Francisco: la COP 26 está llamada a ofrecer respuestas eficaces

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El Santo Padre ha reunido a expertos y líderes religiosos en el encuentro “Fe y Ciencia”, en el que se ha firmado una Llamada conjunta en vísperas de la Cumbre del Clima, que este año se celebra en Glasgow, un evento que, ha vaticinado, está llamado a ofrecer respuestas eficaces.

El encuentro de hoy, que une muchas culturas y espiritualidades en un espíritu de fraternidad, no hace más que reforzar la conciencia de que somos miembros de una única familia humana”, resumió Francisco en su alocución. “Para iluminar esta mirada queremos comprometernos con un futuro modelado por la interdependencia y por la corresponsabilidad”.

El Papa señaló que “este desafío a favor de una cultura del cuidado de nuestra casa común y también de nosotros mismos tiene el sabor de la esperanza, porque no hay duda que la humanidad no ha contado con tantos medios para alcanzar este objetivo como los que tiene hoy”.

Para el Santo Padre, todo se resume en que «todo está conectado, todo en el mundo está íntimamente conectado»: la ciencia y la fe, el hombre y la creación. “Reconocer que el mundo está interconectado significa no sólo comprender las consecuencias dañinas de nuestras acciones, sino también individuar comportamientos y soluciones que deben adoptarse con una mirada abierta a la interdependencia y al compartir”, subraya Francisco, haciéndonos añorar el lenguaje de los antiguos documentos de la Curia Romana.

Respeto por la creación, respeto por el prójimo, respeto por sí mismos y respeto hacia al Creador. Pero también respeto reciproco entre fe y ciencia, para entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad” insiste el Papa.

«No podemos actuar solos», dijo el Papa, quien subrayó que «es fundamental el compromiso de cada persona en el cuidado de los demás y del medio ambiente»: un compromiso «que lleva a un cambio de rumbo tan urgente y que debe ser alimentado también por la propia fe y la espiritualidad»; un compromiso que debe ser impulsado continuamente por el motor del amor.

Por último, el Papa hizo referencia explícita a la COP 26 de Glasgow, a la que piensa hacer una visita relámpago y de la que dice «está llamada a ofrecer urgentemente respuestas eficaces a la crisis ecológica sin precedentes y a la crisis de valores en la que vivimos, y ofrecer así una esperanza concreta a las generaciones futuras».

La esperanza concreta es la COP. Para un Vicario de Cristo.

Les ofrecemos las palabras del Papa, publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Jefes y representantes religiosos,

Excelencias,

queridos amigos.

Gracias a todos por reuniros, mostrando el deseo de un diálogo profundo entre nosotros y con los expertos de la ciencia. Me permito ofreceros tres conceptos para reflexionar sobre esta colaboración: la mirada de la interdependencia y del compartir, el motor del amor y la vocación al respeto.

  1. Todo está conectado, en el mundo todo está íntimamente unido. No sólo la ciencia, sino también nuestros credos y nuestras tradiciones espirituales muestran esta conexión que existe entre todos nosotros y el resto de la creación. Reconocemos los signos de la armonía divina presente en el mundo natural. Ninguna criatura se basta a sí misma, todas existen en dependencia unas de otras, para complementarse y servirse mutuamente [1]. Casi podríamos decir que cada una fue donada por el Creador a las demás, para que en la relación de amor y de respeto puedan crecer y realizarse en plenitud. Plantas, aguas, seres animados son guiados por una ley impresa por Dios en ellos para el bien de toda la creación.

Reconocer que el mundo está interconectado significa no sólo comprender las consecuencias dañinas de nuestras acciones, sino también individuar comportamientos y soluciones que deben adoptarse con una mirada abierta a la interdependencia y al compartir. No se puede actuar solos, es fundamental el compromiso de cada uno por el cuidado de los demás y del ambiente, el compromiso que lleve a un cambio de rumbo que es muy urgente y que se debe alimentar también de nuestra fe y espiritualidad. Para los cristianos, la mirada de la interdependencia surge del misterio mismo del Dios trino: «Porque la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas. Así asume en su propia existencia ese dinamismo trinitario que Dios ha impreso en ella desde su creación» [2].

El encuentro de hoy, que une muchas culturas y espiritualidades en un espíritu de fraternidad, no hace más que reforzar la conciencia de que somos miembros de una única familia humana. Tenemos cada uno nuestra propia fe y tradición espiritual, pero no hay fronteras y barreras culturales, políticas o sociales que nos consientan aislarnos. Para iluminar esta mirada queremos comprometernos con un futuro modelado por la interdependencia y por la corresponsabilidad.

  1. Este compromiso se debe solicitar continuamente al motor del amor: «Desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro» [3]. Sin embargo, la fuerza propulsora del amor no se “pone en marcha” una vez para siempre, sino que va reavivada día a día; esta es una de las grandes aportaciones que nuestros credos y tradiciones espirituales ofrecen para facilitar este cambio de rumbo que nos hace tanta falta.

