Tras el parón de la semana pasada, debido a que el Papa se encontraba de ejercicios espirituales, Francisco ha continuando hoy con la catequesis sobre la vejez y centró su reflexión en el tema: «La vejez, recurso de la juventud despreocupada».
«¿No nos sucede a veces también a nosotros -abrumados por una sensación de impotencia frente al mal o desmoralizados por los «profetas del mal»- pensar que era mejor no haber nacido? ¿Deberíamos dar crédito a ciertas teorías recientes, que denuncian a la especie humana como un daño evolutivo a la vida en nuestro planeta? Todo negativo?», comenzó preguntándose el Santo Padre a lo que respondió a esas preguntas con un «no».
El Pontífice afirmó que «tenemos el optimismo de una eterna juventud, encendido por los extraordinarios avances de la tecnología, que pinta un futuro lleno de máquinas más eficientes e inteligentes que nosotros, que curarán nuestros males y pensarán por nosotros las mejores soluciones». Por otro lado, advirtió Francisco, «nuestra fantasía aparece cada vez más centrada en la representación de una catástrofe final que nos extinguirá. Qué pasa con una posible guerra atómica. El «día después» de esto -si seguimos ahí, días y seres humanos- tendremos que empezar de cero. Destruye todo para empezar de cero. No quiero que el progreso sea trivial, por supuesto. Pero parece que el símbolo del diluvio va ganando terreno en nuestro inconsciente. La pandemia actual, además, pone en riesgo considerable nuestra representación despreocupada de las cosas que importan, para la vida y para su destino».
Les ofrecemos la catequesis del Papa, publicada en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El relato bíblico -con el lenguaje simbólico de la época en que fue escrito- nos dice algo impresionante: Dios estaba tan amargado por la maldad generalizada de los hombres, que se había convertido en una forma normal de vida, que pensó que estaba equivocado al crearlos y decidió eliminarlos. Una solución radical. Incluso podría tener un giro paradójico de misericordia. No más humanos, no más historia, no más juicio, no más condenación. Y muchas víctimas predestinadas de la corrupción, la violencia, la injusticia serían salvadas para siempre.
¿No nos sucede a veces también a nosotros -abrumados por una sensación de impotencia frente al mal o desmoralizados por los «profetas del mal»- pensar que era mejor no haber nacido? ¿Deberíamos dar crédito a ciertas teorías recientes, que denuncian a la especie humana como un daño evolutivo a la vida en nuestro planeta? Todo negativo? No.
De hecho, estamos bajo presión, expuestos a tensiones opuestas que nos confunden. Por un lado, tenemos el optimismo de una eterna juventud, encendido por los extraordinarios avances de la tecnología, que pinta un futuro lleno de máquinas más eficientes e inteligentes que nosotros, que curarán nuestros males y pensarán por nosotros las mejores soluciones para no die. : el mundo del robot. Por otro lado, nuestra fantasía aparece cada vez más centrada en la representación de una catástrofe final que nos extinguirá. Qué pasa con una posible guerra atómica. El «día después» de esto -si seguimos ahí, días y seres humanos- tendremos que empezar de cero. Destruye todo para empezar de cero. No quiero que el progreso sea trivial, por supuesto. Pero parece que el símbolo del diluvio va ganando terreno en nuestro inconsciente. La pandemia actual, además, pone en riesgo considerable nuestra representación despreocupada de las cosas que importan, para la vida y para su destino.
En el relato bíblico, cuando se trata de salvar la vida de la tierra de la corrupción y del diluvio, Dios confía la empresa a la fidelidad del más anciano de todos, el «justo» Noé. ¿La vejez salvará al mundo, me pregunto? ¿Qué quieres decir? ¿Y cómo la vejez salvará al mundo? ¿Y cuál es el horizonte? ¿Vida después de la muerte o simplemente supervivencia hasta el diluvio?
