El Papa Francisco ha recibido hoy, en el Palacio Apostólico Vaticano, a una delegación de la Federación Italiana de Baloncesto, a los que ha puesto al entrenador español como ejemplo.
Pep Guardiola es entrenador del Manchester City, un equipo de fútbol inglés que, el sábado pasado, se enfrentó al partido más importante de su historia: la final de la Copa de Europa. El Chelsea, el otro equipo finalista, se acabó llevando el trofeo más preciado del mundo del fútbol.
En la entrega de premios se pudo ver a Guardiola, el entrenador perdedor de la noche, besar la medalla de subcampeón, algo que hoy ha alabado nada más y nada menos que el Papa Francisco.
Ante la federación italiana señaló que le gustaría destacar «la actitud ante la derrota». «Me han contado que uno de estos días -no sé dónde- hubo un ganador y uno que quedó segundo, que no lo logró. Y el que quedó segundo besó la medalla», relató en clara referencia al entrenador español.
«Normalmente, cuando uno queda segundo, está de morros, triste, y no digo que tire la medalla, pero tiene ganas de hacerlo. Y este besó la medalla. Esto nos enseña que incluso en la derrota puede haber una victoria. Tomar con madurez las derrotas, porque esto te hace crecer, te hace entender que en la vida no todo es dulce, no siempre todo es ganar. A veces se experimenta la derrota. Y cuando un deportista, una deportista, sabe “superar la derrota” así, con dignidad, con humanidad, con un gran corazón, esto es un verdadero galardón, una verdadera victoria humana», indicó el Papa Francisco.
Les ofrecemos el discurso del Papa, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
Hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Os recibo con alegría. Comparto con vosotros la celebración del centenario del nacimiento de la Federación Italiana de Baloncesto. Agradezco al Presidente Giovanni Petrucci las palabras de saludo que me ha dirigido y doy también las gracias a su sucesor. En la memoria de vuestra historia sigue vivo el recuerdo de un partido jugado en 1955 en la Plaza de San Pedro ante el Papa Pío XII; y también en los años sucesivos, la relación entre la Iglesia y el mundo del deporte se ha cultivado siempre con la conciencia de que ambos, de diferentes maneras, están al servicio del crecimiento integral de la persona y pueden ofrecer una preciosa contribución a nuestra sociedad.
Me gustaría destacar dos aspectos importantes de la actividad deportiva. Y en esto siempre me repito. Quizás tendría que añadir un tercer aspecto. Ya veremos.
El primero es ser equipo. Hay algunos deportes que son llamados «individuales»; no obstante, el deporte siempre ayuda a poner en contacto a las personas, a crear relaciones incluso entre personas diferentes, a menudo desconocidas, que, a pesar de proceder de entornos distintos, se unen y luchan por un objetivo común. Son dos cosas importantes: estar unidos y tener un objetivo. En este sentido, el deporte es una medicina para el individualismo de nuestras sociedades, que a menudo genera un yo aislado y triste, haciéndonos incapaces de «jugar en equipo» y de cultivar la pasión por algún buen ideal. Así, a través de vuestro esfuerzo deportivo, nos recordáis el valor de la fraternidad, que también está en el corazón del Evangelio.
Un segundo aspecto, una actitud del deportista, es la disciplina. Muchos jóvenes y adultos que se apasionan por el deporte y os siguen siendo hinchas vuestros, a veces no llegan a imaginar cuanto trabajo y entrenamiento hay detrás de un partido. Y hacerlo requiere mucha disciplina, no sólo física, sino también interior: ejercicio físico, constancia, atención a una vida ordenada en horarios y alimentación, descanso alternado con la fatiga del entrenamiento. Esta disciplina es una escuela de formación y educación, especialmente para los chicos y los jóvenes. Les ayuda a comprender lo importante que es -y perdonad que cite a San Ignacio de Loyola- aprender a «poner orden en la propia vida». Esta disciplina no tiene por objeto hacernos rígidos, sino hacernos responsables: de nosotros mismos, de las cosas que se nos confían, de los demás, de la vida en general. También ayuda a la vida espiritual, que no puede dejarse sólo en manos de las emociones, ni puede vivirse en fases alternas, «sólo cuando me apetece». La vida espiritual necesita también una disciplina interior hecha de fidelidad, constancia y compromiso diario con la oración. Sin un entrenamiento interior constante, la fe corre el riesgo de apagarse.
Me gustaría decir otra cosa pensando en el baloncesto. El vuestro es un deporte que eleva al cielo porque, como decía un antiguo jugador famoso, es un deporte que mira hacia arriba, hacia la cesta y, por lo tanto, es un reto verdadero y propio para todos aquellos que están acostumbrados a vivir mirando al suelo. Quisiera que ésta fuera también para vosotros una noble tarea: promover el juego sano entre niños y jóvenes, ayudar a los jóvenes a mirar hacia arriba, a no rendirse nunca, a descubrir que la vida es un camino hecho de derrotas y victorias, pero que lo importante es no perder las ganas de «jugar el juego». Y ayudarles a entender que cuando en la vida «no haces cesta», no has perdido para siempre. Siempre puedes volver a salir a la cancha, todavía puedes formar equipo con otros, y puedes intentar otro tiro.
