto de «legítimo».
No es ser cristiano despreocuparse de los gritos pidiendo auxilio del vecino de tu casa al otro lado de la pared. Y si hay una norma clara en la doctrina de la Iglesia sobre las relaciones internacionales se podría resumir así: así entre vecinos como entre países.
Es que en la doctrina de la Iglesia no existe lo que usted dice. De hecho, lo que usted ha repetido en tropecientos comentarios es claramente inmoral.
Sí existe. Por ejemplo un tal Juan Pablo II defendió el principio de injerencia humanitaria en relación a los Balcanes. Y efectivamente hasta que la OTAN no bombardea Belgrado no se acabó con el genocidio. Pero para los tradis no os vale el ejemplo, que para vosotros el último papa intachable fue Pío VI, al final del Antiguo Régimen.
Me temo que ni citando a Juan Pablo II puede sostener lo que ustd sostiene, que es opuesto a lo defendido por él: la «injerencia humanitaria» de la que hablaba tenía las siguientes características:
1) La intervención humanitaria no implica acciones militares, de ahí que se llame «humanitaria» y no «ofensiva» o «militar» (¿dar armas le parece a usted poca «acción militar»?).
2) Sólo implica operaciones para proteger directamente a la población e incluye ayudas humanitaria (dar comida, abrigo, refugio, etc.) y el desarme del agresor.
3) En caso de que se hubiera producido una intervención militar, que la intervención humanitaria no cause males mayores de los ya provocados por la guerra (¿las armas que según usted hay que dar, no matan y no alargan la guerra, además de provocar la reacción del contrario?)
4) Estas acciones HUMANITARIAS las debería llevar a cabo la ONU, por representar a todas las naciones, no Hungría, ni la UE.
En la guerra de Ucrania se enfrentan dos demonios. Por parte rusa, Putin, que ha restaurado el cristianismo en Rusia, sí, que ha protegido a los cristianos en Siria, mientras que los rebeldes al Asad los masacraban con armas occidentales, pero que, ni por un momento, ha cesado en su apoyo a los infames regímenes comunistas actuales: Venezuela, Cuba y Nicaragua, y a quien, en realidad, sólo le interesa una cosa, dejar el mundo habiendo conseguido la mayor extensión de territorio para Rusia. El otro demonio que le hace frente es Soros, que está detrás de la revolución del Maidán, con sus fundaciones «Open», con sus femen pintando en sus delanteras la bandera de Ucrania, con su `proyecto de islamización de Europa vía migratoria, su apoyo al aborto, a la eutanasia y a cuanto ofenda a los mandatos de Dios. Esos dos son los demonios que se enfrentan entre sí. Nosotros, los cristianos, podemos ayudar a los desplazados y vulnerables, pero ninguno de los dos merece nuestras vidas.
Totalmente de acuerdo con usted, Sir Peter. Los del NOM y Putin son tal para cual.
Comentario muy clarificador. Muchísimas gracias y bendiciones.
Perdón,, pero siempre por todas las formas que se vea, serán peores los inspiradores de la ideología de género, con todas las maldades que éso ha ocacionado, los de la teología de la liberación , que ha tra4nsformado la Iglesia, los impulsores de las vacunas ,con la c4ntidas de muertos y lis1ados que lleva, los que han ocacionado más guerras que ningún otro país.
La maldad en Occidente tiene para nunca aca4bar .
Así que entre malo y malo, hay diferencias.
El país que comenzó con la masacre de los niños fue China, ya que sólo se permitía un hijo, en Rusia también, pero ANTES de Putin, él lo reprueba.
Pero el que hace fiesta y enloquece a los demócrata4s de felu1cidad por matar niños, es en Estados Unidos.
Éso lo hace llevar la delantera y por varios cuerpos.
“Putin, que ha restaurado el cristianismo en Rusia”. Sí, el cristianismo de los asesinatos con polonio y los bombardeos a civiles.
Bueno, un poquito menos malo que Biden «El Católico» sí será, ¿no cree? Éste no sólo no ha restaurado ningún cristianismo, sino que bajo su mandato se ha llegado al máximo nivel de anticristianismo en EE.UU. en toda su historia, además de bombardear Siria e Irak y promover el aborto «con todas las herramientas a su disposición» (sus propias palabras), la ideología de género, el homosexualismo, etc. Y si cree que allí el estado profundo no elimina a nadie (con polonio o con lo que haga falta), es que es usted más ingenuo de lo que aparenta.