Una palabra de Jesús, que evoca “los días de Noé”, nos ayuda a profundizar en el sentido de la página bíblica que hemos escuchado. Jesús, hablando de los últimos tiempos, dice: “Como sucedió en los días de Noé, así será en los días del Hijo del hombre: comieron, bebieron, tomaron mujer, tomaron marido, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el día del diluvio y los hizo morir a todos” ( Lc17.26-27). De hecho, comer y beber, tomar esposa y esposo, son cosas muy normales y no parecen ser ejemplos de corrupción. ¿Dónde está la corrupción? ¿Dónde estaba la corrupción allí? En realidad, Jesús subraya que el ser humano, cuando se limita a disfrutar de la vida, pierde incluso la percepción de la corrupción, que mortifica su dignidad y envenena su sentido. Cuando se pierde la percepción de la corrupción, y la corrupción se convierte en algo normal: ¡todo tiene su precio, todo! Compras, vendes, opiniones, actos de justicia… Esto, en el mundo de los negocios, en el mundo de muchas profesiones, es común. Y también experimentan felizmente la corrupción, como si fuera parte de la normalidad del bienestar humano. Cuando vas a hacer algo y la cosa es lenta, ese proceso de hacer es un poco lento, ¿cuántas veces escuchas: «Pero, si me das un consejo acelero esto”. Muchas veces. «Dame algo y voy más lejos». Todos lo sabemos bien. El mundo de la corrupción parece parte de la normalidad del ser humano; y esto es malo Esta mañana hablé con un señor que me habló de este problema en su tierra. Los bienes de la vida se consumen y disfrutan sin preocuparse por la calidad espiritual de la vida, sin cuidar el hábitat de la casa común. Todo es explotado, sin preocuparse por la mortificación y degradación que sufren muchos, ni por el mal que envenena a la comunidad. Mientras la vida normal pueda estar llena de «bienestar», no queremos pensar en lo que la vacía de justicia y amor. «¡Pero estoy bien! ¿Por qué tengo que pensar en problemas, guerras, miserias humanas, cuánta pobreza, cuánta maldad? No, Estoy bien. No me importan los demás”. Este es el pensamiento inconsciente que nos lleva a vivir en un estado de corrupción.
¿Puede la corrupción volverse normal, me pregunto? Hermanos y hermanas, lamentablemente sí. Se puede respirar el aire de la corrupción como se respira oxígeno. “Pero eso es normal; si quieres que haga esto de prisa, ¿cuánto me das?”. ¡Es normal! Es normal, pero es malo, ¡no es bueno! ¿Qué te allana el camino? Una cosa: la despreocupación que apunta sólo al autocuidado: este es el pasaje que abre la puerta a la corrupción que hunde la vida de todos. La corrupción se beneficia mucho de esta mala jovialidad. Cuando una persona está bien con todo y no se preocupa por los demás: esta ligereza ablanda nuestras defensas, nubla nuestra conciencia y nos convierte -incluso involuntariamente- en cómplices. Porque la corrupción no siempre va sola: una persona siempre tiene cómplices. Y la corrupción siempre se propaga, se propaga.
La vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida obsesionada por el goce y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor: eso es todo. corrupción. La especial sensibilidad de los viejos, de la vejez por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen humanos, debe volver a ser vocación para muchos. Y será una elección de amor de los mayores hacia las nuevas generaciones. Seremos nosotros los que demos la alarma, el aviso: “Cuidado, esto es corrupción, no te aporta nada”. La sabiduría de lo antiguo tarda hoy mucho en ir contra la corrupción. Las nuevas generaciones esperan de nosotros los viejos, de nosotros los viejos una palabra que sea profecía, que abre puertas a nuevas perspectivas fuera de este mundo despreocupado de la corrupción, de la costumbre de corromper las cosas. La bendición de Dios elige la vejez, por este carisma tan humano y humanizador. ¿Cuál es el significado de mi vejez? Cada uno de nosotros, los viejos, podemos preguntarnos. El significado es este: ser un profeta de la corrupción y decir a los demás: “¡Detente, fui por ese camino y no te lleva a ninguna parte! Ahora te cuento mi experiencia». Los ancianos debemos ser profetas contra la corrupción, así como Noé fue el profeta contra la corrupción de su tiempo, porque era el único en quien Dios confiaba. Les pregunto a todos ustedes – y también me pregunto a mí mismo: ¿está abierto mi corazón para ser un profeta contra la corrupción de hoy? hay algo malo, cuando los ancianos no han madurado y envejecen con los mismos hábitos corruptos de los jóvenes. Pensemos en el relato bíblico de los jueces de Susana: son el ejemplo de una vejez corrupta. Y nosotros, con tanta vejez, no podríamos ser profetas para las generaciones más jóvenes.
