Inaudito. Nos quedamos sin palabras. Insólito, asombroso, escandaloso. Los países se han preocupado más de sus ciudadanos que de los de fuera durante la pandemia. Yo pensaba que los votantes de Macron le elegían y pagaban sus impuestos en Francia para que se preocupara más de los habitantes de Calabria.
Esta mañana ha tenido lugar la conferencia de clausura de la Campaña de Caritas Internationalis “Share the Journey–Compartamos el viaje”, cuyo tema ha sido “Caritas Internationalis journeying with migrants and refugees. Looking at the future after four years of Share the Journey campaign”.
En el acto ha intervenido uno de los “delfines” del pontificado de Francisco, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y presidente de Caritas Internationalis.
Además del purpurado, han intervenido Bruno-Marie Duffé, secretario del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis y Sor Maria de Lurdes Lodi Rissini, coordinadora nacional de Caritas Sudáfrica.
El purpurado filipino indicó que la campaña ‘Compartir el viaje’ “nos ha ayudado a acercarnos a los migrantes, poniéndonos a su altura de pobreza e indignidad, para levantarlos con la convicción de que no son números, sino un nombre, una persona, y ver a Cristo en ellos como en el momento del éxodo en Egipto”.
“Hoy, todas las diferentes iniciativas han llevado a comprender quiénes son los migrantes, para mí, para nosotros, y para nuestra humanidad moderna. Comprender sus sufrimientos”, señaló el cardenal.
‘Compartir el viaje’ “ha sido un gran momento de solidaridad, de encuentro y, sobre todo, un medio para expresar el amor de la Iglesia por los que se desplazan”, explicó el purpurado. “Cristianos, musulmanes, hindúes o de cualquier otra religión, han sido acogidos como personas humanas, con la determinación de respetar su dignidad y su humanidad”, aseguró Su Eminencia.
En un momento en el que el coronavirus “debería llevarnos a ser más solidarios”, y al mismo tiempo “en el que los Estados se preocupan cada vez más de sus propios ciudadanos, y el riesgo del egoísmo está siempre presente”, el final de la campaña mundial de Caritas Internationalis “apunta a la necesidad de seguir compartiendo el camino con los emigrantes, lo que hoy es todavía más necesario”, dijo.
“Los Estados se preocupan cada vez más de sus propios ciudadanos”. ¿En qué mundo vive el purpurado? ¿Qué pretenden? Cambiemos la frase: “Los padres se preocupan cada vez más de sus hijos”. ¿Es malo eso? ¿Es qué los gobernantes de Ghana deben preocuparse de la misma forma de los vietnamitas que de los ciudadanos de los que son responsables, los ghaneses?
El Santo Padre “ha sido una inspiración para nuestra campaña, y nos ha acompañado en cada paso importante de este viaje”, dijo. “Nos ha inspirado, motivado y animado a acoger, defender y acompañar a los migrantes”, manifestó el cardenal.
Les ofrecemos la intervención del cardenal Tagle, publicada en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Hace cuatro años, comenzamos la campaña con la ambición de crear islas de esperanza donde el miedo no pudiera entrar. Nos impusimos algunos retos: no conformarnos con ver a los emigrantes, sino mirarles con compasión; no oír simplemente su voz, sino escuchar sus gritos y sus preocupaciones; no limitarnos a pasar junto a ellos, sino detenernos, como el buen samaritano, y vivir un momento de comunión con ellos.
Años después, veo que la campaña Compartir el viaje nos ha ayudado a acercarnos a los migrantes, poniéndonos a su altura de pobreza e indignidad, para levantarlos con la convicción de que no son números, sino un nombre, una persona, y ver a Cristo en ellos como en el momento del éxodo en Egipto.
Hoy, todas las diferentes iniciativas han llevado a comprender quiénes son los migrantes, para mí, para nosotros, y para nuestra humanidad moderna. Comprender sus sufrimientos. Esta campaña nos ha ayudado a difundir una nueva cultura a nivel mundial, una cultura viva del encuentro, una nueva visión de la acogida de la persona humana en el migrante.
Guardo un buen recuerdo de mi viaje al Líbano en 2016, cuando me encontré con refugiados de Siria en el valle de la Beqaa. Los que estuvimos con estas personas vimos que no se trata de simples refugiados, sino de seres humanos. Y luego en los campos de Rohingya de Cox’s Bazar en 2019. Recuerdo que tuve una mezcla de sentimientos. Una parte de mí se alegró de que se les prestara la atención, especialmente la dignidad, que merecen. Pero al mismo tiempo, otra parte de mí seguía triste porque me preguntaba si aquel era un estado de vida permanente para ellos o si era temporal. No puedo imaginar cómo responderían los padres si sus hijos les preguntaran cuál es su futuro. Si yo tuviera un hijo allí no sabría qué responder.
Estos refugiados me recuerdan mi «origen migratorio». En sus rostros puedo ver a mi abuelo de China, que dejó su patria, su cultura y su seguridad social en busca de medios para sobrevivir.
