La ‘sinodalidad permanente’, el sueño del cardenal Martini

Sinodalidad Carlo María Martini
|

El anuncio de un proceso de dos años preparando el próximo sínodo sobre sinodalidad parece reflejar las ideas del cardenal jesuita Carlo Maria Martini, que veía la sinodalidad como un medio para cuestionar la doctrina de la Iglesia, escribe el vaticanista Edward Pentin en el National Catholic Register.

En 1999, el difunto cardenal Martini, arzobispo de Milán e inspirador de la ‘mafia de San Galo’, “tuvo un sueño”, al modo de Martin Luther King, el de una Iglesia en permanente estado sinodal “con un diálogo colegial y autorizado entre todos los obispos sobre asuntos clave”. Y hoy, con el anuncio de Francisco, parece que su sueño está en vías de hacerse realidad.

¿Y cuáles serían esos “asuntos clave” que podrían determinar los obispos a su antojo ‘sinodalizando’? Por ejemplo, “la escasez de ministros ordenados, el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, la disciplina del matrimonio, la visión católica de la sexualidad, la práctica penitencial, las relaciones con las Iglesias Ortodoxas, la relación entre democracia y valores y entre leyes civiles y la ley moral”.

De hecho, a ojos del cardenal, conocido en su tiempo como líder del ala más ‘renovadora’ de la Iglesia, este ‘sínodo permanente’ haría innecesario nuevos concilios, ya que podría alcanzar los mismos resultados de un modo continuo y gradual, uno de esos “procesos” que Francisco considera más importantes para cambiar la realidad que las instituciones.

El problema o, por mejor decir, ‘talón de Aquiles’ de esta Iglesia sinodal permanente, en revolución permanente, es que durará lo que quiera el Papa, esto o cualquiera de sus sucesores. La primacía papal es insoslayable y, de hecho, la experiencia que hemos tenido en la Iglesia durante el pontificado actual sugiere que los sínodos coinciden maravillosamente hasta en lo menudo con las peculiares inclinaciones del Santo Padre cuya firma, por otro lado, será siempre necesaria para dar autoridad a sus conclusiones y que, al final, recogerá en un documento postsinodal su propia interpretación del sínodo.

En definitiva, la misión de la jerarquía, empezando por el Papa, es bastante más modesta que esta aparente revisión constante de la doctrina perenne, y consiste en custodiar el depósito de la Revelación, de manera que el sínodo solo puede ser una caja de resonancia del pontífice o un riesgo de fractura en la Iglesia.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles