El Papa Francisco ha recibido esta mañana a la comunidad sacerdotal de San Luis de los Franceses de Roma. Su Santidad les ha dicho que los curas ‘superman’ acaban mal, no hay que dejar de lado la fragilidad. Tuvo unas bellas palabras para su traductor de francés, que le anunció su jubilación.
“En una sociedad marcada por el individualismo, la autoafirmación y la indiferencia, vosotros lleváis a cabo la experiencia de vivir juntos con sus retos diarios”, les dijo el Papa.
“En este año dedicado a San José, os invito a redescubrir el rostro de este hombre de fe, de este padre tierno, modelo de fidelidad y de abandono confiado en el proyecto de Dios”, comentó el Santo Padre.
Su Santidad indicó que no debemos dejar de lado la fragilidad: “es un lugar teológico”. “Mi fragilidad, la de cada uno de nosotros, es un lugar teológico de encuentro con el Señor. Los curas «superhombres» acaban mal, todos ellos”, aseguró el Santo Padre. “El sacerdote frágil, que conoce sus debilidades y habla de ellas con el Señor, ese irá bien”.
En la vida comunitaria, “siempre existe la tentación de crear pequeños grupos cerrados, de aislarse, de criticar y hablar mal de los demás, de creerse superiores, más inteligentes”, advirtió Francisco. “El chismorreo es una costumbre de los grupos cerrados, también una costumbre de los curas que se vuelven solterones: van, hablan, chismorrean: esto no ayuda. Y esto nos amenaza a todos y no es bueno”, dijo.
“Os deseo que seáis «pastores con «olor a oveja»»”, comentó el Papa recordando una de sus primeras homilías como Papa, “personas capaces de vivir, de reír y llorar con vuestra gente, en una palabra, de comunicarse con ella”. “A mí me preocupa cuando se hacen reflexiones y pensamientos sobre el sacerdocio, como si fuera algo que se hace en un laboratorio”, señaló el Pontífice.
“No se puede reflexionar sobre el sacerdote fuera del pueblo santo de Dios. El sacerdocio ministerial es una consecuencia del sacerdocio bautismal del santo pueblo fiel de Dios. Esto no debe olvidarse. Si pensáis en un sacerdocio aislado del pueblo de Dios, eso no es un sacerdocio católico, no; ni siquiera cristiano”, advirtió el Papa.
El Santo Padre les invitó a poner a Dios y a las personas en el centro de vuestras preocupaciones cotidianas. “Para poner al pueblo santo y fiel de Dios en el centro hay que ser pastor. «No, yo quisiera ser solamente un intelectual, no un pastor»: pues pide la reducción al estado laico, te sentará mejor, y sé un intelectual. Pero si eres un sacerdote, sé un pastor”, instó el Papa.
El Papa invitó a los sacerdotes “a tener siempre grandes horizontes, a soñar, a soñar con una Iglesia totalmente al servicio, con un mundo más fraterno y solidario”. “No tengáis miedo de atreveros, de arriesgaros, de seguir adelante, porque todo lo podéis hacer con Cristo, que os conforta”, señaló.
El Santo Padre también comentó la importancia del sentido del humor. “Un sacerdote que no tiene sentido del humor no gusta, algo falla. Imitad a esos grandes sacerdotes que se ríen de los demás, de sí mismos y también de su propia sombra”, afirmó. “Os bendigo de corazón, y os pido por favor que no os olvidéis de rezar por mí porque lo necesito. Este trabajo no es fácil”, les pidió. Esto último, también se lo dijo hace tres meses a otro grupo de sacerdotes.
Francisco, al final de su discurso, sorprendió a todos dedicando unas palabras emotivas al que ha sido su traductor de francés durante muchos años, Jean Landousies, lazarista, quien se jubila a finales de junio, tras muchos años al servicio de la Santa Sede:
“Hoy, antes de que vosotros entrarais, el padre Landousies me ha dicho que a finales de junio dejará este cargo aquí, en la Curia: ha sido mi traductor de francés durante mucho tiempo. Pero me gustaría hacer un resumen de su persona. Es un ejemplo. He encontrado en él el testimonio de un sacerdote feliz, de un sacerdote coherente, un sacerdote que ha sido capaz de convivir con mártires ya beatificados -que los conocía uno a uno- y también de convivir con una enfermedad de la que no se sabía qué era, con la misma paz, con el mismo testimonio. Y aprovecho públicamente, también ante L’Osservatore Romano, delante de todos, para agradecerle su testimonio, que me ha hecho bien muchas veces. Su forma de ser me ha hecho bien. Se marchará, pero irá a ejercer su ministerio a Marsella, y hará tanto bien con esta capacidad que tiene que acoger a todos; pero deja aquí el buen aroma de Cristo, el buen aroma de un sacerdote, de un buen sacerdote. Así que ante vosotros digo gracias, gracias por todo lo que has hecho”.
