«Como demostró en Caná, Jesús amaba el buen vino»

Monjes Barroux vino
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“Como demostró en Caná, Jesús amaba el buen vino hasta el punto de convertirlo el día antes de su muerte, junto al pan, en una de las especies de la Eucaristía. Las innumerables referencias a la vid y al vino que marcan la Biblia demuestran bastante que un buen vino es como una oración de alabanza dirigida a Dios”. Son palabras del presidente de Academia del Vino de Francia, Jean-Robert Pitte, que recoge el medio católico Omnes.

En la región francesa de la Provenza-Alpes-Costa Azul, 50 kilómetros al noreste de Avignon, se encuentra la abadía de Santa María Magdalena del Barroux, conocido bastión del monacato tradicional.

Lo que sabe menos gente es que, además de ser una comunidad que celebra la liturgia a la antigua usanza, estos monjes franceses dedican parte de sus quehaceres a la elaboración del vino; una actividad, por otra parte, otrora estrechamente ligada a la vida monástica pero que, en la actualidad, ha sido abandonada en el mundo monacal francés.

En Le Barroux se han aliado con viticultores de la zona para producir los vinos Via Caritatis. “Es el espíritu de caridad el que está en el origen de estos vinos, en la medida en que los monjes se dieron cuenta de las dificultades que tenían los viticultores de la región; y movidos por un espíritu de caridad, en el sentido del ‘ágape’ evangélico, acudieron en ayuda de los viticultores”, explicó el director de Desarrollo de Via Caritatis, Gabriel Teissier, en una entrevista concedida a Omnes.

La historia se remonta a 1309, cuando el Papa Clemente V decidió plantar el primer viñedo papal, en la abadía benedictina de Groseau, en las laderas del Mont Ventoux. Los monjes ceden su abadía al Papa y se establecen en la vecina abadía de Sainte Madeleine, relata Teissier.

En 1970, más de 600 años después, los monjes benedictinos regresaron a la región y reconstruyeron una abadía de Saint Madeleine en Barroux, muy cerca de la antigua abadía.

Dom Gérard, el fundador de la abadía de Barroux ―alguien, por cierto, muy cercano a Marcel Lefebvre hasta que éste consagrara a cuatro obispos sin permiso de Roma en 1988―, quería que los monjes tuvieran una vida arraigada en el trabajo de la tierra, explica Teissier.

Por eso compraron tierras agrícolas alrededor de la nueva abadía y comenzaron a cultivarlas. Los principales cultivos de la región son la vid y el olivo, los monjes se convirtieron en viticultores pero también cultivaron aceitunas e hicieron un molino para hacer aceite, cuenta el director de Desarrollo. “Muchos amantes del vino les piden que aumenten su producción y desarrollen su distribución”, asegura.

Los religiosos se dieron cuenta de las grandes dificultades de los viticultores de la zona y les sugirieron unirse para hacer grandes vinos juntos, “bajo la dirección de Philippe Cambie, nombrado mejor enólogo del mundo en 2010 por Robert Parker. Esto son los vinos Via Caritatis”. Parker es uno de los críticos de vino más influyentes del mundo.

¿Por qué eligieron el nombre de Via Caritatis? “Es el espíritu de caridad el que está en el origen de estos vinos, en la medida en que los monjes, como decimos, se dieron cuenta de las dificultades que padecían los viticultores de la región”, dice Teissier a Omnes. “El mensaje de la Caridad es también el símbolo mismo del vino. De hecho, Dios eligió el vino como signo de su amor por los hombres”, añade.

Teissier confiesa que la actividad de Via Caritatis se ha visto particularmente afectada por la pandemia y por ello han lanzado una “operación de venta especial”, con el fin de compensar todas las ventas que no se pudieron realizar por las restricciones provocadas por el virus.

Los vinos elaborados por los monjes y sus vecinos viticultores son típicos del valle del Ródano, “con mucha fruta crujiente y golosa, y variedades de uva típicas del valle del Ródano Sur como Grenache, Syrah o Cardigan para los tintos o Clairette y La Rousanne en blanc, pero también tiene mucha frescura debido a la altitud de nuestro viñedo”, señala. “Esta frescura es realmente característica de nuestro terruño a pesar de que estamos a pocos kilómetros de Gigondas y Châteauneuf-du-Pape”, añade Teissier.

