Prada, sobre la eutanasia: «Hemos dimitido de todas las inclinaciones propias de los seres vivos”

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Ayer el Congreso de los Diputados de España aprobó, por holgada mayoría, la ley de eutanasia. Ante la inminencia de este hecho, el escritor Juan Manuel de Prada dedicaba un artículo hace unos días a la cuestión. “Con la aprobación de la ley de eutanasia ya puede decirse sin exageración que hemos dimitido de todas las inclinaciones propias de los seres vivos”, escribe Juan Manuel de Prada en ABC.

El conocido escritor recuerda las tres inclinaciones naturales del hombre que, según santo Tomás de Aquino, la ley debe proteger: la inclinación a vivir en comunidad y conocer a Dios, específica del hombre; la procreación, que comparte con los animales; y la conservación de su ser, que comparte con todo lo que existe.

Según Prada, primero hicieron leyes “que disolvían la comunidad política y mataban el anhelo de conocer a Dios”, después “contra la procreación” y ahora “contra la conservación del ser”. “Ya puede decirse con propiedad que hemos alcanzado el estado de la materia inerte, ese nirvana democrático”, afirma el afamado escritor.

Detrás de esta involución, escribe, “anida el concepto corrosivo de autodeterminación, la libertad que no acepta el orden del ser, la libertad que no se atiene a la verdad de la realidad humana y se cree capaz de reconfigurarla a su gusto”.

Una libertad que promete “endiosar al hombre”, aunque sólo lo animaliza, y le concede “instrumentos jurídicos para deshacerse de todo cuanto lo «limita» o «coarta» (o sea, lo mantiene en el orden del ser), exaltando sus pasiones más torpes y sus ambiciones más egoístas, en aras de alcanzar una individualidad soberana, autónoma, independiente de todo, incluso de sí misma”.

Esta autodeterminación concede el derecho a “liberarse de los vínculos familiares”, a “liberarnos de la vida gestante que portamos en nuestras entrañas”, a “liberarnos de nuestro propio cuerpo”, haciendo realidad “nuestras fantasías penevulvares más aberrantes”, dice utilizando uno de sus neologismos.

“¿Cómo no iba a concedernos el derecho a liberarnos de nuestra propia vida?”, se pregunta el escritor. “La eutanasia es la estación final de la libertad autodeterminada, que primero despoja al hombre de Dios, después lo priva de su naturaleza, para arrastrarlo hasta un vacío perfumado por el disfrute de placeres plebeyos; y, cuando aparece en escena el sufrimiento y esos placeres se convierten en desesperación y angustia, le concede la eutanasia. Las ideas tienen consecuencias”, señala.

Contra las ideas “cuya estación final es la eutanasia”, no valen, según Prada soluciones “conservadoras” o “progresistas”, “liberales” o “totalitarias”. La explicación reside en que todas las ideologías modernas comparten una serie de premisas filosóficas, asegura, “que se resume en la aceptación del concepto de autodeterminación, de libertad que no acepta el orden del ser”.

“Contra las ideas cuya estación final es la eutanasia sólo existe un antídoto, que es el pensamiento tradicional. Todo lo demás son querellas intestinas de facciones que disfrazan su ansia de poder de un «carácter cósmico», para engañar a los panolis, mientras los convierten en materia inerte”, afirma el escritor.

Puede leer el artículo completo en ABC.

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Comentarios
6 comentarios en “Prada, sobre la eutanasia: «Hemos dimitido de todas las inclinaciones propias de los seres vivos”
  1. Ya se dijo, cuando se redactó y aprobó la Constitución española de 1978, que ahí ya estaba el aborto y la eutanasia. Ya se vió con la introducción progresiva del aborto, y ahora se ratifica con esta inicua ley de pena de muerte para quien esté (al arbitrio) muy enfermo y personal sanitario como verdugos. Pronto se extenderá a los «inútiles» que ni producen ni consumen.

  2. ¡Cuántos ancianos ahora, deprimidos y encerrados en las residencias-prisión de la tercera edad, no se verán tentados a solicitar la eutanasia! No se les deja salir a la calle, juntarse con los demás ancianos, abrazar y ver a sus familiares cuántas veces quieran, estar sin mascarillas… si esto es vivir, prefiero morir cuanto antes, pensarán… El gobierno ha elegido bien el momento para legarlizar la eutanasia, no cabe duda. Es la alternativa perfecta para el confinamiento impuesto a los ancianos contra su voluntad.

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