Durante el rezo del Ángelus de ayer domingo, el Papa Francisco aprovechó para predicar sobre el Evangelio del primer domingo de Cuaresma, que trata sobre las tentaciones del demonio al Señor.
«También Jesús fue tentado por el diablo, y nos acompaña a cada uno de nosotros en nuestras tentaciones. El desierto simboliza la lucha contra las seducciones del mal, para aprender a elegir la verdadera libertad. De hecho, Jesús vive la experiencia del desierto justo antes de comenzar su misión pública. Es precisamente a través de esa lucha espiritual que afirma con decisión qué tipo de Mesías pretende ser. No un mesías “así”, sino “así”. Diría que esta es propiamente la declaración de identidad mesiánica de Jesús, del camino mesiánico de Jesús. “Yo soy Mesías, pero por este camino”. Miremos entonces las tentaciones contra las que lucha», afirma el Papa.
El Santo Padre hizo hincapié en las tres tentaciones que le hizo el diablo: «Le propone sacar provecho de su posición: primero, para satisfacer las necesidades materiales que siente, el hambre; luego, para aumentar su poder; finalmente, para obtener una señal prodigiosa de Dios». Francisco continua su predicación haciendo ver que «es una propuesta seductora, pero conduce a la esclavitud del corazón: nos obsesiona con el ansia de tener, lo reduce todo a la posesión de cosas, de poder y de fama. Este es el núcleo de las tentaciones. Es «el veneno de las pasiones» en el que se arraiga el mal. Miremos en nuestro interior y veremos que siempre nuestras tentaciones tienen este modelo, siempre este modo de actuar».
«Pero Jesús se opone victoriosamente a la atracción del mal. ¿Cómo lo hace? Respondiendo a las tentaciones con la Palabra de Dios, que dice que no hay que aprovecharse, que no hay que utilizar a Dios, a los demás y las cosas para uno mismo, que no hay que aprovecharse de la propia posición para adquirir privilegios. Porque la verdadera felicidad y la libertad no están en el poseer, sino en el compartir; no en aprovecharse de los demás, sino en amarlos; no en la obsesión por el poder, sino en la alegría del servicio», comentó el Papa.
Ante las tentaciones que nos puedan venir, el Papa pidió «estar atentos, no nos asustemos —le ocurre a todos— y estar atentos, porque a menudo se presentan bajo una aparente forma de bien. De hecho, el diablo, que es astuto, siempre utiliza el engaño. Quería que Jesús creyera que sus propuestas eran útiles para demostrar que realmente era el Hijo de Dios».
No dialogar con la tentación
Ante cualquier episodio de tentaciones, Francisco subrayó que «Jesús no dialoga con el diablo. Jesús nunca dialogó con el diablo. O lo expulsaba, cuando sanaba a los endemoniados, o como en este caso, teniendo que responder lo hace con la Palabra de Dios, jamás con su palabra. Hermanos y hermanas, nunca entren en diálogo con el diablo, es más astuto que nosotros. ¡Jamás! Aférrense a la Palabra de Dios como Jesús y, al máximo, respondan siempre con la Palabra de Dios. Y por esta vía no nos equivocaremos».
Merece la pena leer esta otra reflexión que hizo el Santo Padre sobre cómo se nos presenta el demonio y el peligro que podemos correr de caer en las autojustificaciones: «El diablo: a menudo llega «con ojos dulces», «con cara de ángel»; ¡incluso sabe disfrazarse de motivaciones sagradas, aparentemente religiosas! Si cedemos a sus halagos, acabamos justificando nuestra falsedad enmascarándola con buenas intenciones. Por ejemplo, cuántas veces hemos escuchado esto: “He hecho cosas extrañas, pero he ayudado a los pobres”; “me he aprovechado de mi rol —de político, de gobernante, de sacerdote, de obispo—, pero también para hacer el bien”; “he cedido a mis instintos, pero al final no le he hecho daño a nadie”, estas justificaciones y cosas por el estilo, una detrás de otra. Por favor, ¡no hay que hacer tratativas con el mal! ¡Con el diablo, nada de diálogo! Con la tentación no se debe dialogar, no debemos caer en ese adormecimiento de la conciencia que nos hace decir: “Pero en el fondo, no es grave, ¡todos lo hacen así!”. Fijémonos en Jesús, que no busca acomodarse, no pacta con el mal. Se opone al diablo con la Palabra de Dios, que es más fuerte que el diablo, y así vence las tentaciones».