No, no hay demonio detrás de los millones de desplazados ucranianos, y de los cientos de miles que se han alzado en defender su patria. Es un pueblo que se defiende de una agresión injusta. Y la obligación moral de justicia es ayudarles en lo que sea posible.
¿Otra vez el mismo disparate? Los ucranianos tienen el derecho y el deber de defenderse. Los demás países no tienen ni una cosa, ni la otra (no existe la obligación moral de proporcionar armas a alguien atacado; de hecho, es inmoral), por más veces que lo repita.
Repito lo dicho más arriba, es igual que lo que le pasara a tu vecino, tienes el deber y derecho de auxiliar, lo otro se llama pecado de omisión. Incluso en el código penal, para ciertos casos existe el llamado delito de omisión del socorro debido, por ejemplo en un accidente de tráfico. Lo que existe entre personas ha de existir en otra escala entre naciones, porque al final las naciones no son sino conjuntos de personas.
Repito lo que le he dicho más arriba: al igual que en el ejemplo del vecino, lo que usted sostiene no sólo no es un deber moral, sino que es algo inmoral y pecado (no pecar de obra no es «pecar de omisión», salvo en su particular y errónea concepción de la «moral»). Ni en el caso de la legislación civil (que debería saber que no se basa en el Decálogo ni en la moral católica), el deber de socorro no incluye atacar a nadie; ni siquiera a un supuesto agresor de un tercero, al cual, si usted le provoca la muerte, será usted juzgado por homicidio (del que quizás le apliquen algún eximente, pero en ningún caso la ley considera que dicha acción de tomarse la justicia por su mano esté bien y no merezca reprobación y condena asociada a una pena). Lo que usted defiende no hay por donde cogerlo, ni por lo civil, ni por lo eclesiástico.
Muy sensato lo que dijo el primer ministro Horbán.
Me levantó el ánimo, porque ningún político en Occidente, habla como él.
Lo de Orban no es ni sensato ni católico. Es el viejo principio de la soberanía absoluta del interés egoísta del estado nacional sobre cualquier otra consideración moral. Es decimononico, pero no es católico. Tendrá su mérito en combatir el aborto, pero en este tema resulta repelente.
Claro que lo de Orbán no es católico: es que Orbán no es católico. Pero su valoración subjetiva está totalmente errada. Precisamente la realidad es la contraria: por conservar y defender los valores morales cristianos rechaza el globalismo amoral, aunque eso le suponga pérdidas económicas por las sanciones de la UE y la difamación por parte de personas como usted. Si fuera egoísta, habría cedido a los anti-valores del NOM, ahorrándose problemas y viviendo muy bien. Pero algunos tienen principios.
No critico a Orban por todo eso sino que le alabo yo también y le defiendo, pero en el asunto de Ucrania ha patinado. Yo creo que su odio por la Unión Europea le ha llevado a ese error.
Orbán no ha patinado en absoluto. Usted sí. Y es normal repudiar los «principios» anticristianos de la UE, pero es algo independiente de lo otro.
El mandatario que se atreve a combatir el aborto, queda excluido y visto como enemigo de la humanidad. Así que si este señor Orbán tiene valor de hacerlo,
es porque sabe cuál es su deber, aunque le cueste luchar contra éso.
En cambio, no va a andar sudando calenturas ajenas y mandando a la muerte a su población sólo porque una persona comenzó una guerra con su prepotencia y provocación.
A los húngaros se les ha olvidado cuando los invadidos fueron ellos.
No se les ha olvidado: primero les invadieron los nazis y después los comunistas, ante la impasibilidad de Occidente. Eso no se olvida.
Sí, pero menos mal que Occidente derrotó a los nazis y a los comunistas para que estos dejaran de existir. Gracias a eso ahora un líder como Orban puede darse en Europa.
Occidente no derrotó a los comunistas: les regaló todos los países del Este de Europa, que han estado bajo la bota soviética durante casi medio siglo. Y salieron de ella porque se lanzaron a las calles, no porque Occidente moviera un dedo. Y aún tiene ahí a Corea del Norte, China, Cuba, Venezuela, etc. ¿De qué derrota habla? Orbán está ahí porque le ha votado la mayoría de los húngaros, mal que les pese a muchos.
No canonizo todo lo que hace Occidente, pero tampoco maldigo todo lo que hace y le niego todos sus logros desde hace 200 años. Occidente es cierto que dejó entrar el comunismo en Yalta, pero al fin, con Reagan, contribuyó a su derrota en los 80 con la Caída del Muro de Berlín.
