Se acerca la festividad de San José y con ello la celebración del día del seminario. El cardenal arzobispo de Madrid ha aprovechado su carta pastoral semanal para tratar sobre el seminario, los seminaristas y su importancia dentro de la Iglesia.
«La Iglesia que camina en España mantiene una ocupación fundamental por la formación de los futuros sacerdotes. Todos estamos empeñados en que se formen sacerdotes según el corazón de Jesucristo. Ponemos la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos, por muy buenos que sean, y pedimos con fe al Señor, a quien es dueño de la mies, que envíe vocaciones al ministerio sacerdotal. Mientras, preparamos nuestros seminarios para formar a sacerdotes que afronten los retos que el mundo hoy nos presenta y que sean anunciadores fuertes y creíbles de la alegría del Evangelio», destaca el cardenal.
Osoro hace hincapié en que «la Iglesia está llamada y enviada a mantener presente en el mundo la obra redentora de Jesucristo para comunicar la salvación en la época en la que vive. El Papa Francisco reconocía ya en Evangelii gaudium que pueden ser diferentes los caminos, pueden ser variadas las metodologías y son distintas las espiritualidades, pero «en la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de “salida” que Dios quiere provocar en los creyentes». Estamos llamados a «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio».
El arzobispo de Madrid pide a los futuros sacerdotes «salir de nosotros mismos, caminar y sembrar siempre de nuevo, ir más allá, pues el Señor nos mueve para salir siempre (cfr. EG 21). Las palabras de Francisco no hacen sino alentarnos a formar sacerdotes para una época nueva: «Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie».
«Qué importancia tiene el seminario, que, como nos decía el Papa Benedicto XVI, es un «gimnasio de comunión». Los seminaristas, que habéis sido llamados por el Señor, dadle gracias por esta vocación. En el seminario va desarrollándose, creciendo, configurándose vuestra vida con Jesucristo y va adquiriendo una forma clara, desde una experiencia de comunión profunda. Vosotros, los seminaristas, os habéis embarcado en una aventura extraordinaria en estos momentos de la historia en los que existen oposiciones, búsquedas, negaciones de la fe, pero también la necesidad de percibir el amor de Dios… En el corazón de todos los hombres hay sed de Dios y vosotros habéis tenido el atrevimiento de entregar la vida para saciar esa sed», afirma Carlos Osoro.
Además, insiste en seguir preguntando a los jóvenes: «¿Qué hacéis?, ¿vivís para vosotros?, ¿qué entregáis?, ¿de qué tienen necesidad los hombres?». Jesucristo sigue diciendo: «Sígueme». «Y seguro que a ti alguna vez te lo dijo», zanja el cardenal.
Osoro añade que «la Iglesia tiene una responsabilidad grande en la formación de los futuros sacerdotes, pues hemos de hacer posible que se preparen bien para el ministerio y que puedan ejercerlo fructíferamente, conociendo la identidad sacerdotal, la que estableció Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Lograr una plena madurez humana y espiritual es todo un reto y una misión de nuestros seminarios».
El arzobispo cita la «Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis y antes el decreto conciliar Optatam totius», como documentos «clave en la orientación pastoral de toda la formación. Hay cuatro notas esenciales para la formación sacerdotal: única, integral, comunitaria y misionera. Estas notas ya muestran qué tienen que entregar nuestros seminarios, qué ambiente tienen que promover, qué dimensiones y qué equilibrio tienen que darse en sus diferentes etapas… Y en todas ellas hay una propuesta sacerdotal en salida, abierta a la misión».
El purpurado sentencia que «debe haber una profunda relación personal con Jesucristo, que se traduce en reproducir los ejemplos del Señor. ¿Cómo hacerlo? Conociendo y viviendo cada día más y mejor todos los contenidos de la iniciación cristiana y garantizando cada día con más fuerza la adquisición del sentido de comunión y de misión. También nuestros seminarios tienen que velar por la formación espiritual, humana, intelectual y pastoral. Se trata de ayudar a formar personas completas, totalmente entregadas al servicio de Dios y de su pueblo. La opción que la Iglesia hace por la integralidad de la formación no consiente desequilibrios». Por último, Ososo afirma que «en este cambio de época con más claridad, la formación ha de tener un carácter misionero».
Seminario Conciliar de Madrid
En estos momentos, el seminario de Madrid sigue siendo el más importante de España. A pesar de que el número de seminaristas sigue bajando en toda España, el de Madrid cuenta ahora con algo más de 80 seminaristas, la gran mayoría jóvenes de entre 20 y 30 años.
Algunos de esos jóvenes que forman parte del seminario madrileño provienen de Hakuna, el movimiento fundado y liderado por el sacerdote José Pedro Manglano y que está empezando a aportar a varios seminarios de España miembros de esta Asociación Privada de Fieles. Junto a Hakuna, también destaca la presencia de jóvenes formados en colegios y centros del Opus Dei, que sin pertenecer a la Prelatura, escogen seguir su camino vocacional como sacerdotes diocesanos. Además, durante este año el seminario de Madrid también ha llevado a cabo algunos cambios de tipo estructural, modificando el equipo de formadores de los seminaristas.
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¿Por qué no dice cuántos seminaristas hay en Madrid, don Carlos? Y nos habla también de los madrileños que están en Toledo porque el seminario de Madrid hace aguas.
Que sí, que sí. Mucha importancia del seminario para el futuro de la Iglesia aunque sea enseñándoles la «Nueva Teología» que Pío XII condenó. Porque eso es lo que oficialmente se les enseña y lo único que se enseña, la doctrina modernista que no es la católica: Teología moderna basada en filosofía moderna desde Descartes para acá. En cualquier filósofo apos tata o ateo basan ellos su nueva teología.
Yo pensaba que garantizaba el futuro de la Iglesia la fe verdadera basada en la Teología y filosofía católica que sólo es la de Santo Tomás. Por obediencia se fue todo al traste. La culpa se la echan después a la gente, que es muy mala y se va de la Iglesia después de predicar les que se salvan en cualquier religión.
¿Pero para qué quieren un futuro para la iglesia y para qué quieren seminaristas?
El sacrosanto y ecuménico Vaticano II nos da libertad religiosa para salvarnos por la religión que elijamos en nuestra conciencia excepto el catolicismo tradicional. Si no hay ninguna obligación de ser católico para salvarse, entonces Dios tampoco tiene ninguna obligación de llamar a nadie a su sacerdocio. Sólo os queda el comodín del casting. Podéis valorar la simpatía, la fotogenia, el deporte, el sometimiento de la voluntad, el déficit de razonamiento, el odio a lo carca… Lo mejor es ponerse en la puerta de Arte Dramático a captar actores que quieran interpretar un buen papel.
¿Y cuando vais a decir el número de ordenados que abandonan a los pocos años al darse cuenta del engaño?
¿Cuándo vais a revelar los métodos de purga del que da síntomas de tradicional?
Es más, ¿por qué no os vais directamente a la m. con vuestra nueva religión para católicos ignorantes?
Si un hijo mío me dice que quiere ser cura, la única condición que le pondré es que vaya a un seminario Tradicionalista.
Ni se le ocurra ir a seminario de Madrid, Barcelona, etc.
Hoy he estado en esas librerías, por llamarlas de alguna forma, en que los libros los compra la empresa al peso. Después va el cliente y por veinte euros puedes llevarte veinte libros de clásicos españoles o extranjeros. Estaba eligiendo unos libros cuando he llegado a una zona llena de ejemplares del concilio Vaticano II. He hojeado algunos ejemplares y he visto que eran de antiguos alumnos-as de colegios religiosos, que en los años 60-70 los obligaban a comprarlos para ser adoctrinados en las clases de religión. Pasados los años, las gentes se deshacen de ellos al peso. Así está el concilio obsoleto, gritando que le echen un mixto y arda junto a todo el modernismo que ha destrozado a la iglesia. Hasta que no acabemos con ese panfleto la iglesia seguirá en caída libre.
Antes de decir una frase, se llenan los pulmones de aire:
Iglesia en salida
Iglesia en salida, y lo repiten y lo repiten.
¿ A donde sale si ya está prohibido evangelizar?
¿A qué Dios va a proclamar con sus salidas si resulta que todos son el mismo y vale la creencia de unos y otros como la verdadera?
Éso de las salidas y la sinodalidad
🙄 ,ya se hizo viejo.
Y como no gusta lo viejo, a ver cuando lo deshechan.
Me sorprende que Osoro se sorprenda de la importancia de un seminario