El arzobispo de Riga, Zbignevs Stankevics, defendió ayer en el parlamento de Letonia la conveniencia de dar un estatus legal a las parejas del mismo sexo o a las no casadas, siguiendo la estela de las palabras (luego matizadas) del Papa en un reciente documental sobre su figura.
“Debemos rechazar todas las ideologías y crear un marco jurídico real que proteja a todos los miembros de la sociedad”, ha declarado, en defensa de la institucionalización de uniones homosexuales y de otro tipo monseñor Stankevics en una sesión parlamentaria, informa la agencia AFP.
“No cuestionamos el concepto de familia tradicional -dijo Stankevics-, sino que hablamos de mecanismos de protección de estas relaciones, que incluyen personas del mismo sexo y escapan a la definición de matrimonio homosexual”. La Constitución lituana define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Pero en Occidente sabes bien cómo va esto, y el primado letón no hace más que seguir la estela abierta por el propio pontífice, que en un documental recientemente estrenado, ‘Francisco’, premiado por el Vaticano, aparece defendiendo exactamente lo mismo.
Es difícil no ver en la jerarquía eclesiástica, pese a las habituales protestas de continuidad y fidelidad con la doctrina perenne en este aspecto, una ‘suavización’ frente al lobby LGTBI y un abandono de las posturas de defensa numantina de la familia que han sido características de los grupos de presión católicos, empezando por sus pastores.
Que el arzobispo Kevin Farrell, que convivió durante años con el ex cardenal McCarrick y es conocido por su ‘apertura’ al mundo LGTBI, fuera prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida despertó recelos en su momento, pero el nombramiento ayer como miembro de ese dicasterio de otro ‘hombre’ de McCarrick, el neocardenal y arzobispo de Washington Wilton Gregory, favorito de los grupos ‘lavanda’, parece confirmar esta preocupante tendencia.
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Belzu, perdón pero quiero corregir algo. Infovaticana no creo que boicotee a mons. Viganò, simplemente lo «silencia» como silenciaría también a Juan el Bautista (imagínate las cosas que diría hoy día!!!)
Kevin Farrell no solo es lo anteriormente citado, si no además es el Camarlengo.
Las parejas homosexuales (¿y por qué no tríos, cuartetos o quintetos…?) y las que conviven sin casarse son responsables de su situación ante el mundo y ante Dios. Que venga ahora este arzobispo «guay» a congraciarse con ellos y facilitarles el camino de la condenación es para echarlo a latigazos. Parece que lo de Sodoma y Gomorra también le queda a este demasiado lejos.
Y aparte ya de todo, ¿qué hacía el arzobispo el Parlamento de su país…?
Sin desnaturalizar la naturaleza del único matrimonio verdadero, laIglesia no puede impedir que los estados regulen la protección de las personas en estas situaciones irregulares.
Señor Joaquín de qué protección habla usted??
Las protecciones en el matrimonio se dispusieron para la prole y la mujer en caso de quedar viuda,porque dependían económicamente de los hombres.
Vamos a dejar de seguir victimizando al colectivo víctima.Ya está bien.
Hay situaciones de hecho, que sin homologarlas al matrimonio, generan situaciones de personas concretas que no se pueden dejar de proteger. Y son de muy diversa naturaleza: patrimonial, sucesora, de prestaciones sociales.
La progrhez nunca rectifica, sino que se reafirma en la inmundicia como bien supremo se esté en el nivel de la sociedad que se esté.