Una Misa de agradecimiento, un gran banquete compartido con los indígenas del lugar en lo que hoy es territorio de Estados Unidos. Pero no fueron los ‘padres peregrinos’ protestantes, sino españoles católicos.
Gracias a su hegemonía cultural sobre el planeta, todos sabemos lo que celebran esta noche los estadounidenses: el Thanksgiving Day, el Día de Acción de Gracias, que conmemora un primer banquete entre indios y colonos ingleses (los ‘padres peregrinos’) junto a la Roca de Plymouth en la que habían desembarcado, en una fraternidad que habría de durar bastante poco.
Lo que ya sabe menos gente es que la primera ocasión en que unos europeos dieron gracias (en esa perfecta Acción de Gracias que es el significado etimológico de la Eucaristía) en territorio hoy estadounidense y en presencia de nativos con los que luego contraternizaron en un banquete se produjo 58 años antes en Florida, protagonizado por españoles y (por tanto) católicos.
En agosto de 1565, el asturiano Pedro Menéndez de Avilés fundó el primer asentamiento europeo en Norteamérica en San Agustín (Florida). Ante el avance de los franceses, que amenazaban el establecimiento español en el nuevo continente con su presencia al sur de Carolina, los Reyes de España enviaron a Menéndez para defender sus posiciones. Pocos días después de su llegada, con la ayuda de la tribu saturiwa, Menéndez atacó Jacksonville, entonces Fort Caroline, y ejecutó a más de 50 prisioneros por intrusión en lo que se consideraba continente español.
El día 8 de septiembre de 1565, en señal de agradecimiento a su colaboración, Pedro Menéndez de Avilés compartió una gran comida y una misa con algunos de los nativos saturiwa que se encontraban en San Agustín. Un acto que se considera, según muchos historiadores y la tradición católica, el origen real de Acción de Gracias.
La celebración fue algo especial, una comida en la que participaron los indios Seloy. Realizaron una invitación a sus aliados los indígenas para participar en una comida de Acción de Gracias, a la que accedieron. Es probable que los indigenas trajeran pavo, venado, maíz e incluso tortuga. Esta era la comida más festiva de los indígenas de la zona.
Pero volvamos por un momento a la celebración ‘canónica’, a la ocasión que celebran esta noche los gringos. El banquete de indígenas y colonos no se dio porque a los segundos les diera la ventolera de invitar a sus vecinos pieles rojas, sino más bien al contrario. La colonia británica había emprendido una serie de medidas desastrosas (de carácter socialista, por cierto) que llevaron a la más terrible hambruna. Y el jefe indio de la tribu cercana, cuyo nombre nos ha transmitido la leyenda como Squanto, se apiadó de los pobres rostros pálidos y les invitó a maíz y pavo, que desconocían los colonos, salvando así del hambre a la comunidad.
Es decir, el protagonista del día es el jefe Squanto, del que quizá no les sorprenda saber que era católico. Les cuento. Squanto, cuyo verdadero nombre era Tisquantum, había sido previamente hecho prisionero por el teniente John Smith (sí, el de la película Pocahontas), y trató de venderle como esclavo a los españoles (la vida real, como ven, no se parece mucho a Disney). Pero unos frailes franciscanos se enteraron del plan y compraron a todos los prisioneros de los colones, incluido Squanto, a quienes enseñaron la doctrina católica y posteriormente bautizaron.
Ya libre, Squanto viajó a Londres con la consecuencia habitual: aprendió un perfecto inglés después de algún tiempo trabajando en los muelles. Cinco años después embarcó rumbo a su tierra natal, en lo que hoy es Nueva Inglaterra, solo para descubrir que su pueblo había sido cruelmente diezmado por las enfermedades que llevaron a América los europeos.
Squanto se convirtió en un personaje importante, al conocer a la perfección su idioma nativo y el inglés de los recién llegados (y, con toda probabilidad, español), a quienes enseñó a cultivar maíz y pescar en aquellas aguas.
Oremos por el eterno descanso de Squanto, protagonista verdadero de este día.
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La Leyenda Negra con su cadena ďe mentiras oculta siempre, no falla, todo lo católico especialmente si lleva factura española.
Don Pedro Menéndez de Avilés, Adelantado de la Florida y fundador de la ciudad de San Agustín, cuyos restos reposan en la iglesia de los padres franciscanos bajo patronazgo de San Antonio de Padua en la ciudad asturiana de Avilés. En ese mismo templo se adora al Santísimo perpetuamente.
Lo que ya sabe menos gente es que la primera ocasión en que unos europeos dieron gracias (en esa perfecta Acción de Gracias que es el significado etimológico de la Eucaristía) en territorio hoy estadounidense y en presencia de nativos con los que luego contraternizaron en un banquete se produjo 58 años antes en Florida, protagonizado por españoles y (por tanto) católicos.
Pues se lució Squanto,ayudando a los ingleses, para que luego los exterminasen
¿ porque ?
Mendez , un hombre sanguinario …..
Menéndez..