(La nuova bq/Aurelio Porfiri)- Este sábado pasado España ha recordado a los mártires de la persecución religiosa desatada entre 1931 y 1939, y especialmente durante la guerra civil (1936-39). Desde 2019 contamos con 11 santos, 1.889 beatos y numerosos siervos de Dios. Un heroico tributo de sangre, muchas historias que nos hablan de la inmensa tragedia que supuso aquel acontecimiento histórico también para la Iglesia católica, en el que sin embargo se da la paradoja que nos enseña Tertuliano, es decir, que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Y es que estos hermanos nos muestran un ejemplo heroico de la exigencia de la fe que nos pide una adhesión total, hasta el punto de derramar sangre si es necesario.
Muchos de estos mártires eran sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas. Según un cálculo, más de 6.800 personas fueron martirizadas entre los consagrados (incluidos los que aún no han sido elevados al honor de los altares), un número enorme que correspondía a una parte importante de las fuerzas religiosas españolas de la época. Obviamente, también fueron martirizados muchos laicos, pero el hecho de centrarse en los consagrados refleja el valor y la importancia del sacerdocio y cómo hay que defender su dignidad incluso a costa de la propia vida. Esto es lo que nos enseñan los mártires españoles a los sacerdotes de todo el mundo.
Y sin embargo, si miramos las estadísticas, debería preocuparnos que los países de antigua tradición cristiana vean un descenso constante del número de sacerdotes: «En cuanto al número de sacerdotes, es de nuevo Europa (-2.608) la que ha experimentado un descenso mayor, seguida de América (-690) y Oceanía (-69). Se registraron aumentos en África (+1.649) y Asia (+1.989)». (Eliana Ruggiero, AGI, sobre datos estadísticos proporcionados por la agencia Fides). Nos consolamos diciendo que a nivel mundial hay un crecimiento porcentual de los católicos, pero en realidad hay que interpretar que probablemente este aumento esté impulsado por el crecimiento de la población mundial. Y este crecimiento hace aún más preocupante el descenso estadístico que se viene produciendo desde hace años. Podríamos analizar el crecimiento en África y Asia, pero probablemente este no sea el lugar.
Preguntémonos por qué, hoy en día, en Occidente, el sacerdocio ya no se ve como un camino a seguir. ¿Será que la secularización del clero y la clericalización del laicado han contribuido a ello? Hace años un arzobispo dijo que el Concilio Vaticano II había contribuido a mostrar al sacerdote no sólo como un funcionario de lo sagrado. ¿Pero no es ésta su principal tarea? Al perderla, ¿no renunciarán a su identidad más profunda, que se manifiesta en el uso del hábito eclesiástico, en la vida de oración y, sobre todo, en la salvaguarda de la dignidad de la liturgia? Se es sacerdote para siempre precisamente porque el carácter fundamental del sacerdocio ordena a las personas a Cristo y debe ser siempre una llamada a Él.
Los mártires españoles nos enseñan que hay algo más grande que nuestra vida, que hay que reconocer nuestra dignidad de cristianos, como también nos enseñó San León Magno, y saber defenderla, en el ámbito de la propia vocación, hasta el final.
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La preciosa sangre de los gloriosos mártires de España, ayudó a que durante décadas (con la ayuda del régimen), se viviera en España un periodo de fervor religioso que constituye uno de los momentos más grandes de la Historia de nuestra nación. Pero el nuevo impulso del secularismo de los años 60 y siguientes, con una Iglesia que no supo hacer frente (véase el pobre resultado del Concilio Vaticano II), acabó con la reserva espiritual de Occidente.
Será que llegó la modernidad.
Como viento huracanado queriendo borrar con todo lo que huela a » rancio»
El demonio se encargó del «buling» a todo lo pasado, a que se le vea con desprecio.
Y, por lo visto, nada podrá borrar la sangre de los mártires, que es la que testifica el Amor total a Cristo.
Tras la guerra los seminarios se llenaron, miles querían ser sacerdotes. Y eran vocaciones auténticas.
Ahora cualquier pelele que va al seminario acaba siendo ordenado…. Así nos va
Perdón Saray,, pero SIEMPRE, hay excepciones,, habrá como en todo, su claroscuro.
Por supuesto.
Lo de péleles va solo por unos pocos, pero esos pocos son los que luego parecen llegar más alto
🙂, , tienes razón Saray.
Pero ve la Iglesia modernista a los Santos Mártires de esta manera?
Es que alguien me dijo que hace unos dias, en Fátima, un Sacerdote, haciendo una evaluación «CAUSA-EFECTO, concluyó, que el FUNDAMENTALISMO conduce ao MARTIRIO»…
Ese alguien, si pergunto si habria escuchado bien…
Tal cual Maria
A los mártires ahora los llaman rígidos fundamentalistas
La verdadera lección de los mártires, para estos tiempos líquidos y carentes de bases ciertas e inamovibles, es que siempre hay y habrá una Verdad por la que merece la pena luchar, y hasta dar la vida si fuere preciso. Esto es lo más revolucionario que podemos afirmar en estos oscuros tiempos de relativismo ilimitado, de valores líquidos y mutantes, de subjetivismo hedonista entronizado.
Estos mártires no han sido canonizados gracias a Bergoglio sino a pesar de Bergoglio, quien no muestra especial simpatía por ellos. Los canoniza porque no tiene más remedio y para alimentar la papolatría, tan necesaria para seguir demoliendo la Iglesia de Jesucristo.
Se lo que hicísteis en la última República
Claro: lo ha visto en su bola de cristal, jajajaja. ¿Qué se ha tomado hoy el troll? Con este nick otros días finge y disimula mejor, pero hoy está desatado.
Esperemos que aquella fuese la última
Cierto, y muy bien este artículo. Los mártires son un ejemplo para nosotros, laicos y religiosos.
Aunque no creo que el autor lo haya dicho con mala intención, una puntualización creo necesaria: antes a los religiosos no se les podía calificar de funcionarios, sino de esposos de Jesucristo, amigos y entusiastas de alma y corazón, que sabían que la salud de las almas es la suprema ley. Vivían generalmente su vocación. Y nos proponen un modo de vida a todos: religiosos y laicos.
Es desde el Concilio cuando progresivamente padecemos funcionarios de unas estructuras, que tantas veces traicionan a Xto que les llama y sirven al jefe sin críticas, y a criterios y objetivos ajenos a su vocación.
Como siempre, en cada caso particular había antes y hay ahora de todo como en botica,….. pero en lo general si se observa esa diferencia.
Saray, si ese es el caso, ya creo todo lo peor que dicen sobre este nuevo orden.
Son también rigidos los mártires, que con su sangue haicieron firme y crecer a la Iglesia?
Ahora si; somos entregados a las BESTIAS!