El error de Benedicto, reflejo de una época de errores institucionales

Error Benedicto XVI abusos Munich
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Es un hecho que el entonces arzobispo de Munich Frisinga, Joseph Ratzinger, acogió en su archidiócesis a Peter Hullermann, un sacerdote expulsado de Essen tras abusar de un niño de 11 años, que se sometió a terapia y al cabo fue readmitido al ministerio y volvió a cometer abusos, estando Ratzinger ya fuera de la archidiócesis.

Es un hecho, asimismo, que el Papa Emérito ha tenido que rectificar un “error objetivo”, reconociendo que estuvo en una reunión sobre la que inicialmente se declaró ausente. Un simple error comprensible en un hombre de 95 años, pero que no ayuda a su causa.

Es perfectamente evidente, también, aunque no se pueda considerar como “un hecho”, que el informe elaborado por el despacho Westpfahl Spilker Wastl se está usando como arma por los enemigos de Benedicto XVI o, mejor, de lo que representa el Papa Emérito, para deslegitimar todo su legado. El último editorial del influyente National Catholic Reporter pide expresamente que, como penitencia por la mala gestión pasada de casos de abusos, Joseph Ratzinger renuncie al título (por lo demás, absolutamente excepcional), de Papa Emérito, mientras en Alemania Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal, aprovecha el revuelo para criticar a Benedicto y elogiar al cardenal Marx.

Pero en todo este ajuste de cuentas con el pasado, en el que progresistas y conservadores dentro de la Iglesia se tiran los casos a la cabeza, se ignoran demasiadas cosas, elementos curiosamente comunes al tratamiento de los sacerdotes culpables de abusos sexuales en el pasado y que parecen afectar a todas las diócesis por igual. Es decir, se pasa por alto que lo que hoy se considera, muy justamente, encubrimiento de abusos, fue durante décadas la política oficiosa de la Iglesia.

Empecemos dejando meridianamente clara una cosa: de aquí a la Parusía, siempre habrá curas que cometan abusos, como los habrá que roben o cometan cualquiera de los siete pecados capitales. Se llama ‘pecado original’, y fijarse como objetivo ‘abusos cero’ es tan realista como el de ‘cero covid’.

Sí se puede, en cambio, luchar contra esta lacra con los medios adecuados, actuando automáticamente contra el infractor y aplicando penas canónicas disuasorias y con el apartamiento del ministerio del sacerdote culpable. Y eso es exactamente lo que, en el postconcilio, se echó tranquilamente por la borda para abrazar las interpretaciones pseudocientíficas en boga en la época y que nos ha llevado donde estamos. Acercarse al mundo, ya saben.

La idea que se impuso en esa época era, resumiendo, que el perpetrador de abusos podía ‘curarse’. En casi todas las diócesis se entendía que lo ‘moderno’ y lo ‘misericordioso’ era dar a los depredadores sexuales con alzacuellos un tratamiento pastoral que normalmente consistía en mandarle a algún centro para su evaluación y tratamiento psicológico para luego, cuando los profesionales los declarasen ‘recuperados’, devolverlos al ministerio.

Uno puede revisar los archivos diocesanos del momento y encontrarán casos de las terapias más experimentales y escasamente científicas aplicados a sacerdotes pederastas que luego, superado el tratamiento, volvían al ministerio activo. Y a las andadas. Esto creó, a su vez, toda una industria terapéutica que hizo su agosto con estos casos.

La jerarquía eclesiástica vivía entonces en el periodo de deslumbramiento con el mundo, y la idea de aplicar a estos casos reglas canónicas, castigos y tipos penales sonaba ‘rígido’ y pasado, preconciliar, si se quiere.

Porque la Iglesia disponía de los instrumentos; no es como si en los siglos precedentes no se hubiera encontrado mil veces con este problema y se hubiera dotado de las herramientas para atajarlo. El Código de Derecho Canónico de 1917 preveía los procedimientos de actuación en estos casos, las penas canónicas y las consecuencias, y había funcionado razonablemente bien en este sentido. Pero aplicarlo en pleno postconcilio parecía anacrónico y retrógrado, nada que ver con la actitud mucho más ‘humana’ de la nueva visión sexual del psicoanálisis.