Y Noé es el ejemplo de esta vejez generativa: no es corrupta, es generativa. Noé no predica, no se queja, no se queja, pero cuida el futuro de la generación que está en peligro. Los mayores tenemos que cuidar a los jóvenes, a los niños que están en peligro. Él construye el arca de la bienvenida y deja entrar a hombres y animales. En el cuidado de la vida, en todas sus formas, Noé cumple el mandato de Dios repitiendo el gesto tierno y generoso de la creación, que en realidad es el pensamiento mismo que inspira el mandato de Dios: una nueva bendición, una nueva creación (cf. Jan8.15-9.17). La vocación de Noah siempre se mantiene vigente. El santo patriarca todavía tiene que interceder por nosotros. Y nosotros, mujeres y hombres de cierta edad – por no decir viejos, porque algunos se ofenden – no olvidemos que tenemos la posibilidad de la sabiduría, de decir a los demás: «Mira, este camino de corrupción no lleva a ninguna parte». Debemos ser como el buen vino que al final cuando envejece puede dar un buen mensaje y no uno malo.
Hago un llamamiento hoy a todas las personas que tienen cierta edad, por no hablar de los ancianos. Ojo: tenéis la responsabilidad de denunciar la corrupción humana en la que vivimos y en la que continúa esta forma de vida totalmente relativa del relativismo, como si todo fuera lícito. Seguir. El mundo necesita, necesita jóvenes fuertes, que salgan adelante, y viejos sabios. Pedimos al Señor la gracia de la sabiduría.
Llamamiento y oración del Papa
Queridos hermanos y hermanas,
en el dolor de esta guerra oramos todos juntos, pidiendo perdón al Señor y pidiendo paz. Rezaremos una oración escrita por un obispo italiano.
Perdónanos la guerra, Señor.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que murió en los brazos de su madre en un búnker en Kharkiv, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinte años al frente, ten piedad de nosotros.
¡Señor Jesús, que aún ves manos armadas a la sombra de tu cruz, ten piedad de nosotros!
Perdónanos Señor,
perdónanos , si no satisfechos con los clavos con que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que creaste para proteger se han convertido en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestro hermano, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel. Perdónanos, si seguimos justificando la crueldad con nuestro cansancio, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.
¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, te suplicamos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡No nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando detengas la mano de Caín, cuídalo también. Él es nuestro hermano.
¡Oh Señor, detén la violencia!
¡Detennos, Señor!
Amén .
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Si el Papa menciona las bombas caídas en Karkhiv y en Kiev, debería mencionar también las caídas en Donetsk y Lugansk, ya que al no hacerlo se muestra partidista, y toda bomba hace daño a sus víctimas.
En este insulso discurso aparecen de nuevo las obsesiones de Francisco: epidemia, medio abiente, junto a esas ideas estramboticas como lo de no predicar, o cambiar la palabra «pecado» por «corrupción «, cuando la primera es muy rica en significado y todo el mundo la entiende, mientras la segunda es paupérrima.
Y en cuanto a su llamamiento final para la paz, lograría mucho más si se mostrara equidistante ante los bandos contendientes.
Le recomiendo el libro del Card. Bergoglio titulado «Corrupción y pecado», le ayudará a darse cuenta de que no es tan paupérrima como usted dice. El pecador busca levantarse de su pecado, pesir perdón y caminar al encuentro del Señor, el corrupto es aquel que se complace en su pecado y no le interesa salir ni volver al Señor.
Lo que usted está describiendo (que no sé si será la tesis del libro que recomienda y que naturalmente no he leído ni pienso leer), no es la diferencia entre pecador y corrupto (que significa otra cosa), sino entre pecador contrito y pecador no arrepentido. Un pecador, a secas, no es el que «busca levantarse de su pecado, pedir perdón y caminar al encuentro del Señor», sino simplemente el que peca, sea cual sea su pecado. Desgraciadamente, la mayoría de los pecadores no buscan eso que describe.
Por otro lado, los que él considera corruptos son iguales que el resto de los pecadores no arrepentidos, pero como caen en alguna de sus obsesivas categorías de pecados imperdonables (que no coinciden ni de lejos con los que la Iglesia siempre ha considerado los más graves) les niega el pan y la sal. A ésos sí les amenaza con el infierno (con la ‘desintegración’, según contó su amigo, el periodista socialista Eugenio Scalfari, que le dijo, y que nunca ha desmentido), como si los demás pecadores no fueran a parar allí si no se arrepienten antes de morir.
“El corrupto es aquel que se complace en su pecado y no le interesa salir ni volver al Señor”
Según esto, Amoris Laetitia es una apología de la corrupción, pues los casados separados de sus legítimos cónyuges que pasan a convivir con otra persona ya no necesitsn separarse de esta última y pueden seguir teniendo relaciones sexuales.
