El periódico no leído del Vaticano y los obispos de Estados Unidos

periódico vaticano George Weigel
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(First Things)- Cuando empecé a trabajar con cierta regularidad en Roma, hace treinta años, mis mayores y superiores me enseñaron que nadie prestaba mucha atención al periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano. La excepción a esa regla era la sección diaria con el encantador título de «Nostre Informazioni» («Nuestras Informaciones»), en la que se recogen las audiencias papales, los nombramientos episcopales y otros detalles de interés para los obsesionados con «quién está arriba» y «quién está abajo». (La más famosa de estas perlas fue la breve línea: «El reverendo Louis Billot, SJ, fue recibido hoy en audiencia por Su Santidad». El reverendo Billot había entrado en una reunión con el papa Pío XI en 1927 como cardenal y salió como un humilde sacerdote jesuita, ya que el pontífice se había enfadado por las críticas tácitas de Billot al golpe de Pío contra el movimiento francés de extrema derecha Action Française). L’Osservatore Romano ha mejorado su aspecto en las últimas tres décadas, pero, por lo que sé, ninguna persona seria dentro o fuera del Vaticano le presta mucha atención.

El motivo lo demuestra la edición del periódico del 18 de noviembre. Allí, en la página 8, encontramos una noticia sobre la reunión anual de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, en la que aparece esta frase (traduzco del original italiano): «En él [es decir, en el documento magisterial de los obispos sobre la Eucaristía] no se menciona la prohibición de la comunión a los políticos católicos, ni se menciona explícitamente el aborto».

Esto, simplemente, no es cierto. Los obispos citan la Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo moderno y su descripción del aborto como una infamia. Los obispos también citan la encíclica del papa Francisco Fratelli Tutti, que critica duramente el tratar a cualquier persona como «desechable», incluyendo «los no nacidos.»

En cuanto a los políticos que facilitan los abortos electivos, los obispos reiteraron su enseñanza en 2006: «Si un católico, en su vida personal o profesional, rechaza consciente y obstinadamente las doctrinas definidas de la Iglesia, o repudia consciente y obstinadamente su enseñanza definitiva sobre cuestiones morales… él o ella disminuiría seriamente su comunión con la Iglesia. Recibir la Sagrada Comunión en tal situación no estaría de acuerdo con la naturaleza de la celebración eucarística, por lo que debería abstenerse».

Distinguiendo correctamente entre la condición moral subjetiva de cada uno y sus acciones públicas respecto a recibir la Sagrada Comunión, los obispos también citaron la enseñanza de san Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia de Eucharistia: «El juicio sobre el estado de gracia de una persona pertenece obviamente sólo a la persona implicada, ya que se trata de un examen de conciencia. Sin embargo, en los casos de conductas externas grave, clara y firmemente contrarias a la norma moral, la Iglesia, en su preocupación pastoral por el buen orden de la comunidad y por respeto al sacramento, no puede dejar de sentirse directamente implicada. El Código de Derecho Canónico se refiere a esta situación de falta manifiesta de disposición moral adecuada cuando afirma que no se debe admitir a la comunión eucarística a quienes ‘persisten obstinadamente en un pecado grave manifiesto'».

Por último, los obispos subrayaron su propia responsabilidad en la disciplina eucarística de la Iglesia: «Es responsabilidad especial del obispo diocesano trabajar para remediar situaciones que implican acciones públicas en desacuerdo con la comunión visible de la Iglesia y la ley moral. En efecto, debe velar por la integridad del sacramento, la comunión visible de la Iglesia y la salvación de las almas».

Así que, por el bien del corresponsal de L’Osservatore Romano, Salvatore Cernuzio, sus editores y otros hermanos confundidos, lo intentaremos una vez más: En «The Mistery of the Eucharistic in the Life of the Church» [«El Misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia»], aprobado por 222 votos a favor y 8 en contra, los obispos estadounidenses enseñan lo siguiente:

1- Facilitar el grave mal moral del aborto es un acto público que fractura la comunión con Cristo y aleja de la Iglesia.

2- Quienes no están en plena comunión con la Iglesia por sus actos públicos no deben presentarse a la Sagrada Comunión. Presentarse a la Sagrada Comunión es declarar, públicamente, que se está en plena comunión con la Iglesia. Si no es así, la mentira de presentarse a la Sagrada Comunión agrava el mal de los actos públicos que lo alejan de la Iglesia.

3- Los obispos tienen la solemne obligación de informar a los católicos alejados de su situación y trabajar para catequizarlos en la verdad. Si esa catequesis fracasa y el católico alejado continúa facilitando obstinadamente el mal grave, entonces se le debe decir que no se presente a comulgar.