Les ofrecemos las palabras del Papa, publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Queridos hermanos:
Me alegra mucho recibiros como comunidad sacerdotal de San Luis de los Franceses. Agradezco al rector, monseñor Laurent Bréguet, sus amables palabras
En una sociedad marcada por el individualismo, la autoafirmación y la indiferencia, vosotros lleváis a cabo la experiencia de vivir juntos con sus retos diarios. Situada en el corazón de Roma, vuestra casa, con su testimonio de vida, puede comunicar a las personas que la frecuentan los valores evangélicos de una fraternidad variopinta y solidaria, especialmente cuando alguien atraviesa un momento difícil. En efecto, vuestra vida fraterna y vuestros diversos compromisos son capaces de hacer sentir la fidelidad del amor de Dios y su cercanía. Un signo, una señal.
En este año dedicado a San José, os invito a redescubrir el rostro de este hombre de fe, de este padre tierno, modelo de fidelidad y de abandono confiado en el proyecto de Dios. «También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad» (Carta apostólica Patris Corde, 2). No debemos dejar de lado la fragilidad: es un lugar teológico. Mi fragilidad, la de cada uno de nosotros, es un lugar teológico de encuentro con el Señor. Los curas «superhombres» acaban mal, todos ellos. El sacerdote frágil, que conoce sus debilidades y habla de ellas con el Señor, ese irá bien. Con José, estamos llamados a volver a la experiencia de los actos sencillos de acogida, de la ternura, del don de sí mismo.
En la vida comunitaria, siempre existe la tentación de crear pequeños grupos cerrados, de aislarse, de criticar y hablar mal de los demás, de creerse superiores, más inteligentes. El chismorreo es una costumbre de los grupos cerrados, también una costumbre de los curas que se vuelven solterones: van, hablan, chismorrean: esto no ayuda. Y esto nos amenaza a todos y no es bueno. Hay que dejar esta costumbre y mirar y pensar en la misericordia de Dios. Que siempre os acojáis unos a otros como un regalo. En una fraternidad vivida en la verdad, en la sinceridad de las relaciones y en una vida de oración podemos formar una comunidad en la que se respira el aire de la alegría y de la ternura.
Os animo a vivir los preciosos momentos de intercambio y oración comunitaria con una participación activa y alegre. También los momentos de gratuidad, del encuentro gratuito. El sacerdote es un hombre que, a la luz del Evangelio, difunde el sabor de Dios a su alrededor y transmite esperanza a los corazones inquietos: así tiene que ser. Los estudios que realizáis en las distintas universidades romanas os preparan para vuestras futuras tareas como pastores, y os permiten apreciar mejor la realidad en la que estáis llamados a anunciar el Evangelio de la alegría. Sin embargo, vosotros no entráis en el terreno para aplicar las teorías sin tener en cuenta el entorno en el que os encontráis, ni a las personas que se os encomiendan. Os deseo que seáis «pastores con «olor a oveja»» (Homilía, 28 de marzo de 2013), personas capaces de vivir, de reír y llorar con vuestra gente, en una palabra, de comunicarse con ella. A mí me preocupa cuando se hacen reflexiones y pensamientos sobre el sacerdocio, como si fuera algo que se hace en un laboratorio: este sacerdote, aquel otro… No se puede reflexionar sobre el sacerdote fuera del pueblo santo de Dios. El sacerdocio ministerial es una consecuencia del sacerdocio bautismal del santo pueblo fiel de Dios. Esto no debe olvidarse. Si pensáis en un sacerdocio aislado del pueblo de Dios, eso no es un sacerdocio católico, no; ni siquiera cristiano. Despojaos de vosotros mismos, de vuestras ideas preconcebidas, de vuestros sueños de grandeza, de vuestra autoafirmación, para poner a Dios y a las personas en el centro de vuestras preocupaciones cotidianas. Para poner al pueblo santo y fiel de Dios en el centro hay que ser pastor. «No, yo quisiera ser solamente un intelectual, no un pastor»: pues pide la reducción al estado laico, te sentará mejor, y sé un intelectual. Pero si eres un sacerdote, sé un pastor. Serás un pastor, en muchas formas, pero siempre en medio del pueblo de Dios. Lo que Pablo recordaba a su amado discípulo: «Acuérdate de tu madre, de tu abuela, del pueblo, de los que te enseñaron». El Señor le dice a David: «Te he elegido de entre el rebaño», de ahí.