Ha dado usted en el clavo: siguiendo «Amoris laetitia» no sólo los adúlteros, sino también los mafiosos a los que Francisco condena al infierno, sólo estarían haciendo lo que Dios les pide a ellos en este momento, porque un mafioso «puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa (sic).
¿Viejos sabios? Ni sabios ni ignorantes, (con perdón)
A los viejos los quiere matar la agenda del diablo, a los jóvenes los traen ya jeringados los mismos de la agenda, .no creo que lleguen a v1ejos.
Y las guerras que desde hace años han armado los mismos de la agenda, sólo para que hayA menos gente.
¿Quién quedará?
🤷🏻♀️
Es urgente para la supervivencia del catolicismo que se vaya bergoglio. Lo está destrozando.
Lo mínino que se puede pedir a este hombre es que sepa y conozca las reglas gramaticales del español: En español, el plural en masculino implica ambos géneros. Así que al dirigirse al público NO es NECESARIO ni CORRECTO decir, «hermanos y hermanas».
Decir ambos géneros es correcto, SOLO cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: «mujeres y hombres», «toros y vacas», «damas y caballeros», etc.
Ya que no sabe teología o la cambia a su antojo, por lo menos que hable bien: DÉJESE POR LO MENOS DE INCULTURA Y HABLE BIEN.
Lamentablemente, en la Iglesia abundan los viejos que no han aprendido nada, y que siguen obstinados en los mismos errores modernistas que la han llevado a la penosa situación actual; el llamado camino sinodal alemán es el paradigma de esa situación.
«En realidad, Jesús subraya que el ser humano, cuando se limita a disfrutar de la vida, pierde incluso la percepción de la corrupción, que mortifica su dignidad y envenena su sentido.»
«Esto, en el mundo de los negocios, en el mundo de muchas profesiones, es común. »
«Cada uno de nosotros, los viejos, podemos preguntarnos. El significado es este: ser un profeta de la corrupción y decir a los demás: “¡Detente, fui por ese camino y no te lleva a ninguna parte! Ahora te cuento mi experiencia». Los ancianos debemos ser profetas contra la corrupción…»
Esto todo el mundo lo entiende, y además sin asustar con la palabra pecado. Difícil deber la de los ancianos enseñar la doctrina católica a sus nietos. Bien por el papa Francisco.
Este es un mensaje que manda al mundo, pero muchos estarán sordos y no lo oirán. Recemos por el Papa Francisco.
«Difícil deber la de los ancianos enseñar la doctrina católica a sus nietos»
No todos los ancianos tienen nietos. Y el deber de transmitir la fe la tienen los padres a sus hijos (o los padrinos si éstos faltan), no los abuelos, aunque éstos puedan colaborar. Mal por Francisco, que no sólo no transmite la fe de forma íntegra como es su obligación, si no que la ha corrompido difundiendo cosas contrarias a la misma (como en «Amoris laetitia», incompatible con la fe católica y con el magisterio de los 265 Papas precedentes, que retuerce y tergiversa a propósito para sostener justo lo contrario de lo que ellos enseñaron, especialmente Pablo VI y Juan Pablo II).
Si según usted los demás están sordos, sin duda usted está ciego (y no hay mejor ciego que el que no quiere ver).
Totalmente de acuerdo Catholicvs la fe la pasan los padres a los hijos y los abuelos ayudan. Especialmente la madre es la más indicada para pasar la fe a sus hijos.
Los padres ahora que trabajan los dos, que muchos de ellos y jóvenes viven con pastillas, por depresiones, por angustia, por preocupaciones; los abuelos tienen, por su sabiduría de la vida, ayudar en la fe.
También como indica el santo padre, enseñar en el cuidado de la Naturaleza pueden contribuir los abuelos en esta labor de enseñar a los jóvenes.
Lo de cuidar la naturaleza está muy bien, pero eso se ha hecho siempre (hasta en la escuela) y no tiene nada que ver con la transmisión de la fe y la Revelación de Nuestro Señor Jesucristo, cuya misión no era mantener ni mejorar este mundo, sino anunciar el Evangelio y Su Reino, que no es de este mundo, llamando al arrepentimiento para que los hombres se salven. Esa es la primera y principal misión de la Iglesia y, como miembros de la misma, de los padres católicos.
Es la Iglesia institucionsl la que ha “cancelado” a los ancianos. Un cardenal que ha cumplido 80 años no puede votar en el cónclave, se descarta su experiencia y su opinión.
