Tomás Moro contra la conciencia a geometría variable

Santo Tomás Moro
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(Valeurs Actuelles)-En un momento en el que la palabra “conciencia” nunca ha sido tan utilizada, es importante entender lo que significa esta palabra. Para ello, hay un guía insustituible: Tomás Moro, al que el filósofo italiano Miguel Cuartero Samperi (re)descubre con talento.

En su discurso ante el Parlamento europeo el 19 de enero, el presidente Macron pidió una actualización de la Carta de Derechos Fundamentales. Para ello, abogó por un debate “con nuestros conciudadanos de grandes conciencias europeas” y recordó en particular la “conciencia climática universal” surgida en París en 2015. El uso del término “conciencia” dice bastante sobre la seriedad que el presidente quiso dar a su discurso. Ya lo había utilizado en Oradour, el 10 de junio de 2017, cuando había apelado a la “conciencia” de cada persona frente a la “barbarie”, precisando que “aquí nuestra conciencia se fortalece porque ve, conoce, toca lo que se opone”; finalmente, concluyó: “El mundo pone a prueba nuestra conciencia, es nuestro único recurso”. Por lo tanto, en el Parlamento europeo se pretendía que el llamamiento fuera del mismo nivel ético.

Sin embargo, el resto del discurso pone en duda la claridad de la conciencia presidencial. De hecho, Emmanuel Macron pide que la Carta sea “más explícita” sobre el “reconocimiento del derecho al aborto”. Sabiendo que también ha manifestado su oposición a la ampliación del plazo del aborto de 12 a 14 semanas y que, al mismo tiempo, su mayoría pretende aprobar una ley que prevé la supresión de la objeción de conciencia en este ámbito, podemos preguntarnos qué conciencia hay en la política de Macron. ¿Es la conciencia individual la que hace que cada persona sea consciente del bien y del mal, la que invoca Macron contra la barbarie? ¿Es la conciencia pública la que permite al hombre público prescindir, precisamente, de lo que esa conciencia individual le dice en el desempeño de sus funciones? Esta sería la conciencia que aborda superficialmente Macron cuando, siendo contrario a la ampliación del plazo para abortar, pretende afianzarlo un poco más en la legislación francesa y europea. ¿Es finalmente la conciencia universal la que viene del pueblo soberano formulando sucesivas verdades? Las conciencias climáticas y europeas invocadas estarían entonces en este registro. En última instancia, la conciencia tendría un carácter fragmentado que permitiría a la política asumir las contradicciones de su discurso. La filosofía realista demuestra que no es así. La conciencia es una; esto es lo que le da su fuerza.

En su libro dedicado a Tomás Moro, el filósofo italiano Miguel Cuartero Samperi, licenciado en filosofía y teología por la Pontificia Universidad Gregoriana y doctor en filosofía por la Universidad de Roma III, ilustra perfectamente esta afirmación. Nos ofrece un encuentro con el hombre que, como Gran Canciller de Inglaterra, fue capaz de derrotar el totalitarismo emergente de Enrique VIII por la pura fuerza de su conciencia individual y pública. Aunque muchos quieren ver la conciencia moral como un “principio de autodeterminación”, Miguel Cuartero nos recuerda que, lejos de ser subjetiva, la conciencia es el reconocimiento de una verdad objetiva escrita por Dios en la naturaleza; esta verdad se presenta al hombre como una ley interior a la que debe someterse. Entendida así, arroja una luz particular sobre la vida de Tomás Moro, cuya lucha puede compararse a la de Sócrates. Para el filósofo griego, el alma es el centro consciente y racional del hombre capaz de reconocer y elegir la verdad. Moro se une a él: el eje de su pensamiento es la centralidad del hombre, su respeto a los mandamientos de Dios. Sigue los principios morales que la naturaleza ha puesto en su alma y que conoce a través de su conciencia.

En la raíz de esta búsqueda de la verdad está la humildad. Moro, como Sócrates, sabe que ella está en Dios. Considerándose hasta la muerte como un servidor del rey y, sobre todo, de Dios, es el ejemplo más perfecto de político, más preocupado por sus conciudadanos que por su propia gloria. Ese distanciamiento le permitía decidir con total libertad. Al igual que Sócrates, Moro no quiso “adaptar” su conciencia para conservar el favor de su soberano, que quería -en contra de las leyes del reino- anular su matrimonio y declarar su superioridad sobre la Iglesia. Su lealtad a esta voz de la conciencia permaneció intacta.

