Recientemente, la diócesis de Huelva ha informado que «el pasado 18 de enero, el Santo Padre Francisco nombró Capellán de Su Santidad al sacerdote diocesano D. Manuel Jesús Carrasco Terriza, noticia que ha dado a conocer la Cancillería de la Diócesis. La distinción pontificia, solicitada por el Obispo de Huelva, lleva aneja el tratamiento de monseñor».
Nacido en Bollulos par del Condado el 12 de marzo de 1947, Manuel Jesús Carrasco Terriza fue ordenado sacerdote por Monseñor González Moralejo el 5 de septiembre de 1971. Es Delegado Diocesano para el Clero y para el Patrimonio Cultural. Es doctor en Teología y en Historia del Arte. Todo ello sin merma del ejercicio de su ministerio en varias parroquias, así como su docencia en el Seminario Diocesano y la atención espiritual a varias comunidades religiosas.
Actualmente, además de ser Canónigo de la S.I.C. de Huelva, y de llevar las delegaciones diocesanas del Clero y del Patrimonio, es Capellán de la Iglesia y del colegio de Santa María de Gracia de las MM. Agustinas de Huelva. Sigue enseñando Patrología, Patrimonio cultural, Arte e Historia de la Iglesia en el Seminario Diocesano. Es miembro de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva, y Correspondiente de la Academia de San Fernando de Madrid, y de la de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla.
La distinción pontificia viene a reconocer toda una vida de dedicación a la Iglesia diocesana de Huelva. D. Manuel Jesús ha sido Secretario Canciller y Archivero (1984-2021) y ha realizado una gran labor en la Curia, pero también sigue realizándola en el estudio, investigación, difusión, defensa y conservación del patrimonio cultural de la Diócesis. Ha tenido particular participación como Coordinador Adjunto de los Congresos Internacionales Mariológico y Mariano (1992) y en la de la Visita Apostólica de San Juan Pablo II a la Diócesis en 1993.
Es autor de numerosos libros como «Historia y teología de los títulos Rocío y Blanca Paloma», «El Santuario del Rocío» o «La Iglesia Mayor de San Pedro de Huelva: Historia de su fábrica».
¿Qué es ser capellán de Su Santidad?
El capellán de Su Santidad es un título honorífico que concede el Papa Santa Sede a los sacerdotes, generalmente a petición del obispo de la diócesis para sacerdotes considerados dignos, aunque no tanto como otro título similar, el de Prelado de Honor de Su Santidad. Este título es el único título honorífico que ha quedado tras la reforma del papa Francisco que hizo enero de 2014 en el que el objetivo era el de abolir los títulos honoríficos que había en la Iglesia católica.
El complemento de Su Santidad identifica el prelado galardonado de la homónima Condecoración Pontificia. La «Instrucción sobre la atribución de distinciones honoríficas pontificias» proclamada por la Secretaría de Estado de la Santa Sede el 13 de mayo de 2001 dispone que el título puede ser concedido a sacerdotes del clero secular que hayan cumplido al menos 65 años de edad. Para cada diócesis, el número total de monseñores no debe superar el 10 % del clero. Es práctica consolidada su atribución a sacerdotes a veces también muy ancianos, o que se han distinguido.
El capellán de Su Santidad tiene el título de Reverendo Monseñor y puede ser distinguido de otros sacerdotes por sus vestiduras, como prevé la instrucción de la Secretaría de Estado Ut sive sollicite sobre las vestiduras, títulos e insignias de cardenales, obispos y prelados menores, promulgada el 31 de marzo de 1969.
Los capellanes de Su Santidad tienen como vestimenta coral y también como traje de diario la sotana negra con ojales, botones, bordes y forro de color morado y banda de seda morada. La sotana morada, el mantelón morado, la banda con copos y las hebillas sobre zapatos fueron suprimidos, así como la borla morada sobre la birreta negra.
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Decía San Agustín: «Los honores en la Tierra son deshonores en el Cielo.»
Sin menospreciar la labor que pueda haber hecho este hermano en el sacerdocio, considero, sin embargo, que la Iglesia debería dejar de otorgar estos títulos.
Estos reconocimientos no son honores son palmaditas en la espalda a sacerdotes buenos y reconocidos en el clero por la comunidad eclesial en general. La gran mayoría no usan ni el título de monseñor ni las vestimentas más que en ocasiones especiales.