La purga discreta del secretario de Doctrina de la Fe, Giacommo Morandi

Giacommo Morandi Doctrina de la Fe Giacommo Morandi saluda al Papa Francisco.
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El secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Giacommo Morandi, ha sido enviado a cubrir un obispado que se considera una prejubilación, en Reggio Emilia.

¿Recuerdan la firme respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe contra las bendiciones clericales a las parejas del mismo sexo? Fue hace poco menos de un año, en marzo de 2021, lo dimos en estas páginas y el documento llevaba una firma: la del arzobispo Giacomo Morandi, secretario de la congregación.

Pero insistir en las posiciones ortodoxas, sobre todo cuando ponen en peligro ‘puentes’ especialmente valiosos, tiene castigo, y así esta semana hemos sabido de la salida de Morandi de la Curia para ocupar la sede de Reggio Emilia, dejada libre por la jubilación del obispo Massimo Camisasca.

La nota firmada por el arzobispo era clara y coherente y, por supuesto, apareció con la debida aprobación papal, pero eso da igual: el ‘responsum’ levantó un desagradable revuelo en los sectores más progresistas del comentariado católico, precisamente los apoyos más entusiastas con que cuenta el presente pontificado. Y eso se paga.

De hecho, Morandi aparecía ya marcado para desaparecer en los mentideros vaticanos, y ya solo era cuestión de tiempo que se le buscara un plácido e irrelevante destino .

Morandi no solo había estampado su firma al final del documento, sino que se había ocupado de su elaboración, documentación y redacción, que tantas ampollas levantó en su momento. “Cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita – más allá de la recta intención de aquellos que participan – que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor”, se leía en el texto, concluyendo: “Por tanto, son compatibles con la esencia de la bendición impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de por sí ordenadas a servir a estos designios […] Por este motivo, no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.

Cierto, naturalmente, pero muy inoportuno. Los obispos alemanes del ‘camino sinodal’ están decididos a bendecir parejas homosexuales y mucho más, y no es el momento ahora de hacer olas y enfurecer a una de las iglesias nacionales que más dinero aporta a la Santa Sede. 

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