Hoy, 6 de febrero de 2022, se cumplen 100 años de la elección de Achille Ratti como Sucesor de san Pedro. Escogió el nombre de Pío, y gobernaría la Iglesia durante 17 años hasta los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial.
Reconocido intelectual, a Pío XI le tocó lidiar con las ideologías emergentes del momento: nazismo, comunismo y fascismo; a las que combatió enérgicamente. Si hace unos días les contábamos la vida de Benedicto XV, en el centenario de su muerte, hoy hacemos lo propio con su sucesor -tan sólo tres años más joven- en el 100 aniversario de su subida al solio de Pedro.
Ambrogio Damiano Achille Ratti nació en Desio, pocos kilómetros al norte de Milán, el 31 de mayo de 1857. Fue el cuarto hijo de Francesco, director de una hilandería local, y de Teresa Galli, que acabarían teniendo un hijo más.
El joven Achille, después de haber estudiado unos años en diferentes seminarios de Milán es enviado a Roma en 1879 al Seminario Lombardo. Allí fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre, con 22 años, en la Basílica de San Juan de Letrán
En 1882 culmina sus estudios en Roma: el 13 de marzo la licenciatura de teología en la Pontificia Facultad de La Sapienza; el 9 de junio la de derecho canónico en la Universidad Gregoriana; y el 23 de junio, en la Pontificia Academia de San Tommaso, la licenciatura en filosofía.
A finales de 1882, una vez de vuelta en Milán, se le encargó dar clases en el seminario del que fue alumno, San Pedro Mártir. En 1888 ingresó en la famosa Biblioteca Ambrosiana de Milán, de la que llegó a ser prefecto en 1907. Además, era capellán de unas monjas y dedicaba parte de su tiempo libre al alpinismo.
En febrero de 1912, cuando tenía 55 años, es llamado a Roma por Pío X para ser viceprefecto de la Biblioteca del Vaticano. El 1 de septiembre de 1914 se convirtió en prefecto, dos días antes de la elección de Benedicto XV.
En mayo de 1918, interrumpiendo su actividad como bibliotecario, el Papa le envió a Polonia y Lituania como visitador apostólico, con la tarea de restaurar las convulsas condiciones de la Iglesia en esos países.
Después de que el gobierno polaco restableciera las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, el 3 de julio de 1919, Ratti fue confirmado representante de la autoridad pontificia en el país con el título de Nuncio Apostólico. El 28 de octubre de ese año fue consagrado arzobispo titular de Naupactus en la catedral de San Juan de Varsovia, por el Primado de Polonia Aleksander Kakowski.
A finales de 1920, con 63 años, Benedicto XV le ordena abandonar Polonia y le nombra arzobispo de Milán y le crea cardenal con el título de San Martino ai Monti.
El 8 de septiembre de 1921, durante la ceremonia celebrada en el ‘Duomo’ para la toma de posesión de la diócesis de Milán, el nuevo arzobispo, exalta a Roma como capital del mundo: «Es sobre todo estando en el extranjero que se ve y se toca de primera mano hasta qué punto el Papa es el mayor honor en Italia: por él todos los millones de católicos que hay en el universo mundial se vuelven hacia Italia como segunda patria; por él, Roma es verdaderamente la capital del mundo; y es necesario cerrar los ojos a la evidencia para no ver -al menos en el actual discurso de todos los Estados al Papa- para no ver, digo, qué prestigio y qué ventajas podría derivar de su presencia para nuestro país, cuando se tuvo debidamente en cuenta su soberanía internacional y supranacional, que los católicos de todo el mundo reconocen como institución divina”.
En los pocos meses en los que fue arzobispo de Milán, tuvo la fortuna de inaugurar, el 8 de diciembre de 1921, la Universidad Católica del Sagrado Corazón, para cuya fundación había trabajado en el pasado.
Tras la muerte de Benedicto XV, 22 de enero de 1922, el Cónclave se reunió el 2 de febrero siguiente con la presencia de 53 cardenales: 31 italianos, 5 franceses, 4 españoles, 3 alemanes, 3 británicos, 2 polacos, 2 austríacos, un húngaro, un belga y un neerlandés.
Dicen que los candidatos con más fuerza eran el ex secretario de Estado con Pío X, el cardenal Merry del Val, y el secretario de Estado del fallecido Benedicto XV, el cardenal Gasparri; Ratti habría sido la elección de compromiso.
Sea como fuere, en la decimocuarta votación, Achille Ratti fue elegido Papa tomando el nombre de Pío XI y, con un gesto rompedor, recuperó la tradicional bendición desde el balcón central de la fachada de la Basílica de San Pedro, algo que no ocurría desde 1870.