Paradójicamente un obispo está obligado a renunciar a pastorear su diócesis al cumplir 75 años, pero el Obispo de Roma no tiene impedimento ni con 75, ni con 80, ni con más (no me refiero a este papa, sino a todos los papas)
«El mundo necesita jóvenes fuertes y viejos sabios» y un Papa de verdad.
Una oración preciosa, una súplica humilde al Padre, q todo lo puede. Me ha encantado su ternura. Mi Cristo, nuestro Cristo, está en la guerra, sufriendo en nuestros hermanos, llorando en esos niños, huyendo, cargando la cruz en ellos…
🙏🙏🙏
Hereje: Cristo está glorioso en el cielo, y en el cielo no se puede sufrir (la bienaventuranza y ausencia de sufrimiento y dolor en el cielo es dogma de fe). ¿Cuántas veces hay que decírselo? ¿Se lo digo en chino, para que deje de cachondearse? Porque lo suyo sólo puede ser cachondeo, pues ignorancia no cabe que aduzca cuando ya le han corregido su error varias veces. Eso es contumacia.
Perdón ACS, pero yo también sé que Cristo sufrió en su calidad de Hombre, sufrió para darnos ejemplo de cómo sobrellevar el dolor,, cargó su Santa Cruz para darnos ejemplo de cómo amarla.
Pero ya en el cielo, El no sufre, nos ama con amor divino y éso lo abarca todo.
La Virgen María, nuestra madre también, Ella sí sufre pues no es divina, Creo que no estoy equivocada, investigaré para si.lo estoy, corregirme.
👋
Estimada Spes,
Jesús sufre en nosotros, de eso va esa oración. Sufre la sed del sediento, el hambre del hambriento, el dolor del enfermo, el miedo de quienes huyen de una guerra, sus traumas futuros, el dolor de la pérdida de sus seres queridos, sufre en nosotros..
» lo q hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis»
De eso habla la oración de la entrada.
Le recomiendo leer también » el diario de Sta.Faustina» la versión completa, no la resumida. En la cual Jesús le habla a la santa de su sufrimiento.
Un abrazo bonita 😘😘
«Jesús sufre en nosotros, de eso va esa oración. Sufre la sed del sediento, el hambre del hambriento, el dolor del enfermo, el miedo de quienes huyen de una guerra, sus traumas futuros, el dolor de la pérdida de sus seres queridos, sufre en nosotros»
NO: Cristo no sufre ni poco, ni mucho, ni nada; ni en sí mismo, ni en nosotros, ni de ninguna manera. Dios sólo siente AMOR por los que sufren, no sufrimiento. Por tanto, no se puede siquiera compadecer (que es compartir el padecimiento), que es una cualidad humana que sólo sufren los seres humanos en este mundo y que Él sólo podía sentir cuando vivió en Palestina antes de su ascensión a los cielos (y únicamente en su naturaleza humana, no en la divina, pues como Dios no puede sufrir en forma alguna). Nadie en el cielo sufre sufrimiento alguno (la Virgen tampoco, y lo digo por Spes). (SIGUE)
Y no se haga la «no enterada», que ya le dije ayer que el diario de sor Faustina fue condenado por la Iglesia en 1959 (la posterior canonización de la monja no incluía la «canonización» de sus escritos, que encima son presuntas «revelaciones» privadas y que, como tales, no pueden contradecir la Revelación, que acabó con la muerte del último apóstol):
En marzo de 1959, reinando ya el Papa que dio inicio al Concilio Vaticano II, Juan XXIII, la Congregación del Santo Oficio prohibió, con la autorización y firma del Papa, la publicación del Diario de Sor Faustina y mandó inscribirlo en el «Índice de libros prohibidos», como puede comprobar fácilmente en las «Acta Apostolicae Sedis», abreviado AAS (Actas de la Sede Apostólica), que es el boletín oficial en el que se promulga la legislación universal de la Santa Sede y los documentos pontificios. Aquí está la referencia exacta de la condena pontificia: AAS, 6 de marzo de 1959, página 271.
Catolicvs,
De què le sirve tanto saberse de memoria la Biblia ,la historia de la Iglesia, los concilios etc. si no entiende que Cristo sufre en nosotros?
si no entiende esto…¿que puedo decirle?…no sé…que lo siento, de verdad, porque sin eso el cristianismo no pasa de ser una religión como cualquier otra …sin encarnación.