Por último, Francisco invitó a que durante esta Cuaresma, «dediquemos un espacio al silencio y a la oración. Hagamos claridad interior, poniéndonos ante la Palabra de Dios en la oración, para que tenga lugar en nosotros una lucha beneficiosa contra el mal que nos hace esclavos, una lucha por la libertad. Pidamos a la Virgen Santa que nos acompañe en el desierto cuaresmal y nos ayude en nuestro camino de conversión».
Guerra en Ucrania
Tras el rezo del Ángelus, el Pontífice hizo referencia a la grave situación que sacude a Ucrania. «En Ucrania corren ríos de sangre y de lágrimas. No se trata solo de una operación militar, sino de guerra, que siembra muerte, destrucción y miseria. El número de víctimas aumenta, al igual que las personas que huyen, especialmente las madres y los niños. En ese país atormentado crece dramáticamente a cada hora la necesidad de ayuda humanitaria», afirmó el sucesor de Pedro.

El Papa hizo un llamamiento «para que se aseguren realmente los corredores humanitarios y se garantice y facilite el acceso de la ayuda a las zonas asediadas, con el fin de proporcionar un alivio vital a nuestros hermanos y hermanas oprimidos por las bombas y el miedo». Además, volvió a agradecer la ayuda a aquellos países que están acogiendo a los refugiados ucranianos e insistió en la idea de que «prevalezcan las negociaciones y se vuelva a respetar el derecho internacional»
Envío de dos cardenales a Ucrania
En su afán por mediar en el conflicto, «la Santa Sede está dispuesta a todo, a ponerse al servicio de esta paz. En estos días, dos cardenales han partido a Ucrania, para servir a la gente, para ayudar. El Cardenal Krajewski, Limosnero, para llevar ayuda a los necesitados, y el Cardenal Czerny, Prefecto ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. La presencia de los dos cardenales allí es la presencia no solo del Papa, sino de todo el pueblo cristiano que quiere acercarse y decir: «¡La guerra es una locura! ¡Deténganse, por favor! ¡Miren qué crueldad!».
La Curia Romana comienza sus Ejercicios Espirituales
Tal y como ya se anunció el pasado 20 de enero, en la tarde de ayer el Papa los colaboradores de la Curia Romana, comenzaron sus Ejercicios Espirituales. «Llevamos en nuestras oraciones todas las necesidades de la Iglesia y de la familia humana. Y también ustedes, por favor, oren por nosotros», dijo el Papa.
Junto con los colaboradores de la Curia Romana, comenzamos los ejercicios espirituales. Llevamos en nuestras oraciones todas las necesidades de la Iglesia y de la familia humana. Y también ustedes, por favor, oren por nosotros.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) March 6, 2022
La Santa Sede comunicó que «dada la persistencia de la emergencia epidemiológica por el Covid-19, tampoco este año será posible vivir comunitariamente los ejercicios espirituales de la Curia Romana en la Casa Divin Maestro de Ariccia. Por ello, el Santo Padre ha invitado a los cardenales residentes en Roma, a los jefes de los dicasterio y a los superiores de la Curia Romana a hacerlos personalmente, retirándose en oración, desde la tarde del domingo 6 hasta el viernes 11 de marzo».
Por este motivo, durante esa semana se suspenderán todos los actos del Santo Padre, incluida la audiencia general del miércoles 9 de marzo.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando