(CSW) Una monja radicada en La Habana ha publicado una carta abierta en la que protesta por el «desproporcionado» ataque del gobierno cubano a un hogar de ancianos dirigido por las Siervas de San José en Miramar, La Habana.
Ana Elena Fundora Lima ha publicado una carta en Facebook denunciando específicamente la visita el 12 de abril de un inspector del gobierno que no siguió los protocolos del COVID-19, a pesar de que el hogar está cerrado porque los residentes son de alto riesgo.
La inspectora impuso una multa de 2.000 pesos (aproximadamente 70 euros) por una serie de infracciones menores que incluyen la falta de fecha de fabricación en las botellas de agua clorada y la no exhibición de carteles con un plan escrito sobre cómo el hogar de ancianos planeaba combatir la COVID-19.
El hogar de ancianos está ubicado en una mansión construida antes de la Revolución de 1959 que fue dejada a las Siervas de la Orden Católica de San José por la familia que originalmente la poseía. El edificio ha estado durante mucho tiempo en el punto de mira del gobierno debido a su tamaño y a su ubicación privilegiada en una zona de lujo de La Habana en medio de numerosas embajadas extranjeras. Las monjas que dirigen el hogar viven en las antiguas dependencias del servicio para garantizar que las ancianas puedan vivir en el resto de la casa.
En la carta, se puede leer lo siguiente:
“Hoy he vivido una experiencia muy penosa y quiero compartirla. Soy directora de un hogar de ancianas de la Iglesia Católica que se encuentra en Miramar. En marzo hizo un año que vivimos en cuarentena, pese a lo cual no hemos dejado de brindar el mejor de nuestro servicio cada día. Con más o menos trabajadores, debido a que deben permanecer internos durante 14 días y no todos pueden.
En la tarde de hoy recibí la visita de una inspectora de Higiene y Epidemiología (Licenciada Raida), que después de inspeccionar todo el centro nos impuso una multa de 2000.00 pesos por diversas razones: los frascos de agua clorada no tenían fecha de confección, no estaban recogidas las Muestras Testigos de alimentos, falta de higiene en alguna área exterior del centro, no poseemos el “Plan de enfrentamiento a la Covid-19”.
Lo que me indigna profundamente de este acto injusto y cínico, es que hasta el día de hoy, nadie del Ministerio de Salud se ha ocupado de saber cómo estamos realizando cotidianamente el cuidado esmerado de las ancianas y trabajadores, incluso de verificar la calidad de vida de las ancianas. Entonces, ¿qué es lo que importa? ¿en qué pretenden que utilicemos los poquísimos recursos humanos con los que contamos para llevar adelante la tarea?
La única respuesta es “así es el protocolo”. Es evidente que los protocolos los realizan burócratas que nunca en su vida han trabajado en un hogar de ancianos/as, no lavan, no limpian, no cocinan, no asisten a nadie. Es evidente que los “protocolos” (y quienes se apegan a ellos) no conocen ni por asomo lo que significa tener que discernir y priorizar constantemente entre lo “orientado” y lo imprescindible. Es una vergüenza que se fijen en detalles insignificantes que no le cambian la vida a nadie y no hagan alusión a la higiene impecable, al estado general de las ancianas, a su calidad de vida. Por lo visto eso a nadie le importa.
Resulta que desde que se agudizó la pandemia en la Habana, se han realizado PCR a los grupos de trabajadores que entran cada 14 días, pero de las cinco veces efectuadas, sólo una vez los resultados fueron informados en tiempo, de lo cual tienen conocimiento todas las autoridades sanitarias correspondientes (Ploliclínico Ana Betancourt 5ta y 16. Miramar Playa, Dirección Provincial de Salud Dra Tania y Dra Ana).
En nuestro Hogar, hasta ahora no hay ni peste a orine, ni ancianas desnutridas, ni infectadas por Sarna, ni se las denigra o trata como a cosas que estorban. Ellas, son la razón de nuestro trabajo (que es muchísimo) y por supuesto no nos queda tiempo para papeleo ni cartelitos.
Se supone que nuestro centro se encuentra cerrado, pero la Señora inspectora comunicó su derecho a ingresar, a pesar de que no nos consta que tuviera un PCR actualizado, tampoco los medios protección adecuados (doble nasobuco, careta, guantes, bata…).
Yo, Ana Elena Lima Fundora, protesto enérgicamente ante la falta de realismo y la mirada tan superficial y desproporcionada de la que hemos sido objeto. Hago saber a quien pueda interesar que nuestra misión es cuidar realmente a las ancianas y por ellas estamos realizando todas las medidas que sean verdaderamente necesarias para impedir (en lo posible) que sean infectadas con el SARS-CoV-2.”
CSW, un equipo de abogados que trabaja en más de 20 países de África, Asia, América Latina y Oriente Medio para garantizar el respeto y la protección del derecho a la libertad de religión, ha expresado su preocupación por el hecho de que durante el último año el gobierno comunista cubano ha utilizado la pandemia como excusa para atacar a los grupos religiosos.
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Con el respeto de las religiosas, soy médico del policlínico que atiende esa área en cuestión,y por la gracia de Dios, de los pocos católicos tradicionalistas que hay en Cuba.
La protesta del Hogar de Ancianos no es justa, había violaciones graves del protocolo de salud y no solo menudencias.
Quien no trabaja no conoce de Epidemiología no puede hacer juicios de valor.
Dios bendiga a las monjitas y no permita que se vuelva a repetir.
Con medios escasos han pasado un año la cuarentena y a la vista está sus excelentes resultados. Por otra parte la Inspectora quiero pensar que cumplía su trabajo. Y tranquilo Hospitalario, que te subiremos en el escalafón de los epidemiólogos adictos. Uno de los problemas en el covid es que han salido epidemiólogos debajo de las piedras y no se ha escuchado a los profesionales de asistencia primaria, neumólogos, e intensivistas. El papel lo aguanta todo. Desde aquí deseo lo mejor a la residencia y a Cuba que se lo merece.
He vivido en carne propia, por dos familiares, lo duro y esforzado de las monjitas y personal de apoyo que acogen en Hogares, ya sean ancianitos como discapacitados física o mentalmente. La higiene y el amor paciente y solicito en el trato no se encuentran en las instituciones estatales, donde hasta sarna cogen por falta de aseo. Al pan, pan y al vino, vino. Muchas gracias