El increíble caso de Tabita, cristiana pakistaní falsamente acusada de blasfemia

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(Tempi)- El impresionante video de la violencia de sus compañeros, de los islamistas que la agreden en la calle, la policía que decide no retirar la denuncia. La mujer, enfermera, obligada a esconderse.

Los compañeros con los que trabajó durante nueve años la han acusado falsamente de haber ofendido a Mahoma; ha sido agredida, insultada, según algunos testigos incluso secuestrada, denunciada primero y absuelta después; finalmente, después de que una turba enfurecida de extremistas islámicos saliera a la calle para pedir su cabeza, nuevamente investigada y obligada a esconderse con su familia para salvar su vida. Es la dramática historia de Tabita Nazir Gill, de 36 años, con dos hijos de 11 y 13 años, cantante de gospel cristiana y enfermera en el Hospital Materno-Infantil Sobrajh en Karachi, Pakistán. Otra víctima más de la tristemente conocida ley del país contra la blasfemia.

En el hospital de Karachi en el que trabaja, según reconstruyó el Pakistan Christian Post, hace tiempo ya que Tabita Gill es mal vista por ser “infiel”. Otros enfermeros musulmanes «querían echarla». Todo estalló el pasado jueves 28 de enero:  «Las fuentes informan que [ese día] hubo una pequeña discusión porque Tabita Gill le dijo a una compañera que no estaba de acuerdo con que esta recogiese dinero de los pacientes. La otra entonces empezó a afirmar que Tabita Gill había cometido blasfemia y la acusó de hacer comentarios despectivos sobre los profetas del Islam, incluido Mahoma. Tras esta terrible acusación sus compañeros musulmanes la agredieron, la ataron con una cuerda, la encerraron en una habitación del hospital y la torturaron para obligarla a reconocer el hecho delictivo, aunque ella siempre se ha declarado inocente».

Pero el periódico paquistaní va aún más lejos, hablando abiertamente de un ataque premeditado:  «Las fuentes informan que todo había sido planeado para acusar a Tabita Gill de blasfemia. Informada por la administración del hospital, la policía [de la comisaría de Aram Bagh en Karachi] acudió al lugar y trasladó a Tabita Gill a un lugar seguro. Tras una investigación formal, la mujer fue declarada inocente y puesta en libertad».

Utilizamos las palabras del Catholic Herald para describir la evolución de los hechos: «Según las reconstrucciones, antes de llamar a la policía, Tabita fue atada y encerrada en una habitación. Los agentes fueron a por ella y la llevaron a la comisaría de Aram Bagh, en Karachi. Las investigaciones concluyeron que las denuncias formuladas contra la mujer eran infundadas. En ausencia de denuncias previas en su contra, se consideró que las denuncias eran el resultado de una disputa entre compañeros de trabajo».

El vídeo, en YouTube, es impresionante. Aparece Tabita Gill rodeada de personas que la agreden verbalmente; algunos compañeros y otras personas en el interior del hospital la abofetean y  la obligan a escribir algo en un papel. Ella se rebela, dice que es inocente y, cuanto más grita, más la abofetean.

El padre Nazir John, capellán de los médicos cristianos de la Archidiócesis de Karachi, que conoce personalmente a la pobre cristiana acusada injustamente, cuenta a Fides: «Vi los vídeos en los que golpean y torturan a Tabita para obligarla a confesar y a disculparse. Sinceramente, no creo en las acusaciones que se le atribuyen: dudo que, siendo una persona responsable y entregada a los demás, pudiera haber herido los sentimientos religiosos de otros». La institución de las Obras Misionales Pontificias también recogió los testimonios de compañeros musulmanes de Tabita que la defienden.

Sin embargo lo que sucedió al día siguiente del accidente impresiona, si es posible, aún más que la crueldad sufrida por la mujer o el propio vídeo. Informa Fides:  «La tarde del 29 de enero una multitud se reunió frente a la comisaría para protestar por la liberación de la mujer y presionar para que fuera acusada: los policías admitieron entonces la denuncia contra la mujer».

Debido a esta «increíble marcha atrás» por parte de la policía, continúa Fides, se ha abierto ahora contra Tabita Gill, mujer, madre, cristiana pakistaní, enfermera y cantante de gospel, el «caso núm. 74/21 según el artículo 295 C del Código Penal de pakistaní, es decir, por “haber utilizado comentarios despectivos pronunciados o escritos, directa o indirectamente, que ofenden el nombre de Mahoma o de los demás profetas”». Un delito que la ley castiga (en teoría) con condenas que pueden llegar a cadena perpetua y pena de muerte, pero que a menudo (en la práctica) es castigado con ejecuciones sumarias independientemente del resultado del juicio.

En esta situación es comprensible que Tabita Gill haya preferido reunir a su familia y mudarse a un lugar secreto y seguro. El suyo es solo uno de los muchos, demasiados casos de abuso de la ley de la blasfemia que cada año destroza la vida de decenas de paquistaníes, no solo cristianos como Tabita Gill y Asia Bibi, sino también y sobre todo musulmanes (aunque las víctimas cristianas son en proporción muchas más respecto a la población que representan). Como ya hemos escrito muchas veces esa ley se convierte fácilmente en un arma letal en manos de fanáticos y oportunistas sin escrúpulos.

Publicado en Tempi.

Traducción de Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
3 comentarios en “El increíble caso de Tabita, cristiana pakistaní falsamente acusada de blasfemia
  1. El Corán prescribe perseguir a los cristianos.
    Previsiblemente estas mismas cosas ocurrirán en Europa antes de que acabe el siglo (cuando los musulmanes sean mayoría).

  2. Esos confesores cristianos nos dan ejemplo de perseverancia.
    Y al mismo tiempo la persecución constante del islam contra la verdadera religión, debería abrir la mente a tantos que, como el Papa Francisco, en este asunto están cegados, hasta el punto que ni defienden a esos hermanos cristianos y encima fomentan la invasión musulmana.

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