«He aquí el Corazón que ha amado a los hombres con tanto extremo que no ha perdonado desvelos, hasta agotarse y consumirse por testificarles amor, y por toda correspondencia solo recibe de la mayor parte de ellos ingratitudes, significadas en los menosprecios, desacatos, sacrilegios y frialdades con que me tratan en este Sacramento de amor.» (Revelaciones de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque)
Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Toledo:
Le remitimos la presente carta abierta para manifestar la profunda desazón que ha producido el videoclip, y todo lo que su producción y difusión pública significa. En ella no sólo han colaborado activamente los “productores” del vídeo y los cantantes, sino también la Iglesia.
Vemos que el sentir común de los fieles manifiesta indignación ante lo ocurrido, y sólo queremos dar cauce a dicha indignación manifestándole que lo que nos ofende no es que “nuestros sentimientos religiosos” estén conculcados, que lo están, ni que esto haya mancillado “la fama de la Iglesia”, que lo ha hecho, sino primero y principalmente porque ha sido conculcado el honor de Dios, y esto nos duele profundamente. Pero, aunque la “mayoría” no viera que es un sacrilegio, aunque el mundo aplaudiera el citado videoclip, también se nos exigiría señalar la verdad, seguir al bien y aborrecer el mal.
Al momento de escribir esta carta ya hemos recibido la carta del Deán del Cabildo de la Catedral en la que se indica que la finalidad de permitir la grabación del videoclip en la Catedral fue “favorecer el diálogo con la cultura contemporánea, preservando siempre la fe de la Iglesia”. Sorprende el concepto de cultura y de diálogo que tiene el Deán y cualesquiera otros miembros del Cabildo que estuvieran al tanto y consintieran este acto abyecto.
De igual modo, hemos tenido noticia de la carta emitida por el Arzobispado en la que, entendiendo que quiere corregir al Deán del Cabildo de la Catedral, se pide perdón a los fieles, laicos y consagrados “que hayan podido sentirse heridos” (sic), aunque también esto decía el Deán.
En cualquier caso, es labor del Obispo indagar quién es responsable de tamaño sacrilegio, o, si no hubo conciencia, de tamaña imprudencia (por estulticia), pero no queremos dejar de manifestarle que dado lo sucedido, no sólo esperamos una disculpa por los sentimientos religiosos heridos, sino que también solicitamos:
- La necesaria convocatoria de un acto público y formal de reparación al honor de Dios, nuestro Rey de reyes y Señor de señores, dentro de la Catedral.
- La prohibición de que se celebre culto en la Catedral hasta que no exista la reparación pública y formal indicada anteriormente (Canon 1211 del Código de Derecho Canónico: “no se puede ejercer el culto hasta que se repare la injuria por un rito penitencial a tenor de los libros litúrgicos”).
- La exigencia firme y por escrito, a los productores del vídeo y a los cantantes, de que dicho videoclip se retire de la circulación pública por: (i) conculcar el honor de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, (ii) violar la sacralidad de la Catedral Primada de España, y (iii) atentar contra los sentimientos religiosos de los católicos.
- La publicación de la cantidad que se hubiera percibido por parte del Cabildo o del Arzobispado por autorizar la grabación del citado videoclip, así como el compromiso de destinar este dinero a la atención de los más necesitados de la diócesis. Nunca podrá consentirse que los católicos nos lucremos por un acto sacrílego.
- El merecido castigo a quienes fueran responsables (por acción u omisión), para que nunca más vuelvan a ocupar un cargo en la diócesis que exija el ejercicio de la prudencia a este nivel.
Sin otro particular, nos despedimos atentamente manifestando desde ya la voluntad de rezar por usted, por la Diócesis de Toledo y por todos los escandalizados, para que el Señor nos aumente la fe, la esperanza, la caridad, y el amor a nuestra Santa Madre Iglesia, y ello a pesar de que muchas veces somos los propios católicos los que desfiguramos su imagen.
Sacerdotes, Prophetae, et Reges.
En Toledo, a 9 de octubre de 2021.
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Suscribo, en su totalidad, el contenido de la mencionada carta al Sr.Arzobispo de Toledo.
Aunque no soy diocesano de Toledo, me solidarizo con esa Iglesia y apoyo y suscribo la carta en cuestión.
Si se exige la retirada del vídeo, la cantidad abonada ha de ser devuelta a quien la desembolsó. No puede destinarse a ninguna otra finalidad por loable y reparadora que pueda ser. Es una obligación de estricta justicia derivada de un contrato, verbal o escrito, pero contrato a fin de cuentas.
No fue, seguramente, un donativo desinteresadamente entregado en agradecimiento por permitir el uso de la catedral sino el pago por usarla. Y por tanto, si se exige la retirada del vídeo -cosa poco menos que imposible pues ya está circulando por internet- hay que devolver el pago efectuado.
¿Es posible que la Archidiócesis haya recibido dinero por prestarse a eso? Pues, si es así y sólo si es así, son asquerosos, miserables, repugnantes…
Son ya muchas décadas en las que, por el vil metal, se prestan lugares sagrados para la profanación de nuestra fé en infinidad de películas. Nunca nos acostumbraremos a estos sacrilegios fomentados por la muy deficiente formación de nuestros sacerdotes, que ya no saben ni latín, ni oratoria, ni música religiosa ni predicar algo de que forme el alma.