Y aquí me gustaría destacar la actitud ante la derrota. Me han contado que uno de estos días -no sé dónde- hubo un ganador y uno que quedó segundo, que no lo logró. Y el que quedó segundo besó la medalla. Normalmente, cuando uno queda segundo, está de morros, triste, y no digo que tire la medalla, pero tiene ganas de hacerlo. Y este besó la medalla. Esto nos enseña que incluso en la derrota puede haber una victoria. Tomar con madurez las derrotas, porque esto te hace crecer, te hace entender que en la vida no todo es dulce, no siempre todo es ganar. A veces se experimenta la derrota. Y cuando un deportista, una deportista, sabe “superar la derrota” así, con dignidad, con humanidad, con un gran corazón, esto es un verdadero galardón, una verdadera victoria humana.
Os doy las gracias y os bendigo de todo corazón. Os pido por favor que recéis por mí. Gracias.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Y se metían con Mariano por estar pendiente del estado del Marca, y con el Coletas por su intensa dedicación a Netflix…
Que bese su medalla es propio de un deportista con principios.
Pero Guardiola es ateo. No creo que sea el mejor ejemplo para un católico.
Prefiero el ejemplo de los santos.
Verdad. Pero el Papa no está interesado en los santos. Son muy rígidos.
Un ateo con principios puede ser bastante más cristiano que un presunto «católico» que se pasa la vida odiando y rechazando al diferente. Pero es evidente que aquí algunos son demasiado «católicos» para ser cristianos.
Y tu eres el más cristiano y misericordioso. Ya se ve en tu comentario. Por eso repartes carnets.
Yo no se para que entran aquí gente que son mas extraños a la fe católica que el anuncio de Fanta. Que solo viene a excomulgar a los católicos de su querida Iglesia de Bergoglio gracias al cual han descubierto su vocación inquisitorial.
Yo ya acumulo varias excomuniones de esos furibundos. Añádase esta nueva.
¿Me lo parece a mi o usted es memo? Bueno, hipócrita, de libro, pero creo que no se queda ahí, creo que llega a la memez «cum laude».
Estoy de acuerdo con usted a expensas de las críticas habituales
Tal para cual.
Cual para tal.
Deben ir a la misma logia
Que a ti no te guste no significa que este mal.
Al porteño ya solo le falta envolverse en la estelada; en fin, el sabrá…
Debo confesar que al principio creí que el Papa se refería a alguna medalla católica que Guardiola llevaba. Me extrañaba porque nunca había oído que este personaje tuviera creencias religiosas -al menos cristianas-. Pero hete aquí que lo que alaba nada menos que todo un Papa es un gesto de mera satisfacción personal por un triunfo deportivo que no voy a despreciar. Ahora bien, supongo entonces que cada vez que un servidor bese, con otras intenciones, la cruz de su rosario, si fuera visto por Su Santidad, sería motivo de elogio aún más encendido aunque no haya ganado ni una partida de futbolín. Eso me consuela y me hace creer que no amo a un Papa bobo que se extasía ante el menor gesto humano de los famosos, ricos, influyentes y modélicos ateos que le interesan y seducen.
al Cesar lo que es del Cesar a a Dios o que es de Dios…
el valor, coraje etc…vistas fuera de la virtud teológica infunde ateísmo voluntarismo. seria yo el menos valeroso, menos fuerte, por eso soy católico, porque siempre fallo y tropiezo y pido a Dios me de fuerza…no soy «brillante» como el susodicho. El pediré que me diga como hace para ser tan «buenooooonnnn» para que me ayude pues estoy que parezco momia…papagayo y nada que figuro….
….
la misma voz de la anaconda…
No se si el Buen Samaritano era Católico ….???
Jesús lo alaba por lo que hizo a su prójimo …..
Jesús fustiga al Sacerdote y al Levita . …Hay varios comentaristas que se asimilan con ellos .
No se si el Buen Samaritano era Católico ….???
Jesús lo alaba por lo que hizo a su prójimo …..
Jesús fustiga al Sacerdote y al Levita . …Hay varios comentaristas que se asimilan con ellos .
Que conste que amo y respeto a mi Papa, a Francisco. Pero eso no me impide reírme de las bobadas que todos los seres humanos hacemos de vez en cuando aunque sea uno nada menos que Papa.
Efectivamente, si queremos, a todo le podemos sacar punta, es decir alguna enseñanza positiva. ¿ Alguien duda de que Hitler trataba cariñosamente a su perro? ¿Qué Lenin y Stalin procedían en ocasiones cariñosamente con sus familiares? . Tantos y tantos personajes normales, vulgares, héroes o rufianes, santos o perversos, han tenido rasgos positivos de los que nos pudieran dar ejemplo.
Efectivamente , es buen ejemplo besar la medalla de subcampeón en vez de tirársela a la cara al árbitro o al jardinero que regó el césped. Pero este personaje se caracteriza por trabajar para romper España, por generar odio entre no sólo entre españoles sino también entre catalanes. Así que sin tener importancia , es significativo.
Ningún país católico recibió de Franciso como España .
La cantidad de Beatificaciones y Canonizaciones de mártires españoles hechas durante el Pontificado del Papa Francisco es impresionante . Porque tantos imb éciles critican al Papa .. ??? …..Misterio de iniq uidad ….