Francisco: «Los cambios en la Iglesia sin oración no son cambios de Iglesia, son cambios de grupo»

Vatican Media
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«Cuando el Enemigo, el Maligno, quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar».

“La Iglesia es una gran escuela de oración”, dijo el Papa Francisco al comenzar la audiencia general de hoy en la Biblioteca Apostólica del Vaticano. “Muchos de nosotros han aprendido a silabear las primeras oraciones estando sobre las rodillas de los padres o los abuelos”, indicó el Pontífice.

“Quizá custodiamos el recuerdo de la madre y del padre que nos enseñaban a recitar las oraciones antes de ir a dormir. Esos momentos de recogimiento son a menudo aquellos en los que los padres escuchan de los hijos alguna confidencia íntima y pueden dar su consejo inspirado en el Evangelio”, recordó Francisco.

El hábito de la fe, señaló el Papa, “no es almidonado, se desarrolla con nosotros; no es rígido, crece, también a través de momentos de crisis y resurrecciones”. Es más, argumentó, “no se puede crecer sin momentos de crisis, porque la crisis te hace crecer: entrar en crisis es un modo necesario para crecer”.

La respiración de la fe es la oración, dijo el Santo Padre, “crecemos en la fe tanto como aprendemos a rezar”. “No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido, de la gente que nos conoce, de la gente a la cual pedimos rezar por nosotros”, añadió.

En la Iglesia, recordó, hay monasterios, hay conventos, ermitas, donde viven personas consagradas a Dios y que a menudo se convierten en centros de irradiación espiritual. “Son pequeños oasis en los que se comparte una oración intensa y se construye día a día la comunión fraterna”, señaló.

“Cuando el Enemigo, el Maligno, quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar”, advirtió el Santo Padre. Francisco contó que lo vemos en ciertos grupos “que se ponen de acuerdo para llevar adelante reformas eclesiales, cambios en la vida de la Iglesia”. “Están todas las organizaciones, están los medios de comunicación que informan a todos… Pero la oración no se ve, no se reza. “Tenemos que cambiar esto, tenemos que tomar esta decisión que es un poco fuerte…”. Es interesante la propuesta, es interesante, solo con la discusión, solo con los medios de comunicación, pero ¿dónde está la oración?”, se preguntó el Pontífice.

“Los cambios en la Iglesia sin oración no son cambios de Iglesia, son cambios de grupo. Y cuando el Enemigo —como he dicho— quiere combatir la Iglesia, lo hace en primer lugar tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar, e [induciéndola a] hacer estas otras propuestas”, alertó.

“Los santos, que a menudo a los ojos del mundo cuentan poco, en realidad son los que lo sostienen, no con las armas del dinero y del poder, de los medios de comunicación, etc., sino con las armas de la oración”, aseguró Su Santidad.

Francisco citó una frase del Evangelio de Lucas: «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?», y el Papa añade: “¿o encontrará solamente organizaciones, como un grupo de “empresarios de la fe”, todos bien organizados, que hacen beneficencia, muchas cosas…, o encontrará fe?”.

El Santo Padre animó a preguntarnos si rezamos: ¿rezo? ¿Rezamos? ¿Cómo rezo? ¿Cómo los loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Rezo seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo un poco según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana. Repito: podemos concluir que la lámpara de fe estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración”, afirmó el sucesor de Pedro.

El Papa recordó que una tarea “esencial” de la Iglesia es “rezar y educar a rezar”. “Transmitir de generación en generación la lámpara de la fe con el aceite de la oración”, si no la lámpara “se apaga”. “Sin la fe, todo se derrumba; y sin la oración, la fe se apaga. Fe y oración, juntas. No hay otro camino. Por esto la Iglesia, que es casa y escuela de comunión, es casa y escuela de fe y de oración”, concluyó Francisco.

Les ofrecemos las palabras del Papa durante la catequesis, publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Catequesis 29. La Iglesia, maestra de oración

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La Iglesia es una gran escuela de oración. Muchos de nosotros han aprendido a silabear las primeras oraciones estando sobre las rodillas de los padres o los abuelos. Quizá custodiamos el recuerdo de la madre y del padre que nos enseñaban a recitar las oraciones antes de ir a dormir. Esos momentos de recogimiento son a menudo aquellos en los que los padres escuchan de los hijos alguna confidencia íntima y pueden dar su consejo inspirado en el Evangelio. Después, en el camino del crecimiento, se hacen otros encuentros, con otros testigos y maestros de oración (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 2686-2687). Hace bien recordarlos.