Queridos hermanos sacerdotes, os invito a tener siempre grandes horizontes, a soñar, a soñar con una Iglesia totalmente al servicio, con un mundo más fraterno y solidario. Y para ello, como protagonistas, tenéis una contribución que ofrecer. No tengáis miedo de atreveros, de arriesgaros, de seguir adelante, porque todo lo podéis hacer con Cristo, que os conforta (cf. Flp 4,13). Con Él, podéis ser apóstoles de la alegría, cultivando en vosotros la gratitud de estar al servicio de vuestros hermanos y de la Iglesia. Y la alegría se acompaña con el sentido del humor. Un sacerdote que no tiene sentido del humor no gusta, algo falla. Imitad a esos grandes sacerdotes que se ríen de los demás, de sí mismos y también de su propia sombra: el sentido del humor es una de las características de la santidad, como señalé en la Exhortación Apostólica sobre la santidad, Gaudete et exsultate. Y cultivad en vosotros la gratitud de estar al servicio de vuestros hermanos y de la Iglesia. Como sacerdotes, habéis sido «ungidos con óleo de alegría para ungir con óleo de alegría» (Homilía, 17 de abril de 2014). Y sólo permaneciendo arraigados en Cristo podréis experimentar una alegría que os empuje a conquistar corazones. La alegría sacerdotal es la fuente de vuestra acción como misioneros de vuestro tiempo.
Por último, os invito a cultivar la gratitud. Gratitud al Señor por lo que sois los unos para los otros. Con vuestras limitaciones, vuestras fragilidades, vuestras tribulaciones, siempre hay una mirada amorosa que se posa sobre vosotros y os da confianza. El agradecimiento «es siempre “un arma poderosa”» (Carta a los sacerdotes en el 160 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, 4 de agosto de 2019), que nos permite mantener encendida la llama de la esperanza en los momentos de desánimo, de soledad y prueba.
Os encomiendo a cada uno de vosotros, a vuestros familiares, al personal de vuestra casa, así como a los miembros de la parroquia de San Luis de los Franceses, a la intercesión de la Virgen María y a la protección de San Luis. Os bendigo de corazón, y os pido por favor que no os olvidéis de rezar por mí porque lo necesito. Este trabajo no es fácil. Y en los libros de espiritualidad hay un capítulo —en algunos libros, pero pensemos en San Alfonso María de’ Liguori y en muchos otros— un capítulo sobre un tema y luego un ejemplo, y algunos dicen: «Donde se prueba lo dicho con un ejemplo», y ponen un ejemplo de vida. Hoy, antes de que vosotros entrarais, el padre Landousies me ha dicho que a finales de junio dejará este cargo aquí, en la Curia: ha sido mi traductor de francés durante mucho tiempo. Pero me gustaría hacer un resumen de su persona. Es un ejemplo. He encontrado en él el testimonio de un sacerdote feliz, de un sacerdote coherente, un sacerdote que ha sido capaz de convivir con mártires ya beatificados -que los conocía uno a uno- y también de convivir con una enfermedad de la que no se sabía qué era, con la misma paz, con el mismo testimonio. Y aprovecho públicamente, también ante L’Osservatore Romano, delante de todos, para agradecerle su testimonio, que me ha hecho bien muchas veces. Su forma de ser me ha hecho bien. Se marchará, pero irá a ejercer su ministerio a Marsella, y hará tanto bien con esta capacidad que tiene que acoger a todos; pero deja aquí el buen aroma de Cristo, el buen aroma de un sacerdote, de un buen sacerdote. Así que ante vosotros digo gracias, gracias por todo lo que has hecho.
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Me parece un discurso muy flojo. Podía acudir a citas de grandes santos que han iluminado el sacerdocio, pero en cambio se limita a cuatro tópicos superficiales y muy poca consistencia.
Tal vez deberías escribirle tú lo que debe decir.
Sería mejor mismo
Consejos doy que para mí no tengo. El chismorreo nace de la falta de información y sinodalidad prometida, como la supuesta futura prohibición de la misa trentina decidida clerical mente. El supercura tiene su paralelismo con el superpapa, quién prometió una nueva primavera con el G9 y ahora Marx saldrá volando. En general, un discurso con cosa buenas pero que lo dice quién ya se ha quedado sin crédito: todavía no ha respondido a las Dubia.
