La primera vuelta de las elecciones generales de Perú se realizó el 11 de abril de este año. La segunda, el pasado 6 de junio. Tres semanas después, Pedro Castillo, el candidato de corte marxista, quien obtuvo el 50,16 % de los votos, no ha sido oficialmente nombrado presidente.
Vatican News, medio de comunicación de la Santa Sede, ha entrevistado a otro Castillo, en este caso a Carlos, el arzobispo de Lima. “El próximo 28 de julio sería el día en que el presidente elegido debe asumir el mando”, afirmó el prelado ante los micrófonos de Vatican News.
Estas elecciones han sido “como un campanazo fuerte de los pobres ante las deficiencias del sistema neoliberal implantado hace más de veinte años (…) aquí la gente muestra un descontento”, insistió el arzobispo.
Castillo puntualizó que no es lo mismo ver la realidad desde las zonas rurales que desde las grandes ciudades. En la ciudad se produce un fenómeno, “el famoso chorreo” que los beneficios de la macroeconomía se trasladan a nivel microeconómico, pero esta distribución beneficia más a las ciudades que a las zonas rurales. El arzobispo subrayó las desigualdades que azotan a las mayorías empobrecidas, a las que no llega el “chorreo” y que se han expresado en las elecciones.
Además, insistió, en las ciudades hay más influencia de los medios de comunicación y de las campañas que generan miedo. “La propaganda del miedo ha sido muy fuerte: miedo al comunismo, miedo a que van a quitarle sus cosas”. En el campo, por el contrario, “la realidad manda”.
El arzobispo puso en evidencia, también, que la corrupción es una realidad que alcanza a numerosos políticos y que algunos de ellos “han estado influyendo para que este retraso se haga más fuerte y eso es una cosa grave porque se atenta contra la democracia. Por eso la Iglesia publicó un comunicado” para que esta situación se resuelva pronto.
El prelado hizo eco de que “el 70 por ciento de la población abiertamente manifiesta que debe reconocerse como presidente al que ha sido elegido”.
Castillo insistió en que es importante evidenciar “la renovación que viene de la gente sencilla”. La categoría de pueblo, insistió, muestra la idea del pueblo como comunidad, como elemento integrador en la democracia, como expresión de las búsquedas comunitarias. El pueblo, al igual que la mujer, no basta con nombrarlos, se tiene que apostar por su participación en la vida democrática.
El prelado peruano recordó que “América Latina está en ebullición”. Enumeró a los países que atraviesan crisis sociales y políticas, así como temas comunes como la corrupción las desigualdades sociales y la falta de oportunidades para las generaciones más jóvenes.
Castillo considera que en el contexto particular que vive Perú, hay que “respetar las decisiones tomadas por el poder electoral, sin intervención de ningún otro poder, y en este sentido, está claro (…) hay que respetar lo que está establecido”.
El 1 de julio, Aciprensa recogía unas declaraciones suyas en las que decía que retrasar la proclamación de Castillo era “amoral”. “De acuerdo al conteo, está claro que Castillo ya ganó. Hay que esperar la proclamación del Jurado Nacional de Elecciones, pero, por razones de tipo subjetivo algunos están retrasándolo, algo que es evidentemente una cosa amoral”, declaró el arzobispo al diario argentino La Nación, en una entrevista publicada el 30 de junio.
Según el Prelado, “hay sectores que no quieren que el señor Castillo pueda gobernar”; y cree que “no es legítimo considerar esto si ganó la elección, porque hay una votación que es límpida, que está bien hecha, como han felicitado organismos e instituciones internacionales”. “Ya quedó demostrado que no hubo fraude”, dijo el arzobispo de Lima.
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Lo único que se ha demostrado es que la Junta electoral de Perú o son cobardes o están a favor de Castillo, porque no han querido investigar las denuncias de fraude.
Lo mismo que pasó con el tribunal Supremo de Estados Unidos. No quiso investigar el fraude electoral acogiéndose a un tecnicismo legal.
Siempre bajo las amenazas de muerte que en ambos países se cernían sobre los miembros del Supremo y sus familias. Amenazas propiciadas por la izquierda, como siempre. En España hasta se auto enviaron balas en su permanente necesidad de inventar la violencia aunque no exista.
Pablo Ca Gado, sigue diciendo que él espera a las urnas antes de mover un solo dedo para salvar a España de esta jauría. Su ineptitud no le permite prever que de aquí a tres años, ya no existirán urnas democráticas. Utilizarán la misma trampa que en Venezuela, EEUU, Perú…Con un Tribunal Supremo, ya no asustado, sino del todo a su servicio.
Ese y no otro es el plan que tienen. Ah y en cuanto a fraudes electorales, aquí no es que vayan a empezar, es que ya los han hecho, al menos en las dos últimas elecciones: 28A y 10N.
Monseñor Castillo se arrima al sol que más calienta. La iglesia debe seguir con el poder sea el que sea. Los privilegios hay que defenderlos. Y apoyar la perversa agenda globalista según las instrucciones del Vaticano.
Se pirran los de los faldones por el triunfo escatológico del comunismo en todo el Universo.
Sin ir más lejos, el párroco y capitán de navío de la Armada Bolivariana, de San Mateo de Zaragoza, repitió que el verdadero cristianismo social se cumple en el comunismo. El obispo Escribano, además, no lo ignora.
No, monseñor, se ha demostrado que hubo fraude de la misma manera que se ha demostrado que no hay voluntad de llegar hasta el final.
Basta de obispos sin fe católica. Alto al marxismo.
Ésto tiene el nombramiento de obispos comunistas, como el nombrador.Cuando no, además de comunistas, gente sin FE, ecologistas, políticos globalistas seguidores del NOM.
Monseñor de Vox no parece…
Ganar en los juzgados lo que el pueblo no le ha dado.
Si este es el camino de la democracia…
Que elijan presidente los jueces.
Falso, solo se trata comprobar si realmente habla el pueblo o unos políticos corruptos. Cosa que a la izquierda, con amplio historial de fraude, no quieren que se investigue.
El hecho es que la Junta de Perú está dando por buenas un montón de firmas falsificadas.
Mire, yo no sé si hubo fraude electoral porque no estuve allí, y me imagino que usted tampoco puede saber si fueron limpias. Pero sí que parece, que hay indicios y sospechas razonables, de que se produjeron muchas irregularidades. Así que dejemos que sean los jueces, que tienen la responsabilidad ante Dios y ante los hombres de buscar la verdad e impartir justicia, los que decidan al respecto. Porque si no, vaya democracia, que mandan los que más y mejor hacen las trampas.
Esperó que si el tribunal no les es favorable su solución no sea un intento de golpe de estado como en EEUU.
Con todo el respeto, este señor arzobispo no es quien para meterse en estas cuestiones. Quien tiene que decidir, si ha habido fraude electoral o no, es un juez con toda la información que haya podido recabar la policía, y no por ser el candidato de mis simpatías. El señor arzobispo no debería meterse en temas que no le compiten ni andar ando opiniones partidistas que además están condenadas por la Iglesia. Aunque claro, si el Papa anda confundido y confundiendo en estos temas, tampoco sorprende que un arzobispo quiera hacerle méritos de esta forma.