Los temas vinculados a la economía solidaria y la defensa del medioambiente antepuestos a la salvación de las almas y la afirmación de la fe. Miremos a la lección que nos da el rey Lear.
(La Verità)- Desearía sugerir, con devoción, al presidente de la CEI [Conferencia Episcopal italiana] y al presidente de la Pontificia Academia para la Vida, la lectura de Shakespeare. La lectura veraniega del drama shakespeariano El rey Lear me ha hecho pensar en nuestra situación antes y después del coronavirus, en nuestros miedos y en la falta de guía y consuelo por parte de nuestra Iglesia, que parece ocuparse más de economía y ambiente que de almas. Corriendo el riesgo de transformar nuestros miedos en cinismo.
El drama de Shakespeare El rey Lear revela e ilustra el valor de la purificación física y psicológica cuando recibimos ayuda espiritual. El rey Lear lo tenía todo: orgullo, poder, riquezas y también salud. Gracias a una serie de problemas, llamémosles así, familiares, enloquece, huye, se desespera. Sin embargo, gracias a los cuidados espirituales de personas cercanas descubre la humildad, contempla sus miserias, enmienda sus errores y aprende el valor del sufrimiento y del dolor. Expía, se purifica, reza.
Queriendo, con el esfuerzo oportuno, inspirarnos en la lección del rey Lear, debemos reconocer que antes del Covid también nosotros creíamos tenerlo todo: salud, bienestar, libertad, esperanzas… Hacíamos proyectos, ciertamente, como criaturas humanas que somos. Pero de repente llega este Covid y todos los proyectos se interrumpen, empiezan los miedos, una serie de miedos. Miedo al contagio, a la muerte, miedo por nuestros seres queridos. Miedo de perder el trabajo, de empobrecernos, del prójimo, del aislamiento, de la soledad. Un miedo que ha ido creciendo a medida que crecían la confusión en la información y en las contradicciones de las explicaciones científicas y políticas. Hemos tenido miedo incluso de leer los periódicos y de la información misma. Después, han surgido otros miedos desconcertantes: el miedo a las conspiraciones contra la criatura humana junto al miedo a estar rodeados de seres humanos cínicos. Y, por último, el miedo a morir no estando en gracia de Dios puesto que, por disposición de la CEI, una «Iglesia en salida» -pero no para los fieles- prudentísima nos ha privado del consuelo religioso.
Pensando en el drama del rey Lear podríamos imaginar que de todos estos miedos (y de sus causas) se habrían podido sacar valores morales nuevos y mejores. Un cierto tipo de miedo y sufrimiento, si son bien comprendidos, guiados y orientados pueden dar nuevo valor a quien los experimenta. Que es lo que le sucede al rey Lear: gracias al miedo y al dolor recobra el juicio. Pero el rey Lear tuvo un guía espiritual fraterno. Nosotros hemos descubierto que tenemos un guía espiritual que, sorprendentemente, explica el Covid como castigo por haber ultrajado la naturaleza y que parece indicar que la Redención está en la protección de la tierra. Y que también parece que nos propone sustituir el sufrimiento en unión con Cristo con el sufrimiento en unión con la selva amazónica. Debe sufrir mucho esta Iglesia por haber llegado a tanto. Y debe sufrir aún más visto que, tras la reapertura de las iglesias al culto, solo el 30% de los fieles -que han estado privados de los sacramentos durante meses-, han vuelto a ir a esas iglesias en las que han permanecido sacerdotes valientes y santos, sin los cuales nuestras perspectivas carecerían de mucha esperanza. Debemos permanecer muy cerca de esta «Iglesia que sufre».
Probablemente un día comprenderemos que el mayor impacto que ha tenido el Covid ha sido el riesgo de afirmación de un humanismo nuevo y cínico, propuesto gracias a la falta de atención de la autoridad moral, que parece haberse olvidado de la doctrina y presume que sabe dar recetas utópicas de economía, disfrazadas de atención a la dignidad humana, sobre la que parece haber perdido competencia y el debido amor. Y digo «parece» porque espero haber entendido mal. Antaño a la Iglesia se le impedía hablar de economía, debía ocuparse solo de conciencia, hasta el punto que se obstaculizaban las encíclicas sociales. Hoy parece que ya no hay que ocuparse de conciencia, sino solo de economía, analizada únicamente en sus efectos y no en sus causas. Y corriendo el riesgo, por tanto, de incorporar al Magisterio soluciones utópicas y erradas. El riesgo de un nuevo humanismo permeado de cinismo es la consecuencia evidente. ¿Corremos el riesgo, gracias al Covid, de preferir inspirarnos en Shakespeare que en la nueva doctrina, incluso social, de la Iglesia?