¿Qué es entonces esta voz interior? Para Sócrates la voz de Dios es la que sugiere “el camino del bien” y desaconseja “el camino del mal”; Moro sentía el mismo “imperativo moral de esforzarse por el bien y evitar el mal”. Por tanto, esta voz interior exige obediencia, porque está escrita por Dios en nuestros corazones. Dejados solos, habiendo seguido la voz de su conciencia, Sócrates y Moro decidieron no devolver mal por mal. Permanecerán fieles a las leyes del Estado porque se lo merecen, ya que son las leyes que hacen la ciudad. La muerte es para ambos una ganancia para el alma porque tienen la certeza de la vida eterna y de un juicio justo en el más allá. Esta actitud de no violencia es una novedad en el pensamiento occidental.

En Utopía, obra que escribió en su juventud, Moro se hizo portavoz de su tiempo, que quería una purificación de la política y la religión. En lugar de reorganizar las estructuras de la sociedad para refundarla, propuso confiar en la conciencia moral del ciudadano común para renovar la sociedad. La razón nos dice que vivamos según la naturaleza en la que “hemos sido conformados a Dios”; de este modo es como podemos alcanzar la felicidad. Así, el político debe “tener una visión del ideal y orientarse a través de él”. Su conciencia debe permanecer unida a la política, para dirigir siempre su acción “hacia el bien común”.

Por último, Moro nos enseña que toda reforma política requiere una reforma moral. Pero en una sociedad que rechaza sistemáticamente la existencia de Dios y de la ley natural, esa reforma es imposible, pues el hombre es la medida del hombre y de su capricho. Por ello, Moro, como Sócrates, nos invita a salir de nosotros mismos para “escuchar al Otro”. Condenando el relativismo moral, muestra la necesidad de una recta formación de la conciencia.

Marie-Pauline Deswarte es profesora emérita de derecho público.

Publicado por Marie-Pauline Deswarte en Valeurs Actuelles

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
9 comentarios en “Tomás Moro contra la conciencia a geometría variable
  1. Pero, como puede un masón aceptar la voz del Dios Creador, si, para él, el Centro de TODO es el Hombre? Por lo tanto, esta Sociedad camina ciega, porque donde Dios no está, Satanás es…

    1. la unica forma de verlo es como dios y como maestro los ateos creen que es maestro y los catolicos creen que es dios,pero puede existir una amistad salvando las diferencia,quien quiere hacer un amigo lo hace,sea creellente o no.

    2. ¿Cuántos hermanos joseilocos sois ya?
      No te olvides de contar a los extraterrestres. 👽🛸
      Que luego se enfadan y me vienen con las quejas.

  2. Aquellos que no conocen o aceptan a Dios por ningnuma otra razión, que no sea la arrogancia, la comunidad y otros intereses personales…pero buscan la VERDAD…siempre terminan encontrándo/LO, en sus conciencias, con la noción del Bien y del Mal, y en este caso, la remonización de matar a un SER indefeso, porque TODOS fuimos Creados a Su Imagen Y Semejanza, y ÉL es pródigo en Misericordia:»Dios Se Revela a los que Lo BUSCAN, y Se ESCONDE a los que Lo TIENTAIN.»
    Aceptar y respetar a todos es muy hermoso, pero, si no hay una REFERENCIA SUPERIOR–Dios, Verdad Infinita– cada uno se vuelve egoísta, lleno de derechos y comodidades, chocando con el Bien del otro, dando lugar a TODAS las injusticias y crímenes, como estamos viendo…El Ser Humano si convierte en BIESTA!

  3. Cuánto me gusta Santo Tomás Moro, qué privilegio sería haberlo conocido.
    Todos tenemos conciencia , unos atrofiada ,otros perversa, otros limpia.
    Unos sabemos que Nuestro Señor nos pedirá cuenta de lo que hicimos conscientemente, pero otros tienen como dios al inconsciente que se creyó más que Dios,, y a él lo siguen, a él darán cuenta, porque son sirvientes del más inconsciente de los ángeles. El pervertido y pervertidor demonio, asesino y mentiroso. ¡¡A ése le darán cuenta de sus actos, según ellos, en su retorcida conciencia creen¡¡

  4. 😁,, me acordé del cuento de Pinocho,, tan hermoso, la historia los dibujos y el doblaje.
    La voz de Pinocho dentro de la ballena. 😁.
    Ésa película da una lección de moral, de cómo la conciencia
    🦗, Pepito grillo, nos está continuamente recordando el bien, y cómo nosotros continuamente nos inclinamos al mal.
    Al final triunfa el bien,
    En la vida es nuestro Santo Ángel de la guarda,, tan olvidado el pobrecito, y tanto que trabaja para nuestro bien.

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