Miguel, no dude que sería lo mejor
«El chismorreo es una costumbre de los grupos cerrados, también una costumbre de los curas que se vuelven solterones: van, hablan, chismorrean: esto no ayuda.»
Cuanta verdad.
Egge, el chismorreo no es monopolio de sacerdotes, ni siquiera de los católicos.
Ya lo sabemos y nadie dice lo contrario.
Bellísimo el discurso de Santo Padre .
Y tu con lo sesos llenos de m….a, no te das cuenta , pobre tipo …..
Como todo lo de Francisco. ¿ALguna vez ha dicho algo positivo de algún sacerdote? Lo que le conviene no es despotricar contra todo mundo, sino animarles a que vayan progresando en la santidad.
Tipico chismorreo decir «me parece un discurso muy flojo»
Volvemos a lo de costumbre. ¿Alguien conoce sacerdotes «superman»? Yo a ninguno. Conozco sacerdotes católicos y otros que no creen en Cristo sino en los dogmas del relativismo, disfrazados de falso sentimentalismo.
Yo si; un buen puñado.
Su testimonio no cuenta, pero gracias.
Claro solo cuenta los testimonios que te dan la razón.
No cuentan los testimonios de los Trolls.
Miguel, no se puede dar la razón a quien no tiene razones.
Yo he conocido varios sacerdotes «superman » y franco tiradores . En general son de buena doctrina .
No soportan a nadie , no escuchan a nadie .
TODOS terminaron mal . En general , son abandonados por sus familias y por sus mejores amigos . Terminan solos , es terrible .
Que horror. Pobrecillos.
JPB, «No soportan a nadie , no escuchan a nadie .TODOS terminaron mal . En general , son abandonados por sus familias y por sus mejores amigos . Terminan solos…»
Anda usted despistado. Usted está definiendo a una feminista de género.
Sus perjuicios nublan su juicio.
Miguel, no debo estar tan nublado cuando aún puedo diferenciar «prejuicio» de «perjuicio».
Que sea eso lo único que tengas que decir me da la razón.
Estás tan lleno de odio que no te deja ver con claridad.
Se muy bien lo que he querido decir tu también y co.o siempre manipulando las palabras de los demás.
Cotorreo mundano sobre cualquier cosa es a lo que se dedica Cansino I. Bueno, y en sus ratos libres a demoler la iglesia.
La verdad, este discurso, me recuerda la segunda carta a los corintios, el capítulo 11, en este capítulo Pablo de Tarso, hace una crítica fortísima de los SUPERAPÓSTOLES.
Nada que ver.
simple: ser sacerdote no apostata, no hereje. un sacerdote, un obispo, un cardenal un papa que apostata de la fe es mejor que abra su propia secta y busque quien lo mantenga.
Pues no sé qué decir al respecto, cuando leí la biografía del Beato Vilmos Apor de Altorja me pareció bastante «Superman», por algo además de beato y mártir es héroe de Hungría. Y para rematar la faena de haber sido perejil de todas las salsas: con los jornaleros, los judíos, los eslovenos…lo último que hizo fue proteger con su cuerpo a un grupo de mujeres jóvenes a las que los soviéticos querían llevarse según ellos «para pelar patatas» y, naturalmente se llevó la ráfaga de ametralladora de los irritados soldados. No digo yo que no tuviera debilidades, pero la imagen que proyectó no fue esa sino de alguien que tenía en grado excelso la Virtud de la Fortaleza, debido a eso era conocido como «El Buen Pastor» y todo el mundo iba a pedirle ayuda.
Salvo en el titular y entradilla, la palabra «Superman» no aparece en el texto de la noticia, ni siquiera en el textual del Papa
Eso depende.
El recientemente nombrado Obispo de Chur/Coira (Suiza), apodado «Superman» por sus colegas, se está haciendo notar.
1.- Me sorprende escuchar a un Sumo Pontífice decir palabras como superman. Aparte del anglicismo, es un concepto absolutamente impreciso que utiliza con mala fe (juicio personal mío), apelando al inconsciente para que cada cual lo rellene con lo que tenga a bien. Como los pavos en Navidad.
2.- Sigue con su manía de rescatar del orden sacerdotal los aspectos más siniestros y negativos que nos ha vendido el mundo artístico durante los últimos cincuenta años: Curas soberbios, rígidos, omnipotentes, dictadores que no escuchan… Aquí entra nuevamente el inconsciente colectivo al que apela siempre este hombre, curas con sotana, sombrero de ala ancha y gesto adusto. En suma, tradicionales como se les llama.
