Si los obispos alemanes dan el paso al cisma, entra en juego el Reichskonkordat

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(The Pillar) Si los obispos católicos de Alemania fueran declarados cismáticos a raíz de la disputa sobre la bendición de parejas de personas del mismo sexo y por otras cuestiones doctrinales, el gobierno alemán estría obligado a reconocer que han perdido el derecho tanto a supervisar sus diócesis como a administrar los miles de millones que se recaudan anualmente en concepto de impuesto eclesiástico en el país, en palabras de un experto en relaciones Iglesia-Estado.

¿El motivo? La razón se debe al Reichskonkordat, un tratado firmado en 1933 entre la Santa Sede y el gobierno nazi de Alemania, que sigue en vigor hoy en día.

La ley alemana «reconoce el estatus jurídico de la Iglesia católica en Alemania y el papel de la Santa Sede en la supervisión y el nombramiento de obispos», explica el padre Goran Jovicic, profesor de teología y derecho canónico en el Seminario de San Patricio de Menlo Park, California.

Jovicic es un experto en las relaciones Iglesia-Estado y en las relaciones diplomáticas de la Santa Sede.

«Sería contrario al acuerdo entre las dos entidades soberanas que el gobierno alemán fuera en contra o no respetara el juicio de la Santa Sede», explica.

El acuerdo al que se refiere Jovicic es el Reichskonkordat de 1933, que se negoció de forma controvertida entre el gobierno de Alemania, entonces bajo control nazi, y la Santa Sede, representada en las negociaciones por el Secretario de Estado Eugenio Pacelli, que más tarde se convertiría en el Papa Pío XII.

El tratado de 1933 no es el único concordato entre la Iglesia y el gobierno alemán. La Santa Sede ha firmado varios tratados más breves con algunos länder, que se refieren sobre todo a la administración de las facultades católicas en las universidades públicas. Pero el Reichskonkordat sigue siendo la base de gran parte de las relaciones jurídicas entre Alemania y la Santa Sede.

El concordato pretendía garantizar los derechos de la Iglesia en Alemania en medio de la creciente persecución y hostilidad oficial anticatólica. Pero fue criticado en el momento de su firma porque algunos pensaban que amordazaba la capacidad de la Iglesia para criticar a los dirigentes nazis de Alemania y porque se consideraba que el gobierno alemán estaba negociando de mala fe.

El tratado fue violado repetidamente después de su firma, lo que llevó a algunos a preguntarse para qué servía.

En el plazo de cuatro años, el Papa Pío XI, que era papa cuando se firmó el tratado, escribió la encíclica Mit brennender Sorge y la hizo difundir en Alemania; la encíclica condenaba inequívocamente al partido nazi y a sus dirigentes.

Pero entre las disposiciones del concordato estaba la garantía de que la prerrogativa del Papa para ejercer el gobierno de la Iglesia en Alemania -es decir, el nombramiento, la destitución o la suspensión de los obispos diocesanos alemanes- se respetaría en el derecho civil alemán. Y esa disposición, que sigue vigente hoy en día, es el factor relevante para las cuestiones actuales.

En las últimas semanas, la tensión que rodea a la Iglesia en Alemania ha ido en aumento, centradas en las bendiciones litúrgicas a parejas del mismo sexo y en las propuestas de algunos obispos alemanes de permitir que los protestantes reciban la Eucaristía.

Aunque el obispo Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, ha insistido en que los obispos del país no pretenden separarse de Roma, la posibilidad de que los obispos alemanes sean declarados en cisma si las cosas se agravan ha sido discutida recientemente entre teólogos y cargos del Vaticano.

El cisma, definido en el derecho canónico como «el rechazo de la sumisión al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia sometidos a él», es un delito canónico, cuya pena incluye la excomunión y la posibilidad de destitución permanente.

La excomunión prohibiría al obispo diocesano ejercer su cargo. Si la situación continuara, el obispo podría ser destituido formalmente de su cargo por el Papa Francisco.

Si un obispo diocesano en Alemania fuera declarado en cisma, explica Jovicic, el concordato entre Alemania y la Santa Sede requeriría que el gobierno alemán reconociera legalmente que el obispo ya no podría actuar como administrador de los bienes diocesanos. Esto impediría que un obispo cismático gastara o distribuyera dinero de la Iglesia después de que Roma declarara una sanción contra él.

En otros países sin ese tipo de concordato, como los Estados Unidos, la situación sería diferente. Dado que la ley estadounidense no reconoce directamente la identidad canónica de las entidades católicas, las parroquias y las diócesis se organizan como estructuras civiles, normalmente corporaciones sin ánimo de lucro o sociedades anónimas. Si el Papa destituyera a un obispo como cabeza canónica de su diócesis, la medida no provocaría automáticamente su dimisión como cabeza de la correspondiente corporación civil. Dependiendo de los documentos de gobierno de la corporación, un obispo que no esté dispuesto a dimitir podría dar lugar a una complicada y costosa batalla legal.