Que Dios le bendiga
Me cuesta creer que no lo entienda pero parece que tiene el corazón cerrado.
«De què le sirve tanto saberse de memoria la Biblia ,la historia de la Iglesia, los concilios etc. si no entiende que Cristo sufre en nosotros?»
Señor ACS: Lo que usted debería preguntarse es: ¿de qué le sirve seguir sosteniendo la herejía de que Cristo sufre, si es falsa? Cristo no sufre, ni nadie sufre en el cielo. Es dogma de fe. Si no quiere aceptarlo tras las múltiples correcciones, seguirá siendo hereje, y de forma contumaz. Ese «sentimentalismo» y «buenismo» impostado que luce no van a proporcionarle la salvación. Su concepción del catolicismo o lo que usted quiera que sea no le van a convertir a usted en católica mientras no acepte la fe católica.
Señora Católica-ae, (anteriormente Maria),
Lo dicho: una pena…
Señor ACS: ¿a éso se refería usted ayer con que conocía a María? ¿Cree que somos la misma persona? ¡Anda ya! Yo no necesito hacer las mismas chorradas pueriles que los trolls, porque mis argumentos se basan en la verdad, no el número de comentaristas que me den la razón. Como si no lo hace ninguno. Y, para pasarse usted la vida aquí, finge muy bien no haberse enterado de la discusión (bien larga) que mantuvimos María y yo a cuenta del asesinato del parlamentario inglés en un templo evangélico, en la que también intervino un sacerdote (Telémaco). Búsquelo y luego me cuenta si somos la misma persona. Y lo de «señor» viene por su protesta de ayer de que la llamara «señora». Cuando se aclare y decida, me lo comunica.
Catolicvs,
no protesté porque me llamara usted señora. Lo que ocurrió es que María siempre se dirigía a mí de esa forma. Por eso pensé que eran la misma persona.
Soy una mujer.
No he visto esa discusión. No miro todas las entradas y estuve un par de semanas en que casi no miré Infovaticana.
Le dejo, estoy trabajando.
No ha sido en el tiempo en que usted no ha comentado aquí: fue desde el 18 hasta el día 24 de octubre de 2021 (una semana entera), a lo largo de 172 comentarios. Pero, aunque María y yo tuvieramos un desencuentro en esa noticia, el resto de sus comentarios los comparto, y desde luego no puedo reprocharle errores en materia de fe.
Catolicvs,
no es mi intención hablar de María ni de lo q comparten.
Usted tiene razón que teológicamente Jesús no sufre. Sin embargo existe otra forma de ver. No se si explicárselo, no me fio mucho de usted la verdad. Lo va a girar contra mí.
En fin, si lo ensucia allá usted.
Después de mi conversión me di cuenta de que eran mis pecados de ahora los que habían crucificado a Je´sus hace 2000años. También supe que Jesús nos habita a los bautizados, q somos templo del Esp.Santo y que el nuevo templo es el cuerpo místico de Cristo, q es la Iglesia. Entendí que si Jesús había vivido en mí todos los años de mi ateismo, mis pecados lo habían crucificado en mí. Y en mi presente. Pero también supe que ese dolor de su crucifixión, aunque ocurría en mí y en mi presente Él lo sufría hacía más de 2000años. Un pasado presente en el presente eterno de Dios.Es decir que Jesús «sufre» nuestros pecados «hace 2000 años».
sigue…
Esta visión de las cosas cambió por completo todo mi entendimiento q no le voy a detallar pq es muy complejo para q yo sepa cómo explicarlo. En fin, sigo: el dolor de nuestros hermanos es fruto del pecado, así el dolor de quienes sufren la guerra es fruto de quienes participan en esa guerra. Y por ese pecado del agresor de hoy Jesús sufre en la cruz de hace 2000 años con el agredido de hoy. Es una visión desde el presente eterno de Dios que trasciende el tiempo.
Que teológicamente no es correcto? …qué quiere que le diga? me da un poco igual porque la cruz de Cristo es eterna y aunque ahora sea incruenta no lo es en el pasado que es también presente en el presente eterno de Dios o, si lo prefiere, fuera de la dimensión temporal.
Que Dios me lo hace entender a mí así y no sirve para los demás? ni idea! pero así me lo da a entender.
sigue…
después de eso comencé a sentir un gran dolor ante la dervia que había tomado la Iglesia ,no podía comprender que no se hiciera caso de la Biblia.Después algunas cosas que decían obispos, sacerdotes o incluso el Papa me dolían profundamente. Mi confesor de entonces me dijo que estaba sintiendo el dolor de Cristo.
