(CNA) Stan Swamy, un sacerdote jesuita indio, ha fallecido este lunes a la edad de 84 años tras haber pasado los últimos ocho meses de su vida encarcelado bajo acusaciones de terrorismo por su actividad en favor de las castas más bajas de la sociedad india.
El P. Stanislaus Lourduswamy, conocido popularmente como P. Stan Swamy, falleció días antes de la audiencia de fianza prevista en el Tribunal Superior de Bombay, que había sido aplazada debido al deterioro de su salud.
El anciano sacerdote, que padecía la enfermedad de Parkinson, había sido conectado a un respirador artificial en el Hospital de la Sagrada Familia de Bombay un mes después de su ingreso por COVID-19 en el hospital por orden judicial, según informa UCA News.
En un comunicado en el que se anunciaba la muerte del P. Swamy, el P. Jerry Cutinha, provincial de la provincia jesuita de Jamshedpur, rindió homenaje al sacerdote por su «trabajo entre los adivasis, dalits y otras comunidades marginadas para que los pobres pudieran tener vida y una vida con plena dignidad y honor«.
«En nombre de los jesuitas de la Provincia Jesuita de Jamshedpur, expreso mis más profundas condolencias a los miembros de la familia, amigos, abogados, simpatizantes y a todos aquellos que estuvieron junto al P. Stan Swamy y rezaron por él durante este momento de prueba y sufrimiento«, dijo Cutinha.
Swamy fue detenido el 8 de octubre de 2020 por la Agencia Nacional de Investigación, el cuerpo especial antiterrorista de la India.
El sacerdote jesuita fue acusado de estar involucrado en un grupo maoísta y de incitar a la violencia en la ciudad de Bhima-Koregaon el pasado 1 de enero de 2018. Una persona murió y otras resultaron heridas durante los enfrentamientos ese día. Swamy negó todos los cargos y declaró que ni siquiera había estado en Bhima-Koregaon.
Tras su detención, obispos católicos, provinciales jesuitas y líderes mundiales pidieron la liberación de Swamy.
El cardenal Charles Maung Bo, de Yangon (Birmania), comparó la «despiadada encarcelación» de Swamy con el «trato que recibió Mahatma Gandhi cuando defendió los derechos del pueblo indio».
La salud de Swamy se fue deteriorando durante su estancia en la cárcel de Taloja, en Bombay. Su solicitud de fianza provisional por motivos médicos fue rechazada en octubre, tras lo cual solicitó al tribunal una pajita y un cazo porque era incapaz de sostener un vaso debido a la enfermedad de Parkinson. El tribunal acabó concediendo su petición 50 días después de su detención.
El 29 de mayo dio positivo en la prueba de COVID-19 tras haber sido ingresado en el hospital por orden judicial.
Swamy nació en el seno de una familia de agricultores del estado de Tamil Nadu, en el sur de la India.
Ingresó en los jesuitas al cumplir 20 años. Tras su ordenación, ejerció como sacerdote durante más de 50 años.
Swamy defendió los derechos de las tribus indígenas de Jharkhand y fue director del Indian Social Institute, una escuela de formación para comunidades marginadas en Bangalore, durante más de una década.
Fue cofundador del Comité de Solidaridad con los Presos Perseguidos, una organización que ayuda a los que están en prisión sin haber sido condenados por un delito porque todavía están a la espera de juicio. Se calcula que el 70% de la población carcelaria de la India entra en esta categoría.
Swamy dijo en un vídeo grabado antes de su detención que era de dominio público que figuras de todos los ámbitos -desde abogados hasta líderes estudiantiles- eran encarceladas por expresar su disidencia o cuestionar «los poderes que gobiernan en la India».
El sacerdote afirmó que estaba «dispuesto a pagar el precio, sea cual sea«.
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
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Si el Vaticano fuera lo que debía ser y no lo que desgraciadamente es coordinaría esfuerzos en favor de los cristianos perseguidos en todo el mundo. Sólo en Pakistán son más de 25 personas presas por acusación de blasfemia invocando una ley terrorista sobre la blasfemia que está vigente en todo país islámico.
Sin duda. Es vergonzoso comprobar el desdén del Vaticano, a la hora de ponerse del lado de los cristianos perseguidos y asesinados en todo el mundo, mientras alzan la voz continuamente a favor de los fornidos y jóvenes «migrantes», muchos de ellos con tatuajes militares, que están invadiendo Europa…
El problema para que el Vaticano se preocupe e intervenga realmente en favor de los cristianos perseguidos en todo el mundo……..es que esas personas no son económicamente rentables.
Por eso lo único que hace es alguna declaración de vez en cuando para quedar bien y, la verdad, es que podría hacer mucho más.
Totalmente de acuerdo contigo, Gastón.
Ya los Padres de la Iglesia señalaban que la caridad empieza por los de la propia casa, y para los cristianos con nuestros hermanos en la fe.
El Vaticano actual hace todo lo contrario.