Publicado por Ettore Gotti Tedeschi en La Verità.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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Lamento hacer una pequeña corrección al estimado Belzunegui. El Opus Dei, desde su fundación, lleva en sus entrañas la obediencia al Papa sea quien sea. La obediencia no es contraria a la libertad y es lo que caracterizó a los grandes santos y santas. Mons. Fazio amonestó verbalmente a quienes, dentro del OD, han sido críticos con Francisco por la razón que expuse y porque es el Vicario General y no porque es amigo del Papa o porque asuma el rol del Prelado de la Obra, es el segundo al mando y puede hacerlo. Mons. Fazio tiene buena relación con Francisco porque lo conoce desde Buenos Aires pero no es lo que se dice «amigo» como muchos suponen. El verdadero amigo del Papa dentro del OD es Mons. Carlos Nannei y su trato es a nivel de tuteo.
Muy buen apunte. Que Dios te bendiga.
Este artículo me parece excelente. Quien dice dirigir (¿?) esta iglesia se ha ocupado, más como líder político, que lo otro, que no lo es, a buscar figuración con la causa del medio ambiente. Dios está sediento de almas, y de quien de manera fiel las lleve a buen puerto, el cielo. Bueno, ahí entronizó la pachamama. El que quiera entender que entienda.
Contudente, verás y oportuna su respuesta Lector. El argumento de Duc, no tiene pies ni cabeza. Auténtico de un ciego papólatra.
A propósito, hay una nota de Infovaticana que informa de la relación de Mons Nannei con Francisco. Seguramente una de las pocas notas que se le escapó a Belzunegui para comentar algo, cosa que eché de menos.
Yo me identifico con un apellido y mis amigos y conocidos saben de sobra quien es el Belzunegui de Infovaticana. Sería saludable que el papólatra Duc in Altum se identificara igualmente. En cualquier caso me reconocerá que la postura del Opus Dei sobre la Amoris Laetitia deja mucho que desear, pues contradice de lleno a la Familiaris Consorcio, quizás porque en el OD cada día hay más y más separaciones, divorcios, nulivorcios y secularizaciones. Pues fardar incluso de tener a su propio James Martin: Mauro Leonardi.
Yo me identifico con un apellido y mis amigos y conocidos saben de sobra quien es el Belzunegui de Infovaticana. Sería saludable que el papólatra Duc in Altum se identificara igualmente.
En cualquier caso me reconocerá que la postura del Opus Dei sobre la Amoris Laetitia deja mucho que desear, pues contradice de lleno a la Familiaris Consorcio.
Lo que pasa es que el OD ha enterrado las tres campanadas proféticas de san Josemaría Escrivá, donde se efectúa el diagnóstico de todos los males que afligen a la Iglesia desde los años 60 del pasado siglo y se receta la oportuna medicina, y no las ha exhumado cuando más vigentes están dichas campanadas, que todavía siguen resonando en los oidos de tantos que queremos ser fieles hijos de la Iglesia. Eso ha conllevado, por un papismo que raya en la papolatría, la aceptación progresiva de la misericorditis y del buque insignia la Amoris, que lleva a la Iglesia a los pastos protestantes, tan secanos. Si no se exhuman las tres campanadas, tengo muy claro que su entierro conllevará ineludiblemente el entierro del Opus Dei. Dios no premia traidores al espíritu fundacional bendecido por la Iglesia con la canonización del fundador.
Sr Belzunegui: No tengo el gusto de conocerlo como lo demás lo conocen. Permítame decirle que mi nombre es Andrés. Ud usa un apellido, y si me permite, yo le digo un nombre. Eso no da ni menor ni mayor credibilidad a lo que decimos. ¿Sabe?: Coincido con muchas que dice Ud. En éste caso me disculpo por haberme atrevido a hacerle esa pequeña corrección sobre el verdadero amigo del Papa dentro del OD. y también, el por qué de la -como dice Ud- «papolatría» que tienen. Múltiples escritos del fundador sugieren esa obediencia al sumo pontífice dando gracias a Dios por el amor que le ha dado por el Papa. Habría que ver qué diría hoy del actual Papa. Lo que no le permito es ese tono de chulo ofendido tratándome de «papólatra» ¿De dónde me conoce Ud para asegurar eso? Yo no creo haberle tachado de nada y ya ha visto que muchos otros le ponen a Ud algún que otro adjetivo cosa que causa su indignación, lógicamente. Quiero que sepa que no me trago todos los sapos que provienen del Vaticano.
Sr Belzunegui. Sólo me limite a hacer una acotación a un comentario suyo. Le agradecería que no sea tan impru dente tachándome de «papólatra» (le doy mi palabra que de eso, no tengo ni un nanogramo) Yo jamás diría que Ud es un «sedevacantista» por poner un ejemplo. Espero que todo lo que Ud expresa en sus abundantes y apreciados comentarios, no lo haga con la misma ligereza con la que me juzgó a mí. Y espero publiquen mi comentario que parece que si no es para alabarlo, nos censuran.