José Ignacio Munilla se despidió oficialmente el domingo como obispo de la diócesis de San Sebastián. La catedral del Buen Pastor de la capital guipuzcoana se quedó pequeña para despedir al que ha sido su pastor durante 12 años. En la misa de despedida, estuvo acompañado por varias decenas de sacerdotes, religiosos y fieles laicos que no quisieron perderse su última homilía.
Munilla quiso comenzar su homilía pidiendo no mirar atrás con melancolía ya que «hoy se abre una nueva etapa de crecimiento para todos, para mí y para vosotros», destacó el obispo vasco. De igual modo, invitó a los fieles a «seguir caminando con la confianza en que Dios siempre deja el vino bueno para el final. Lo mejor de nuestra vida está por llegar».
Para despedirse de su pueblo, Munilla quiso compartir sus convicciones más profundas a modo de últimos consejos. «Os voy a compartir un decálogo, en el que he querido recoger las que me parece que son las diez principales convicciones que he intentado trasmitiros a lo largo de estos doce años como pastor de la Diócesis», dijo Munilla. Dicho decálogo os lo ofrecemos a continuación:
1º Sabiduría de la confianza: Como bien sabéis mi lema episcopal ha sido éste: “In Te Confido” (Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío)…
Me habéis oído repetir con frecuencia esta expresión de impacto: “¡Dios existe y no eres tú, relájate!”. Y hoy me refirmo en ello de una forma especial… ¿Nos pensamos acaso que caminamos solos en la vida, que todo depende de nosotros? Dios conduce los hilos de la historia. Me fío más de los aparentes ‘despistes’ de Dios, que en todos los planes, estrategias y cálculos humanos.
2º Vivir en gracia de Dios: Tengo por ahí, perdida como guarda páginas en alguno de mis libros, una estampa del Cristo de Velázquez, en cuyo reverso el sacerdote que dirigió la primera tanda de ejercicios espirituales que hice en mi vida con 16 años, escribió, a modo de ABC fundamental de nuestra vida: “Viviré en gracia de Dios, y si caigo me levantaré”. Lo más necesario y, por lo tanto, lo más urgente de nuestra vida, es vivir en gracia de Dios. Todo lo demás puede esperar. Nuestro compromiso de lucha sin tregua por la santidad, viviendo en permanente estado de conversión, será la gran aportación que podamos hacer a la Iglesia y al mundo. Por lo demás, la cosa está bastante clara: La mejor manera de acercar a los lejanos es mejorar a los cercanos…
3º “Velad y orad”: Solo una oración profunda y perseverante, integrada en la celebración fiel de los sacramentos, nos dará la gracia de la perseverancia final… Necesitamos cimentarnos en Él: orar con intimidad, confesarnos como Dios manda con frecuencia y alimentarnos de la Eucaristía… No somos nada sin la gracia de Dios; pero con Él lo podemos todo. Y, por cierto, subrayo la importancia de la oración cristiana, del tú a tú con Jesucristo, sin dejarnos contaminar del influjo del gnosticismo en la espiritualidad católica.
4º Necesidad de acompañamiento espiritual: Una de las frases del Papa que más veces me habéis oído repetir es la siguiente: “La fidelidad es la debilidad bien acompañada”… Digo yo que por algo enviaría Jesús a sus discípulos de dos en dos: porque tenemos que compaginar el ser acompañantes y acompañados… Arrastramos muchas heridas, y es clave que nos eduquemos en abrirnos a manifestarlas con trasparencia a quien pueda ayudarnos. Desde tantas experiencias vividas me atrevo a decir lo siguiente: Con frecuencia, los conflictos aparentemente ideológicos, encubren problemas psicológicos y espirituales, que son mucho más determinantes. Las ideologías son con frecuencia tapaderas de heridas no bien identificadas y acompañadas.
5º Fidelidad al depósito revelado: La Iglesia es depositaria de una Revelación que ha custodiado y seguirá custodiando a través de los siglos. No tenemos derecho alguno a pretender reinterpretar el depósito de la fe para hacerlo confluir con las ideologías contemporáneas. ¡Se trata de cristianizar el mundo, no de mundanizar el cristianismo! El Catecismo de la Iglesia Católica es un verdadero tesoro, una joya en medio del desierto del relativismo de nuestro tiempo. Estamos llamados a familiarizarnos con sus contenidos y a transmitirlos desde el propio testimonio de nuestra vida.