La Revolución Sexual, con su recua de pseudoeruditos que le daban un barniz de ‘ciencia’ incuestionable no dejó de afectar a la propia Iglesia, al contrario: fue una de sus víctimas más excelsas, especialmente a la hora de sustituir una sabiduría de milenios por una visión a estrenar, los polvos de los que salieron estos lodos.

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Comentarios
29 comentarios en “El error de Benedicto, reflejo de una época de errores institucionales
  1. 1. Sacerdote in Persona Cristi.
    2. Hoy dia en el Sínodo de la sinodalidad hay atrevimiento de diálogo de mujeres como sacerdotes.
    3. No entiendo por qué no se dialoga en el Sínodo un problema reiterativo: un varón homosexual no puede representar a Cristo.

  2. Su Santidad el Papa Benedicto XVI es uno de los mejores pontífices de las últimas décadas, un hombre honesto e intachable en el plano moral, fiel en lo doctrinal, y brillante en la teología.
    Considero que en el caso de Munich Frissinga, actuó correctamente, ya que siguió las directrices que daba la Iglesia en esos momentos, y como él no era todavía el Papa, sino sólo un obispo, debía seguir el procedimiento que establecía su superioridad.

    1. En cuanto al método que usaba la Iglesia en aquel tiempo, era bienintencionado, pues la Iglesia es Madre, que acoge al pecador, exhortándole a la conversión. Y lo que se buscaba era evitar escándalos que dañaran la Iglesia y alejaran almas, al mismo tiempo que se trabajaba por la conversión de los que habían pecado, y también se ayudaba a las víctimas a perdonar y seguir adelante.
      De hecho muchos se convirtieron y no volvieron a reincidir.

      1. Hoy en cambio, se ha pasado al método opuesto, y parece que secundando la moda del momento, la Iglesia, tan acogedora, por ejemplo, con personas lgtbis (cuyas conductas ni condena), en cambio con los ex pederastas se muestra inmisericorde, y los lapida como hacían los judíos.
        Yo opino que la Iglesia debería tener la misma vara de medir, y condenar siempre el pecado, intentando salvar al pecador con una mano afable como la de Cristo, que a la adúltera le dijo que no la condenaba, pero que no pecara más.

        1. Y coincido con Don Carlos Esteban, en que la revolución sexual de los 60, penetró en la Iglesia, lo que produjo que muchos católicos se contaminaran con un permisivismo hedonista, una de cuyas manifestaciones fue la expansión de la pederastia, que aunque fue una práctica excepcionalísima, es cierto que sin esos modernismos, mucho menos se hubiera dado.

      2. Usted tiene nublada la razon, el código de JP3 q usted comparte favoreció los escándalos, los abusos, el alejamiento de almas y no hubo conversiones de abusadores, en comparación con el severo de 1917.
        Con solo estudiar un poco a Ratzinger, teólogo de lo más progre del cv2 asistente de obispo masón, documentado; su libro Introducción al cristianismo llegó a prohibirlo Escriva d en Balaguer; sin JP3 ni BBxi jamás Bergoglio hubiera sido papá. Su neo conia me temo a le nubla la razón, o quizá necesite conocer a Ratzinger con más profundidad

        1. El error de Ratzinger y de JPII fue mantener a los modernistas postconciliares en la Iglesia. Ahora mandan ellos y no van a perder la oportunidad

        2. Coincido en que Ratzinger comenzó progresista, sin embargo después se convirtió, y se volvió de buena teología. De modo que cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe defendió muy bien la verdad católica. (Lo que no quita que en algún punto aislado pudiera defender alguna opinión desafortunada).

        3. O quizá tiene un punto de vista o unos datos que usted desconoce, pero usted ya ha sacado sus conclusiones, insultando a los que no puensan como usted.

  3. Sr. Esteban: Mi mas sincera enhorabuena por lo claro y bien explicado que ha estado en este artículo. Efectivamente: muchos pastores, deslumbrados por la nueva moda de la psicología en los años 70 (que parecía ser capaz de curar y explicar todos los desordenes humanos) se entregaron a ella con un entusiasmo impropio de personas que han entregado toda su vida a servir a Dios y a las almas y a confiar, sobre todo, en los medios sobrenaturales. De aquellos polvos estos lodos. Aquellos sacerdotes abusadores debieron ser apartados de todo ministerio y llevados, con misericordia, a algún convento o monasterio retirado para que hicieron una vida de oración y penitencia (para bien suyo y bien de la Iglesia). Sacerdote mariano: estoy siempre de acuerdo con usted pero en esto no. Un sacerdote que ha abusado, si está arrepentido, aceptará de buena gana que no debe volver a ejercer trato con las almas. Lease a santa Catalina de Siena: la misericordia aquí es cortar de raíz el mal.