La vida de una parroquia y de toda comunidad cristiana está marcada por los tiempos de la liturgia y de la oración comunitaria. Ese don que en la infancia hemos recibido con sencillez, nos damos cuenta de que es un patrimonio grande, un patrimonio muy rico, y que la experiencia de la oración merece ser profundizada cada vez más (cfr. ibíd., 2688). El hábito de la fe no es almidonado, se desarrolla con nosotros; no es rígido, crece, también a través de momentos de crisis y resurrecciones; es más, no se puede crecer sin momentos de crisis, porque la crisis te hace crecer: entrar en crisis es un modo necesario para crecer. Y la respiración de la fe es la oración: crecemos en la fe tanto como aprendemos a rezar. Después de ciertos pasajes de la vida, nos damos cuenta de que sin la fe no hubiéramos podido lograrlo y que la oración ha sido nuestra fuerza. No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido, de la gente que nos conoce, de la gente a la cual pedimos rezar por nosotros.

También por esto en la Iglesia florecen continuamente comunidades y grupos dedicados a la oración. Algún cristiano siente incluso la llamada a hacer de la oración la acción principal de sus jornadas. En la Iglesia hay monasterios, hay conventos, ermitas, donde viven personas consagradas a Dios y que a menudo se convierten en centros de irradiación espiritual. Son comunidades de oración que irradian espiritualidad. Son pequeños oasis en los que se comparte una oración intensa y se construye día a día la comunión fraterna. Son células vitales, no solo para el tejido eclesial sino para la sociedad misma. Pensemos, por ejemplo, en el rol que tuvo el monacato para el nacimiento y el crecimiento de la civilización europea, y también en otras culturas. Rezar y trabajar en comunidad lleva adelante el mundo. Es un motor.

Todo en la Iglesia nace en la oración, y todo crece gracias a la oración. Cuando el Enemigo, el Maligno, quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar. Por ejemplo, lo vemos en ciertos grupos que se ponen de acuerdo para llevar adelante reformas eclesiales, cambios en la vida de la Iglesia… Están todas las organizaciones, están los medios de comunicación que informan a todos… Pero la oración no se ve, no se reza. “Tenemos que cambiar esto, tenemos que tomar esta decisión que es un poco fuerte…”. Es interesante la propuesta, es interesante, solo con la discusión, solo con los medios de comunicación, pero ¿dónde está la oración? La oración es la que abre la puerta al Espíritu Santo, que es quien inspira para ir adelante. Los cambios en la Iglesia sin oración no son cambios de Iglesia, son cambios de grupo. Y cuando el Enemigo —como he dicho— quiere combatir la Iglesia, lo hace en primer lugar tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar, e [induciéndola a] hacer estas otras propuestas. Si cesa la oración, por un momento parece que todo pueda ir adelante como siempre —por inercia—, pero poco después la Iglesia se da cuenta de haberse convertido en un envoltorio vacío, de haber perdido el eje de apoyo, de no poseer más la fuente del calor y del amor.

Las mujeres y los hombres santos no tienen una vida más fácil que los otros, es más, ellos también tienen sus problemas que afrontar y, además, a menudo son objeto de oposiciones. Pero su fuerza es la oración, que sacan siempre del “pozo” inagotable de la madre Iglesia. Con la oración alimentan la llama de su fe, como se hacía con el aceite de las lámparas. Y así van adelante caminando en la fe y en la esperanza. Los santos, que a menudo a los ojos del mundo cuentan poco, en realidad son los que lo sostienen, no con las armas del dinero y del poder, de los medios de comunicación, etc., sino con las armas de la oración.

En el Evangelio de Lucas, Jesús plantea una pregunta dramática que siempre nos hace reflexionar: «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18,8), ¿o encontrará solamente organizaciones, como un grupo de “empresarios de la fe”, todos bien organizados, que hacen beneficencia, muchas cosas…, o encontrará fe? «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?». Esta pregunta está al final de una parábola que muestra la necesidad de rezar con perseverancia, sin cansarse (cfr. vv. 1-8). Por tanto, podemos concluir que la lámpara de la fe estará siempre encendida sobre la tierra mientras esté el aceite de la oración. La lámpara de la verdadera fe de la Iglesia estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración. Es eso que lleva adelante la fe y lleva adelante nuestra pobre vida, débil, pecadora, pero la oración la lleva adelante con seguridad. Es una pregunta que nosotros cristianos tenemos que hacernos: ¿rezo? ¿Rezamos? ¿Cómo rezo? ¿Cómo los loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Rezo seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo un poco según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana. Repito: podemos concluir que la lámpara de fe estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración.