3.- Ese puñetazo, no explícito, pero cierto, al sector más tradicional a continuación lo trata de ocultar con palabras de sentido contrario y que en el inconsciente colectivo resuenan bien, según los valores modernos. En este caso, la palabra mágica es: Fragilidad. ¿Qué significa ser frágil? Otra vez un concepto impreciso, nadie lo sabe a ciencia cierta. Todo en la naturaleza es frágil y fuerte al mismo tiempo. ¿Podemos decir que Cristo era frágil? Sí y no. Aunque Cristo denominó a Simón «Roca». O nos dijo que las casas tenían que estar edificadas sobre roca, no sobre la «frágil» arena. Pero qué más da, suena bien.
4.- Por último tiene tiene la tendencia, quizás debido a sus años de psicoanálisis, a proyectar sobre los demás sus propios miedos y frustaciones.
En fin, un tipo muy taimado y ladino.
Y muy fino ocultando sus golpes.
Mucho.
No me extraña que los pobres sacerdotes que tuvieron la desdicha de soportar el ladrillo, todos vestidos de negro y algunos con sotana, tuvieran al escuchar las diatribas de este hombre, una vaga y permanente sensación de incomodidad.
Y sin saber muy bien por qué.
Táctica que usan mucho los sj.
Por cierto.
Feliz día.
¿A estas alturas de la película bergogliana, qué más se puede esperar sino la cansina condena de los sacerdotes rígidos que solo él conoce? Si estuviera allí, no me extrañaría nada porque no es que espero nada positivo y si por si acaso dice algo positivo, le doy gracias a Dios.
VIVAN LOS SACERDITES SUPERMANES COMO EL SANTO CURA DE ARS..!!!!
SUPERHÉROES QUE ENTREGAN SU VIDA A CRISTO POR LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS!!
NO HAY MAYOR SUPERMAN QUE AQUEL QUE TRAE A CRISTO AL ALTAR!!.
OREMOS AL SEÑOR POR LA SANTIDAD DE TODOS LOS SACERDOTES.
Francisco prefieren curas mediocres que acepten la heretica Amoris Laetitia. O que piensen que todo es negociable, y no existen los 3 principios innegociables que nos enseño BXVI.
S. Francisco Javier o S. Atanasio son la antítesis de Francisco.
En Argentina , hemos tenido , probablemente , al » Cura Superman » , el más famoso del siglo 20 .
Un escritor fecundo , extraordinario , periodista , psicólogo , político , filosofo , novelista , poeta , etcétera ……. Un Superman ….
Jesuita como el Papa Francisco .
Suspense A Divinis
Paradojalmente , castigado por el Papa el más tradicionalista , y rehabilitado por un Papa » progres «.
El Padre Leonardo Castellani . No termino mal , gracias a unos pocos amigos.
Un sacerdote es mucho más que un «Superman». Es «alter Christus», entre los creyentes el primero.
Exacto , pero el Papa se refiere a los Sacerdotes que tienen como modelo a los » Superman .»
Y no a Jesús …» Manso y humilde de Corazón «
No hay ningún sacerdote que tenga como modelo a Supermán más que en la mente del Papa, los sacerdotes activistas dentro de la URSS tenían otros modelos, pero hicieron su dificilísima labor, esto va dirigido a los chinos para que digan que «sí, bwana» al gobierno comunista., a los tradicionalistas europeos y americanos para que traguen a Biden y a nosotros mismos para que no se nos ocurra defender a la Iglesia pase lo que pase.
María Jesús, lo cierto es que exceptuando testimonios parciales de progres fundamentalistas, nadie puede dar fe de «sacerdotes supermán». A mi edad he tratado con muchísimos, y siendo cada uno humano y con su propia personalidad, nunca he observado, ni de lejos, un complejo de superhéroe, sino al revés, en el 95 % de los casos una humildad notable y una constante oración para pedirle a Dios que les dieran fuerzas porque ellos son limitados e imperfectos.
En el 5 % restante no es que haya visto «supermanes», pero sí quizás algunos leves gestos de soberbia o superioridad, pero no para calificarles de supermanes.
Hidaspes, eres un facha. Se te ve a la legua.
Y como eres un extremista ves progres por las esquinas. Tu testimonio no interesa.
No se pueda dar la razón a quien no tiene razones.
Sólo soberbia de facha casposito, aburguesado y fundamentalista.