Con motivo de la festividad del día de San José, la Iglesia española celebra también el Día del Seminario. Con motivo de esta festividad, algunos obispos escriben en sus cartas pastorales en esta dirección.
Es el caso del obispo de Jaén, Sebastián Chico Martínez, que ha dedicado su última carta pastoral para hablar de vocación y entrega a Dios. Monseñor Chico Martínez sostiene que «la vocación requiere siempre en quienes son llamados a ser pastores un camino de éxodo de sí mismo para centrar la propia existencia en Cristo y en el servicio humilde y abnegado a su pueblo».
La Iglesia, afirma Chico Martínez, «es un pueblo que camina siguiendo las huellas de Cristo, su esposo. Para ello necesitamos sacerdotes que, como recordaba la exhortación pastoral Pastores dabo vobis, unidos al Obispo y en estrecha relación con el presbiterio, construyan la unidad de la comunidad eclesial en la armonía de las diversas vocaciones, carismas y servicios y hagan así a la comunidad anunciadora y testigo del Evangelio».
El propio obispo ha dado a conocer los datos de seminaristas de la diócesis. Este año la diócesis de Jaén cuenta con siete nuevos seminaristas. «Los doce seminaristas que se forman en nuestro Seminario son un signo de esperanza para nuestra Iglesia diocesana», remarca el obispo. En referencia a ellos, el prelado afirma que «son fruto de la gracia de Dios que pasa por la acción silenciosa de muchos de vosotros, sacerdotes y fieles, que habéis sido para ellos instrumentos para que pudieran intuir la llamada del Señor y responder con generosidad: párrocos, profesores, catequistas, animadores Kairós, colaboradores parroquiales, cofrades… sin olvidar, el papel insustituible de padres, madres y abuelos».
Para Sebastián Chico, la entrega de sus sacerdotes «es la mejor pastoral vocacional que se puede llevar a cabo para ayudar a descubrir a los jóvenes la belleza y la alegría del sacerdocio. El sacerdote, cuando vive la pasión por el Reino de Dios, cuando sacrifica su tiempo, cuando no escatima esfuerzos por servir a sus hermanos… se convierte en un imán que atrae e invita a descubrir a otros que merece la pena entregarse a Dios y dar la vida por los hermanos».
Cultura vocacional, una prioridad del obispo
El obispo de Jaén insiste en «cultivar en nuestra Diócesis una auténtica “cultura vocacional”. Se trata de una urgente prioridad. En la predicación, en la catequesis, en los sacramentos, en la propia vida de la Iglesia… tiene que resonar con fuerza la idea de que todos hemos salido de las manos del Creador con una misión que realizar». De igual modo, hace hincapié en que «todos hemos de ayudar a los jóvenes a escuchar esta llamada de Dios que, a unos invita al sacerdocio, a otros a la vida consagrada, a otros a la tarea laical en el mundo y a todos a anunciar el Evangelio».
Monseñor Sebastián anima a que «hagamos sin miedo la propuesta de la vocación sacerdotal a los jóvenes y a que cuidemos con esmero a aquellos jóvenes en los que intuyamos esa llamada del Señor a entregar la vida al servicio de los hermanos en el sacerdocio ministerial. Ponedlos en contacto con el Seminario. Sacerdotes y fieles, abramos bien los ojos y no dejemos de hacer esta propuesta con ilusión y valentía. La providencia de Dios no deja de actuar y sigue suscitando colaboradores para trabajar al frente de su viña». Así mismo, aprovechando el Día del Seminario ha hecho una petición especial a todas las parroquias para intensificar las oraciones por las vocaciones al sacerdocio.
En ese sentido, llama a «rezar por nuestros seminaristas, para que crezcan cada día en santidad y en entrega a Dios. El Seminario es una etapa fundamental en la que los llamados por el Señor deben ir aprendiendo, poco a poco, a despojarse de sus intereses personales, a renunciar a sus planes y proyectos, para prepararse a una entrega total y sin reservas que los lleve a caminar sirviendo al pueblo de Dios».
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El problema es que, con la actual Jerarquía, desanima a cualquier joven a ser cura y a tomarse es vocación en serio.
Que estás alturas de desprestigio haya muchachos queriéndo entrar al seminario, es de agradecer a Dios, pues nunca había andado la Iglesia tan por los suelos.
Quiera Dios que sí sea por llamado de Él y que los seminaristas se cuiden y perseveren.