Y esta es una tarea esencial de la Iglesia: rezar y educar a rezar. Transmitir de generación en generación la lámpara de la fe con el aceite de la oración. La lámpara de la fe que ilumina, que organiza las cosas realmente cómo son, pero que puede ir adelante solo con el aceite de la oración. De lo contrario se apaga. Sin la luz de esta lámpara, no podremos ver el camino para evangelizar, es más, no podremos ver el camino para creer bien; no podremos ver los rostros de los hermanos a los que acercarse y servir; no podremos iluminar la habitación donde encontrarnos en comunidad… Sin la fe, todo se derrumba; y sin la oración, la fe se apaga. Fe y oración, juntas. No hay otro camino. Por esto la Iglesia, que es casa y escuela de comunión, es casa y escuela de fe y de oración.

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Comentarios
17 comentarios en “Francisco: «Los cambios en la Iglesia sin oración no son cambios de Iglesia, son cambios de grupo»
  1. El Santo Padre tiene muchos prejuicios con lo que él llama rigidez, y que no es tal, sino fidelidad a la doctrina. Crecer no es cambiar la enseñanza de Cristo, sino madurar en ella.

    1. El Papa se deja conducir por su ideología y en esto se equivoca. Nosotros, en cambio, debemos seguir las Escrituras y la Tradición, la enseñanza del magisterio pontificio bimilenario, la doctrina definida por la Iglesia. Ahí radica nuestra verdadera fuente.

      1. Y sobre la importancia esencial de la oración, que es de lo que hoy ha hablado el Papa, como Ministro de Dios y como creyente, tienes algo que decir?

        1. Si Carlos Daniel, mucho por decir. Es cierto, lo de la oración, pero primero debe tener coherencia. Sí, la oración y la verticalidad en el evangelio de Jesús van de la mano. Primero ha de decir que sí existe un Dios católico, Jesús. Que por las venas de Jesús no corre sangre pagana. Que Jesús sí edificó una iglesia, en la cabeza de Pedro. Que la lógica del evangelio es que no todos se salvan ( hay muchos para los que no cuenta el sacrificio de Jesús). Dios te hizo así ( en pecado?) etc, etc.

      1. Supongo que el Papa Francisco se toma la oración en serio, y sin embargo comete errores, e igualmente de los cismáticos alemanes no podemos negar que se dediquen honestamente a la oración. Todo lo cual confirma que si se reza, pero sin fidelidad a la verdad, se puede permanecer en el error.

    2. Muchas gracias, Padre. Como siempre. Es providencial que esté así y conozcamos de la existencia real de buenos pastores.

      Claro, crecer y madurar en la fe exigen frecuentemente la Cruz. Y llevar la Cruz con amor a la Verdad, que es Cristo, con Él, conduce a la salvación. La cruz que él prefiere evitar a los adúlteros para congraciarse con el mundo. Por ejemplo.

      Sin embargo, hay una cruz que quiere clavar como una espada en la Cristiandad con su anhelo de islamización.

  2. No es bueno hacer un esfuerzo para ser necio y no ver lo que pasa. Progresistas y conservadores católicos dicen, entre líneas, que la Iglesia se va a ir reformando de a poco y en unidad para no ser destruida por los gobiernos anticatólicos. Dicen debemos ceder al NOM y adulterar la fe sin perder unidad, riqueza y poder. Dicen la Iglesia católica llevará adelante la unificación religiosa del ecumenismo y será masónica y cabalista sólo en su jerarquía. Dicen Alemania formará una iglesia nacional separada pero otros no la seguirán. La Palabra de Dios dice la Mala Mujer que se sienta sobre la Bestia de la política (NOM) se le dará muerte y se distribuirán sus vestidos en Iglesias nacionales separadas. El protestantismo muestra que toda reforma es legión de Iglesias y religiones separadas 30.000. La masonería no perdona y es enemiga de la Iglesia y le dará muerte. La Mala Mujer no será la Bestia de la tierra religión e Iglesia mundial.

  3. ¿Y de qué cambios en la Iglesia está hablando?.
    Dicen que a la torre eiffel le han cambiado tanto sus piezas de hierro que ya no es la torre eiffel original.

  4. Y yo digo que rezar es también recitar el Padrenuestro fijándome en cada frase y encontrando la hondura cuando recitó el l Padrenuestro,por ejemplo al decir “líbranos del mal” que no es que nos libre del mal que pueda dificultar o incomodar nuestra vida en el mundo sino que más bien es que nos proteja de responder con el mal al mal y que para ello necesitamos su Gracia OBLIGATORIAMENTE.Y cuando decimos “ el pan nuestro de cada día” que no es sino su Gracia que nos llega por l comunión .A veces o siempre no hace falta más que recordarnos una y otra vez nuestra Fe porque el mundo es tan poderoso que nos inclina a olvidarnos De Dios.
    Esa es hoy mi oración.

  5. No quiero improvisar ni innovar.Solamente profundizar más y más en la verdad de la tradición De la Iglesia católica que se resume en el Padrenuestro en el Avemaria en el Señor mío Jesucristo y en el Credo.Para mi eso es orar

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