El director de Desarrollo del proyecto Via Caritatis asegura que exportan vinos a todos los continentes, pero especialmente en la propia Europa, Estados Unidos y también en Asia. Sin embargo, dice a Omnes, en España y Sudamérica están escasamente representados. “¡Buscamos buenos importadores en estas regiones para promover los vinos de la caridad!”, exclama.

Si alguien desea adquirir vinos de los monjes de Le Barroux puede hacerlo aquí.

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Comentarios
10 comentarios en “«Como demostró en Caná, Jesús amaba el buen vino»
  1. Un sacerdote jesuita
    G. Hoornaert, dice que por las medidas de aquellas jarras, el regalo que hizo Cristo a los novios, fue de 300 a 600 litros del más exquisito vino,, hecho nada menos que por Él.
    Habla el sacerdote de la generosidad de Cristo, que no les dió sólo para que salieran del apuro, sino para que guardaran en su despensa.
    Y yo leo también, que el vino, tomado con moderación, es un excelente alimento que da fortaleza y previene enfermedades
    A mí me parece simpático, que invitaron a la Virgen María a la boda, junto con su Hijo y su Hijo llevó nada menos que 12 amigos,,
    ¡Con razón se les acabó el vino¡
    Dios le pagó a los novios, su generosidad y con creces.
    Buscaré por acá si tienen de ése vino,, que debe ser muy parecido al de Caná.

  2. Es lógico, pues era uno de los mayores logros de la antigüedad. tiene calorías, es bueno para los viejos, hace mejor una comida, combina bien con otros alimentos.
    Salvo en los meses de más valor, si me acuerdo procuro tomar un vaso con un dedo de vino.

  3. Mt 26:29 Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.

    Luego vino hay ¡y menudo vino debe ser! dejará por los suelos al Vega Sicilia.

  4. El buen vino y el no tan bueno, también: Seguro que, en las bodas de Caná, habría probado de ese vino y habría pensado con su buen humor No voy a tener más remedio que hacer un Milagro, con la colaboración de la que se adelantó y dijo «Haced lo que El os diga». ¡Gracias, María! A Dios le gusta el buen vino.

  5. Dice «buen vino» porque en eso convirtió el agua, no en «mal vino» (que nadie habría notado pues estaba ya todo el mundo «contento», como relata el mismo Evangelio). No veo el problema por ninguna parte, la verdad.

  6. El vino no se emplea sólo simbólicamente en los Evangelios, y el Señor mismo reconoce que bebe vino de forma habitual, porque si no, no se expresaría de la siguiente forma:

    18 Venit enim Iohannes neque manducans neque bibens et dicunt daemonium habet.
    19 Venit Filius hominis manducans et bibens et dicunt ecce homo vorax et potator vini publicanorum et peccatorum amicus et iustificata est sapientia a filiis suis.

    18 Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: Está poseído del demonio.
    19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores. Y la Sabiduría se justifica por sus obras. (Mt 11, 18-19).

    A nadie le acusan de ser «bebedor de vino» si no bebe nada o sólo lo ha probado una vez, sino si es habitual que lo consuma en las comidas que comparte con otras personas. Por otra parte, no veo cuál es el problema: era lo habitual.

  7. Beber vino en las comidas no significa embriagarse. No sé qué pretende comparando lo que el mismo Señor dice que hace con ir de discotecas. El Señor no dejó de hacer una vida normal y corriente por el Gólgota. Y eso no es nada modernista, sino lo que la Iglesia ha sostenido siempre. Esa postura parece más cercana al puritanismo calvinista que al catolicismo.

  8. «Algunos queréis pintar a Jesucristo como un disfrutador de esta mundo (como decía ese «canonizado» del Vaticano II, que «amaba apasionadamente el mundo») y con ello normalmente lo que se quiere es justificar es su propia vida de «disfrutes» materiales».

    Seguro. Por eso justifico que el Se´ñor bebía vino, como Él mismo dice (y usted no puede enmendarle la plana): para justificar mi propia vida de «disfrutes materiales»… El problema de su boba teoría es que se lo ha inventado, tanto lo uno, como lo otro: yo no bebo alcohol, así que me importa un rábano si Cristo lo bebía o no para justificar mi no ingesta del mismo (no bebo porque no me da la realísima gana, no porque el líder de mi secta no bebiera, que es lo que algunos parecen sostener).

    A saber de dónde se habrá sacado que beber vino (que no embriagarse) sea malo y/o incompatible con hacer penitencia. De hecho, es de su propia cosecha, pues el Señor es prueba de lo contrario.

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