El secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, se encuentra en Berlín con motivo del primer centenario de la nunciatura alemana, y ha aprovechado un encuentro con el episcopado para exhortarles a la unidad.
Pero los obispos alemanes podrían estar pensando en otro tipo de unidad, en unirse entre ellos y frente a Roma escenificando una petición colectiva de renuncia a sus sedes, al modo como el Papa pidió en su día que hicieran los obispos chilenos, y por idéntica razón: el encubrimiento de abusos sexuales clericales en el pasado.
Al menos, eso es que asegura el periodista Nikolaus Harbusch en el amarillista diario Bild. La idea que, según Harbusch, tendrían en mente los obispos y que discutirían discretamente con el número dos vaticano, sería presentar colectivamente su renuncia al Papa como hicieran los pastores chilenos tras el escándalo del encubrimiento de abusos clericales en el país sudamericano, y que Francisco aceptara solo la del cardenal Rainer Maria Woelki.
Woelki es la piedra en el zapato del camino sinodal alemán, cuya deriva heterodoxa ha criticado a menudo, y blanco de las difamaciones de este periodista en concreto, contra el que el cardenal ha obtenido una orden judicial para que deje de repetir acusaciones de demostrada falsedad.
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