  4. No me gusta el título. Si el centro de la cuestión es el error institucional, ese debía ser el título. Y no un «mee too» sobre «disparen a Benedicto».

  5. Un salvavidas de plomo el que escribió el artículo. Benedicto no necesita más enemigos con Infovaticana basta. Ya lo han condenado sin juicio previo y reescriben el pasado de una forma muy guau como si todos fuéramos unos necios para creernos semejante sarta de mentiras. En los 80 la pederastía era completamente desaprobada por la opinión pública y no existió nunca una revolución sexual alrededor de semejante barbaridad pero realizar una defensa así oculta el ataque siniestro que está detrás y es dar por un hecho la culpabilidad de Benedicto desde el principio con el título el error de Benedicto reflejo de una época de errores institucionales y siguiendo con el pedido de que renuncie al papado emérito vaya a saber a cambio de qué chanchullos que quieren presentar como negociaciones sobre la Iglesia. Ya está viejo lo pueden presionar para que diga lo que quieren oir.

  6. Vamos a reconocer la realidad, la triste realidad. El gravísimo problema de la homosexualidad clerical, con la que está relacionada el 80% de los abusos, no se ha abordado seriamente por JPII ni BXVI. Con Bergoglio hasta se promociona. Tenemos abusos para rato.

    1. CIERTAMENTE BXVI PUBLICÓ EL 4 DE NOVIEMBRE DE 2005 UNA INSTRUCCIÓN SOBRE LOS CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO VOCACIONAL EN RELACIÓN CON LAS PERSONAS DE TENDENCIAS HOMOSEXUALES ANTES DE SU ADMISIÓN AL SEMINARIO Y A LAS ÓRDENES SAGRADAS.

      No me consta que llegara a adoptar medidas sancionatorias contra los obispos que no la aplicaban, prácticamente todos.

  7. Creo que todo es envidia. Mala leche, deseo de venganza. Les echó a perder muchos planes que tenían y que fue necesario cambiar. ¿ Se va a culpar a Cristo porque escogió a Judas?
    Qué tal que ésos que acusan hayan sido inocentes y todo los inculpa. Y errores seguro tuvo,
    ¿ quién no tiene?
    Le buscan y le buscan y encuentran.
    Malo cuando son errores tras errores y salen sin buscar.

  8. De acuerdo con sacerdote mariano.
    El hecho de que no funcionaran las terapias de los expertos psicologos del momento, no puede hacer culpable a nadie fuera de la profesión de que fallaran.
    Benedicto XVI ya no estaba cuando a ese sacerdote se le reincorporó.
    Benedicto XVI es una columna de la Iglesia, que quieren destruir los herejes, harán cualquier cosa para destruir su honra, y de esa manera dar razón al cambio que quieren imponer. No participemos en estas intrigas de corte de tercera.

  9. En rigor de verdad: si el presbítero J. Ratzinger conoció el Código de Derecho Canónico de 1917, pero hizo teología del CVII; ergo, «su» error no es el de la época, ni de las instituciones, sino de él mismo y propio por haber abandonado (¿rechazado?) la ley de 1917, y con ella, la doctrina de siempre. Podría decirse que él (el Obispo J. Ratzinger) contribuyó a la formación de lo que el Sr. Esteban llama «error institucional de la época». Quizás no tenga ninguna responsabilidad en esos casos, pero él cayó en las redes del escandaloso «error» que él mismo co-fabricó y fomentó.

  10. Carlos Esteban, no es la primera vez que quiere dejar mal a S.S. Benedicto XVI. Eso si que es un error, pero le comete usted. Le es muy fácil atacar desde donde está pero no le quepa duda que se encontrará con la horma de su zapato. Infovaticana debira reflexionar un poco, no es lo que parece.

