«¡Qué desastre!». El cardenal desaprueba con la cabeza y eleva los ojos al cielo, como diciendo: «Señor, ¿por qué permites todo esto?». Pero no está triste ni desconfiado. Al contrario, está más combativo que nunca.
El cardenal Zen, 88 años cumplidos el mes de enero pasado, mantiene un aire juvenil. Está perdiendo la audición y las piernas ya no le funcionan tan bien, pero la verve sigue siendo la de siempre.
Nos vemos en Roma, en las últimas hora de su breve estancia (120 horas, las que le han concedido las autoridades de Hong Kong), motivada por el deseo de ver al papa. Pero desde Santa Marta, ni una señal ni un saludo para el anciano cardenal. Entonces, Zen ha entregado a uno de los secretarios personal de Francisco una carta, en la que aborda la cuestión del nuevo obispo de Hong Kong. «Hace más de un año y medio que estamos sin obispo», dice. «La idea era nombrar a monseñor Joseph Ha, el auxiliar. Ahora, en cambio, suben los puntos de monseñor Peter Choy, uno de los cuatro vicarios, muy cercano a Pekín. En la carta le aviso al papa de que nombrar a Choy sería un desastre. Me he quedado el tiempo permitido, pero no he recibido ninguna señal desde Santa Marta».
Con una gran lucidez, el cardenal Zen menciona también el acuerdo, que aún sigue siendo secreto y ha vencido hace unos días, entre Pekín y la Santa Sede. «Es inconcebible —dice— que siga siendo secreto también para quien se ocupa de cerca de estos problemas. No se puede proceder de este modo». «De todas formas, en Pekín —añade— no todos quieren que se ratifique el acuerdo. Una parte del Partido no quiere acuerdos: son más duros, quieren solo que se controle a la Iglesia y, si es necesario, que sea aplastada, sin acuerdos de ningún tipo. Xi Jinping tiene mucho poder, pero también muchos enemigos internos: la guerra entre las facciones es interminable».
«Pensar en hacer acuerdos con Pekín es una locura». No se hacen acuerdos con el diablo. ¡El diablo se combate y basta! La Iglesia no acepta órdenes del gobierno, y esto vale en todas partes».
Ingenioso, brillante, sincero, el cardenal Zen habla con libertad y autoridad. Es un honor haber podido verlo de nuevo. Un indómito defensor de la fe y la Iglesia. Ya está de vuelta en Hong Kong.
Publicado por Aldo Maria Valli en su blog Duc in altum.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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¿No iba de fraternidad la próxima enciclica de Francisco?, ¿o se trata de la fraternidad tipo revolución francesa, que pasaban por la guillotina, a todos los disitentes ?
Qué tristeza!!
Previsible
Vamos hacia el comunismo mundial
Yo pase 5 meses en confinamiento y en argentina antes de matarte primero t matan el honor y civilmente
El cardenal Zen ha llegado a Roma en precario, casi como refugiado, con un permiso escueto de 5 dias concedido por un gobierno totalitario, rogando ser recibido por el papa….Y no se le recibe.
¿De qué fraternidad hablamos?
Zen, espere usted sentado. Estará dialogando por ahí con vaya usté a saber quién.
El Cardenal Zen ha dado en el clavo: «No se hacen acuerdos con el diablo». Que la Santa Sede renueve ese equivocado acuerdo supone reiterar el error. El Vaticano debería escuchar a la Iglesia que peregrina en China entre persecuciones. Pero ¿cómo vamos a esperar escucha y diálogo si de un lado hay un gobierno comunista y del otro, un Papa que se niega a recibir a Zen?
Què tristeza ! ! ! Un cardenal de 88 años que consigue un difìcil permiso de 5 dìas para viajar fuera de su paìs, y no ser recibido ni siquiera una hora por su jefe, el Papa! Ni siquiera en nombre de la caridad!