El Muro de Berlín cayó el 10 de noviembre de 1989, casi un año después de que Reagan dejara de ser presidente de EE.UU. Como le he dicho en otro comentario, la caída del comunismo se produjo desde dentro, no vino de fuera. La propició Gorbachov y la remataron las movilizaciones civiles internas. Y Occidente no «dejó entrar el comunismo en Yalta», que sólo es un bonito eufemismo para decir lo que le he dicho más arriba: regalaron, literalmente, a Stalin todos los países que durante medio siglo estuvieron tras el tel´on de acero.
Pues España, en la segunda guerra mundial, no solo envió armas a una de las partes, sino una división. No sabes lo que dices.
Sí, claro: nada más acabada la guerra civil nos sobraban tantas armas que se las mandábamos a quienes previamente nos las habían mandado a nosotros, ¿no? En serio: tire a la basura los libelos en los que se desinforma. Entre ésto y la parida de que el cristianismo «fetén» se lo cargó Constantino, mejor dedíquese a hacer crucigramas, porque sus clases de historia-ficción dan vergüenza ajena. Y le recuerdo que la División Azul no la mandó España, sino que fueron voluntarios, a devolverles la visita a los comunistas.
El primer ministro de Hungría es el mejor líder político de toda Europa, que da público testimonio de su fe en Cristo, y defiende los valores cristianos. Además es uno de los pocos que está frenando la invasión musulmana.
Orbán ha sabido escoger la mejor opción, la de la neutralidad, porque no se puede apoyar al Gobierno de Zelensky que es títere del globalismo del NOM, y tampoco le conviene apoyar militarmente a Rusia, porque (además de que parece que Rusia tiene el segundo mejor ejército del mundo y no necesita a Hungría para su operación militar en Ucrania), ese apoyo le traería, como mínimo, graves consecuencias económicas.
El problema de fondo de esta actuación de Orban ya lo he denunciado en estos foros muchas veces, y es el motivo por el que me empeño en intervenir en estos debates: ante una agresión tan evidente y tan injusta sobre la población de Ucrania, no cabe equidistancia, no cabe neutralidad estricta. No es moral decir que se hace así para combatir al NOM, porque dejar de obrar el bien que tienes a mano (ayudar a Ucrania a defenderse de una agresión injusta) por pretender un supuesto bien mayor pero bastante evanescente (oponerse al NOM) denota una actitud ideológica yyy sectaria, porque para un cristiano el fin no justifica los medios. Para los que nos guste Tolkien, os pongo el ejemplo: por más vil que sea Gollum, la misión de destruir el anillo no justifica acabar con si vida cruelmente. Sospecho que los que estáis en la misma actitud de Orban, os incomoda en el fondo que la resistencia de Ucrania se prolongue día tras día.
No existe ninguna obligación moral por parte de Hungría (ni de ningún otro país) de dar armas a Ucrania. Me parece a mí que no entiendo usted bien el principio de la legítima defensa (que no implica a terceros), tal como lo entiende la Iglesia. Le voy a poner un ejemplo: si usted ve en la calle que están atacando a una persona, usted no solamente no tiene obligación moral de proporcionarle a esa persona un cuchillo para que se defienda, sino que si lo hace, está pecando usted. Le recomiendo que antes de lanzarse a hacer esas afirmaciones consulte un buen manual de Teología Moral. Y en cuanto a la resistencia de los ucranianos, a ver si entienden algunos que Rusia podría haber arrasado Ucrania en un solo día y si no lo ha hecho es porque ese no es el objetivo, lo cual no quita que los ucranianos tengan derecho a defenderse.
Si voy por la calle con un amigo y un tipo está violando a una chica en un callejón, pongamos por caso, mi obligación es como mínimo lanzarnos a pararle. Las probabilidades de éxito acepto que también entran en la ecuación. No se trata de suicidarse contra un grupo de matones. Por eso no digo que Occidente vaya a una conflagracion nuclear con Rusia, pero lo que hace ahora es lo equilibrado: armar a Ucrania para parar el golpe de Rusia. Y en efecto, es lo que ha ocurrido. Si hubiera sido por Orban, los rusos ya estarían en Kiev.
De acuerdo con su primer ejemplo sólo si éste no implica atacar usted al violador con un arma mortal, salvo que éste le ataque a usted al intentar separale y su propia vida corra un peligro cierto. En ningún caso implica proporcionar dicha arma mortal a la persona que primeramente sufría la agresión. Orbán no tiene nada que ver: usted no aplica bien el principio de legítima defensa, ni tiene claro quién tiene obligación moral de hacer qué y cuándo determinadas acciones no sólo no son morales, sino que son inmorales (aparte de poder ser, además, contraproducentes y causar daños mayores).