Uno de los puntos programáticos de su pontificado, de ahí ese primer gesto de la bendición, era la solución de la ‘cuestión romana’, la situación del Vaticano en Italia tras 1870.
Ya en la primera Encíclica, el Ubi arcano del 23 de diciembre de 1922, el nuevo Pontífice se refirió al tema en cuestión. Y fue bajo su pontificado cuando se llegó a la solución el 11 de febrero de 1929. Los famosos Pactos de Letrán, firmados por el cardenal Gasparri, secretario de Estado y el primer ministro de Italia, Benito Mussolini. La Santa Sede reconocía el Reino de Italia, con Roma como capital del Estado e Italia hacía lo propio con el Estado de la Ciudad del Vaticano.
En sus 17 años de pontificado, Pío XI firmó muchos más tratados con diferentes países.
A nivel doctrinal la biografía que el Vaticano hace del Papa destaca cuatro encíclicas ―de las más de 30 que escribió― que Juan XXIII llamaba “columnas magníficas”: Divini illius Magistri, Casti connubii, Quadragesimo año y Ad Catholici sacerdotii.
En Divini illius Magistri, de 1929, Pío XI reclama a la Iglesia y a la familia el derecho primario de educar a los jóvenes: derecho inviolable que precede al del Estado.
En Casti connubii, de 1930, refiriéndose a la Encíclica Arcanum Divinae de León XIII, Pío XI condena el neopaganismo que, al apoyar una emancipación formal de la mujer, en realidad socava la familia soldada por Dios en la unidad matrimonial. Una encíclica sobre el matrimonio cristiano que quizá sería bueno reflotar en tiempos de Amoris Laetitia.
En Quadragesimo año, de 1931, el Papa explica e integra la Encíclica Rerum novarum de León XIII publicada 40 años antes, ahondando en la Doctrina Social de la Iglesia respecto al trabajo.
En Ad Catholici sacerdotii, de 1935, Pío XI exalta la sublimidad del sacerdocio católico y su misión providencial en el mundo.
Otras encíclicas que podríamos destacar serían Iniquis afflictisqueeran, en el que protesta contra la persecución religiosa en México, en lo que luego serían las ‘guerras cristeras’; Non abbiamo bisogno, con la que condenó el fascismo italiano; Dilecto nobis, alertando de la situación de la República en España en 1933; Mit brennender Sorge, contra el régimen nazi; y Divini redemptoris, contra el comunismo ateo, de 1937.
También canonizó a grandes santos: Juani Fisher, Tomás Moro; Juan Bosco y Teresa del Niño Jesús. Declaró doctores de la Iglesia a Alberto Magno, Pedro Canisio, Juan de la Cruz y Roberto Bellarmino.
El 12 de febrero de 1931, en el noveno aniversario de su coronación, presentado por Guglielmo Marconi, inaugura la emisora de Radio Vaticana, momento en el que la voz del Papa llegó a todos los rincones de la Tierra.
En enero de 1939, con 81 años, cayó gravemente enfermo, falleciendo el 10 de febrero. Sus restos descansan en las Grutas del Vaticano, junto a las tumbas de Benedicto XV y Pío X, sus inmediatos predecesores.
Dicen que, en el momento de su muerte, sobre el escritorio del Pontífice estaba el borrador de su próxima, pero nunca publicada encíclica: Humani generis unitas. El citado documento sería una crítica al racismo y al antisemitismo.
Le sucedió su secretario de Estado, que en 1930 había sustituido al cardenal Gasparri, Eugenio Pacelli, que elegiría el mismo nombre de Pío.
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Un pontificado católico. Todo lo contrario del bergo liante que padecemos, totalmente sometido al pensamiento único y la dictadura del NOM, no sólo en su vertiente pseudo sanitaria vakunista-pasaportista-discriminadora.
Me pregunto si Bergoglio puede ser papa no siendo católico, algo cada día más evidente, sobre todo si contemplamos los pontificados católicos preconciliares.
Me pregunto también si el concilio se convocó para actualizar el mensaje de la Iglesia, con el lenguaje de hoy, o más bien para desvirtuarlo. El resultado demoledor está a la vista. Sólo un pequeño resto católico resiste al vendaval, a pesar de la persecución bergo liante.
