¿Debemos felicitar al Partido Comunista Chino por haber matado a más seres humanos que nadie en la historia?
(Bitter Winter/Massimo Introvigne) Ha llegado el momento de la celebración. Comienza la fiesta del Partido y lo que los medios de comunicación chinos han calificado como la celebración más memorable de la historia moderna saluda el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino (PCCh).
Incluso algunos líderes occidentales felicitan al Partido. Ofrecen como excusa que el PCCh ja logrado éxitos notables en la lucha contra la pobreza o, como algunos dicen, «sacó a millones de chinos del hambre». Los estudiosos han demostrado que las estadísticas sobre los maravillosos éxitos de China en la erradicación de la pobreza son en gran medida falsas o están infladas. Nadie niega los progresos económicos de China, pero otros países han obtenido resultados similares o mejores sin matar a un gran número de sus propios ciudadanos en el proceso.
Sólo hay un récord mundial que el PCCh ostenta sin discusión, uno que todos deberíamos recordar hoy en nuestras oraciones. Ninguna organización en la historia de la humanidad ha matado a más seres humanos que el PCCh. Ni la Alemania nazi, ni la Rusia soviética, ni siquiera las invasiones mongolas.
La tabla anterior se basa en los promedios obtenidos al comparar las estimaciones de los principales estudiosos de los diferentes genocidios y «democidios» (es decir, el exterminio por parte de un régimen de una parte de sus propias poblaciones). Incluyen ejecuciones, masacres, víctimas civiles de guerras de conquista, muertes por agotamiento en campos de trabajo, hambrunas provocadas por el hombre y epidemias.
Hemos utilizado los promedios de tres o más estudiosos destacados para cada organización o acontecimiento, hemos incluido a estudiosos escépticos de las cifras más altas y no hemos sido tímidos a la hora de cuantificar los pecados de Occidente. Utilizando este método, en Estados Unidos y Canadá fueron exterminados 10 millones de nativos americanos, incluyendo los que murieron a causa de epidemias y hambrunas que podrían haberse evitado y que fueron generadas por sus encuentros con los colonizadores (somos conscientes de que las cifras principales son impugnadas como infladas por algunos autores revisionistas). Y 12 millones (aunque muchos documentos han sido destruidos y las estadísticas son difíciles) murieron cuando el rey Leopoldo II de Bélgica gobernó el Estado Libre del Congo como posesión privada y torturó, ejecutó y llevó a la muerte a millones de sus habitantes por exceso de trabajo y hambre.
También somos conscientes del debate en curso sobre el Libro Negro del Comunismo y de las críticas acerca de que ciertas cifras pueden haber sido sobreestimadas como parte del esfuerzo de los autores para llegar a la cifra redonda de 100 millones.
Hemos comparado los datos del Libro Negro con otras fuentes. Sin embargo, no estamos de acuerdo con la crítica de que las víctimas de las hambrunas provocadas por el hombre, como el Holodomor en la Unión Soviética o el Gran Salto Adelante, no deberían contabilizarse. Estas hambrunas no se habrían producido si no fuera por el comportamiento criminal de los regímenes que las provocaron.
Para China, nuestra estimación de 50 millones de víctimas es extremadamente conservadora. Otros creen que la cifra está más cerca de los 80 millones. Durante la Guerra Civil, los comunistas mataron a unos 3 millones de civiles, a menudo por la única razón de que eran percibidos como «enemigos de clase» (los nacionalistas también mataron a muchos civiles, por supuesto). En los años inmediatos a la toma del poder, el PCCh bajo el presidente Mao ejecutó al menos a un millón de chinos etiquetados como «enemigos de clase» o «contrarrevolucionarios».
También hubo hambrunas creadas por el hombre antes de 1958, que causaron otras 500.000 víctimas. El Gran Salto Adelante y su consecuencia, la Gran Hambruna China, tuvieron lugar entre 1958 y 1962, y se consideran los mayores desastres provocados por el hombre en la historia.
Una vez más, las estimaciones de víctimas varían, y utilizando nuestro método de encontrar una media entre diferentes estudiosos fiables, hemos contado 38,5 millones (otros creen que la cifra es mucho mayor).
Una cifra menos controvertida indica que 1,5 millones fueron ejecutados durante el Gran Salto Adelante para deshacerse de opositores. 2 millones es una estimación conservadora de los asesinados durante la Revolución Cultural. Los expertos creen que, excluyendo los periodos del Gran Salto Adelante (1958-1962) y de la Revolución Cultural (1966-1976), las víctimas desde 1950 hasta Tiananmen (1989) que fueron ejecutadas, asesinadas extrajudicialmente, muertas durante la represión de las protestas y muertas de hambre o agotadas en campos de trabajo fueron al menos 3 millones. Al contabilizar 500.000 víctimas de la era posterior a Tiananmen, consideramos que algunos relatos académicos «minimalistas» de las muertes en Tíbet y Xinjiang se ajustan a nuestro método, aunque sospechamos que el PCCh en los últimos años ha sido mucho más letal.
Somos conscientes de que el resultado total, 50 millones, es una estimación muy conservadora. El difunto Rudolph J. Rummel, a quien el PCCh y algunos historiadores occidentales gustan de criticar, pero que era un respetado erudito estadounidense con una carrera académica intachable, estimó originalmente las víctimas del PCCh hasta el año 1987 (obviamente, el PCCh siguió matando después de esa fecha) en 38,7 millones, pero, a medida que salían a la luz nuevos documentos, en particular sobre el Gran Salto Adelante, revisó su estimación a 76,7 millones.
50 o 76,7 millones, cada unidad de esta estadística se refiere a un ser humano, que vivía, amaba, tenía esperanzas, tenía familiares y amigos, y creía en un futuro que el PCCh destruyó cruelmente. Si hay que celebrar algo el 1 de julio, hay que celebrar a las víctimas.
Bitter Winter lo hizo el pasado 11 de junio, cuando ofrecimos una corona de laurel en el monumento a las Víctimas del Comunismo de Washington DC, en memoria de los asesinados por el PCCh, durante una ceremonia internacional organizada por la Fundación para la Conmemoración de las Víctimas del Comunismo, organización autorizada por una ley del Congreso de Estados Unidos en 1993.
Física o metafóricamente, prepare su corona de laurel y derrame una lágrima por los (al menos) 50 millones de víctimas de la organización más criminal que se haya dedicado al asesinato en masa en la historia de la humanidad.
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Que le den por saco.
Su Santidad Pío XI condenó el marxismo y el comunismo en la encíclica «Divini Redemptoris». En ellos vemos una ideología intrínsecamente perversa que ataca la religión, niega la dignidad de la persona al situarse en el materialismo, ataca la familia, fomenta el estado al que se subordina el hombre, rechaza la propiedad privada, presenta falsos ideales de justicia, igualdad y fraternidad, es totalitaria, actúa de forma violenta, etc.
Y los cincuenta millones de muertos provocados por la dictadura china, junto con los torturados, empobrecidos, ninguneados, perseguidos (entre ellos muy especialmente los cristianos) demuestran que el régimen de ese país es inicuo, y ningún líder mundial debería enviar felicitaciones.
¡Si hasta la Virgen María en Fátima rechazó el comunismo!
Uno de los casos errores del Vaticano II fue ese. No condenar el comunismo. La de problemas que nos habríamos ahorrado, especialmente en Sudamérica
No fue un error.
Fue una traición.
No faltará la felicitación de Francisco y la Santa Sede.
Tengo entendido que, según un cálculo de EEUU, en China faltaban 80 millones de personas.
Las cifras son imprecisas y generalmente conservadoras, aunque no por ello menos impresionantes. Pero a las víctimas que se contabilizan hay que sumar todas las que se han producido en una parte muy considerable de países ocupados, o en aquellos en los que el marxismo ha intervenido en conflictos. Otras cifras que no se suelen contabilizar, tal vez por las dificultades que entrañan, son las correspondientes a desaparecidos, desplazados, internados en campos de concentración, en particular los destinados a la «reeducación», también por las enfermedades y condiciones inhumanas que había en los confinamientos. Hay un largo etcétera de muerte y sufrimiento causado por la ideología más criminal de la historia, ideología que nunca ha sido juzgada y condenada por crimenes contra la Humanidad.
Asesinos
Se han quedado cortos con ese numerito de 50 millones.
Es de alrededor de 80 millones de asesinados por este régimen comunista, el más genocida de la historia de la humanidad.
Pero es el elegido por la élite globalista como modelo para regir el mundo. Y pues entonces, que nadie ose decir nada.