¿Está suficientemente claro?

 

Publicado por George Weigel en First Things.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
12 comentarios en “El periódico no leído del Vaticano y los obispos de Estados Unidos
  1. «…el pontífice se había enfadado por las críticas tácitas de Billot al golpe de Pío contra el movimiento francés de extrema derecha Action Française)»

    ¿También aquí se nos mete la terminología utilizada por los medios de comunicación de la izquierda?

  2. Pues Bergoglio se ha pasado por el arco del triunfo ese documento episcopal sinodal, le ha dado una patada a la sinodalidad USA, que no es de su agrado, y le ha dicho al abortista, eutanásico y genderista Biden que es un buen católico y que puede comulgar con toda paz exterior e interior, según ha afirmado el propio Biden, sin ser desmentido por los bergo liantes, sino únicamente por el desacreditado Munilla, que obviamente no estuvo en esa reunión, y que ha recibido otra patada hasta Orihuela, para demostrar que lo que dijo Biden es cierto y más que cierto.

    1. ¿Está suficientemente claro? Pues no, porque en EE.UU. continuan comulgando a lo Biden los políticos y jueces que presionan a favor de la industria del aboro, como pecadores públicos, sin que ninguno de los 222 obispos niegue el Cuerpo de Cristo en su deber por el celo del alma del prójimo.

      1. Bueno, eso no es del todo cierto. Un ejemplo (y no es el único) es el caso del senador demócrata de Nuevo Méjico Joseph Cervantes, pro-abortista al que S. E. Mons. Peter Baldacchino, obispo de Las Cruces, le negó la Comunión públicamente al acercarse a comulgar, haciendo caso omiso de las advertencias que le había hecho en privado para que no lo intentase. Lo increíble es que el senador se permita el lujo de decir que le da igual, porque en otras diócesis sí le van a dar la Comunión. Y es cierto, tristemente. Conclusión clara: hay un clarísimo cisma en la Iglesia que nadie se atreve a reconocer (y no sólo en EE.UU.).

        1. 18-nov. Los obispos de la USCCB votaron a favor de un nuevo documento sobre la Eucaristía que destaca el papel indispensable del sacramento en la vida de la Iglesia. La votación (¿anónima y de forma electrónica?) fue de 222 a 8 y tres abstenciones. El texto final, después de meses de debate y revisiones, evita cualquier referencia explícita a si los obispos y sacerdotes deberían negar la Comunión a figuras públicas en desacuerdo con la enseñanza católica sobre el aborto y otras cuestiones morales.

          En cambio, el documento tiene como objetivo iniciar un nuevo énfasis en catequizar a los católicos sobre el significado y la importancia de la Eucaristía, en respuesta a lo que muchos obispos ven como una disminución preocupante en la creencia en el sacramento como la presencia real del cuerpo y la sangre de Jesucristo. Así es, el cisma está servido.

        2. Lo que hizo ese obispo está avalado `por un documento de la Comisión para la interpretación auténtica de textos legisñatovos, documento no veo que citan, pese a tener la fuerza de la ley.

  3. En el artículo de George Weigel reproducido en la noticia, los tres puntos que señala al final, tomados del documento votado por los obispos, indican otra cosa. No se refiere sólo a los políticos proabortistas, sino a cualquier proabortista o pecador público (ser político no excluye de esta consideración; y no serlo tampoco). Pero, a pesar de ello, algunos obispos seguirán dando la Comunión de forma sacrílega a pecadores públicos que escandalizan. Lo dicho: un cisma como la copa de un pino.

  4. Y siendo lo público lo más llamativo no es , seguramente, lo peor. Lo peor es la fe en la presencia real de Cristo, con su cuerpo, sangre , alma y divinidad, en la Hostia consagrada. No creen en ella porque si creyeran temblarían ante ese sacrilegio. Tampoco creo que lo hagan claro estos obispos que dan la comunión. Y si se tratara de actos de conciencia subjetivos y erróneos de los comulgantes, deberían enseñarles adecuadamente y , por supuesto, no admitirles a comulgar con toda la «subjetividad» que pretendan.

    1. En el caso de los políticos proabortistas, cuyo pecado es público, no puede alegarse subjetividad alguna, porque el escándalo que causan es objetivo y la Iglesia manda negarles la Comunión en tal caso.

  5. Insisto: ¿Meses de debate y un nuevo documento para qué? La Palabra de Dios es clara, ante la Cual no cabe tibieza, o se es frío o caliente: Sal 116,1.2; Jn 6,52-59; Hch 9,1-20; 1 Cor 5,11; 1 Co 11,17-34; Rom 8.
    ¿Catequésis no había antes ni antes se negaba el bocado pascual?

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