  11. Mandan al sacerdote pedófilo a otra parroquia, para que siga abusando, y le llaman «error». Sí, hombre sí.

    Esto NO ES UN ERROR. Esto es una forma de actuar, sistemática y metódica, de esconder y defender al pedófilo. En fin.

    Del primero al último, del lector de Infovaticana al Papa, TODOS defienden al pedófilo.

    Si no defendieran al pedófilo, por ejemplo, ya se habrían abierto los archivos de los arzobispados, para que saliera toda la porquería a la luz. ¿Cómo se va a curar la herida sin que salga todo a la luz?

    Y al pedófilo, a la cárcel con él, sea quien sea. Y a quien lo defiende, que también caiga la justicia sobre él, por defenderlo.

  12. «Del primero al último, del lector de Infovaticana al Papa, TODOS defienden al pedófilo»

    Incluyéndole a usted, claro. ¡Que caiga la justicia sobre usted! No hay ni una sola intervención suya en la que no diga disparates, qué bárbaro.

  13. Los «pedófilos» son los que sienten atracción por niños o niñas de hasta 13 años a lo sumo. La mayoría de los abusos no son casos de pedofilia. Y teniendo en cuenta que la mayoría de las víctimas son varones, son casos de homosexualidad. Al repetir las palabras «pedófilo» y «pedofilia» en relación con este tema estamos colaborando con el encubrimiento de la verdadera causa del mal.

    1. No está usando bien usted el término. Búsquelo en la RAE. Pederastas son los que sienten atracción por niños (hasta los 14 años o así se consideran). Pedófilos incluye a quienes meten mano a menores de edad. El motivo de hacer esa distinción lo sabe sólo usted. ¿Acaso si le mete mano a un adolescente ya no está mal, ya no es penable legalmente? ¿Y si le mete mano a un adulto?

      Lógicamente, «no es lo mismo». Pero al cura deberían darle igualmente denunciarlo en comisaría, en vez de encubrirlo. ¿La mayoría de los abusos son homosexuales? Sí, claro. De lo que se deduce que la mayoría de los sacerdotes son homosexuales, ¿no? No pudiendo formar una familia ven en el sacerdocio una opción de vida.

  14. Benedicto XVI, un gran teólogo y un gran papa. En efecto, las ideas del psicoanálisis freudiano, al igual que las ideas marxistas, se metieron en la Iglesia durante la década de los años sesenta. La masonería actuó muy hábilmente. El psicoanálisis de Freud es una tomadura de pelo, revestida de ciencia. Muchos clérigos quisieron explicar las creencias cristianas como proyecciones de instintos arquetípicos sexuales. Incluso, se escribió algún libro bajo el título de «psicoanálisis y confesión». De este modo, el sacerdote se convertía en un psicoanalista a nivel personal. También, en otros casos, se convertía en un revolucionario marxista a nivel social. Tanto el psicoanálisis freudiano, como el comunismo marxista, fueron las dos grandes patrañas del siglo XX.

  15. Es alucinante la parsimonia con la que asumen ustedes que su Papa, nada menos que su Papa, participó en eso tan asqueroso de enterarte de un cura que le mete mano a los niños, y en vez de denunciarlo en un juzgado, esconden el caso, mueven al cura a otra parroquia, y que siga la fiesta.

    Repugnante. Asqueroso. De lo peor. Pero como es su Papa: «bueno, no, es que…» Si llega a ser el coletas se lo comen vivo aquí. Y con razón. Pero es el Papa…

    1. ¿C´ómo lo asumen en su cerebro? ¿Cómo es posible que lo justifiquen?

      No hay error alguno aquí. Es una forma sistemática de actuar y de vivir. A fin de cuentas, el cura, pobrecito, se vio tentado por Satanás. No fue culpa suya, ¿verdad? Y luego, es que las niñas de ahora visten de una forma… Etc… etc. ¿A que sí?

      Hipocresía pata negra, de la buena.

  16. ¿Cuántos años hacía que Joseph Ratzinger conocía las fechorías de MARCIAL MACIEL y no hizo nada como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe? Y no solo del cura mexicano sino de cardenales, obispos, clérigos, religiosos, etc., y no hizo nada, respetando la filosofía perniciosa de su jefe Juan Pablo II y para no disgustarlo porque la ropa sucia se lava en casa. Por eso, su palabra no es de fiar por muy papa emérito que sea.

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