En Alemania, la riqueza de la Iglesia procede de la kirchensteuer, un impuesto que grava a los alemanes con afiliación religiosa, recaudado por el gobierno alemán al mismo tiempo que el impuesto sobre la renta, y que se distribuye entre los grupos religiosos que pueden recibirlo.

Entre los beneficiarios del kirchensteuer se encuentran las 27 diócesis católicas del país. La kirchensteuer, que representa el 70% de la financiación de la Iglesia en Alemania, distribuye anualmente varios miles de millones a las diócesis católicas, a pesar de que la asistencia a misa en el país ha disminuido intensamente.

Jovicic explica que la ley alemana prevé que el obispo diocesano o el administrador legítimo de cada diócesis alemana, según lo que determine el Vaticano, sea el que tenga derecho a recibir y administrar la enorme riqueza distribuida a través del impuesto. Es difícil predecir lo que sucedería si algunos obispos alemanes dejaran de ser los administradores legítimos de sus diócesis, pero se resistieran a las suspensiones o sustituciones llegadas desde Roma.

«Si los obispos [en tal situación] no quisieran dejar su cargo, podría ser muy difícil» persuadirlos de que lo hicieran, dijo Jovicic, incluso con el reconocimiento por parte del Estado de la autoridad del Vaticano sobre el asunto. «En realidad, esa situación podría dar lugar a una iglesia cismática», añade el sacerdote.

Publicado en The Pillar; traducido por InfoVaticana.

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Comentarios
13 comentarios en “Si los obispos alemanes dan el paso al cisma, entra en juego el Reichskonkordat
  1. Debido a la irresponsabilidad de Bergoglio la situación ha llegado a donde está ahora. Basta que se proceda contra un obispo para que los demás se echen para atrás. Ellos cobran sueldos escandalosos y se son removidos y excomulagdos ya no cobrarán tales sueldos. Igual que lo de Lutero, es una cuestión de DINERO. En aquella época, los Príncipes Electores querán apoderarse de los bienes de la Iglesia, igual que Enrique VIII en Inglaterra. De hecho, la falsa Reforma Protestante fue ante todo un gran latrocinio. Francisco no hará nada, como no lo ha hecho en otras ocasiones. Se parece al Papa Médici León X que reinaba cuando lo de Lutero y luego Clemente VII, también Medici. Se dice que León X dijo «Dios nos ha dado el papado, Disfrutemoslo». En vez de gobernar la Iglesia, se dedicaba a la caza y las obras teatrales. Francisco no hace eso, pero a mi parecer sería menos peligroso si lo hiciera. Es IRRESONSABLE.

    1. Mirad la foto que ilustra el artículo: calvas y canas contemplando el paso desganado de más calvas y más canas vestidas de rojo. Esto han hecho de la Iglesia.

      1. Pero no va a suceder, nadie va a ser declarado cismático, y me imagino que los obispos tendrán excelentes relaciones con la canciller alemana, y nunca se meterá en el asunto.

  2. A qué esperan para ejecutar?
    Ya sabemos que desde Roma no se hará nada, han de ser los laicos quienes dejen de pagar, aunque para ello deban apostatar. No sería contra la Iglesia de Cristo, sería apostatar contra este circo.

  3. Como les gusta hablar de cisma a los cismáticos… Los obispos alemanes son obispos católicos, sucesores de los Apóstoles y confirmados por el Sucesor de Pedro, el Papa Francisco. Cismáticos son los que llevan años cuestionando y hasta insultando al Sucesor de Pedro, como se hace habitualmente en esta página; no sé a que esperan para fundar su propia secta y dejarnos en paz al los católicos (bueno, si lo sé, no los seguiría nadie ya que son 4 y el gato, incluido algúna emérita eminencia aburridísima)

  4. Desgraciadamente, el porteño saldrá al rescate de los cismáticos, evitando declararlos herejes y cismáticos o mas bien lo dirá, pero no oficialmente, dirá que ni si ni no, sino todo lo contrario y que al revés te lo digo para que me entiendas.

    Lástima, porque me habría encantado ver a toda esa tropa de herejes surtidos, vivir de … ¿de qué?

  5. vosotros no sabeis que es voluntad de Dios que se bendiga a los amosesuales,antes de que alemania tomara esa decision de cisma yo bendecia a los homosexuales en los chat de hecho bendecia a todas las parejas en union que se formavan en los chat, de alguna manera alemania me ha copiado como siempre.

  6. Por menos de lo que han hecho los curas y obispos alemanes, se ha cesado y sustituido a unos cuantos obispos. ¿Dureza con unos y blanduras con otros? ¿O sólo se pide obediencia a los que se sabe van a obedecer y a los otros se les consiente todo?

  7. Si Francisco excomulga a un obispo alemán, los laicos alemanes abandonan la iglesia católica y no habrá ningún impuesto que administrar, ¿pero en que mundo viven, es que no se enteran de nada?, la mayoría de fieles en Europa permanecen por pura inercia. están esperando la minima excusa para salir corriendo.

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