Esta forma de ver las cosas detiene el tiempo. Ver el sufrimiento de Jesús hoy, aquí, nos lleva a entender mejor cuánto le hemos hecho sufrir y cuánto le debemos. También a vernos más miserables pq vemos su dolor en nuestro actuar presente aunque Él lo sufrió hace más de 2 siglos. Este auto conocimiento nos lleva también a ser más misericordiosos con los demás a la par de sentir como Cristo siente el dolor infligido por ellos. Pero ¿qué podemos decir si somos los más miserables? callamos y rezamos.
sigue…
podría escribir un libro, si supiera escribir, hay tanto… pero no sé darlo a entender. Mi comentario inicial era que Jesús sufría por la guerra, sufría en quienes sufren. Y con ellos. No se entiende desde nuestra dimensión temporal. Tal vez sólo desde el haber sido hijo pródigo, haber vivido la ruina como persona después de q todos nuestros ídolos hubieran caído, incluso nosotros como «auto ídolo»: nuestro propio Dios. Tal vez se necesita haber herido tantísimo a Cristo q nuestro dolor trascienda el tiempo y se una al suyo.
sigue
P.ej: estuve un día ante el Santísimo, en adoración, y me di cuenta de que Jesús, en su cruz, tal vez en su Getsemaní, como era Dios veía el futuro. Supe q me vió. Me veía allí ante Él Eucaristía. Me veía desde Getsemaní. Y que verme allí, adorándole, amándole, daba sentido a su cruz. Le dije: Señor Jesús, perdóname…mírame! estoy aquí, convertida, amándote…valió la pena! tu dolor valió la pena! perdóname…no podía dejar de llorar. Desde aquel día dejé de ir al Santísimo por la paz que sentía y comencé air para consolarle a Él. Aunque a veces se me olvida, desgraciada de mí. Ve? la luz de Cristo trasciende el tiempo y lo hace todo presente. Es ver desde el presente eterno de Dios.
Ya acabo…
Es un regalo que, evidentemente, no merezco pero q me induce a más amar. Que me une más a Cristo pq me lleva a ver y entender su dolor de cruz en nuestro presente. Y lo agradezco infinitamente.
No digo q teológicamente sea correcto pero sí que es católico. Lo que ocurre es que es experiencial. Disculpe mi incapacidad para expresarlo. Se desvirtua al encerrar tanta belleza en simples palabras. Pero estoy segura que no le será extraño pq hay muchas personas que viven la fe de esta manera.
Ni por un momento piense q esto es porque yo valga algo, al contrario, es pq no valgo nada y necesito más ayuda q el resto.Como el padre q ayuda más al hijo torpe e incapaz.
PD: Espero que no se burle de esto. Me haría mucho daño y me arrepentiría de haberselo explicado. Y usted se equivocaría porque viene de Dios.
Que Dios le bendiga.
Mezcla demasiadas cosas, unas ciertas y otras no: dice bien que Cristo padeció por nuestros pecados; por los de los hombres de todos los tiempos. Pero lo hizo sólo entonces. La eternidad de Dios, su eterno «presente» al que usted se refiere, no tiene nada que ver con el sufrimiento, pues Cristo sólo sufrió antes de su Ascensión, pero sólo en su naturaleza humana, no en la divina (que no puede sufrir, ni antes ni ahora). Dios es eterno, todo en Él es presente; pero el cuerpo de Nuestro Señor -que era el único que podía sufrir- no es eterno, ni lo ha sido nunca (sólo existe desde el momento de la Encarnación). Su sufrimiento tuvo comienzo y finalización en el tiempo. Desde su Ascensión, el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo está glorioso en el cielo, donde no puede sufrir, pues en el cielo no se sufre.
En cuanto a su último comentario, que he leído después de publicar el mío, no tengo nada que decir (y menos burlarme): usted habla de una experiencia personal, de un sentimiento, de algo subjetivo. Pero lo que es seguro es que Cristo no le ha revelado que sufra estando en el cielo, porque no puede sufrir. Nada más.