El amor es espejo de una vida espiritual vivida intensamente. Un amor que se extiende a todos, más allá de las fronteras culturales, políticas y sociales; un amor que integra, también y sobre todo en beneficio de los últimos, quienes son muchas veces los que nos enseñan a superar las barreras del egoísmo y a romper las paredes del yo.

Es este un desafío que nos pone frente a la necesidad de contrastar esa cultura del descarte, que parece prevalecer en nuestra sociedad y que se sedimenta sobre aquellos que nuestro Llamamiento conjunto denomina “semillas de conflicto: avidez, indiferencia, ignorancia, miedo, injusticia, inseguridad y violencia”. Son estas mismas semillas de conflicto las que causan las graves heridas que provocamos en el ambiente como los cambios climáticos, la desertización, la contaminación, la pérdida de biodiversidad, llevando a la rotura de «esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos» [4].

Este desafío a favor de una cultura del cuidado de nuestra casa común y también de nosotros mismos tiene el sabor de la esperanza, porque no hay duda que la humanidad no ha contado con tantos medios para alcanzar este objetivo como los que tiene hoy. Este mismo desafío se puede afrontar sobre varios ámbitos; en particular quisiera señalar dos: el del ejemplo y la acción, y el de la educación. En ambos ámbitos, nosotros, inspirados por nuestros credos y tradiciones espirituales, podemos ofrecer importantes aportaciones. Son muchas las posibilidades que surgen, como por otra parte pone en evidencia el Llamamiento conjunto, en el que se ilustran también varios recorridos educativos y formativos que podemos desarrollar a favor del cuidado de nuestra casa común.

  1. Este cuidado es también una vocación al respeto. Respeto por la creación, respeto por el prójimo, respeto por sí mismos y respeto hacia al Creador. Pero también respeto reciproco entre fe y ciencia, para «entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad» [5].

Un respeto que no es el mero reconocimiento abstracto y pasivo del otro, sino vivido de manera empática y activa, con el deseo de conocerlo y entrar en diálogo con él para caminar juntos en este viaje común, sabiendo bien que, como también indica el Llamamiento: «lo que podemos obtener depende no sólo de las oportunidades y de los recursos, sino también de la esperanza, de la valentía y de la buena voluntad».

La mirada de la interdependencia y del compartir, el motor del amor y la vocación al respeto son las tres claves de lectura que me parecen iluminar nuestro trabajo para el cuidado de la casa común. La COP26 de Glasgow está llamada, urgentemente, a ofrecer respuestas eficaces a la crisis ecológica sin precedentes y a la crisis de valores que vivimos, y así ofrecer una esperanza concreta a las generaciones futuras. Deseamos acompañarla con nuestro compromiso y nuestra cercanía espiritual.

[1] Cf. Carta enc. Laudato si’, 86.

[2] Ibíd., 240.

[3] Carta enc. Fratelli tutti, 88.

[4] Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, 50.

[5] Carta enc. Laudato si’, 201.

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Comentarios
7 comentarios en “Francisco: la COP 26 está llamada a ofrecer respuestas eficaces
  1. Llama tradición espiritual a la Fe en Aquel que llevo hasta la muerte en la Cruz su Amor por nosotros y nos abrió la puerta del Cielo con su resurrección.
    Cada vez es más evidente que no es un Papa normal, que confirma en la Fe a sus hermanos.

  2. Es muy tri ste, pero es que no parece un pa pa que hable desde la fe. Al menos, cuando lo que tiene enfrente es el mundo. Y cuando está en casa, reg aña a la gente de fe por rí gida. Parece un im postor, que toca una melodía que sabe más o menos cómo suena, pero que, en cuanto tiene que improvisar, se le ve que no es lo suyo. La impos tura parece el signo de este pa pado. Y nunca me había atrevido a decir tanto. Pero cada día la oscu ridad es más oscura y cada vez menos luz viene de nuestros pas tores. Al contrario, parecen aquel ma go m alo del Se ñor de los Ani llos, el vendido. Pues algo así. En las batallas del espíritu ya no hay pre lados con los que contar.

  3. «La COP26…está llamada…a ofrecer respuestas eficaces…a la crisis de valores que vivimos, y así ofrecer una esperanza concreta a las generaciones futuras».

    Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? No sé, pregunta a la COP26.

  4. Buenísimos todos los comentarios. Lo que dice paquito papi parece sacado del guion de la película Avatar. Es la esencia del New Age. La interconexión en el amor… sólo le falta tener un cigarro de marihuana en la mano, una margarita sobre el solideo y una chapa con el signo del pacifismo, porque de Jesús se le ve poco y habla menos, el pobre. Alguien tendría que revisar la marca de sintrón que usa porque algo raro debe llevar, si no no hablaría como un hippy.

  5. Creo que si los musulmanes asaltan el vaticano, igual me uno a ellos porque debe ser la única manera que alguien nombre a Dios en ese monte. al final acabaremos rezando el Rosario para que se repita Lepanto y perdamos porque esto es peor que el Islam. Ya no es que no nombre a Jesús, es que no aparece Dios ni siquiera en el decorado.

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