6º Comunión eclesial inequívoca: Mi nuevo nombramiento como obispo de Orihuela Alicante ha sido una buena oportunidad para subrayar este principio. Somos hijos de la Iglesia, y acogemos con gratitud el principio de obediencia existente en ella, que en absoluto es contrapuesto a la verdadera sinodalidad. Caminamos juntos, de forma vertebrada en el ministerio apostólico de la Iglesia, presidido por el sucesor de San Pedro. Por lo tanto, aprovecho para pedirlo una vez más: acoged al que sea mi sucesor con los brazos abiertos, antes incluso de saber su nombre, orad por él y ofreceros en su momento a una colaboración leal y humilde. Lo contrario sería demostrar que las ideologías (además de ser tapaderas de heridas no sanadas), anulan la fe y el sentido eclesial.
7º Los pobres y los humildes nos evangelizan: Estoy convencido de que nuestra conversión estará incompleta mientras no nos dejemos cambiar la vida por los pobres y los humildes que nos rodean. ¡Yo lo he experimentado así y os lo comparto a corazón abierto! Cuando los pobres, los enfermos, los ancianos, los presos…llegan a cambiar tus horarios, tus planes, tus cálculos y previsiones, entonces ha entrado Jesús en tu vida. Mirad, esta misma mañana he estado en la prisión de Martutene (por la mañana ha sido la despedida con los encarcelados y por la tarde la despedida con los que estamos al otro lado de los barrotes), y os comparto la experiencia de que en pocos lugares he vivido la celebración eucarística con mayor presencia de Dios, como cada vez que he acudido a nuestro centro penitenciario.
8º Existimos para evangelizar: Cuando nos presentemos delante de Dios, nos arrepentiremos profundamente de la cantidad de tiempo y energía que hemos malgastado en vanidades y estupideces. Tenemos el privilegio de haber sido invitados por el propio Jesucristo a colaborar con Él en la extensión del Reino de Dios en esta vida… ¿Puede haber un honor más grande que ser instrumento de Cristo, que ser enviado por Él para ofrecer la vida eterna a nuestros hermanos? ¿Acaso tenemos algo más importante que hacer? ¡Nuestra vida existe para evangelizar! Le pedimos al Espíritu Santo sus dones para acertar en los modos de realizarlo. No tengamos miedo a evangelizar en alta mar y en aguas profundas: Duc in altum!
9º La familia: Existimos porque hemos sido amados, y la familia es el lugar en que descubrimos que el amor incondicional de Dios no solo es bello, sino que es verdadero. En medio de esta crisis antropológica sin precedentes en la que nos encontramos, cuidemos al máximo nuestra vida familiar. Y permitidme aquí que exprese en público mi gratitud a Dios por la delicadeza que ha tenido conmigo, por haberme permitido vivir con mi madre estos años, y por haberme despedido de ella hace dos años de una forma inolvidable. ¡Ha sido un detallazo, Señor!
10º Sentido del humor: Sí, para el último puesto en el ranking de este decálogo que os comparto, he dejado el sentido del humor, que sin duda alguna, es muy –pero que muy—sanador, tanto psicológica como espiritualmente. El sentido del humor no es otra cosa que el sentido común bailando. Se trata de una gran ayuda para relativizar en esta vida todo lo que no sea Dios mismo.
Por último, tras la lectura del decálogo, el obispo electo de Orihuela-Alicante concluyó pidiendo «a Dios, que al montar encima de la mula, no deje de ser consciente de que sigo llamado a ser como el borrico que lleva el peso de la cruz de Cristo sobre sus lomos».
La única nota negativa de la jornada a destacar fue la concentración de un escaso grupo de diez personas que se manifestaron con carteles a las afueras de la catedral contra Munilla. La llegada del obispo a Alicante tampoco parece que vaya a ser tranquila ya que se han convocado protestas por grupos homosexualistas para protestar por la llegada del nuevo prelado a la diócesis de Orihuela-Alicante.
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