Lo bueno de este tiempo es que las posiciones son muy claras, los tapados se han destapado y nos muestran con alegría sus vergüenzas como si fueran glorias. La doctrina debe ser reescrita y es necesaria una refundación pasando de mitos, como el de la resurrección, y la intangibilidad del «depositum fidei». La doctrina hay que rehacerla, ya no vale, hay que adaptarla a los descubrimientos científicos. Jesucristo ha fracasado, como la Unión Soviética, y su encarnación, su predicación, su muerte y resurrección debe ser deconstruidos y luego recompuestos siguiendo el magisterio no de la Revelación y la Tradición, sino el de la ciencia. En la Biblia, otro mito que no se basa en la ciencia, ni siquiera San Pablo había consultado a psicólogos, ya no hay sitio para una resurrección corporal sino solo simbólica, y viva la homosexualidad, la moral sexual, tabúes.
Este pontificado está haciendo salir a las ratas de su escondite, y cuando salgan… zas!!!
Así es, Saray. Que Dios te bendiga.
Benedicto XVI en 2012: «La Iglesia de Cristo no está en el mundo para cambiar según el aire que sopla, está en el mundo penetrar el corazón de los hombres con el Evangelio. Este debe ser siempre el camino de la Iglesia”. Specola.
Bergoglio abrirá el Simposio Internacional «Por una teología fundamental del sacerdocio», del 17 al 19 de febrero, en el Aula Pablo VI, en el Vaticano. El tema del abuso sexual de menores será «ciertamente un tema de reflexión muy profunda». Organizado por Ouellet junto con el Centro de Investigación y Antropología de las Vocaciones, Otro tema será la pluralidad de ministerios, desde «viri probati» a las mujeres diaconisas y la revisión del celibato obligatorio. Más de lo mismo, más vacío de iglesias, que es lo que se pretende, por si alguien tenía dudas.
No está dejando en buen lugar al Papa Francisco la participación en el programa de mañana de Fabio Fazio. En el Vaticano se contiene la respiración cada vez que a Francisco le da por improvisar. Ya hemos hecho mención de algunas reacciones, hoy es Stefano Fontana para el que : «denota una marcada desconsagración del papado, la confusión total entre lo sagrado y profano, la incapacidad de comprender el sentido de lo sagrado». Veremos “chetempochefa” y la pregunta que tantos se hacen: ¿puede un Papa participar casualmente en programas de televisión, programas de entrevistas y transmisiones de entretenimiento? Hemos pasado de un predominio de lo sagrado, a la invasión de lo profano en la vida de lo sagrado y al destronamiento de lo sagrado mismo.
Se han saltado en la biografía algo de dominio público: El periódico ‘Ya’, que no era un panfleto anticlerical, sino de la Editorial Católica, a principios de los años 1970, publicó que este cardenal poco antes de morir, entregó sus escritos a su hermana, francesa como él, y esta contó lo que el cardenal decía a propósito de la muerte de Pío XI: ‘Ils l’ont liquidé, ils l’ont assassiné’, relatando que, como Pío XI estaba a punto de redactar una encíclica contra el fascismo y el racismo (ya había redactado otra contra el nazismo), su médico, el Dr. Petacci (el padre de la amante de Mussolini), le puso una inyección para matarlo.
Estaría bien que se leyese los artículos antes de comentarlos: el fascismo y el racismo ya habían sido condenados por este Papa en las encíclicas «Non abbiamo bisogno» y «Mit brennender Sorge», por lo que su teoría de la conspiración es bastante absurda, pintando al asesino como un lerdo, pues, como usted, no se había enterado de que no podía evitar algo que ya había sucedido con anteriorid. Pero nada, usted a lo suyo, con sus obsesiones. Más importante que la chorrada indemostrable que nos trae (bien viejuna), fue la publicación de las encíclicas ‘Divini redemptoris’ contra el comunismo ateo y ‘Casti connubii’ sobre el matrimonio cristiano.
Fe de erratas:
Donde dice «…había sucedido con anteriorid»,
debe decir: «…había sucedido con anterioridad».
El que parece que no se ha leído el artículo es usted, concretamente: “Dicen que, en el momento de su muerte, sobre el escritorio del Pontífice estaba el borrador de su próxima, pero nunca publicada encíclica: Humani generis unitas. El citado documento sería una crítica al racismo y al antisemitismo.” Lo que dijo la hermana de Pío XI, según el periódico “Ya”, es que lo asesinaron para que no publicase esta encíclica. O sea que, la según usted “la chorrada indemostrable bien viejuna” no es mía sino de “Ya”.
He leído perfectamente el artículo y lo referido a la encíclica «fantasma» comienza así: «Dicen que…». Vamos, que es una suposición. Y aunque hubiera sido real, no sería una encíclica en la que «iba a condenar…», sino «otra encíclica en la que iba a volver a condenar…», porque ya había dos en la que condenaba lo mismo. ¿Le asesinaron por insistente, según usted?
