El pasado 26 de julio, el fraile Marcellino Iasenzaniro murió a los 91 años. Fue el último asistente del Padre Pío de Pietrelcina que quedaba con vida, informa la versión en italiano de Vatican News.
Iasenzarino asistió al santo italiano entre el 26 de abril y el 26 de septiembre de 1965, tres años antes de la muerte del afamado fraile capuchino; también declaró como testigo ante el tribunal eclesiástico diocesano para la causa de beatificación y canonización.
El último asistente vivo del Padre Pío murió el lunes en San Giovanni Rotondo, el famoso convento donde el santo vivió 52 años. Marcellino Iasenzaniro fue el último ayudante de Pío, cargo que desempeñó durante cinco meses. Por este motivo, fue uno de los que declaró como testigos en el proceso de beatificación que llevó al fraile a los altares, siendo beatificado en 1999 y canonizado en 2001.
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Iasenzaniro nació el 13 de junio de 1930 en Casacalenda, a 100 kilómetros de San Giovanni Rotondo. Entró en la vida religiosa a los 16 años, haciendo la primera profesión de votos el 16 de septiembre de 1947, confirmada definitivamente el 12 de agosto de 1951.
Era todavía estudiante de teología cuando, en 1952, conoció al Padre Pio. Enviado a San Giovanni Rotondo para la gestión de la correspondencia en italiano, permaneció allí durante dos meses y regresó en los años siguientes.
Tras su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar el 21 de febrero de 1954, obtuvo la licenciatura en teología en Roma y posteriormente se licenció en literatura en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Regresó a San Giovanni Rotondo en 1955, y diez años más tarde se convertía en el escribiente en inglés y asistente personal del entonces anciano fraile de Pietrelcina.
Esto le llevó a anotar en un diario las experiencias más significativas vividas con el futuro santo y las historias escuchadas directamente de su voz. Años después, escribiría algunos libros sobre la figura del santo de Pietrelcina.
Desde 1995 desempeñó periódicamente su servicio como ministro del sacramento de la Reconciliación en San Giovanni Rotondo, donde fue trasladado definitivamente en 2004, para garantizar la continuidad del apostolado, no solo en el confesionario, sino también en el altar, ofreciendo a los peregrinos extensas referencias sobre la experiencia humana, religiosa y sacerdotal del Padre Pío.
Hace tres años, le diagnosticaron una enfermedad neurodegenerativa que le fue arrebatando progresivamente, primero, sus capacidades mentales, y luego, su equilibrio físico.
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
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Que Dios te reciba en Su Gloria, y junto con el Santo Padre Pío intercedan por la instalación del Reino de María en el mundo, derrotando a los enemigos de la Santa Iglesia.
Con mucha seguridad este sacerdote habrá sido otro santo. La santidad se «contagia» de alguna manera. Descanse en Paz el p. Iasenzaniro!!!