Cuando he dicho «el cuerpo de Nuestro Señor -que era el único que podía sufrir-«, aclaro, para que no se malinterprete, que me estaba refiriendo a su naturaleza humana. Al hablar sólo del cuerpo únicamente haría referencia al sufrimiento «físico». Pero, naturalmente, Su alma (humana) también sufrió, pues hay sufrimientos que no son sólo físicos. Pero en ambos casos se trata únicamente de su naturaleza humana, que era la única que podía sufrir (únicamente hasta el momento de su Ascensión al cielo), no su naturaleza divina (que no puede sufrir nunca).
Catolicvs,
Si, si, se le ha entendido perfectamente.
En fin, yo lo vivo así.
Bendiciones
CATHOLICVS,, no he podido ver en el catecismo qué viene sobre ése sufrimiento.
Éso me preguntaba hace poco y lo consulté, ¿ De qué serviría entonces el cielo si sigue en él el sufrimiento? ¿ Porqué la Virgen Santísima que sufrió lo indecible sobre la tierra, va a seguir sufriendo en el cielo?
¿ Cómo va a ser éso?
Sigo, si no lo borran.
¿ Somos acaso tan duros de corazón, tan egoístas que queremos que Jesucristo nuestro Dios siga crucificado ?
Y sólo para no sentirnos solos.
Él dijo: Vengan a Mí los que están cansados de sus trabajos, que Yo los ayudaré.
No dijo: Vengan que Yo también sufriré, sino : Ayudaré
En ése Ayudaré está el que nos abandonemos a Él y ahí comienza la paz del alma.
No que Cristo llora conmigo, sino que Cristo limpia mis lágrimas.
Tal vez estoy equivocada.
¿Y porqué sólo las imágenes de la Virgen lloran?
Creo que Dios nos la heredó como Madre, y una madre sufre por sus hijos. Por éso se presenta llorosa.
En Lasalet. Sólo lloraba.
Efectivamente: Dios no es indiferente a nuestros sufrimientos, pero no sufre con nosotros. Nadie lo hace en el cielo, donde los bienaventurados sólo pueden amar e interceder por nosotros. Cada vez que se habla de dolor, pena, compasión, etc. referido a Dios (en genérico o en la persona de Su Hijo) o a la Santísima Virgen, es en sentido metafórico o estilístico, no a nivel teológico, ni mucho menos real, porque es imposible.
Yo no sé,, pero creo que si una persona como ACS, ( disculpa que te ponga de ejemplo) Si ella siente que Dios llora y todo lo que dice lo cree y la hace sentir bien,
No creo que sea herejía, en todo caso sería error sin dolo,,ella es católica y ama a Cristo. Si está equivocada no daña a nadie su equívoco y puede aumentar su amor a Dios. Malo que se tratara de una falta grave.
Igual de herejía es negar las penas del infierno, que la perfecta felicidad del cielo, donde no cabe sufrimiento alguno. Error puede ser cuando hay ignorancia de algo; pero cuando ya le han corregido a uno no cabe aducir ignorancia: es contumacia en el error. Y encima intenta llevar razón (que parece que es lo único que le preocupa) poniendo de ejemplo un diario de una monja en el que describe una revelación particular, como si las revelaciones particulares pudieran contradecir la doctrina y magisterio de la Iglesia, o añadir algo a la Revelación, que acabó con la muerte del último apóstol. Encima, dicho diario está condenado por la Iglesia, como puede comprobarse (he dado la referencia exacta). Sostener una herejía (que es algo falso) no aumenta el amor a Dios: aleja de Él, que es la suma Verdad. Los pecados contra la fe son más graves que los materiales, y es un deber de caridad corregir al que yerra, por su bien y por los que puede llevar a error.
catolicvs,
ya se lo he explicado arriba.
Lo he leído con posterioridad y ya le he contestado.
👋😁, gracias CATHOLICVS
gracias spes,
lo he explicado arriba.
Un abrazo
Su Obesidad Mórbida debe irse y no expeler más txorradas.
Juan, ¿ acaso me dices éso a mí?
Desde que llegué a éste sitio me di cuenta que hay varios muy cobardes, incapaces de poner siquiera el nombre a quien se dirigen,, ¿ acaso creerán que sale del teléfono el aludido y les hace orinarse en los pantalones?
Pon el nombre de la persona a la que le hablas.
Apréndete éso,, haz algo .
Spes,
yo creo que se lo dice al Papa. No se preocupe…usted es un encanto! 😉
😁,, ¿ Encanto? Encantaré serpientes ACS.
🗣es que ya van como dos que me dicen algo desagradable y yo me prendo, 😊
Les digo que pongan nombre y no hacen caso. 😁
Bueno ,
Adiós ACS.👋