Por otro lado, la fuente de ese rumor no fue el «Ya», lo sabe perfectamente; «información» que además no ha transcrito, ni dado la fecha ni la sección (perdone que se lo pida, pero usted tiene mucha tendencia a inventar o a hacer corta-pegas de cualquier patraña de internet sin contrastar, sacada de cualquier bazofia de web). Así que, si creía que tendría más credibilidad por citar al «Ya», siento desilusionarte. La condena al comunismo ateo, en cambio, sí se publicó (no «dicen que…).
Dos cosas: 1. Usted es un experto en negar lo que está archiprobado. No me voy a ir a la hemeroteca a buscar el número concreto de “Ya”, pero que lo publicó es un hecho. Aparte del diario “Ya”, la revista francesa Paris-Match y la italiana Panorama. Puede consultarse también Infocatólica, la revista argentina “Clarín” y Panorama Católico Internacional. Siga negando como es su constumbre. 2. Pido perdón por la errata, porque tendría que haberlo dicho así: el Camarlengo, cardenal Tisserand, poco antes de morir, entregó sus escritos a su hermana, francesa como él, y esta contó lo que el cardenal decía a propósito de la muerte de Pío XI: ‘Ils l’ont liquidé, ils l’ont assassiné’, relatando que, como Pío XI estaba a punto de redactar una encíclica contra el fascismo y el racismo.
«Usted es un experto en negar lo que está archiprobado»
Yo no he negado que «Ya» publicara algo: he afirmado que usted ni lo ha transcrito, ni ha dado datos fiables, y que «Ya» no es la fuente original de tal rumor, como usted sabe perfectamente (citar a «Ya» por ser un diario católico para dar credibilidad a algo que no la tiene es un truco bastante pueril). Además, la presunta publicación en un diario de lo dicho por alguien no confirma la teoría de la conspiración esgrimida por usted: sólo da cuenta de que alguien ha dicho algo, aunque sea falso. Se ponga como se ponga, insinuar que se ha asesinado a un Papa por ir a publicar una tercera encíclica sobre un mismo tema es del género tonto.
Y ahora se me ocurre la siguiente pregunta, ¿por qué Pío XII no publicó esa encíclica contra el racismo y el antisemitismo que preparaba Pío XI, Humani generis unitas?
Que pregunta tan boba: porque ya había publicado tal condena, así que su repetición no podía correr prisa (no existe la «re-condena», y para decir más de lo mismo…). Además, es sólo un rumor. Y lo que no lo es, es que murió ya octogenario, que no era lo habitual en esa época. Como si lo estuviera viendo: el día que Francisco estire la pata, todos los «rojelios» (civiles y eclesiásticos) culparán a los «rígidos» de haberle envenenado, como si creyeran que nunca iba a morir, sino que se iba a quedar aquí para simiente de rábanos).
El citado “rumor” lo confirmaron los papeles del Cardenal Tisserand. La encíclica que preparaba Pío XI se llamaba Humani generis unitas, o sea que era un torpedo contra el racismo y el antisemitismo. Repito, qué curioso que no la recuperase Pío XII. No le habría gustado nada a los nazis. Mi opinión personal es que Pío XII se pasó de prudente y no quería enfadarlos.
Los «papeles del Cardenal Tisserand» (que usted tampoco transcribe, pues siempre habla de oídas o se inventa lo que insinúa en sus comentarios) no son la Palabra de Dios: los cardenales se equivocan, tienen olvidos, falsas impresiones, mienten a veces… Y aunque fuera verdad, sigue sin cambiar el hecho de que lo que supuestamente iba a condenar (incomprobable) ya estaba condenado en dos encíclicas anteriores. Por lo cual, su teoría de la conspiración es absurda. Igual que si dijera que le envenenaron porque iba a sacar OTRA encíclica condenando el comunismo ateo, cuando ya había publicado una. ¿Le asesinaron por querer insistir, entonces? No responde a eso.
EL LAMENTABLE OBISPO DE SAN RAFAEL, EDUARDO TAUSSIG, DE 67 AÑOS, HA DIMITIDO.
Taussig, originalmente «conservador», se hizo notorio cuando impuso por la fuerza bruta la toma de la Sagrada Comunión con la mano y cerró su seminario, el más grande de Argentina, porque consideraba que la dirección del seminario no seguía sus indicaciones ciegamente.
DEBERÁ DAR CUENTA A DIOS DE SUS PROEZAS, COMO TANTOS OTROS, TANTÍSIMOS.
Pero lamentablemente, Jorge Mario, le dará algún regalito, como hizo con Zanchetta.