“Nom est hic. Surrexit.¡Aleluia!”
Estas palabras tomadas de la Sagrada Escritura, en el funeral de su padre, recuerdo haberle oído a D. Manuel Guerra, ser las elegidas como inscripción para la lápida del sepulcro familiar.
Nos acaba de dejar gran intelectual. Nacido el 27.07.1931, en Villa Martín, Merindad de Sotoscueva. De allí le viene su afición a la espeleología y a la investigación de los cultos de las religiones telúricas. Estudió en Burgos, Salamanca y Roma. Su primera (escribió varias) tesis doctoral “Epíscopos y Presbíteros” sigue siendo un clásico, referente obligado para quienes se dedican al estudio de los primeros siglos de la Iglesia. Autor de más de un centenar de libros y un sinfín de artículos científicos sobre temas muy dispares: Filología clásica, temas relativos a las diversas disciplinas teológicas explicadas por él: El idioma de Nuevo Testamento. Grandes diccionarios (Uno, de los más conocidos, sobre las Sectas, le ocasionó, no pocas, amenazas y disgustos. Una de sus últimas publicaciones Historia de las Religiones cuenta con varias ediciones y traducciones. D.Manuel Guerra todo lo que escribía era riguroso y crítico científicamente y minucioso metodológicamente.
Pero, D. Manuel Guerra, ante todo, era sacerdote. Un gran sacerdote, de profunda y enraizada vida espiritual y servidor fiel y sencillo cercano, muy sensible y entrañable.
Cuando los sacerdotes Operarios dejaron el Seminario de Burgos (eran los tiempos de D. Luciano Pérez Platero y D. Demetrio Mansilla R.), recién ordenado, 27.03 de1955 Manuel Gera es nombrado Formador y Profesor de los Seminarios san José san Jerónimo. Con la erección de la Facultad de Teología del Norte de España, en 1067, es el primer Secretario general de Estudios de la misma. Luego impartirá sucesivamente, Latín, Patrología, Griego bíblico, Historia de las Religiones, sin olvidar su colaboración y participación activa en diversos Congresos, Simposios y Cursos nacionales e internacionales. Sacerdote amante de la Verdad que para él tenía un nombre Jesucristo.
- Manuel, como nos explicaba en clase: ”En las tumbas no cristianas se lee: ‘sit terra tibi levis’ en las cristianas ‘Expetat Vitam’’”. Como se lee, en su lápida funeraria “Nm est hic! ¡Surrexit! ¡Aleluia!
¡Requiescat in Pace!.
Jesús Yusta Sainz
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Hay un pequeño lapsus: Es ‘Non est hic’
RIP
Tuvo visión don Manuel, al menos, en lo referente a la masonería. En «Yo fui masón», Maurice Caillet relata como leyes aprobadas por la Asamblea Nacional francesa son elaboradas y propuestas previamente en logias. Y, ciertamente, la influencia de tan luciferina y oscura secta ha ido «in crescendo» desde el siglo XVIII. Su infiltración en la Iglesia Católica ha sido denunciada y demostrada desde hace tiempo y corresponde, básicamente, a los autodenominados «progresistas» quienes, desde que tomaron el poder en la Iglesia, no han cesado en el acoso y derribo de cuanto tradicionalista han encontrado. Las congregaciones religiosas apegadas a la misa bimilenaria han sido disueltas por decenas. Lo cierto es que la masonería, siendo muy pocos miembros en comparación con la sociedad, consigue, con su método trisecular, alcanzar con éxito las cúpulas políticas e influenciar en los pueblos, sobre todo de Occidente, y eso siempre es una mala noticia para la Iglesia.