Ediciones Encuentro ha publicado un libro de Giulio Meotti, ‘¿El último Papa de Occidente?’, en el que aparece un contraste de opiniones que protagonizaron el cardenal Ratzinger y el entonces subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados, Pietro Parolin, quien ahora ostenta el puesto diplomático más importante de la Santa Sede, el de Secretario de Estado del Vaticano.
El objeto de la controversia fue Turquía y su posible incorporación a la Unión Europea. Era el año 2004, y el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger dio muestras de su rechazo a la idea.
“Europa no es un concepto geográfico sino cultural, y es un hecho que el Imperio otomano siempre estuvo en contraposición con Europa. También si Kemal Atatürk en los años veinte construyó una Turquía laica, esta sigue siendo el núcleo del antiguo Imperio otomano, tiene un fundamento islámico y por tanto es muy diferente a Europa, que también es un conjunto de Estados laicos, pero con fundamento cristiano, aunque injustificadamente hoy parecen negarlo. Por eso, el ingreso de Turquía en la Unión Europea sería antihistórico”, dijo el futuro Pontífice en una ocasión.
También se refirió a este asunto en una entrevista con Le Figaro: “Turquía ha representado siempre en el curso de la historia otro continente, en disputa permanente con Europa. Ha habido guerras con el Imperio bizantino, la caída de Constantinopla, las guerras balcánicas y la amenaza para Viena y Austria. Por lo tanto, pienso esto: sería un error identificar los dos continentes”, señaló el ahora Papa emérito.
Entonces apareció el que sería 9 años después Secretario de Estado con Francisco, Pietro Parolin, que, según arrojan los despachos publicados por WikiLeaks, no parecía opinar lo mismo que el futuro Papa.
Pietro Parolin era entonces subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados, y explicó, el 18 de agosto de 2004, que la Santa Sede seguía abierta a la entrada de Turquía en la UE, al contrario de lo que había defendido Ratzinger.
Afirmaba que los comentarios negativos de Ratzinger no suponían ningún cambio en la posición oficial del Vaticano. Defendía que, si Turquía cumplía con todos los criterios establecidos en Copenhague, el Vaticano no vería ningún obstáculo en su adhesión a Europa.
Parolin aclaró que la posición de Ratzinger era personal, y que no hablaba en nombre de la Santa Sede. Esa era su opinión personal. Aunque fuese un miembro importante de la Curia, no hablaba en nombre de la Secretaría de Estado del Vaticano, habría sostenido Parolin.
Sin embargo, dos años después, ya elegido Papa habiendo sucedido a Juan Pablo II, Ratzinger dio muestras de un cambio de parecer y respaldó los esfuerzos turcos por proseguir en la vía de la integración durante el viaje que realizó a Turquía.
El entonces portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi explicó el sentido de las palabras del Papa ante Erdogan, el ya presidente turco, en un encuentro que tuvieron en el aeropuerto de Ankara: «La Santa Sede no tiene ni el poder ni el deber específico, político, para intervenir sobre el punto concreto del ingreso de Turquía en la UE. “Sin embargo», siguió el portavoz, «ve positivamente y anima el camino de diálogo, de acercamiento y de inserción en Europa, sobre la base de principios y valores comunes», recogió en su día El País.
¿Cambió Ratzinger de parecer o aparcó sus opiniones personales una vez se convirtió en Benedicto XVI?
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Muchos de los que ahora se «rasgan las vestiduras» contra los que corregimos errores del Papa, son personas que años atrás criticaban con dureza (y sin motivo) al Papa San Juan Pablo II y a Benedicto XVI.
Es más, son las mismas personas que con San Juan Pablo y con Benedicto XVI decían públicamente «Yo creo en Dios pero no en la Iglesia» y que ahora dicen públicamente «Por fin hay un Papa de los nuestros».
Y en cuanto al tema de Turquía, coincido con Su Santidad Benedicto XVI: nunca debió entrar en la Unión Europea.
Pero, Turquía ha entrado en la Unión Europea?
Turquía es candidato para entrar en la Unión Europea pero todavía no está dentro. (Yo quería escribir «nunca debe entrar», pero el corrector automático del teléfono ha escrito «debió»).
Pues Ratzinger me resulta bastante contradictorio e incoherente por lo siguiente:
En el plano espiritual, mucho ecumenismo de las religiones, todos hermanos, todos amigos, todos hijos de Abraham…lo ponen todo muy ideal y muy bonito, todos en las mezquitas de todos y todos con todos, pero no te pases, porque en el plano político ya no vale y cambia de opinión. No puede haber union europea con turquía dentro no se sabe por qué ¿Y por qué no puede ser? Pues Ratzinger simplemente no lo explica. ¿Que son culturas diferentes?¿y qué problema hay, no hemos quedado en que lo mejor es el ecumenismo?. Ecumenismo de paises no quieren, de religiones sí. Indiferentismo religioso sí, indiferentismo de paises no.
Lamentablemente, todo el progresismo eclesial será erroneo, pero dentro de su error, ser, son coherentes y asumen todas las consecuencias de lo que dicen y hacen, no quieren errores incoherentes a medias sino errores del todo.
Tanto turquia como la union europea son enemigas del cristianismo
El motivo principal de que no pueda ni deba ser es que estar en la Unión Europea supone la libre circulación de personas. Y en ese momento, 100 millones de musulmanes turcos pulularían por Europa a su antojo.
No interesa una Turquía en la Unión Europea, no es de nuestra civilización. En cualquier momento cae en el islamismo radical, al que va empujando Erdogan, y tenemos al enemigo en casa. Pueden perfectamente los paises musulmanes, algunos de ellos riquísimos constituir su propio mercado común y no estar pendiente de Europa.
Y en cuanto a la expresión de Lombardi «acercamiento y de inserción en Europa, sobre la base de principios y valores comunes» diré que ¿qué tales hay con un país islámico, si no hay ni división de poderes?