Compartir el viaje ha sido un gran momento de solidaridad, de encuentro y, sobre todo, un medio para expresar el amor de la Iglesia por los que se desplazan. Cristianos, musulmanes, hindúes o de cualquier otra religión, han sido acogidos como personas humanas, con la determinación de respetar su dignidad y su humanidad.
En un momento en el que la COVID-19 debería llevarnos a ser más solidarios, y al mismo tiempo en el que los Estados se preocupan cada vez más de sus propios ciudadanos, y el riesgo del egoísmo está siempre presente, el final de la campaña mundial de Caritas Internationalis apunta a la necesidad de seguir compartiendo el camino con los emigrantes, lo que hoy es todavía más necesario.
El Santo Padre ha sido una inspiración para nuestra campaña, y nos ha acompañado en cada paso importante de este viaje. Nos ha inspirado, motivado y animado a acoger, defender y acompañar a los migrantes.
Cáritas Internationalis ha sido fiel a esta llamada, y hoy podemos decir que la hemos cumplido, y aunque la campaña haya llegado a su fin, nuestra misión hacia las personas en movimiento continuará.
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La ideología del emigracionismo vaticano debe ya ser declarada come enemiga de la humanidad y de la patria y nación. Declaraciones de este tipo solo sirven para rechazar más a este Vaticano absolutamente hostil a la preservación de la seguridad, integridad, independencia y sostenibilidad de los Estados nación…
Siempre puedes montar tu secta y en vez de predicar la verdad predicar lo que te venga al gusto.
Miguel: lee bien. Alvar se queja del Vaticano, no se queja de la Iglesia. Se queja de los administradores, no se queja de la institución. Se queja de las políticas, no de la religión. Y lo mandas a formar una secta religiosa. Andas bien despistado en cuestiones de espacios.
Vosotros habéis montado vuestra secta dentro de la iglesia como un parásito y un simio de imitación. Vuestra verdad ecumeni globalista es básicamente mentira. Ya os queda menos.
Cuanto tiempo queréis ocultar la verdad?
Miguel, no es Verdad revelada que un Estado no deba proveer a su seguridad fronteriza y a conservar sus tradiciones y su acervo cultural.
Yo quisiera que el Estado español se preocupara MUCHO MÁS de los ciudadanos españoles
Los Estados se preocupan sobre todo del dinero de sus ciudadanos. Para quedarselo.
Perdona pero una cosa no existe sin la otra o ahora es todo a medida?
Eso es como los que dicen que creen en Dios pero no en la iglesia.
Tu estás disolviendo conceptos insolubles.
Miguel, es como creer en Dios, en la Iglesia, pero luego sostener que es posible un «aborto por legítima defensa».
¿Verdad?
Los católicos, todos, creemos en Dios Padre, en su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo Paráclito, en la Santa Iglesia Católica, pero no todos tenemos que creer en el dogma multicultural sin fronteras, eso ya queda a la conciencia de cada cual. Se puede procurar la santidad y a la par, ser un patriota preocupado por la conservación de las tradiciones y la cultura propia de su nación. En ninguna parte del magisterio eclesial se exige que para ser católico uno tenga que proponer que la cultura nacional se tenga que diluir en un marasmo de globalismo uniforme.
Por cierto, no es «insoluble», sino «indisoluble».
¿En qué planete vive este hombre? El Presidente de Filipinas ha organizado la matanza de miles de sus ciudadanos? Cualquiere Estado que promueve y financia el aborto con dinero de los contribuyentes ES UN ENTE CRIMINAL, UNA MAFIA, es decir la práctica totalidad de ellos. Ahora los Estados están cometiendo genocidio con la falsa vacuna Covid que ya ha matado a decenas de miles de personas. Dios nos libre de este tipo de obispo.
¿En qué planeta vive este hombre? El Presidente de Filipinas ha organizado la matanza de miles de sus ciudadanos? Cualquiere Estado que promueve y financia el aborto con dinero de los contribuyentes ES UN ENTE CRIMINAL, UNA MAFIA, es decir la práctica totalidad de ellos. Ahora los Estados están cometiendo genocidio con la falsa vacuna Covid que ya ha matado a decenas de miles de personas. Dios nos libre de este tipo de obispo.
¡Pero en qué mundo viven algunos personajes de la jerarquía eclesiásticas! Iglesia en estampida de espanto y susto. Señor, ten piedad de tu pueblo abandonado y desorientado, sé nuestro Pastor mientras pasa la calamidad.
Si algún sentido tiene la existencia de los gobernantes es la de preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos. No por el suyo propio, como hacen y han hecho siempre los gobernantes sinvergüenzas, o por el de los invasores del país, como hacen y han hecho siempre los gobernantes traidores y cobardes. El discurso del Cardenal Tagle está muy bien para la inmigración, para la auténtica inmigración, pero no para las invasiones salvajes que estamos padeciendo actualmente, que es un fenómeno muy distinto.