El presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha vetado la ley de eutanasia aprobada por el Parlamento el 5 de noviembre, y pide una aclaración sobre “lo que parecen ser contradicciones” en el escrito, informa Ecclesia. Sin embargo, el presidente sí ha dado su visto bueno a la ley que regula la gestación subrrogada en el país.
Según un comunicado publicado en la página web de la Presidencia de la República, Sousa pide dos aclaraciones sobre “cuestiones que solo surgen en esta versión de la ley”.
“El decreto mantiene, en la norma, el requisito de ‘enfermedad fatal’ para el permiso de anticipar la muerte, que venía de la primera versión del escrito. Pero la extiende, en otra norma, a ‘enfermedad incurable’, aunque no fatal, y, en otra más, a ‘enfermedad grave’”, se lee en el comunicado, añadiendo que el presidente de la República “pide a la Asamblea de la República aclare si se requiere una ‘enfermedad fatal’, si solo es ‘incurable’, si solo es ‘grave’”.
“Dado que la ‘enfermedad fatal’ ya no es exigible, el presidente de la República pide a la Asamblea de la República que reconsidere el cambio verificado, en unos nueve meses, entre la primera versión del escrito y la versión actual, correspondiente a un considerable cambio en la consideración de los valores de la vida y la libre autodeterminación, en el contexto de la sociedad portuguesa”, afirma el comunicado.
Se trata del segundo veto del presidente portugués a la ley de eutanasia, ya que en marzo de este año utilizó el veto de inconstitucionalidad contra la primera versión, aprobada a finales de enero. Como consecuencia del veto, la Asamblea portuguesa revisó el texto, aprobándolo de nuevo a principios de noviembre. Ayer, Rebelo de Sousa vetó la segunda versión; veremos como se desarrollan los acontecimientos y si Portugal evita avanzar más en la cultura de la muerte.
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